Capítulo 1


Sus ojos no dejaban de parpadear. Sus labios se movían con nerviosismo y sus manos no dejaban de jugar. Su flequillo se movió un poco cuando una hermosa flor violeta fue colocada a un lado de su rostro, formando parte de su largo y amarrado cabello ébano. Estaba muy nerviosa porque era un día especial para ella.

—Te ves hermosa Le dijo Perséfone cuando terminó de colocarle la flor.

—Siempre me dices lo mismo mamá — Respondió la joven con una sonrisa.

—Pero nunca exactamente en tu cumpleaños, estoy feliz por estar contigo el día de hoy— Perséfone le tomó de las manos y luego vio mejor el vestido que llevaba puesto Macaria. —Te luce muy bien.

Macaria había cumplido veinte años y sus padres siempre se dedicaban a presentar una ceremonia por cada cumpleaños, aunque debido a la fecha, siempre la organizaban meses después. Muchos dioses habían estado presentes y aunque disfrutaba de la compañía de ellos, siempre había deseado que estuviera alguien ahí y era el único que estaba en ausencia. Es más, Macaria cambiaría mil veces la ceremonia por escuchar de sus labios palabras nunca antes pronunciadas de felicitaciones. Pero todo eso era pedir demasiado. Sin embargo, ella no había tomado el valor para pedir que asistiera además de la invitación que le había hecho su padre. Quizás podría cambiar algo si ella lo hacía.

—¿Dónde está papá? —Cambió un poco de tema.

—En su despacho. ¿Lo necesitabas?

—No, sólo preguntaba.

Perséfone asentía cada vez más feliz de ver lo mucho que Macaria había cambiado. No se lograba imaginar cómo habría sido su vida si el destino la hubiera condenado a aquella maldición de posible esterilidad. Estaba muy orgullosa de tener una linda familia, algo que ella claramente no obtuvo.

—Cari. ¿Por qué decidiste ponerte el vestido desde temprano?

—Quiero estar lista para evitar inconvenientes.- Mintió- Además quería que tú me vieras, papá, Melínoe. No podía esperar más para saber cómo me vería con el vestido.

—Bien...ya casi llega Thanatos e Hypnos para sus lecciones. Es tu cumpleaños pero no por eso dejarás de asistir, procura llegar a tiempo.

"No tenía pensado hacerlo" Pensó rápidamente.

Macaria asintió y fue a abrazar a su madre antes de salir de la habitación. Cada vez se acercaba más el momento para volver a verlo, era imposible no sentirse emocionada, de hecho, ese era el motivo de su nerviosismo. ¿Cómo reaccionaría al verla tan diferente? Su cabello no estaba suelto y el color de su vestido era muy diferente al que acostumbraba; del blanco a un color lila.

Corrió a buscar a su hermana antes de que él llegara.

Melínoe estaba en el jardín leyendo uno de los libros viejos de la biblioteca, de portada nada interesante pero de contenido enriquecedor. Repasaba y repasaba algunos temas con mucho interés aunque se le dificultaba comprenderlo. Cambió de hoja con cierta frustración y vio por encima del libro que su hermana se iba acercando con presura.

—Por un momento dudé en encontrarte aquí —Confesó Macaria controlando su respiración agitada. Melínoe miraba el vestido que llevaba puesto.

—Y yo no pensé verte tan pronto con el vestido que mamá te hizo —Añadió la menor. Macaria sonrió y alisó su largo vestido siendo observada con mejor detalle —De hecho, te ves muy diferente...

—¿Mucho? ¿Me veo bien?

—Sí, te ves muy bien —Le respondió Melínoe sonriente. —¿Por qué decidiste ponértelo antes de las lecciones?

Macaria alzó un poco la mirada con ligero cansancio. ¿Es qué todos le iban a preguntar eso?

—Sólo quise lucirlo, no creo que tenga nada de malo.

Melínoe le habría creído si su hermana hubiera escogido otro día para lucirlo. Pronto sus sospechas hicieron que alzara las cejas y riera ante la poca discreción de Macaria.

—No tiene nada de malo, más bien es sospechoso...¿No será que es porque Thanatos está por llegar?

Macaria se quedó helada, Melínoe era mucho más directa que ella y sobre todo observadora. Le molestaba haber sido tan obvia.

—Pero no es por eso —Intentó justificarse.

—Ya no me engañes más, te ves muy bien...yo también estoy esperando ver su reacción —Dijo antes de volver a abrir su libro con hastío. — Pero aún tengo que estudiar, Hypnos me hará un examen...aunque tengo la esperanza de que no venga, en tu cumpleaños siempre se ausentan.

Nadie más había sido tan fiel testigo además de Macaria de que Melínoe se esforzaba por encontrar su personificación. Se agobiaba cada vez que escuchaba tales términos de los dioses; Melínoe parecía no tener propósito. Incluso Macaria había encontrado su personificación allegada a la muerte pero aún no sabía de qué manera.

—¿Es muy estricto contigo?

—No, me ayuda mucho pero creo cada vez más que yo nací para ser diosa de nada —Dijo con certera molestia. —Vayamos adentro, se me ha quitado la inspiración de leer.

En el camino de regreso al castillo, no tardaron en toparse con Hypnos. Melínoe fingió una sonrisa mientras por dentro se lamentaba haberse confiado un poco en que no asistiría a los campos Elíseos. Por otro lado, Macaria luchaba por no verse tan interesada en la ausencia de Thanatos, era raro y desilusionante no verlo llegar junto a Hypnos.

Hypnos la observó algunos segundos y se mantuvo serio, la pureza en los ojos de Macaria transparentaban sus emociones.

—Felicidades señorita, veo que ya está lista para su celebración —Comentó Hypnos. Macaria parpadeó un par de veces.

—Sí...me he adelantado —Dijo desviando accidentalmente.

—¿Esperaba lecciones hoy?

Macaria no se esperaba esa pregunta ni sobre todo la palabra principal. "Esperaba"...eso la desanimó.

—Pues...sí, la celebración es muy aparte del estudio. —Intentó mostrarse natural— ¿Él no vendrá?

—Está en el despacho con el señor Hades pero dudo que se quede por mucho tiempo— Explicó sin más Hypnos, aquella respuesta no aliviaba a Macaria pero sólo alcanzó a asentir.

—Entonces iré con mi madre para ayudarle con los preparativos que faltan...con permiso. — Se despidió con formalismo y caminó de vuelta a su habitación.

Macaria se iba alejando mientras Melínoe se ponía nerviosa por el examen que realizaría. Mientras tanto, la joven intentaba ser optimista. Todo iba bien en ese día, todos estaban felices y su celebración parecía ir viento en popa, sin embargo debía ser honesta consigo misma y reconocer que no sería lo mismo sin la presencia del dios.

A pesar de sus pensamientos, prestó atención a una de las flores de su vestido que había caído en el suelo y no perdió más tiempo en recogerla y analizar el espacio entre la tela del cual había caído. Sus oídos presenciaron unos pasos provenientes de la habitación frente a ella; se trataba del despacho de su padre. Cuando había supuesto que se trataba de Hades pronto sus ojos se agrandaron ante la realidad. La puerta se había cerrado tras de sí y aquel hombre alto de mirada pálida la miró sin variantes expresiones. Macaria agachó la mirada apenada y no se dio la oportunidad de confirmar que su vestido y su peinado no habían pasado desapercibidos para él.

—Buen día Thanatos —Saludó Macaria aún sin levantar la mirada. Thanatos suspiró intentando avanzar por el largo pasillo.

—Macaria...—Se detuvo después de su nombre. Quería decirle algo, quería felicitarla por su cumpleaños pero no encontraba las palabras adecuadas. — ¿Vienes a ver al señor Hades? —Preguntó para abrirle la puerta. Macaria negó enseguida mirándolo a los ojos.

—No, yo...estaba paseando —Puso sus manos hacia atrás y sus dedos jugaron con la florecilla. —No pensé que estuvieras aquí...hoy.

—De hecho, sólo vine a hablar con tu padre, tengo que regresar al Inframundo —Macaria, desilusionada, curveó los labios al escucharlo.

—Entonces...¿no te quedarás más tarde?

—Por el momento no—Respondió de inmediato. La mirada de Macaria era muy expresiva y se encontraba enajenada al respecto. Thanatos la analizó sin mucho esfuerzo y aunque ya debía irse, no podía quedarse con la duda de su cambio aparente. —Ibas a decirme algo más.

—N-No, nada.

—Realmente no fue una pregunta—Afirmó cruzando los brazos. Esa postura le hacía recordar a Macaria cuando estaban en sus lecciones; no era algo que le agradaba tanto. —Si deseas preguntarme algo, puedes hacerlo, bien lo sabes.

Macaria tenía enfrente su oportunidad pero perdió la valentía que había formado antes de verlo. ¿Por qué era tan difícil preguntarle?

—Hoy es mi...

Hades había salido del despacho muy apurado y de inmediato vio a su hija frente a él.

—Caria, te ves muy hermosa.

Macaria sonrió ante el cumplido de su padre aunque había preferido que fuera en otro momento y no cuando estaba hablando con Thanatos.

—Gracias papá.

Hades sonrió y volvió a mirar a Thanatos sin abandonar aquella sonrisa llena de orgullo por su primogénita.

—Los años pasan tan rápido...aún recuerdo cuando te tomé entre mis brazos por primera vez, fue el día más feliz de mi vida —Hades acarició la mejilla de Macaria ante la mirada fija de Thanatos sobre ella.—Felicidades hija, cada año que pasa te vuelves tan hermosa como tu madre. ¿No es así Thanatos?

Macaria se sonrió y miró tímidamente a Thanatos quien sonrió de lado y desvió su mirada.

—Así es señor...disculpe que no me haya marchado antes.

—No hay problema, de hecho me ahorraste un poco de tiempo. Olvidé recordarles en el Inframundo que voy a volver en una semana y que quiero todo en perfecto orden, no quiero detalles y cuando llegue quiero que se me indique todos los asuntos pendientes. Infórmale a Pandora y a los jueces.

—Por supuesto, me encargaré de que todo esté como lo desea hasta su regreso—Thanatos hizo una reverencia y dio media vuelta, alejándose.

Macaria lo observó marcharse y se desilusionó de nuevo. No se había despedido de ella y fue muy frío cuando Hades comenzó con las adulaciones de un padre feliz y orgulloso. Thanatos era muy difícil de descifrar sin embargo Macaria nunca dejó de sentir un vínculo fuerte hacia él, incluso podía atreverse a pensar que él se encontraba cansado de su posición como Dios.

—Caria, creí que estarías con tu madre...deberían disfrutar este día, es el único cumpleaños en el que han permitido que ella esté aquí en estas fechas.

Julio, ese mes de su nacimiento que a veces resultaba ser una maldición. Perséfone se encontraba esa temporada con Deméter, Macaria se encontraba sola con su padre en cada uno de sus cumpleaños, hasta que Perséfone regresara junto a Hades y pudieran organizar una celebración.

—Creí que tendría lecciones el día de hoy, y me encontré con Thanatos, él me lo negó.

—Tiene que regresar al Inframundo, además de que hoy es un día especial como para que te estreses con el estudio—Rio.

—Papá...¿Por qué Thanatos nunca estás en mis cumpleaños? Ni tampoco asiste a las celebraciones.

—Está muy ocupado, es muy leal y apasionado por su cargo.

—No creo—Aseguró muy rápido que asombró a Hades.

—¿Te ha comentado algo al respecto?

—No...sólo lo sé— Esa respuesta no resolvió aquella duda reciente de Hades, de hecho lo dejó pensando aún más. —Papá...Thanatos es mi maestro después de todo y no está de más pedir que deseo que esté presente.

—Caria...

—Tiene mucho trabajo pendiente, es justo que deba distraerse por un tiempo, él se está agobiando...lo sé, lo he visto en su rostro hace un momento, él no está feliz con todo esto.

—Macaria, déjame hablar— Hades apagó su alegría y le habló un tanto molesto. Macaria guardó silencio y en ningún momento se arrepintió de haberle dicho todo eso a su padre, sabía que era verdad. — No sé de donde sacas tantas cosas o si Thanatos te ha mencionado algo que yo desconozco pero estás sacando conclusiones erróneas.

—Pero es sólo la verdad...quisiera que estuviera celebrando junto con todos.

—Basta ya—Advirtió una vez más. — Él no quiere venir.

Macaria frunció el ceño y comenzó a negar con incredulidad.

—¿Cómo que él no quiere venir? ¿Él a ti te ha dicho algo?

—Sí, muchas lo invité a venir pero él no lo desea. Dice que no quiere interferir, que tú deberías disfrutar de este día sin su presencia.

—Pero esto es absurdo. ¿En qué manera podría interferir?

—No quiere causarte molestias, es tu maestro y dice que durante las lecciones te pones tensa o nerviosa y no quiere que ocurra esto en este día.

Macaria parpadeó varias veces, recordando en qué momentos pasó eso y sólo podía relacionarlo con una sola razón; el nerviosismo por estar cerca de él.

—Yo no me he sentido así, él no piensa eso—Afirmó con seguridad.

—Macaria. ¿Qué ocurre? ¿Por qué estás tan interesada en esto? A mí me dijo lo que siente y quiere, él puede tomar las decisiones que quiera y tú no debes interferir. ¿Cómo puedes contradecir algo que él ya me ha dicho?

Aún no lo aceptaba, ella sabía que no era así...al menos no totalmente. Thanatos estaba guardándose muchos sentimientos y Hades no lo había analizado tanto como lo había hecho ella.

—Sólo lo sé y no deseo que lo comprendas.

Macaria dio media vuelta y corrió por el pasillo tomando los holanes de su vestido.

—¡Macaria! — Llamó Hades pero ella ni siquiera volteó. —¿Qué está pasando? —Se preguntó sin encontrar una visible respuesta.

Macaria siguió corriendo hasta el final del pasillo donde dio vuelta y se recargó sobre la pared. Observo por los costados del pasillo esperando ver a Thanatos, ahora sí se encontraba con el suficiente valor de preguntarle lo que fuera, sobre todo si lo que le había dicho su padre era verdad.

—¿Por qué es tan difícil decir...Thanatos...quiero que estés en mi cumpleaños? —Susurró y cerró los ojos...era una cobarde. Macaria abrió los ojos lentamente y vio que a su lado estaba Hypnos cerrando la puerta de la habitación. Ella se despegó de la pared con brusquedad, para colmo, esta intranquila de que Hypnos la haya escuchado.

—¿Thanatos se ha ido? — Preguntó el dios.

—Sí, desde hace rato...¿Cómo le fue a mi hermana el día de hoy?

—Está mejorando, el examen del día de hoy lo pospuse. No logro comprender porque olvida las tareas que le he encomendado, ella dice que se la pasa estudiando pero tiene recuerdos borrosos de lo aprendido.

—Oh sí hace rato ella estaba estudiando y estaba muy preocupada por el examen, soy testigo de que en verdad se esfuerza.

—Puedo entender eso pero no debería estudiar minutos antes de comenzar las lecciones sino durante la tarde o durante el día mientras yo no estoy— Suspiró—He hablado con ella, creo que ahora necesita que alguien de mayor confianza la escucha y la motive, salió del salón hace algunos minutos.

Entendió la indirecta y asintió, conocía muy bien a su hermana y sabía que ahora mismo estaba enfadada consigo misma, tenía un carácter fuerte, más que el de ella.

—Gracias, iré verla—Macaria caminó en dirección a la habitación de su hermana.

Melínoe se encontraba sentada sobre su cama con las manos sobre su cabeza. Su respiración estaba agitada debido a la frustración que sentía. Se había molestado mucho consigo misma por no poder recordar absolutamente nada de lo que había estudiado. Debido a la molestia que sintió, le gritó a Hypnos sus justificaciones y él parecía no creerle del todo. Ella miraba el suelo de la habitación donde había muchas cosas desordenadas, o más bien que ella había desordenado minutos atrás.

Escuchó que golpeaban la puerta y se levantó de golpe, acercándose a ella.

—¿Quién es? —Preguntó con brusquedad.

—Soy yo, Caria.

—No quiero ver a nadie.

—Por favor, ábreme...sé por qué estás molesta y quiero hablar contigo.

—No quiero hablar sobre lo que pasó.

—Entonces hablemos de otra cosa...pero por favor, ábreme.

Melínoe no podía dispersar su enojo con nadie, pero con Macaria sí porque ha sido quien más la ha apoyado. Melínoe decidió abrirle y dejarla pasar. Mientras ella regresaba a la cama, Macaria caminaba por la habitación viendo lo que la frustración de su hermana había logrado.

—¿Cómo te enteraste de lo que pasó?

Macaria no corrigió a su hermana con lo que recién le había dicho. "No quiero hablar sobre lo que pasó", ella quería hablar precisamente de eso para calmarla y apoyarla.

—Hypnos me lo contó, me lo topé en el pasillo.

—Debe estar molesto por lo que pasó, no lo culpo...

—No está molesto, de verdad...es sólo que no comprende los resultados de las horas de estudio que has llevado.

—Ni yo lo comprendo. ¡Pero ya es demasiado! Me siento como una idiota incapaz de retener información...entiendo muy bien las cosas después de que ha terminado con sus lecciones pero al día siguiente...¡Todo se esfuma!

—Yo soy consciente de lo que has hecho y se lo conté, él me pidió que hablara contigo.

—¿Para qué? — Seguía frustrada consigo misma.

—Para motivarte hermana—Sonrió, Melínoe la observó seria. — Podrías estudiar por la mañana.

Melínoe cambió su mirada a una de hastío profundo.

—Es inútil y bien lo sabes, eres la que mejor lo sabe al respecto.

—Pero él no...sabe tu condición pero no toda, podrías confiárselo, es tu maestro.

—Si se lo cuento se lo irá a decir a papá y a mamá y terminarían preocupándose, no quiero ni deseo que me estén vigilando.

—Explícaselo también, si eres honesta y te disculpas por lo que pasó, te entenderá y quizás no se lo cuente...aunque también deberías ser honesta con nuestros padres.

Melínoe no estaba convencida, apenas y lo estaba dudando con lo de Hypnos como para tomarse en serio decírselo a sus padres.

—Me disculparé más tarde.

Macaria alzó las cejas y parpadeó con perplejidad.

—¿Irá a mi celebración?

—Sí, papá los invitó—Macaria no fue capaz de pronunciar más palabras, se había quedado muda ante la pluralidad de la respuesta.—Sí que te quedaste callada...Por primera vez, tal vez asistan.

—¿En...qué momento...pasó eso?

—Desde que llegaron, supongo. Es lo que me dijo Hypnos antes de que me enfadara.

Macaria suspiró tranquila y sentía como su estómago se comprimía de nervios. Thanatos podría ir a su celebración de cumpleaños.

Entonces...¿Por qué Hades le había dicho que Thanatos no deseaba asistir a ninguna celebración? ¿Se lo habrá dicho ese mismo día o le habló al tanteo?

***

Inframundo

Tres horas después...

Thanatos estaba en el despacho llenando unos registros "especiales" sobre los humanos en etapas terminales; lucía muy concentrado y los escribía con denotada experiencia. Hypnos estaba sentado frente a él con los brazos cruzados, observando a Thanatos. Tras esa apariencia de dios decidido, existía un dios que deseaba distraerse para olvidarse de algo; Hypnos lo conocía.

Thanatos era un dios serio cuando se requería del momento exacto pero también solía ser sarcástico con mofa, demasiado confiado y coqueto pero desde hace algunos años que esa personalidad se ha encontrado oculta cuando está en los Campos Elíseos.

Hypnos suspiró y se levantó de donde estaba, Thanatos alzó la mirada con extrañeza.

—¿A dónde vas tan formalmente? —Preguntó con ligera sorna.

—A una celebración, la misma al que fuiste invitado.

Thanatos borró inmediatamente su burla y volvió a pegar la vista en los papeles. Hypnos alzó una ceja.

—¿A dónde se esfumó la bufonería? —Ironizó divertido. Thanatos tomó los papeles y se levantó con molestia. — ¿Tú no irás?

—No—Respondió mientras se marchaba.

—Thanatos, estás muy raro.

Thanatos se giró y lo miró con reflejante ira.

—No me molestes—Advirtió.

—No lo hago, estoy diciendo lo que veo. Por al menos cinco años, te has recatado de tu personalidad y te has enfocado más en los asuntos del Inframundo.

El dios de la muerte volcó los ojos y alzó los hombros mostrando una evidente indiferencia.

—¿Todo esto me lo dices porque no quiero asistir a una celebración de cumpleaños?

—De Macaria, la hija de Hades y tu pupila. ¿Acaso se te olvidó? —Señaló con el dedo.—Para que lo sepas, ella desea que vayas.

Thanatos enarcó una ceja con asombro.

—¿De dónde sacas eso?

—Me lo dijo antes de que regresara—Mintió. —¿Irás?

—No, tengo mucho trabajo.

Hypnos alzó la mirada y dio media vuelta, ya no tenía caso insistirle, sólo estaba perdiendo el tiempo. Sino su hermano no deseaba asistir aunque sea por respeto y cordialidad, era su problema.

Thanatos escuchó cómo su hermano se iba alejando entre el pasillo y vio la oportunidad de dejar los papeles sobre el escritorio para después recargarse en él.

"—¿Todo esto me lo dices porque no quiero asistir a una celebración de cumpleaños?

—De Macaria, la hija de Hades y tu pupila. ¿Acaso se te olvidó? —Señaló con el dedo.—Para que lo sepas, ella desea que vayas."

Thanatos levantó la mirada y luego alcanzó una cajilla que estaba muy cerca de él y la abrió observado el contenido con desaliento e inseguridad indescriptible. Hypnos tenía razón en algo, él había cambiado.

***

Macaria había recibido muchos halagos en las últimas horas y había llegado el momento tradicional cuando la familia se juntaba. Miraba por un lado a su madre junto a otras diosas, platicando amistosamente mientras eran atendidas por algunas ninfas. Giraba su mirada otro lado y veía a su padre en constante cambio de humor. Podía reír y parecer que se estaba divirtiendo pero en cuestión de minutos se volvía recio y adoptaba una postura defensiva ante comentarios incómodos de los dioses. Ella, alrededor de esa convivencia estaba cerca de los dioses más jóvenes y de su hermana quien claramente comenzaba a sentirse ansiosa.

—¿Estás comenzando a sentirte mal? —Preguntó Macaria con atención, su hermana asintió y permaneció con gestos de dolor.

—Debí retirarme antes—Dijo inmediatamente. —Lamento no estar contigo más tiempo, creí que este año podía soportar un poco más.

—No hay problema, entiendo...¿Irás a decirles a nuestros padres?

Melínoe negó mientras daba un vistazo a cada uno de sus padres, ellos aún no se daban cuenta del malestar cotidiano de su hija.

—Ya deben estar acostumbrados, me iré antes de ponerme peor—Se levantó del mármol.

—Te acompaño—Macaria también se levantó enseguida.

—No— Melínoe le dedicó una mirada brutal que la dejó inmóvil. —Sabes que no me gusta que lo hagan. — Dijo por último y se fue casi corriendo.

Macaria tenía la misma reacción y aun así, se sentó de nuevo. Lo que le ocurría a Melínoe cada día, a la misma hora, era extraño y misterioso, ni ella misma sabía qué era lo que hacía cuando se encerraba en su cuarto...a excepción de una vez.

—Hace tiempo que no nos vemos—Dijo de pronto Eros acercándose a ella. Macaria sonrió débil, asintiendo. —Creo que no nos vemos desde hace tres años —Se rascó la cabeza.

—Así es. ¿Cómo has estado? No he escuchado de ti desde hace un tiempo.

—Es raro, a mi madre siempre le gusta hablar con todos de sus hijos—Comentó rodando los ojos.— Es un orgullo asfixiante.

—Algo así me dijo mi padre—Sonrió. — Pero has cambiado mucho

Zeus sonrió al verlos y rio más cuando vio la cara de disgusto de Hades.

—Nunca me imaginé como te comportarías como padre, por favor, no te vuelvas posesivo—Se burló. Hades entrecerró los ojos con fastidio.

—Deja de tomarme como objeto de tus burlas.

Thanatos había llegado al lugar, Hypnos lo vio enseguida y se acercó a él con sorpresa.

—Creí que no ibas a venir—Thanatos suspiró con hastío.

—No quería que siguieras creyendo que me volví aburrido.

—Muy bien, ven, vamos a donde están los demás.

Thanatos e Hypnos se iban acercando a los demás dioses y quien realmente observaba al dios con interés y asombro era Macaria. Ella se había sentido muy feliz al verlo, era la primera vez que lo hacía. Eros seguía hablándole pero ella estaba fingiendo que lo escuchaba, no podía ponerle mucha atención después de eso.

—Digo lo que veo—Continuó Zeus con la conversación con su hermano.—¿Cómo vas con los asuntos del Inframundo?

—Atrasado y tenso. He estado tanto en el Inframundo como en los Elíseos. En el Inframundo he hecho todo el trabajo que me corresponde pero no he querido descuidar a mis hijas, es por eso que trato de estar más tiempo con ellas esté o no Perséfone con nosotros.

—¿Y por qué no las dejas solas cuando Perséfone no esté? Tú podrías encargarte de los asuntos del Inframundo.

—No, quiero cuidar de ellas, no deseo que nada les pase.

—En los Elíseos están seguras, tienen ninfas y guardias custodiando.

—Aun así, no estoy confiado desde lo de Deméter—Zeus asintió recordando aquel amargo momento. — Necesitaría alguien de mucha confianza para mí.

—Hades. ¿Has pensado en comprometer a Macaria? —Preguntó de repente.

Hades casi escupe el vino por tan ridícula idea del momento pero se contuvo porque ahora era el centro de atención de los demás dioses. Thanatos escuchó la pregunta con perplejidad y al igual que todos, esperaban una respuesta del dios del Inframundo.

—No, no lo he pensado—Dijo con calma. —¿A qué viene tu pregunta?

—Bueno, Macaria ya está en edad de concebir matrimonio. Esa pequeña siempre ha sido mi adoración y quiero lo mejor para ella, si se casa con alguien digno, estará protegida.

—No hay nadie digno para ella—Respondió Hades enseguida.

—¿No? Yo veo que Eros y Macaria se llevan muy bien—Comentó Dionisio y Ares volcó los ojos.

—Eso si Afrodita lo acepta, es muy sobreprotectora con él, pero no tendría inconveniente con Deimos, Anteros o Fobos—Incluyó Ares con porte seguro.

—¿Lo ves Hades? Hay muchos candidatos presentes y dignos de Macaria los hijos de Ares tienen buen porte y un gran honor, debido a su personificación dudo que alguien desee interferir con ellos—Insistió Zeus, Hades negó débilmente.

Thanatos bajaba la mirada, no se imaginó que justo ese día iban a tocar el tema del compromiso aunque estaba consciente que tarde o temprano ocurriría.

Hefestos no estaba integrado en la plática pero la ira se estaba apoderando de él por el cinismo en el que Ares presumía de sus hijos bastardos con su esposa y cómo Zeus le seguía el juego.

—¿Estás escuchándome? —Macaria se fijó en él desconcertada.

—Sí. ¿Por qué lo preguntas?

—Porque prestas más atención a "la nada" que a quien te habla.

—Oh no...no es así—Intentó disimular hasta que vio a Thanatos pero era tarde. Eros fijó su atención en el dios y en la sonrisa desprevenida de Macaria.

—Tú eres la que has cambiado.

—¿Cómo? —Preguntó mirándolo una vez más. Eros sonrió con mayor intensidad.

—Mi madre siempre me dice que el amor y el odio no se expresa con palabras, sino con la mirada y que cada quien encuentra las alas para cruzar su camino.

Macaria frunció el ceño y pestañeó varias veces, como si con eso pudiera comprender la metáfora con facilidad.

—No te entiendo, tus palabras son comprensibles pero no el significado real.

Eros no la dejaría con la duda, se lo explicaría y le otorgaría las razones ya que ella misma no conocía sus verdaderos sentimientos, de lo contrario se habría dado cuenta de su referencia.

—Sólo obsérvalo madre, Eros ya le está dando lecciones de amor a la festejada— Comentó burlonamente Fobos acompañado de Afrodita quien portaba con elegancia una copa de vino.

Macaria quedó deslumbrada con la diosa, nunca la había visto tan de cerca a pesar de las festividades. Su cabello poseía un dorado deslumbrante y su órbitas azules eran tan puras, cristalinas y de un color uniforme y extraordinario. En general, Afrodita era la diosa más hermosa pero no la más gentil y humilde. Afrodita bebía de su copa de vino sin dejar de mirar de arriba abajo a la joven diosa con altivez.

—Eros. ¿Qué crees que estás haciendo? —Preguntó Afrodita.

"Hablando con Macaria" Por un momento pensó que eso le respondería sin embargo su respuesta fue más juiciosa.

—Hago lo que mi divinidad me concede a pesar de los rangos, poseo un poder extendido y general— Su respuesta ampliaba una conciencia madura a pesar de su edad.

Afrodita ocultó una sonrisa de orgullo tras la copa, le había enseñado a sus hijos a responder de manera culta e impresionante, evitando las típicas respuestas a preguntas con amplio criterio. Fobos resopló entre fastidiado y burlón, echó una mirada rápida a Macaria y pronto se detuvo a contemplarla.

—No te culparía que usaras tu poder en ella, tu belleza es atrapante. ¿No lo consideras así madre?—Se dirigió a Macaria quien se tensó ante el comentario.

Afrodita volvió a mirarla de arriba abajo tragando el vino que permanecía en su boca.

—No es para tanto—Comentó hiriente.—La belleza abarca varios sentidos para ser perfecta. La apariencia, la inteligencia y las emociones correctas se unifican, si carece alguna de ellas, la belleza es mediocre.

Eros conocía la forma de hablar de Afrodita y sabía que lo recién dicho de sus labios eran con el hábito de ofender a Macaria; ella trataba de no tomar en serio sus palabras pero le estaban costando.

—La belleza también proviene del interior...del alma y del corazón. —Respondió Macaria y Afrodita inmediatamente rio con cinismo.

—¿Quién te dijo eso? ¿Tu madre?

—Quien me lo haya dicho tiene razón, tú siendo la diosa de la belleza y del amor parece que desconoces lo que representas. —Dijo molesta Macaria, Afrodita torció la boca. — Con todo respeto, es lo que a ti te falta.

—No, lo que yo tengo es madurez y control para evitar entrar en conflicto con los sentimientos. El amor es un campo de batalla.

—¿Cómo puede ser eso posible? —Cuestionó Macaria con duda e incredulidad.

—El amor y la guerra están unidos...el amor es cruel; sufres, peleas, lloras y odias. Te vuelves un ser masoquista en el peor de los casos, sobre todo cuando no es correspondido—Dio el último sorbo a su copa. —Cuando tienes el control, evitas el martirio y obtienes felicidad y una total correspondencia...los humanos son débiles, por eso sufren sin embargo hay dioses inmaduros y estúpidos que confunden su aparente inteligencia con inexperiencia vergonzosa —La diosa en ningún momento dejó de ver a Macaria, si algo le molestaba era que se revelaran contra ella y sus críticas. — Es una lástima que existan niñas que se encuentran en esta categoría. ¿No es así?

—¿Qué está pasando aquí? — Hades se acercó cuando se dio cuenta que Macaria no se sentía muy cómoda con la presencia de Afrodita. Zeus estaba a su lado y había cruzado los brazos esperando que la diosa respondiera a la pregunta de su hermano. Afrodita se encogió de hombros.

—Realmente nada, sólo estábamos hablando de la mala suerte que tienen y tendrán algunas en el amor.

Macaria notó la burla en la mirada y voz de Afrodita. Se estaba refiriendo a ella, no tenía duda alguna. ¿Tendría alguna verdad o sólo se trataba de veneno? Sea como sea, ella ya no quería seguir ahí escuchándola. Se levantó de ahí y salió caminando apresurada de ahí.

—¡Caria! — Llamó Hades a su hija pero no le hizo caso y lo malo era que no comprendía porqué ella había reaccionado mal a eso.

—Dale unos minutos, debe estar molesta por las estupideces que mencionó Afrodita—Le dijo Zeus quien le dedicó una mirada de enfado a Afrodita. —Te enorgulleces de tu belleza pero las palabras que salen de tu boca son lo peor.

—Yo no le dije nada malo—Fingió una inocencia poco creíble.

Eros lamentaba que su madre la haya atacado en un punto especial; ella lo estaba disfrutando. Mientras tanto, había alguien que había observado aquella escena con disimulada atención.

Afuera de la gran sala, Macaria se esforzaba por desechar todo lo relacionado con Afrodita pero su verbo retumbaba en su cabeza al mismo tiempo que buscaba el significado a lo que Eros le dijo y ya no tuvo la oportunidad de explicarle.

"Mi madre siempre me dice que el amor y el odio no se expresa con palabras, sino con la mirada y que cada quien encuentra las alas para cruzar su camino."

¿Qué quería decir aquello? ¿Y qué relación podía tener lo que él le dijo a todo lo que Afrodita le dijo de frente? No tenía ningún sentido y la comparación era distinta.

Macaria suspiró, ese no había sido exactamente el mejor cumpleaños...de nuevo...

—¿Todo en orden? —Volteó a su lado con normalidad...normalidad que perdió cuando vio al dueño de aquella pregunta. Thanatos esperaba una respuesta pero sólo obtuvo una expresión cabizbaja por parte de ella. —Vi que estabas hablando con Afrodita, no fue difícil darme cuenta que algo no estaba bien.

—¿Por qué...piensas eso?

—Porque te conozco—El ardor en las mejillas de Macaria volvió a sentirse. —¿Estaban molestándote? — Macaria negó a pesar de no ser completamente cierto. Aquella conversación que tuvo no le gustó demasiado y la dejó más confundida de lo que llegó a imaginarse y ni siquiera sabía cuál era el problema.

—Sólo hacían una referencia de la conexión del amor con la guerra—Ella caminó hacia unas torres de mármol que daban a los extensos jardines de los campos.

Thanatos recordó enseguida la conversación del posible compromiso de Macaria, llegó a pensar que incluso ella no estaba tan enajenada con aquella idea.

—Supongo que Afrodita te lo explicó a su manera y con eso me refiero a hostilidad—Se puso a lado de ella viendo hacia enfrente.

—Sí...podía haber sido más amable—Macaria miraba de reojo a Thanatos y entonces se le ocurrió una idea que la ayudaría a entender mejor las cosas, después de todo, Thanatos era su maestro y explicaba muy bien. —Me dijeron algo que no entiendo muy bien y lo cual no me explicaron.

El dios la miró y alzó una ceja.

—¿Qué te dijeron?

— Que el amor y el odio no se expresan con palabras, sino con la mirada y...algo sobre que cada quien encuentra las alas para...cruzar su camino—Dijo recordando con precisión lo que le dijo Eros.

Thanatos permaneció serio al principio, luego esbozó media sonrisa y suspiró antes de explicarle lo que quería saber.

—Las palabras pueden ser mentiras, existen ocasiones en las que se profesa amor u odio falso pero las miradas son tan puras, a pesar de la maldad que exista, que es fácil darse cuenta de la verdad o de la mentira. No es algo que se exprese en el diálogo sino con acciones porque no hay palabras que puedan explicar la amplitud del sentimiento.

—Entonces...cualquiera puede mentir pero en su mirada está la verdad, sólo basta con mirarlo a los ojos mientras lo dice.

—Así es y las alas que mencionan es referencia a los sueños y deseos, el propósito para ser alguien feliz—Macaria exhaló lentamente, tanto que apenas y podía predecirse. Aún desconocía el motivo por el cual Eros le dijo aquello, a lo que le había explicado Thanatos, podía decirse que se trataba de cuando alguien confiesa lo que siente o responde a alguna pregunta personal. ¿Será verdad todo aquello?

—Tú...¿Has encontrado tu propósito para ser feliz?

Thanatos abrió los labios, tragó saliva y no supo responder. Era una pregunta personal y era algo que no le resultaba muy fácil ser sincero...no en eso.

—A veces no se necesita de uno para serlo, simplemente se es— Macaria quería que Thanatos la mirara a los ojos, quería comprobar si lo que Eros y Thanatos le dijeron era verdad, saber si no estaba mintiendo como ella suponía. A Macaria no se le quitaba de la cabeza que él no era feliz; él no la miró a los ojos. —Tienes mucho interés en el tema— Dijo. Ella no asimiló el fin de su comentario.

—¿Cuál tema?

Thanatos sonrió de nuevo de lado y negó con la cabeza mirándola fugazmente.

—Deberías regresar adentro, deben estarse preguntando dónde estás y por qué no has regresado, no te quitaré más el tiempo— Retrocedió unos pasos, Macaria estiró el brazo queriendo detenerlo.

—N-No...Thanatos—Dijo y él la miró por arriba del hombro. Macaria quería decirle que él nunca le quitaba el tiempo, que le agradaba pasar el tiempo cerca de él y que quería que confiara en ella a pesar de ser su alumna pero aquello se quedó en pensamiento y Thanatos esperaba que dijera algo. —Gracias...por haber venido. —Él asintió.

—Feliz cumpleaños señorita...espero que todos sus deseos se cumplan—Dijo y terminó marchándose.

Macaria permaneció de pie, mirándolo marcharse y repasando unas simples palabras que la llenaron de alegría, unas que había esperado durante varios años. Una sonrisa apareció en su rostro sin que se diera cuenta, él podía hacer que aparecieran aquellas reacciones, ponerla nerviosa, ansiosa y demasiado feliz.

No deseaba otra cosa más que seguir estando cerca de él.


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Hola!!!

Cuanta felicidad, de nuevo estoy aquí y con nueva historia!

Justo como lo prometí, aquí tenemos la segunda parte de "Abrázame hasta la muerte". 

¿Qué les ha parecido?

Si aún no leen su antecesora, no hay problema, la entenderán fácilmente :).

Les prometo que en esta historia tendremos mucho mas emociones y sobre todo drama y romance ;).

Nos leemos en el siguiente capítulo, no olviden dejar sus comentarios.

Abrazos y besos!!

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