Capitulo 1
Déjenme decirles que este fic es el que más se me ha hecho difícil escribir, no porque la trama sea difícil si no porque emocionalmente me costó
Vean yo les digo de una que será un fic muy sentimental y emocional, puede que sea un Naruto x DxD, pero no tendrá prácticamente nada que ver con el mundo sobrenatural, este fic será solo la historia de una madre y su hijo
Otra cosa ha aclarar es que ayer fic será corto, serán solo 4 capítulos
Sin más que decir, los dejo con el fic
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En el vasto cosmos, donde las estrellas bailan al compás de la eternidad y los mundos se entrelazan en un juego infinito, existe una fuerza que trasciende la distancia, el tiempo y la propia realidad: el amor
El amor, ese vínculo sagrado que une a las almas en un lazo irrompible, no conoce límites ni barreras. Es capaz de cruzar océanos y montañas, de derribar murallas y derrotar a la oscuridad más profunda. En su esencia más pura, el amor es la fuerza que da sentido al universo, la luz que guía a aquellos perdidos en la oscuridad
Entre las razas que pueblan el mundo, ninguna conoce el poder del amor como los ángeles. Dotados de una conexión celestial, los ángeles son capaces de amar con una intensidad que desafía toda comprensión. Para ellos, el amor es su fuerza motriz, su propósito y su destino
Pero incluso en la grandeza del amor angelical yace un peligro latente. Porque así como el amor puede elevar al alma a las alturas del paraíso, también puede sumergirla en las profundidades del abismo. El amor, con su poder indomable, es capaz de llevar a los ángeles al dolor más profundo, a la locura más oscura
En el bullicioso hospital de la ciudad de Kuoh, una figura etérea y radiante irrumpió en la entrada principal. Los rayos del sol se filtraban a través de las ventanas, acariciando la suave piel de la mujer rubia que caminaba con gracia por el vestíbulo. Su presencia era como la de una diosa entre mortales, su belleza tan deslumbrante que hacía girar las cabezas de todos los presentes
Gabriel, con su gentil sonrisa adornando su rostro, avanzaba con una elegancia natural. Cada paso que daba era como una danza, y su presencia llenaba la habitación con una aura de serenidad y calidez. Las miradas de admiración seguían sus movimientos, los murmullos de asombro flotaban en el aire a su paso
Los médicos y pacientes por igual quedaban hipnotizados por su encanto, por la belleza que parecía emanar de cada fibra de su ser. Pero para Gabriel, el único propósito de su visita era su hijo, su amado Naru-chan. Aunque era consciente de las miradas que la rodeaban, su corazón estaba lleno solo de amor maternal por el pequeño que había jurado proteger
Al acercarse a la recepcionista, Gabriel fue recibida con una cálida sonrisa
"Buenos días, señorita" — saludó Gabriel con su voz melodiosa, su tono lleno de ternura — "Sí, estoy aquí para ver a mi hijo, Naruto Uzumaki"
La recepcionista asintió con respeto, cautivada por la presencia de la mujer que tenía frente a ella
"Por supuesto, señora. Puede continuar hacia la habitación de Naruto" —respondió la recepcionista, indicando el camino con un gesto amable
Gabriel asintió en agradecimiento y continuó su camino a través de los pasillos del hospital. A medida que avanzaba, podía sentir las miradas curiosas que la seguían, pero su mente estaba completamente enfocada en su hijo. Naru-chan era su luz en la oscuridad, su razón de ser en este mundo mortal
Sus pensamientos se perdieron en recuerdos de los momentos compartidos con su amado hijo, de las risas y sonrisas que habían llenado sus días en el hospital. A pesar de todas las dificultades, Naruto siempre había sido su fuente de alegría y esperanza
Finalmente, llegó a la habitación donde su pequeño estaba descansando. Con un suave suspiro de alivio, Gabriel abrió la puerta y entró con delicadeza. La vista de Naruto acostado en la cama, con su rostro sereno y tranquilo, llenó su corazón de amor y gratitud
"Naru-chan..." —murmuró Gabriel con cariño, acercándose a la cama donde yacía su precioso hijo" - Mamá está aquí, mi pequeño
La sonrisa en el rostro de Gabriel brillaba con una ternura infinita mientras tomaba la mano de Naruto en la suya. En ese momento, en esa habitación tranquila y serena, nada más importaba excepto el amor inquebrantable que existía entre madre e hijo
Los ojos azules de Naruto se abrieron lentamente, revelando una mirada cargada de inocencia y ternura. Su frágil cuerpo descansaba sobre la camilla, adornado con los intrincados cables y dispositivos médicos que monitoreaban su estado. Gabriel se acercó con cuidado, sintiendo el peso de la preocupación en su corazón mientras observaba a su pequeño luchar contra la enfermedad que lo afligía
La leucemia linfocítica aguda había transformado la vida de Naruto en una batalla constante, una lucha contra un enemigo invisible que amenazaba con arrebatarle su futuro. A pesar del dolor que se aferraba a su corazón, Gabriel se obligó a mantener la compostura, centrando su atención en el amor que compartía con su hijo
Con pasos silenciosos, Gabriel se acercó a la cama de Naruto y se inclinó para darle un beso suave en la mejilla. El contacto cálido de sus labios contra la piel pálida de Naruto llenó a Gabriel de una sensación de calma y determinación
"Hola, mi pequeño Naru-chan" — susurró Gabriel, su voz llena de amor y ternura — "¿Cómo estás hoy?"
Naruto respondió con una sonrisa radiante, iluminando la habitación con su pura inocencia
"¡Hola, mami!" —exclamó Naruto, su voz resonando con alegría a pesar de las circunstancias difíciles— "Estoy bien, ¡solo un poco cansado!"
El corazón de Gabriel se llenó de amor al escuchar las palabras de su hijo. A pesar de todo lo que estaba pasando, Naruto seguía siendo un rayo de luz en su vida, una fuente de alegría y esperanza que no conocía límites
"Te ves muy bien, mi amor" — respondió Gabriel con una sonrisa tierna— "¿Has tenido un buen día?"
Naruto asintió con entusiasmo, sus ojos brillando con emoción
"Sí, mami. ¡La doctora Tsunade me leyó un libro sobre piratas!" —exclamó Naruto, su voz llena de emoción— "¡Fue muy emocionante!"
Gabriel se rió suavemente, su corazón lleno de gratitud por las pequeñas alegrías que aún podían encontrar juntos, incluso en medio de la adversidad
"Eso suena maravilloso, mi pequeño pirata " — respondió Gabriel con cariño— "¿Qué te parece si te leo otro libro más tarde?"
La sonrisa de Naruto se amplió aún más, su rostro iluminado por la felicidad
"¡Sí, por favor, mami!" —exclamó Naruto, su voz llena de entusiasmo— "¡Eres la mejor mamá del mundo!"
Gabriel se sintió abrumada por la gratitud y el amor que llenaban su corazón en ese momento. A pesar de todos los desafíos que enfrentaban, sabía que mientras estuvieran juntos, podrían superar cualquier cosa
Con un suspiro de alivio, Gabriel acarició suavemente el cabello de Naruto, prometiéndose a sí misma que haría todo lo posible por proteger y cuidar a su precioso hijo
Mientras Gabriel acariciaba el suave cabello de su hijo, su mente se inundaba con recuerdos de aquel día en que se le había encomendado la tarea de ser el ángel guardián de Naruto. Recordaba el doloroso momento en que había llegado al mundo, solo y desamparado, llorando en busca de consuelo que nunca llegaba
Las lágrimas asomaron en los ojos de Gabriel mientras revivía la sensación de impotencia que la había embargado en aquel entonces. Como un serafín, había esperado ser capaz de traer consuelo y felicidad a la vida del niño, pero se había encontrado con una realidad mucho más sombría de lo que había imaginado
Recuerda cómo, en un acto de desesperación, había tomado forma física para levantar al bebé en sus brazos, envolviéndolo en un abrazo cálido y amoroso. La sensación de tener al pequeño Naruto acurrucado contra su pecho había sido indescriptible, como si una chispa de luz hubiera iluminado su corazón, disipando las sombras de la duda y el miedo
Fue en ese momento, con Naruto en sus brazos, que Gabriel había tomado una decisión que cambiaría su vida para siempre. Decidió ser la madre que el pequeño necesitaba, comprometiéndose a protegerlo y cuidarlo con todo su ser, sin importar los desafíos que pudieran surgir en el camino
A pesar de todos los peligros que había enfrentado en la gran guerra de facciones y las situaciones peligrosas en las que se había encontrado, nada la había llenado de tanto miedo como la simple pregunta de si sería capaz de ser una buena madre para Naruto. Pero ahora, al ver la sonrisa radiante de su hijo, Gabriel sabía con certeza que había hecho lo correcto
"Mi dulce Naruto... " — susurró Gabriel con voz temblorosa, sus ojos brillando con amor y gratitud— "Eres la luz de mi vida, mi razón de ser. Nunca dejaré de protegerte, mi pequeño guerrero"
Naruto se acurrucó más cerca de su madre, su rostro iluminado por el amor y la confianza
"Te quiero mucho, mami" — murmuró Naruto, su voz llena de afecto y ternura — "Eres la mejor mamá del mundo"
Las palabras de su hijo llenaron el corazón de Gabriel de una sensación abrumadora de felicidad y gratitud. En ese momento, madre e hijo se encontraban unidos por un lazo inquebrantable de amor y determinación, listos para enfrentar juntos cualquier desafío que el destino pudiera traer
Los minutos se deslizaban con suavidad mientras Gabriel continuaba acariciando el suave cabello de Naruto, quien se relajaba bajo el afecto de su madre. La habitación estaba envuelta en una atmósfera de calma y amor, mientras Gabriel contemplaba a su hijo con todo el amor y cuidado que una madre podría ofrecer
Poco a poco, los párpados de Naruto comenzaron a pesar, sus largas pestañas descendiendo lentamente sobre sus mejillas rosadas. Gabriel observaba con ternura cómo el aliento de su hijo se volvía más rítmico, los suaves ronquidos llenando la habitación con un sonido reconfortante y familiar
Sin embargo, el tranquilo momento se vio interrumpido cuando una voz llamó a Gabriel desde la puerta. Con una mirada de sorpresa, Gabriel se volvió para encontrarse con Tsunade, la doctora encargada del cuidado de Naruto. La expresión calmada en el rostro de Tsunade solo aumentó la preocupación en el corazón de Gabriel, quien se puso de pie con cautela, dejando a su hijo dormido en la camilla.
"Tsunade... ¿Qué sucede?" —preguntó Gabriel con voz ansiosa, sus ojos azules llenos de preocupación mientras se acercaba a la doctora.
Tsunade tomó una respiración profunda antes de comenzar a explicar la situación. Su tono era serio, sus palabras cuidadosamente elegidas para transmitir la gravedad de la situación
"Gabriel, necesito hablar contigo sobre la condición de Naruto" —comenzó Tsunade, su voz tranquila pero llena de seriedad
El corazón de Gabriel se apretó con fuerza en su pecho mientras escuchaba las palabras de la doctora. Temía lo que Tsunade pudiera decirle, pero sabía que debía enfrentar la verdad, por más dolorosa que fuera
"Por favor, dime qué está sucediendo" —suplicó Gabriel, su voz temblorosa con la anticipación
Tsunade explicó que el tratamiento de Naruto se había vuelto cada vez más complicado. A pesar de todos los esfuerzos médicos, la leucemia seguía avanzando, y el cuerpo de Naruto ya no respondía como antes. Cada vez era más evidente que el pequeño estaba agotado por los tratamientos, y Tsunade podía ver el dolor reflejado en sus ojos inocentes
Gabriel sintió un nudo en la garganta mientras escuchaba las palabras de la doctora. La desesperación la invadió, y con voz entrecortada, preguntó si era posible aumentar la intensidad del tratamiento de su hijo
Sin embargo, las palabras de Tsunade fueron como un golpe en el pecho. Le explicó que el cuerpo de Naruto no sería capaz de soportar un tratamiento más agresivo, y que incluso si lo intentaran, el resultado sería incierto. Tsunade le instó a prepararse para lo peor, y con eso, se retiró de la habitación, dejando a Gabriel sola con sus pensamientos y su dolor abrumador
Las lágrimas brotaron de los ojos de Gabriel, rodando por sus mejillas con una amargura palpable. Se sentía impotente, incapaz de proteger a su hijo del sufrimiento que lo consumía. Aunque deseaba con todo su ser intervenir y salvar a Naruto, sabía que estaba limitada por las reglas impuestas por su hermano, el líder de los ángeles
Se odiaba a sí misma por no poder hacer más, por no poder aliviar el sufrimiento de su hijo. Pero en ese momento de dolor y desesperación, lo único que podía hacer era aferrarse a Naruto con todo su amor, prometiéndole en silencio que estaría a su lado hasta el final
Fin de capítulo
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