Capítulo 11

Caria y Ariadna estaban en los campos con el semblante vacío mientras observaban cómo las ninfas le colocaban a Tabitha unos collares de flores sobre sus manos. A pesar de que Ariadna corrió por ayuda para salvarla, la muerte de Tabitha fue inevitable.

En cuestión de algunos segundos de espera, una luz rodeó el cuerpo de la ninfa a la vez que las demás comenzaban a cantar algo dulce.

Caria tenía los ojos llorosos por la tristeza. No había visto morir a nadie y menos con la crueldad en que Melínoe la hirió. De no haber sido por Ariadna, ella también habría corrido el mismo destino.

La luz desapareció y un hermoso árbol de cerezo surgió, se trataba del alma de Tabitha. Las ninfas dejaron de cantar y se abrazaron. Pronto, se fueron alejando de allí volviendo a dibujar una sonrisa en su rostro. Cualquiera pensaría que muy pronto se les había perdido el interés por alguien que acababa de morir pero no era así. Realmente no morían, su alma estaba en los Elíseos sin importar la forma que haya adquirido. Caria observó cómo ellas se alejaban y al final volvió a ver el árbol de cerezo.

—A veces me gustaría actuar como las ninfas. Olvidar eventos trágicos en cuestión de segundos —Comentó Ariadna. Caria negó.

—No lo olvidan, lo guardan en sus corazones. Saben que el alma de cualquier ninfa prevalecerá desde su forma más hermosa. Ellas no guardan rencor —Suspiró Caria —. Sin embargo no estoy segura si dejarán pasar esto por alto.

—Yo no lo creo, la señora Perséfone le tenía gran estima a la ninfa.

—Es lo que temo —Confesó con mucho sentimiento en la garganta.

—Yo lo que temo es que Melínoe no aparezca. Algo le ocurre y si fue capaz de lastimar a alguien inocente, lo volverá a hacer.

Caria se mordió los labios mientras una lágrima resbalaba hasta su mejilla. La limpió enseguida y trató de mantener la compostura.

—Ariadna. Tú conoces las leyes del Inframundo tanto como a mí me las enseñaron y quisiera corroborar algo que me asusta —Tomo aire antes de pronunciar una pregunta a la que no le gustaría conocer la respuesta; sabía cuál sería —. ¿Qué les hacen a quienes atacan sin contemplación a alguien que sirve en los dominios de mi padre?

Ariadna entendió porqué le preocupaba preguntarlo, hasta ella misma se cohibía con la respuesta.

—Sufren el castigo del Inframundo y según el caso, podrían ir hasta el mismo Tártaro.

La piel se le erizó de sólo imaginar a Melínoe padecer por esa situación. Si era cruel, estaba de acuerdo en que se merecía sufrir uno de los castigos por lo que acaba de hacer pero su lazo más fuerte y afectivo hacia su hermana le decía que no había sido ella quien actuó de esa manera. Melínoe tenía su carácter pero jamás se atrevería a matar a nadie; ella tenía buenos sentimientos. Pero si su padre Hades no se había tentado el corazón en desterrar a Thanatos, su fiel consejero y súbdito, nada le garantizaba que no le tuviera clemencia a Melínoe y más si se enteraba que su posible y principal objetivo había sido Perséfone, la mujer a quien amaba sin condición.

No quería ni podía quedarse de brazos cruzados mientras su hermana padecía las consecuencias. Una vez le falló y no sólo a Melínoe, sino a todos lo que confiaron en ella. Esta vez no iba a ser lo mismo.

—Voy a ayudar a Melínoe —Dijo Caria con la mirada enfrente.

—Yo también la ayudaré pero primero debemos saber a dónde fue y eso no será tan sencillo a menos que les avisemos al señor Hades, a mi padre y a los demás.

—Si lo hacemos pasará lo que me respondiste —Miró fijamente a Ariadna —. No quiero que mi hermana sufra más.

—Lo sé señorita pero desconocemos a dónde se fue.

—¿A dónde van normalmente los dioses cuando no están en sus dominios?

—Existen varios lugares pero en general es a la Tierra.

La Tierra, debía ser, Thanatos al ser exiliado se refugió ahí. Quizás Melínoe también lo hizo.

—Thanatos está ahí. Vive como un humano en una ciudad tranquila de Italia. ¿Lo sabías?

—Sí, lo sabía —Ariadna analizó mejor lo que dijo Caria y parpadeó varias veces —. Ignoraba lo de Italia. ¿Usted cómo lo sabe?

Era momento de que Ariadna supiera la verdad, después de todo, Ariadna aprecia mucho a Melínoe y sabe que haría lo que fuera por ayudarla. No se negaría como Ralen y no iría a contarle la verdad a sus padres.

—Hace dos años fui a buscarlo.

—¡¿Cómo?! ¿Cuándo fue eso?

—Cuando se supone que yo me sentía mal. Un poco antes de que Melínoe se golpeara en la cabeza.

La respuesta puso pálida a Ariadna. En ese tiempo, tanto ella como Ralen estaban a cargo de la protección de las dos hijas de Hades y Perséfone. Le dio escalofríos instantáneos al pensar en los problemas que se hubieran metido si Caria sufría en su desaparición. Su destino habría sido acompañar a Thanatos.

—¿Por qué lo hizo? Se arriesgó como no lo imagina...Thanatos fue desterrado por eso —La regañó.

—Lo sé pero debía disculparme con él y convencerlo de que hablara con mi padre para que regresara.

—Y por la lógica, no funcionó —Caria negó desilusionada —. ¿Y qué pasó con él?

"Eso no puedo contártelo" Pensó Caria considerando el riesgo que corría si alguien se enteraba de la verdad. En eso sí no podría ni ayudarla ni comprenderla.

—Decidió quedarse. Estaba disfrutando de esa vida —Ariadna cambió su actitud. Se cruzó de brazos y comenzó a negar con la cabeza.

—Algo no me cuadra. No puedo creerle. ¿Cómo se supone que logró ir a la Tierra sin que nadie se enterara?

—Hécate me ayudó. Me dio un anillo con el cual podría ir a la Tierra y regresar con tan sólo pronunciar unas palabras raras. Contaba con tres luces que tenían vida propia. Hasta que dejaran de brillar, el poder del anillo se anularía —Suspiró y levantó el mentón. Había tomado una decisión —. Voy a ir a buscar a Melínoe...y sé quién me puede ayudar —Dio media vuelta y se fue hacia el castillo.

—¿Qué? ¿Cómo? —Preguntó sin precisión y fue tras ella.

Caria fue rápido a su habitación y tomó el anillo colocándoselo en el dedo anular. Ariadna fue detrás de ella, seguía sin poderse creer lo que le había contado. Desde su estancia en los Elíseos, nunca sintió la presencia de algún poder ajeno o de magia. Caria se giró a verla.

—Ya me voy.

—Sigo sin creerle —Dijo Ariadna incrédula. Caria resopló y fue hasta una mesilla donde tomó los libros que hace dos años había pedido en la biblioteca y que jamás regresó.

—Sino fue mentira que fui a la Tierra, entonces no tendría estos libros.

Ariadna los tomó entre sus manos y los examino, no cabía duda de que no pertenecían a la biblioteca del Inframundo ni de los Elíseos por su contenido tan actualizado. La miró con ojos bien abiertos.

—Esto me preocupa más. Aunque desee ayudarla, si le pasa algo...—Se llevó las manos al rostro —. Mi padre será quien me destierre.

—En verdad no tienes qué preocuparte Ariadna, tengo el consentimiento de mi madre y la ayuda de Hécate —Ariadna no cabía de incredulidad.

—No puedo creer que la señora Perséfone acepte esto.

—Si lo descubren, habla con mi madre...y si tienes problemas, solicita la ayuda de Hécate. ¿Cierto?

Ariadna asintió con duda, para ella no era difícil hallar a Hécate e implorarle ayuda por si algo salía mal pero es que estaba en un punto medio entre su deber y lo que quería hacer.

—Todo lo que menciona resulta muy fácil pero se olvida de los problemas mayores y uno de ellos es convencer a las ninfas de que no divulguen lo que sucedió con Tabitha.

—¿Y el otro? —Ariadna suspiró y rodó los ojos.

—El otro problema se llama Ralen...el vuelve mañana. ¿Qué diantres le voy a decir si ninguna de las dos está?

Ese sí que era un problema. Las ninfas eran fáciles de convencer además de ser muy accesible hasta en los peores momentos pero Ralen era otra cosa. Lamentaba que justo cuando todos se llevaban bien, ella fuera en contra de lo que alguna vez le prometió pero debía buscar a Melínoe.

—Por favor Ariadna...sé que encontrarás una manera de que no se entere —La joven deslizó su mano por su rostro mientras pensaba en algún plan para retener a Ralen; su primo era muy difícil de distraer cuando se imponía el deber—. Debo irme, me espera un viaje largo.

—Pero ni siquiera he aceptado.

—Por favor —Suplicó tanto en palabras como en mirada. Ariadna miró hacia arriba con dolor. Se trataba de la decisión más difícil que haya tomado. Tuvo que pensárselo muy bien y tomar el aire necesario para responder.

—No voy a dejar que se vaya así, necesito saber dónde va a estar.

—¿Me acompañarás?

—Sólo para asegurarme dónde va a estar y poderla buscar por si algo ocurre —Caria asintió e intentó profesar las palabras que aún tenía escritas en el trozo de papel que le dio Hécate. Ariadna alzó la mano y negó con la cabeza —. Yo la llevaré, guarde la energía de ese anillo para cuando en verdad lo necesite. Sólo quiero que piense en el lugar exacto donde quiere que aparezcamos y yo me encargo de lo demás.

Caria hizo lo que le pidió Ariadna y la tomó del brazo. Cerró los ojos y recordó el lugar donde había aparecido en las ocasiones que fue a la Tierra. Cuando abrió los ojos, Caria sintió mucha nostalgia. Ese lugar no había cambiado, los dos años no parecían haber transcurrido.

—¿Qué te parece? —Preguntó Caria con alegría.

—De verdad es Italia—Caria se percató del tono frágil de Ariadna al relacionar bien el lugar.

—¿Estás bien?

Ariadna asintió y agitó la cabeza, no era momento de recordar a quien extrañaba tanto.

—Estoy bien y espero que usted también lo esté pero no me deja convencida este lugar —Caria iba a preguntar la razón pero Ariadna continuó —. Dudo mucho que sólo esté aquí parada en su visita. ¿Dormirá en la acera?

—Bueno, no pienso alejarme de aquí. Será fácil para ti encontrarme sabiendo el punto de partida —Rio un poco. Ariadna analizó todo el lugar.

—De acuerdo. ¿Cuánto tiempo tiene pensado quedarse aquí?

¿Cómo le preguntaba eso? Ni ella sabía pero entendía que lo preguntaba para poner "manos a la obra" por si algo salía mal.

—En cuanto Thanatos acepte ayudarme, iré a avisarte. Sabrás que después de eso yo estaré segura con él.

"Me van a despellejar" Pensó Ariadna imaginándose todo lo que iba a ocurrir cuando se enteraran de todo ese embrollo.

—Su seguridad me angustia, ya toma en cuenta que Thanatos la vaya a ayudar.

—Porque lo hará. Él se ha preocupado por Melínoe y por mí —Aseguró.

—En ese caso...me voy. Tengo tantas cosas en qué pensar para que esto funcione

—No me gusta la idea de involucrarte pero es que necesito tu ayuda para cubrirme mientras yo busco a Melínoe. Averiguaré qué está pasando y porque hizo...eso — Alargó la palabra al recordar a Tabitha en el suelo —. Pero es algo que debo hacer yo.

—Señorita Macaria...Melínoe es a quien también tengo que proteger pero ignorando ese detalle, ella es mi amiga y quiero que esté bien. También quiero saber por qué se atrevió a lastimar a alguien —Ariadna hizo una reverencia y colocó una mano por debajo de su hombro —. Que la buena fortuna nos acompañe.

Caria recibió las palabras con agrado. Giró hacia enfrente tomando su primera decisión una vez que esté sola. ¿A dónde iría primero?

Ella volvió a ver hacia atrás, Ariadna ya no estaba. Sintió que algo se le removía al estar sola por completo. Echó un vistazo a los libros que llevaba consigo y supo a dónde ir primero.

Biblioteca

—¿Dónde está? Estoy segura de que aquí lo puse la última vez —Garena estaba ordenando los libros y anotaba los que le hacían falta siguiendo un folio que lo identificara. Se subió a un banco y acomodó unos que llevaba en su regazo. Tanteó los bordes de la estantería y recogió un libro pequeño —. Sabía que estabas aquí —Dijo terminando de organizar.

Bajo del banco y lo acomodó en la esquina del estante. Por fin había terminado su jornada de trabajo y no podía sentirse más satisfecha. Resopló y acomodó unos cabellos necios con el antebrazo mientras caminaba hacia la puerta de salida y colocaba el letrero de cerrado al exterior. Se miró las manos llenas de polvo y fue al baño a lavarse las manos. Observó su reflejo en el pequeño espejo que había y de limpió una mancha de polvo que tenía en la mejilla.

La campanilla de la entrada sonó y Garena inmediatamente puso los ojos en blanco.

—Ya he cerrado —Dijo en voz alta pero la campanilla no volvió a sonar, lo que significaba que quien sea quien haya entrado, no salió. Apretó los dientes y salió del baño con enfado.

"¿Acaso no saben leer?" Preguntó en sus adentros con severas intenciones de decírselo en la cara.

Cuando llegó a la recepción frunció el ceño al ver de quien se trataba. Fue inevitable no mirar su largo y aparente fino vestido griego. Su cabello negro estaba recogido por completo y tenía detalles dorados insertados en él. Era una mujer salida de los comics de mitología griega que había leído.

Caria también se detuvo a observar la manera de vestir de Garena, la única diferencia era que no se sorprendió ni por su atuendo oscuro ni por sus cabellos ahora de un tono lila. Apretó los libros contra ella y luego se los extendió la chica.

—Hola...siento mucho traerlos tarde —Dijo Caria. Garena, con el ceño fruncido, tomó los libros y revisó el folio.

—¿Qué día viniste a solicitarlos? —Preguntó escaneando rigurosamente a Caria. En el tiempo que había trabajado ahí, estaba segura que no la había visto antes.

—Eh...no lo recuerdo —Rio con nerviosismos. Garena tuvo un tic en la nariz y luego caminó hacia su libreta donde anotaba los libros que solicitaban y los que eran entregados.

—¿Cuál es tu nombre?

—Macaria —Respondió de inmediato —. La mayoría me dice Caria.

Garena buscó el nombre que le indicó en la lista de los últimos días pero no encontró a nadie con ese nombre.

—No aparece ninguna información con tu nombre. ¿En serio no recuerdas cuando pediste los libros?

—Bueno, fue hace dos años pero no recuerdo el día.

Garena abrió la boca y dejó escapar una queja inaudible. Su molestia se hizo presente cuando cerró la libreta y observó a Caria con extrema suspicacia.

—¿Qué pasa contigo? ¿Vienes después de dos años a entregar unos libros que yo ni siquiera recuerdo? ¿Cuándo recordaste que debías entregarlos? ¿En la fiesta de disfraces?

Caria no sabía ni que pregunta responderle primero pero era notorio que su irresponsabilidad la había hecho enfadar. Puso las manos frente a ella como si con ellas pudiera defenderse.

—Lo siento. Es sólo que tuve que irme de aquí y no tuve oportunidad de regresar los libros antes.

Garena inhaló profundamente. Caria se veía realmente angustiada y, si ahora examinaba mejor la calidad de los libros que llevaba, se percataba que estaban muy bien cuidados. Por lo general, cuando regresaban los libros siempre llegaban con un desperfecto que la cabreaba.

—Está bien. Olvidaré este asunto por haberlos cuidado. Mi nonna me habría regañado de nuevo.

—Lo siento —Repitió. Se acercó a la puerta de cristal pero la lógica la detuvo antes de tiempo. ¿Dónde se iba a quedar? Era claro que estaba oscureciendo y debía refugiarse en algún sitio hasta que amaneciera y debido a sus malas experiencias en la Tierra, temía que alguien la atacara estando sola —. Disculpa...¿Sabes de un lugar donde pueda quedarme por esta noche? En otras ocasiones me han querido hacer daño y no me gustaría que volviera a pasar — Explicó como si conociera a Garena de toda la vida. La chica alzó las cejas por las explicaciones no solicitadas.

—En un hotel. Hay varios cerca de aquí y para la próxima vez, no des tantos detalles. Podrías estar con alguien peligroso.

—Pero estoy contigo —Justificó. Garena deslizó sus manos desde los hombros hasta las piernas.

—Apenas me conoces y yo estoy segura que tengo más apariencia de asaltante que los tipos con los que te topaste.

Caria la observó con negación, no encontraba lógica alguna ante la comparación.

—Es cierto que tu apariencia no era igual a la de esos hombres pero eso no te convierte en alguien malo —Dijo Caria retomando lo que Garena había mencionado con la tosca apariencia que tenían todos a quienes conocía en el Inframundo y lo cálidos y gentiles que eran en el interior.

Garena estaba más impresionada. Además de su abuela, Caria no la juzgaba por cómo lucía y eso que era la primera vez que se veían, un error que ella cometió al burlarse de Caria momentos atrás.

—¿Tienes cosas contigo? —Preguntó confirmando lo que sus ojos no visualizaban. Caria negó.

—Sólo voy a quedarme una noche, luego me iré.

—¿Cuánto dinero tienes contigo? —Preguntó en un último intento por analizar la actitud de la chica.

—¿Dinero? Oh...no tengo dinero pero...—Caria alzó las manos a su cabello y desprendió unas cuentas de oro, mostrándoselas a Garena —. ¿Crees que sea poco?

La inocencia de Caria era impresionante y molesto a la vez. ¿Acaso había pensado que eso era poco? Con esas cuentas de oro podría alquilar una habitación de un hotel de lujo por meses, considerando todo el oro que llevaba tan solo en su cabello. Si fuera una mala persona y una ladrona, habría estafado fácilmente a Caria. Le deparaba un destino crudo si se quedaba sola en algún otro punto de la ciudad.

—Guarda eso si no quieres ser el centro de atención —Le dijo bajando sus manos —. Escucha, debido a que tengo el presentimiento de que el día de mañana dejarás de tener todo ese oro contigo, será mejor que te lleve a mi casa.

—¿Lo dices en serio? —Preguntó más emocionada que asustada.

—Sí y otra cosa...de verdad debes desconfiar un poquito más en la gente. Aunque aquí la mayoría son reservados y tranquilos, nunca falta quien quiera beneficiarse de algo —Garena tomó sus cosas y le indicó a Caria que debían salir de allí.

Una vez afuera, Garena terminó de cerrar el establecimiento. Caria alzó la mirada en el cielo oscuro y luego en los alrededores de donde estaban; cada vez había menos personas transitando.

—¿Vives muy lejos de aquí?

—No —Se colgó su mochila en el hombro —. Sólo un par de cuadras —Comenzaron a caminar. Caria seguía los pasos de la chica.

—¿Vives con tu familia?

—Sólo con mi madre. El departamento es muy chico y todos los demás tuvieron que vivir en las aceras —Observó de reojo a Caria quien inmediatamente se desconcertó por la tranquilidad con la que hablaba —. No es verdad. Mi madre y mi abuela son la única familia que conozco pero ella vive hacia la otra dirección —Señaló con la mano.

—En serio te creí. No parecía que estuvieras bromeando.

—Tengo talento —Tronó los labios y notó que Caria alzaba la tela de su vestido para poder caminar mejor —. Se nota que es incómodo caminar con eso.

—No siempre. Ahora sí porque el suelo es rugoso —No sabía por qué pero Garena le transmitía confianza y en esos momentos no tendría problema en confesarle quien era realmente y de dónde venía. Suponiéndolo, no le creería. Su oportunidad de tener un lugar de cobijo se eliminaría.

—¿Por qué has venido vestida así? ¿Quién en su sano juicio se pasea en un disfraz?

"Disfraz el que utilicé siendo otra mujer" Pensó Caria. "¿Qué puedo decirle que suene convincente y nada loco?".

Caria buscaba un escape y de pronto se le vino a la mente las habilidades artísticas de sus primas las musas. En un par de ocasiones en sus cumpleaños, ellas montaron una obra de teatro y la avivaron con hermosos cantos. Ella estaba emocionada al igual que muchos otros dioses presentes, a excepción de Hera quien lucía muy enojada y le dedicaba unas asesinas miradas a Zeus. Cuando le preguntó a Hades la razón, él le respondió que era mejor no mezclarse en asuntos maritales de su abuelo.

—Yuju...¿Sigues ahí o ya viajaste de vuelta a la Grecia antigua? —Caria reaccionó cuando Garena le pasó una mano frente a su rostro.

—Ah...lo siento...estaba recordando una obra de teatro —Se justificó —. Una obra de teatro en la que acabo de participar —Mintió.

—¿Eres actriz? —Preguntó haciendo un mohín —. Eso debe ser aburrido. El teatro es aburrido.

—Específicamente, se trata de ópera —El mohín fue más pronunciado.

—Más aburrido aún.

Garena se detuvo en un complejo de departamentos y comenzó a subir por los escalones hasta llegar al segundo piso. Sacó sus llaves y abrió la puerta principal. Le permitió el paso a Caria. Ella observó todo a su alrededor y la actualidad le dio un golpe en el rostro. ¡Estaba lleno de cosas raras! Para empezar, en el techo estaban unas cosas redondas que desprendían luz y había algo una caja cuadrada y delgada en el centro de la casa y a lado otra caja negra más pequeña con un montón de hilos conectados. A todo lo demás, le encontraba un significado cercano a lo que ella conocía.

Caria miró de repente hacia la izquierda con interés, posando sus manos sobre el vidrio.

—¡Un mini océano! —Exclamó alegre. Garena frunció el ceño mientras cerraba la puerta.

—¿Un qué? —Pronto identificó a qué se refería.

—No me dijiste que tenías esto en tu casa —Señaló la pecera. Garena dejó la mochila sobre el suelo viendo con extrañeza a la chica.

—Claro, olvidé decirte que aquí vivimos mi madre, sus peces y yo —Hizo uso de su tono burlón.

—Y esta bola de pelos —La madre de Garena salió de la cocina con un gato negro entre sus manos. A ver su expresión, no estaba muy feliz.

—Se llama Creepy —Corrigió Garena tomando a su gato entre brazos. Caria arrugó la frente y observó con detenimiento al animal. La madre de Garena alisó sus facciones al notar su presencia.

—¿Quién eres? —Caria vio a la mujer y sonrió pero quien contestó fue Garena.

—Se llama Caria y antes de qué preguntes por su forma de vestir, es prima de Aristóteles.

La mujer le dedicó una mirada furtiva a su hija antes de dirigirse cordialmente a Caria.

—Es un placer conocerte. Me llamo Delia y soy madre de Garena. ¿Eres su amiga?

Garena rodó los ojos, ya sabía por dónde iban las cosas. Caria por su parte, imaginaba que la mujer se enfadaría.

—Pues...la verdad es que...—Titubeó.

—Sí mamá, es mi amiga y se va a quedar a dormir con nosotras —La ayudó Garena.

Delia dibujó una sonrisa enorme en su rostro y saltó de felicidad. Le plantó un beso en la mejilla a Caria y la abrazó sorpresivamente.

—¡Garena al fin tiene una amiga! Creí que este día nunca llegaría.

—¡Oye! —Se quejó Garena. Delia le tomó la mano a Caria con aprecio.

—Puedes quedarte los días que quieras y te admiro por ser amiga de mi hija. Normalmente nadie se le quiere acercar más que ese gato —Suspiró —. ¿Tienes hambre? Terminaba de preparar la cena.

—Muchas gracias yo...

—Vamos a estar en mi recámara Delia, si nos da hambre te avisamos —Dijo Garena tomando del brazo a Caria y dirigiéndola a su habitación.

Una vez que ambas entraron, Garena dejó al gato sobre su cama y resopló largamente, esperando que el enfado se pasara rápido. Caria se acercó hacia la cama y colocó un dedo sobre la nariz del gato. Él comenzó a olisquearlo.

—Es muy bonito —Haciendo una referencia al gato.

—Se supone que no debe ser bonito. Debe causar miedo y adversión...pero a veces se le olvida su papel en esta casa —Dijo Garena mirando como socializaba Creepy con Caria —. Me disculpo por mi madre. Siempre ha tenido una idea aislada sobre mí...y aunque es verdad, me disgusta que lo diga todo el tiempo.

—¿Y por qué piensa eso?

—¿Cómo que por qué? Cuando las personas me ven se alejan y cuando me hablan los alejo.

—Yo no le veo el problema, yo te veo normal. La gran mayoría de quienes conozco tienen atuendos muy similares —Giró a ver toda la habitación. En cada una de las paredes había símbolos o imágenes de personas que compartían el mismo look de Garena. Era muy difícil percibir otro color que no fuera negro o gris en la habitación —. Ellos no tienen imágenes en sus habitaciones pero sí que predomina el color negro o el carmín oscuro.

Garena no lo podía creer. Las personas que mencionaba daban a entender que eran de alguna secta oscura y de no ser así, le gustaría conocerlos y compartir sus mismos gustos. Algo que era muy difícil de hacer en persona.

—Te voy a prestar algo con lo que puedas dormir...pero te lo advierto, no es tu estilo —Dijo cambiando de tema.

—Muchas gracias Garena, no habrá problema.

Momentos después.

Caria se miraba de los pies al pecho cómo lucía con camisón para dormir que Garena le prometió. No tenía la menor idea de cómo era la vestimenta para dormir en la Tierra pero si era así, habría un problema de comodidad. Garena le había dado unos shorts y una blusa de encaje que dejaba descubierto su ombligo. Estaba de más decir que era de color negro. Garena por su parte llevaba uno parecido pero purpura con detalles negros.

—¿Con esto puedes dormir? —Preguntó Caria aclarando su duda.

—Te dije que no era tu estilo, no tengo otra que prestarte —Sacaba unas mantas y las puso a un costado de la cama sobre el suelo.

—No me estoy quejando, te lo agradezco. Es sólo a que estoy acostumbrada a dormir con algo más...cubierto.

—Me imagino, comparándolo con el vestido que llevabas —Terminó de poner las mantas —. ¿Dónde quieres dormir? ¿Sobre la cama o el suelo? Tú eliges —Caria estaba pensándolo bien. Vio el intento de cama que Garena hizo en el suelo y se veía cómodo.

—El suelo está bien.

Garena no mencionó nada. Sacó un collar con cascabel que tenía guardado en uno de los cajones de su guardarropa, tomó al gato entre sus manos y se lo ató al cuello. El gato ronroneó y se pegó a ella en la pierna para luego acostarse en la esquina de la cama. Garena se sentó sobre el colchón con las piernas cruzadas.

—A propósito y sé que no me incumbe y que te había aconsejado antes que no dieras información sobre tu vida pero...¿Qué has venido a hacer aquí? Porque es más que evidente que no eres de Italia.

Caria se sentó sobre las mantas del suelo imitando a Garena con un poco de dificultad.

—Estoy buscando a alguien. Era un profesor mío de hace años y necesito que me ayude a encontrar a mi hermana.

—¿Tu hermana? Eso no me lo imaginé. ¿Se ha perdido?

—Se podría decir. El caso es que quiero encontrarla y él es el único que puede ayudarme.

—Bueno, si me pongo a pensar mejor la situación, quiero creer que sabes en dónde buscarlo...es decir, sabes que está aquí —Caria asintió sin chistar —. ¿Y cómo es? No le hablo a casi nadie pero es fácil reconocerlas. En la biblioteca no hay mucho que hacer y me quedo observando el exterior. Siempre y cuando estés segura que vive por estos rumbos.

Una pregunta que Caria se pensó muy bien antes de responder y es que él conocía dos tipos de Thanatos, el que siempre vestía su ostentosa armadura y el que llevaba un estilo muy raro pero que le quedaba muy bien. De lo que había diferenciado cuando lo vio mientras estuvo en la Tierra fue que su forma de vestir era específica. ¿Cómo explicarle sino sabía se llamaba cada extraña prenda? Debido a esta complicada situación, buscó otra alternativa que igual funcionaría.

—Tiene el cabello claro, largo y lo lleva atado. Es muy alto y de ojos grises —Recordaba que otra característica podría decirle para que Garena lo identificara.

Garena relacionó todo lo que le había dicho Caria y comenzó a reírse.

—Sino fuera porque sería improbable, diría que se trata del vecino del piso de arriba. ¿Alguna otra referencia?

—¡Sí! Llevaba unos zarcillos redondos de plata en el hélix de una de sus orejas — Garena dejó de reír al momento. Caria notó el ceño fruncido de la chica y señaló con su dedo la parte de la oreja a la que se refería. Con esa descripción, eliminaba la gran mayoría de las posibilidades.

—A ver...por curiosidad...¿En cuál de sus orejas los lleva?

—En la izquierda.

—Color de ropa que más usa.

—Negro y gris. Como tú.

—Ay no...por último. ¿Tiene una obsesión con la mitología griega?

—No sé si sea obsesión pero sabe mucho. Demasiado —No entendiendo porque Garena se sorprendía más a cada respuesta, la vio saltar sobre la cama y señaló hacia el techo.

—Todo apunta que es ese vecino raro. ¡Debe ser! —Golpeó su palma de la mano con el puño.

—¿Cómo? No entiendo.

Garena se bajó de la cama y fue hasta una encimera donde buscó una revista de rock. Cuando la encontró, la hojeó sin piedad y le enseñó la página a Caria.

—¿Es él?

Caria vio bien al hombre que estaba en la hoja y abrió los párpados de golpe y a gran extensión. Ahí estaba Thanatos usando unos pantalones negros y un abrigo que sólo cubría sus hombros y sus brazos; dejaba a la vista el bien estructurado abdomen y torso. Llevaba el cabello suelto cubriéndole una de las mejillas.

—Sí —Respondió con dificultad. Garena le apartó la revista del rostro y la miró con mofa.

—Necesitas un baño de agua fría con urgencia.

—¿Eh? —Garena señaló sus mejillas.

—Estás rojísima y me consta la razón —Caria se llevó las manos al rostro con vergüenza.

—¿Por qué está en...eso? —Refiriéndose a la revista.

—Porque es modelo y lo ponen en algunas revistas por publicidad. Te resultará irónico pero promociona ropa, en este caso los pantalones. Es un fracaso porque es en lo que menos se percatan. ¿No crees?

Caria sintió que las mejillas le ardían más al entender el significado de su comentario.

—Pues es él —Dijo con fastidio por la vergüenza acumulada.

—¡Caramba! Es una enorme casualidad.

—¿Sabes dónde está? —Preguntó queriendo volver a sus cabales.

—Es lo más sorprendente. Él vive arriba —Volvió a señalar hacia el techo —. Es mi vecino. El vecino raro.

La boca de Caria permaneció abierta. Encontrar a Thanatos había sido mucho más fácil de lo que esperaba. Su corazón palpitó más rápido de lo que había hecho cuando lo vio en la revista.

Se levantó sin pensarlo ni avisar. Garena la vio con intenciones de salir de la habitación.

—¿Qué haces?

—Voy a verlo —Dijo intentando abrir la puerta. Tomó la perilla y la giró. Salió cuanto antes.

Garena se sobresaltó y fue hasta el marco de la puerta.

—¡No puedes ir así! Tienes que...—Demasiado tarde. Caria hizo lo mismo con la puerta principal y salió de ella. Maldijo por lo bajo. Buscó entre su ropa dos batas, una para cubrirse y otra para cubrir a Caria.

—¿A dónde van? —Preguntó Delia alarmada por ser testigo de cómo Caria salió corriendo. Sin embargo, Garena no le respondió.

Caria buscó los escalones y subió al siguiente piso. Sólo había un departamento y ese debía ser donde estaba Thanatos. Se acercó a la puerta y estuvo a punto de tocar.

—¡Oye! ¡¿Estás loca?! Tápate con algo.

Caria se miró y se cubrió con las manos antes de que Garena le diera una bata. ¿Y así pensaba que la viera Thanatos? Sería la peor de las vergüenzas. Una vez cubierta, tocó la puerta, esperando que Thanatos abriera. No lo hizo.

Volvió a tocar la puerta tres veces más pero seguía sin responder.

—¿Y si ya se fue de aquí? —Preguntó Caria con decepción y temor.

Garena intentó ver a través de una ventana pero sólo alcanzó a ver las luces apagadas. Frunció el ceño ya que desde que fue lo conoce, a esas horas ya está ahí como si fuera una regla personal.

—Quizás aún no ha llegado —Sospechando que podría estar equivocada y que se haya mudado por la tarde, prefirió preguntar antes de sacar conclusiones —. Iré a preguntarle a mi madre si sabe algo. Tú espérame aquí, no tardo.

Mientras Garena se iba, Caria se llevó las manos a la cabeza y luego hizo lo mismo que Garena, intentando ver algún movimiento dentro del departamento. Recargó la frente en la puerta esperando todavía que se abriera. Se giró y recargó la espalda en la madera.

¿Por qué todo era tan complicado?

Si no se trataban de sus problemas con el enamoramiento que tuvo hace dos años, era el cambio de personalidad drástico de su hermana. Esta era aún más grave que la primera porque Melínoe había lastimado a alguien...y eso que estaba dejando de lado que muy probablemente, ella haya tenido intenciones de lastimar a Perséfone. Pensar en eso le daba vueltas la cabeza. Le dolía enterarse que su hermana había cambiado. Si Hades se enteraba...no quería suponer que quizás se le olvidara que Melínoe era su hija y fuera a confinarla en algún círculo del Inframundo como castigo. Bien conocía que su padre nunca perdonaba la violencia hacia los suyos, menos a su familia. La bastaba con cargar con la culpa por el destierro de Thanatos, por haberle mentido y por el comportamiento de Melínoe como para soportar el dolor si a sus padres les pasaba algo.

Debía encontrar a Melínoe cuanto antes o podría seguir lastimando a seres inocentes como lo era Tabitha. Podría hacerlo sola pero no era la mejor opción. Confiaba en Thanatos y esperaba que la ayudara a encontrarla.

Caria se deslizó sobre la madera hasta quedar sentada. Dobló sus rodillas y las abrazó.

—¿Dónde estás Thanatos? —Se preguntó y ocultó su rostro en sus piernas.

Thanatos...creía estar más cerca de él. Lo que más creía era que cuando lo viera, no sentiría su corazón palpitar con fuerza; había sido una gran mentira. Con sólo mirar una imagen de él que nunca creyó posible ver en la vida fue suficiente para sentir que se le saldría del pecho. ¿Cómo reaccionaría cuando lo viera de frente?

Seguramente eso no iba a ocurrir pronto o quizás nunca. No tenía idea de a dónde ir ni cómo avanzar. Estaba en el mismo punto que cuando empezó.

Thanatos recién llegaba a su piso y sacaba las llaves de su pantalón para abrir la puerta. Se detuvo en seco al ver a alguien obstruyendo la entrada. Analizó a la joven sentada pero fue imposible identificarla por tener el rostro oculto. Llevaba aparentemente una bata y estaba descalza. Su cabello negro brillaba con la luz de la luna. ¿Se trataría de una fan obsesionada con él y que averiguó su ubicación? Ya se estaba acostumbrando a ese tipo de situaciones.

Thanatos carraspeó y se agachó un poco hacia la chica debido a que no lo había escuchado.

—¿Se te ofrece algo?

Caria suspendió su respiración al escuchar esa voz. Su corazón volvió a jugarle sucio y sólo un rostro se le vino a la cabeza.

"¿Thanatos?" Pensó con nerviosismo.

Ella fue levantando el rostro poco a poco hasta mirar por completo a Thanatos frente a sí.

Thanatos al verla bien se quedó de piedra y su rostro no podía ser más expresivo. Verla ahí, frente a él cuando jamás se lo habría imaginado era un reflejo de lo que hace mucho tiempo había deseado. En su interior se aferraba a la idea de que estaba soñando. Ella no podía estar ahí justamente frente a la puerta del departamento. Al verla fijamente, se perdió en sus hermosos ojos azules que cobraron vida con la misma luz de la luna que acariciaba sus cabellos ébano.

—Caria...—El nombre escapó de sus labios sin aún poder moverse por la incredulidad.

El pecho de Caria brotaba con mayor fuerza. La profunda mirada de Thanatos era capaz de hipnotizarla aún y en ese preciso momento, no podía evadirla. Sin embargo, el corazón de Caria no era el único que palpitaba con tanta fuerza que podían escucharse todos y cada uno de los latidos.

El corazón de Thanatos latía al mismo tiempo.

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Owwww!!! ¡Qué bonito!

Este final nos da a entender que a más de uno se le removieron los sentimientos que creían tener ocultos. ¿Apoco no?

¿Qué les ha parecido el capítulo? 

Me ha gustado su participación en los comentarios de los capítulos anteriores y se los agradezco muchísimo.

Espero que les siga gustando la historia.

¿Qué les gustaría saber o qué quisieran ver en el siguiente capítulo?

Los sueños podrían hacerse realidad :3

Espero sus comentarios con mucho anhelo!!

Les mando un gran abrazo!!!

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