Capítulo 5 ¿Sentimientos que reaparecen?
Capítulo 5: ¿Sentimientos que reaparecen?
-Narra _________-
A la mañana siguiente John y yo despertamos muy temprano, era necesario salir a primera hora y empezar rápido para terminar lo más pronto posible. Debido a lo que Winston nos había comentado el día de ayer, supimos que Viggo nunca rompió su promesa, así que el problema no es con él, pero al tratarse de su hijo, seguramente va a hacer algo para protegerlo y, la tendremos difícil.
-Encontré información de donde está Viggo en este momento. –dijo John mirándome-.
-¿Si deberíamos ir primero con él? –le pregunte sería-.
-Debemos de, tenemos que hablar con él primero y, tratar de llegar a un acuerdo. Naturalmente él no rompió su promesa, pero su hijo es un imbécil que se metió en un camino que no debía. Así que sí, primero hablamos con él... -lo interrumpí-.
-...Negociamos con él poniendo la situación en primer plano para que no se oponga y entienda las razones. Y si se opone... morirá junto con su hijo. –dijimos John y yo al unísono-. Pero algo me dice que no será buena idea... –dije.-
John portaba su elegante traje negro y zapatos relucientes, su cabello azabache y largo estaba totalmente peinado hacia atrás y su corbata fina y delicada caía sobre su pecho. Yo siempre fui un poco menos elegante; también de negro pero con una camisa y pantalón, zapatos de un tacón cómodo para correr y una chaqueta negra. Mire a John y su corbata lucía un tanto desprolija, así que me acerque a él para acomodarla, y mientras lo hacía, pude sentir que me miraba fijamente, su cuerpo se tensó y su respiración era más profunda.
-¿Recuerdas aquellos tiempos donde éramos un tanto más jóvenes y pasó algo con nosotros? –preguntó-.
-¿De qué hablas? –contesté sin mirarlo, pues aún le estaba acomodando la corbata-.
-Tú sabes bien de lo que hablo. –tomo un mechón de mi cabello con su mano y lo puso detrás de mi oreja-. Aquellos sentimientos que una vez compartimos.
Yo esbocé una sonrisa y puede notar también una ligera en él, me separe un poco cuando terminé con la corbata y lo miré sonriendo.
-¡Ay, Sr. Wick! Creo que esos sentimientos no son fáciles de olvidar, quizá aún sigan por ahí. –dije y me acerque a la puerta para ya salir-.
-Tienes razón. –rio levemente y cerró la puerta de la habitación cuando ambos salimos-.
Llegamos al lobby y Charon nos saludó.
-Sr Wick, Srta _________. –nos detuvo-. Antes de irse, por favor tomen esto. –Charon nos entregó las llaves de un auto-.
-¿Y esto? –preguntó John tomando las llaves-.
-El un regalo de la gerencia, el auto en el que llegaron no está en condiciones para ir a donde van ustedes. –dijo-. Pero no se preocupe Sr. Wick, su Mustang ya está siendo reparado en el taller. –sonrió-.
-Muchas gracias Charon. –le devolví la sonrisa y me adelante a salir del hotel y John fue detrás de mí-.
Salimos del Continental y nos subimos al auto y en un par de horas, llegamos a donde Viggo y su gente se encontraban. Nos encaminamos a la entrada, ya teníamos toda la estrategia planeada: todo sería sigilo hasta llegar con el que nos interesaba y no podemos mentir, si había algo en que nos destacábamos, era en trabajar de esa manera. Uno por uno fuimos terminando con los hombres que acompañaban a Viggo en esa locación, hasta que por fin llegamos a donde él se encontraba. John me hizo señas para que me pusiera al otro extremo de la puerta de entrada y al contar hasta 3, disparó a la manija y ésta se abrió dejando ver a un Viggo sentado en un sofá observando el trago que se estaba sirviendo, cuando terminó, nos miró.
-¿Es acaso la casualidad o el maldito destino que nos vuelve a juntar de nuevo? –se levantó del sofá y nos ofreció un trago-.
Ambos lo rechazamos e inmediatamente John le lanzó la pregunta.
-¿Dónde está Iosef? –preguntó calmado-. Viggo no respondió nada hacía la pregunta de John, así que me acerque y le pregunte lo mismo.-
-¿Dónde está tu hijo, Viggo? –entonces habló-.
-¿Saben qué? Hace rato estuvo aquí y me dijo lo que había hecho. Ya le di su merecido. –dijo y colocó su trago en la mesa-.
-¿Su merecido, Viggo? –hablé sarcástica-. Tu hijo, asesino a mi esposo ¿te das cuenta de eso? ¡Tu maldito hijo lo mato! Si hablamos de quién le va a dar su merecido, la que se lo va a dar soy yo. –golpeé la mesa con el puño y John me tomo la mano para que me tranquilizara-.
-Escucha, Viggo. –empezó a hablar-. El problema no es contigo, es con Iosef. Así que puedes quitarte del camino y dejar que hagamos lo que tenemos que hacer o puedes morir gritando a su lado. –finalizó John con un semblante de lo más relajado-.
-Vaya, el estúpido de mi hijo averió un auto, mató a un hombre y a un perro. Supongo que esto no sería problema si se lo hubiera hecho a cualquier otra persona, pero es tan imbécil que creyó que sería buena idea hacérselo a ustedes dos. –dijo mirando el piso-. Puede ser un completo imbécil, pero no puedo dejar que lo maten.
En ese momento varios hombres armados entraron por la puerta delantera y trasera de la oficina de Viggo. Todos se lanzaron hacia nosotros y en esa distracción, se fue.
-¡Ay, maldición! –dije mientras peleaba con un hombre-. ¡Te dije que esto no resultaría del todo bien! –le grite a John-.
-¿Podrías reclamarme en otro momento que no sea éste? –dijo y le disparo a un sujeto-.
En medio de una lucha contra otros dos hombres a John le clavaron una navaja en el abdomen y estaba perdiendo mucha sangre. Tenía varios golpes en su cara y, no quería ni imaginar cómo estaba ya del cuerpo. Yo también ya tenía heridas, pero no como él, así que en cuanto pude, fui a ayudarlo y entre los dos terminamos con los hombres que restaban.
Volvimos al Continental en el auto, pero ésta vez, yo iba manejando y John estaba recostado en el asiento de atrás. Al llegar inmediatamente lo lleve con el médico y lo revisó en seguida. La herida era profunda, había perdido mucha sangre, pero logro controlar la hemorragia, suturó la herida y cuando terminó con él, siguió conmigo. Después volvimos a la habitación y en cuanto entramos John se dejó caer en la cama y yo me senté a su lado.
-Te dije que no funcionaría ir primero con Viggo, ahora seguramente ya aviso a Iosef que lo buscamos y quién sabe dónde este. ¡Carajo! –grite y me tape la cara con las manos-.
-Podremos encontrarlo, tengo un plan. Ahora, debes descansar. Mírate. El retiro nos vino a caer mal ¿eh? –rio-.
-¡Maldita sea John! –también solté una ligera risa-. ¿Cómo puedes hacerme reír en un momento así? Y ¿a quién le dices que se mire? ¡Mírate tú! ¿A quién le acaban de hacer una sutura en el abdomen? A mí no. –reí-.
John se levantó de la cama y se puso justo frente a mí.
-Adoraba escucharte reír. –dijo y lentamente se acercaba a mis labios; estaba tan peligrosamente cerca que ya podía sentir su respiración chocar con la mía. Hundió su nariz en mi cabello y aspiro fuertemente-. Adoraba el aroma de tu cabello. –y volvió a acercarse a mis labios-. _________, esos sentimientos ¿crees que aún estén aquí? –preguntó rozando sus labios con los míos-.
-Yo... -suspiré-. Yo no lo sé John. –contesté y como un gesto involuntario, mordí mi labio-.
-Y también adoraba que hicieras eso. ¿Por qué no lo averiguamos? –John me beso-.
Hola lectores bellos. Disculpen si tarde en actualizar. Jjiijiji, la verdad es que no había tenido mucha imaginación pero salió esto esta noche. :3 Ojalá les guste y mañana la continuación y el capítulo más deseado: el encuentro candente entre John y la rayis. 7u7 Pero será mañana. <3 Voten, comenten y gracias por leer. Atentamente: su escritora Abi. :D
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