Capítulo 2

En la luminosa sala infantil del hospital, la atmósfera estaba impregnada de colores vibrantes y risas. Las paredes, pintadas de azul cielo, albergaban una sinfonía de dibujos encantadores que representaban mariposas, arcoíris y trenes que danzaban a través del espacio. En el centro de la habitación, un sol sonriente miraba hacia abajo, llenando el ambiente con un brillo reconfortante

En medio de esta escena, se encontraba Naruto, sumido en la alegría de colorear en uno de los cuadernos de la habitación. A su lado, compartiendo la mágica experiencia, estaba una pequeña niña castaña llamada Ushio. Su presencia irradiaba una dulzura que complementaba perfectamente el aire acogedor de la habitación. Los dos niños, a pesar de las circunstancias que los habían llevado al hospital, compartían un momento de felicidad y complicidad

Naruto levantó la mirada de su dibujo y sonrió a Ushio, sus ojos azules brillando con la inocencia de la infancia

"¿Sabes, Ushio? La doctora Tsunade me dijo que te darán el alta en unos días. ¡Eso es genial!" —anunció Naruto con entusiasmo, dejando a un lado sus crayones para compartir la noticia con su nueva amiga

Ushio, con su risa suave y melodiosa, respondió alegremente:

"Sí, Naruto. ¡Estoy emocionada de irme a casa! ¿Tú cuándo podrás irte?"

Naruto arrugó la nariz, pensativo, antes de responder con su característica sinceridad infantil:

"Mi mami dice que cuando esté "bien" podremos ir a casa, pero no sé qué significa eso"

Ushio asintió con comprensión, sus ojos castaños centelleando con curiosidad infantil

"A veces, los adultos dicen cosas extrañas, ¿verdad? Pero seguro que pronto estarás bien y podrás irte a casa con tu mami"

Naruto asintió con emoción, animado por las palabras optimistas de Ushio. La pequeña niña, a pesar de su corta edad, irradiaba sabiduría y comprensión. Mientras continuaban coloreando y compartiendo historias, la risa resonaba en la habitación infantil, disipando temporalmente las preocupaciones que pudieran cargar sus pequeños corazones

"¿Qué más te gusta hacer en casa, Naruto?" — preguntó Ushio, su voz llena de interés

Naruto, con una chispa de emoción en sus ojos, comenzó a describir sus actividades favoritas en casa: jugar con sus juguetes, mirar la televisión y escuchar las historias que su mami le contaba antes de dormir. Ushio escuchaba con atención, absorbiendo cada palabra con una sonrisa tierna

"Espero que puedas hacer todas esas cosas pronto, Naruto. Y que tú y tu mami sean muy felices" — dijo Ushio, extendiendo sus brazos para abrazar al pequeño, compartiendo el cariño que solo los niños pueden entender

Naruto correspondió al abrazo con alegría, sintiendo el calor reconfortante de la amistad en medio de un lugar que, aunque lleno de cuidados, todavía se sentía ajeno. Ambos niños, unidos por la fragilidad de la salud y la fuerza infinita de la infancia, encontraron consuelo y compañía en ese rincón de la sala infantil

Mientras Naruto y Ushio continuaban coloreando y compartiendo risas en la habitación infantil del hospital, la puerta se abrió suavemente revelando la figura de una mujer joven, con cabello largo y castaño, y una expresión gentil en su rostro. Era Tomoya, el padre de Ushio, quien había venido a visitar a su hija.

"¡Ushio!" — llamó Tomoya con una sonrisa al ver a su hija y a su nuevo amigo— "¿Cómo estás hoy, cariño?"

Ushio levantó la mirada, su rostro iluminado por la alegría de ver a su padre

"¡Papá! Estoy bien. Mira, estoy coloreando con Naruto. ¡Es muy divertido!" — exclamó Ushio, mostrando orgullosa su obra de arte

Tomoya se acercó a la mesa donde estaban sentados los niños y observó los dibujos con una sonrisa cálida

"¡Vaya, Ushio, tienes mucho talento! Y me alegra verte haciendo nuevos amigos, Naruto. ¿Cómo estás, chico?" — preguntó Tomoya, dirigiéndose a Naruto con amabilidad

Naruto levantó la mirada, sorprendido por la llegada del padre de Ushio. Aunque estaba un poco nervioso, se sintió reconfortado por la amabilidad de Tomoya

"¡Hola, señor Tomoya! Estoy bien, gracias. Ushio y yo estábamos hablando sobre nuestras casas y nuestras familias" — respondió Naruto con una sonrisa tímida.

Tomoya asintió con comprensión, su corazón lleno de gratitud por la amabilidad de Naruto hacia su hija

"Espero que te sientas como en casa aquí, Naruto. Ushio y yo estamos muy contentos de tenerte como amigo" — dijo Tomoya con sinceridad, extendiendo su mano hacia el niño con un gesto amistoso

Naruto asintió con entusiasmo, sintiéndose emocionado por la amabilidad de Tomoya y Ushio. A pesar de las circunstancias difíciles que los habían reunido en el hospital, se sentía agradecido por haber encontrado un refugio de amistad y apoyo en ellos

Mientras continuaban coloreando y compartiendo historias, el lazo entre Naruto y Ushio se fortalecía, cada risa y cada abrazo creando recuerdos preciosos que atesorarían para siempre. En medio de la incertidumbre y la preocupación, encontraron consuelo y compañía el uno en el otro, una prueba del poder del amor y la amistad incluso en los momentos más oscuros

El sol dibujado en la pared continuaba sonriendo, iluminando la habitación con su cálida luz, mientras Naruto, Ushio y Tomoya encontraban consuelo y alegría en la compañía del otro. Aunque el camino hacia la recuperación sería largo y difícil, sabían que juntos podrían enfrentar cualquier desafío que el destino les presentara

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En el corazón de la majestuosa del cielo, en el esplendoroso Salón de los Ángeles, se libraba una acalorada discusión entre dos de los serafines más prominentes: Gabriel y Michael. La atmósfera estaba cargada de tensión, los ojos azules de Gabriel chispeaban con determinación mientras enfrentaba las críticas de su hermano mayor

Michael, líder de la facción de los ángeles, dirigía una mirada penetrante hacia Gabriel, su rostro serio reflejando la gravedad del asunto

"Gabriel, te he llamado aquí porque he estado recibiendo informes de que has estado descuidando tus deberes como serafín" — declaró Michael con voz firme, su tono resonando con autoridad — "Tu enfoque debería estar en servir a nuestro Creador y cumplir con las responsabilidades que te han sido confiadas"

Gabriel mantuvo su postura erguida, su mirada fija en su hermano con determinación

"Respeto tu preocupación, Michael, pero te aseguro que he cumplido con todos mis deberes como serafín" — respondió Gabriel con calma, su voz resonando con convicción — "Mi prioridad siempre ha sido proteger y cuidar a aquellos que han sido confiados a mi cuidado"

Michael frunció el ceño, su expresión reflejando su frustración ante la obstinada actitud de Gabriel

"Entiendo tu devoción por tus protegidos, Gabriel, pero debes recordar que tus responsabilidades como serafín van más allá de un solo individuo" — advirtió Michael con severidad — "Debes estar disponible para atender las necesidades de todos aquellos que requieran tu ayuda"

Gabriel bajó la mirada por un momento, su corazón lleno de conflicto. Sabía que Michael tenía razón en parte, pero también sabía que su compromiso con Naruto, el niño al que había sido asignada como ángel guardián, era una prioridad inquebrantable en su corazón

"Entiendo tus preocupaciones, Michael, pero te ruego que comprendas que he tomado una decisión que considero justa y necesaria" — dijo Gabriel, su voz llena de determinación — "Mi deber como serafín es proteger a aquellos que necesitan mi ayuda, y Naruto es mi prioridad en este momento"

Michael suspiró, su expresión suavizándose ligeramente ante la sinceridad de las palabras de su hermana menor. Recordó el conflicto que había surgido cuando Gabriel había decidido romper una de las reglas sagradas al intervenir en la vida de Naruto, pero también recordó cómo habían resuelto la situación como familia, llegando a un acuerdo que permitía a Gabriel continuar siendo el ángel guardián del niño bajo ciertas condiciones

A pesar de su comprensión, Michael no pudo evitar sentir un profundo pesar por el destino de Naruto. Un alma tan inocente y pura, enfrentando desafíos tan abrumadores, era una injusticia que le pesaba en el corazón

"Entiendo tu compromiso, Gabriel, pero te insto a recordar que debes actuar de acuerdo con las leyes de padre que nos guían a todos nosotros" — dijo Michael con solemnidad - "La vida de Naruto está en manos de los doctores, y debes confiar en ellos por mas difícil que sea"

Gabriel asintió con respeto, reconociendo la sabiduría en las palabras de su hermano mayor. Sabía que, a pesar de sus diferencias, Michael siempre tenía el mejor interés en su corazón

"Aprecio tus palabras, Michael. Tomaré en cuenta tus consejos y continuaré cumpliendo con mis deberes como serafín de la mejor manera posible" — prometió Gabriel, su determinación renovada por la conversación con su hermano

Con un gesto de entendimiento, Michael asintió, sabiendo que no había más que decir en ese momento. Con una última mirada de preocupación hacia su hermana menor, se despidió con un gesto de la mano antes de retirarse del Salón de los Ángeles, dejando a Gabriel con sus pensamientos

La serafín se quedó en silencio por un momento, reflexionando sobre la conversación que acababa de tener con su hermano. Sabía que el camino que había elegido no sería fácil, pero también sabía que era el camino correcto para ella

Con determinación renovada, Gabriel se levantó

El silencio se cernió sobre el Salón de los Ángeles cuando Gabriel escuchó las palabras de su hermano mayor, Michael. Sus ojos azules se abrieron con sorpresa ante la revelación que resonaba en el aire entre ellos

"No podrás estar con Naruto para siempre"

Las palabras de Michael resonaron en la mente de Gabriel como un eco sombrío. Sabía que tenía razón, pero eso no hacía que fuera más fácil de aceptar. La brevedad de la vida humana, en comparación con la eternidad de los ángeles, era una verdad que Gabriel había preferido ignorar

Lentamente, Gabriel se dio la vuelta para enfrentar a su hermano mayor. Su expresión era seria, sus ojos brillando con una mezcla de dolor y determinación

"¿Qué estás diciendo, Michael?" — preguntó Gabriel con voz temblorosa, su corazón latiendo con fuerza en su pecho — "¿Cómo puedes decirme que me aleje de Naruto?"

Michael suspiró, su mirada triste reflejando el peso de las palabras que había pronunciado

"Gabriel, debes enfrentar la realidad. Eres un ángel, un ser inmortal, mientras que Naruto es un humano destinado a envejecer y morir" — explicó Michael con gentileza, aunque sabía que sus palabras causarían dolor— "Tarde o temprano, llegará el momento en que te verás obligada a dejarlo ir. ¿Quieres enfrentar ese dolor?"

Las palabras de Michael perforaron el corazón de Gabriel como una daga afilada. Sabía que tenía razón, pero eso no hacía que fuera más fácil de aceptar. La idea de separarse de Naruto, de dejarlo solo en este mundo, era más de lo que podía soportar

"¡No puedo hacerlo, Michael!" — exclamó Gabriel con voz entrecortada, sus ojos llenos de lágrimas — "No puedo abandonarlo. Él es mi protegido, mi hijo en todos los sentidos que importan"

Michael la miró con compasión, su corazón lleno de pesar por la angustia de su hermana menor. Quería protegerla del dolor que sabía que estaba por venir, pero sabía que también necesitaba enfrentar la realidad

"Gabriel, entiendo tu apego a Naruto, pero debes recordar que como ángel, debes actuar de acuerdo con las leyes divinas que nos rigen a todos nosotros" — dijo Michael con seriedad — "Lo mejor para ambos es que te alejes de él y te ahorres el futuro dolor"

Antes de que Michael pudiera continuar, Gabriel se acercó a él con determinación en sus ojos. Sin decir una palabra, levantó la mano y le dio una cachetada con fuerza

El gesto dejó a Michael en completo shock. Nunca se esperó que su gentil y dulce hermana menor lo golpeara de esa manera. Estaba a punto de hablar, pero antes de que pudiera articular una palabra, Gabriel desapareció en un destello dorado, dejándolo solo en el Salón de los Ángeles

Michael se quedó allí, atónito por lo que acababa de suceder. No se esperaba esa reacción de Gabriel, y su corazón se llenó de una mezcla de dolor y remordimiento. Sabía que había herido a su hermana menor con sus palabras, pero también sabía que no podía evitar decir la verdad

Con un suspiro pesado, Michael se sentó en el suelo del Salón de los Ángeles, sumido en sus pensamientos. Sabía que aún había mucho por hacer, y que el destino de Naruto y Gabriel seguía siendo incierto

Fin de capítulo

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