Ode an die Liebe
Por: Tabris-XX
Etapa: Adultez madura.
Descripción: Kaworu Nagisa es un talentoso pianista clásico, reconocido a nivel mundial. Gracias a sus increíbles composiciones, muchos críticos lo llamaron "la reencarnación de Beethoven".
Luego de haber dado conciertos y recorrido el mundo con su música por más de dos décadas, Kaworu sufre un accidente que podría impedirle seguir tocando el piano.
Su esposo, Shinji Ikari, se siente completamente culpable por lo ocurrido, en medio de los aplastantes acosos de la prensa que no hace más que hablar de un inminente divorcio. ¿Cómo logrará el matrimonio Nagisa-Ikari sobrellevar las vicisitudes que la vida hoy les presenta?
Los personajes pertenecen a la versión Anime.
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"Freude, schöner Götterfunken,
Tochter aus Elisium,
Wir betreten feuertrunken
Himmlische, dein Heiligthum..."
—"Alegría, bella chispa de los Dioses, hija de Eliseo. Entramos embriagados de fuego, celestial, tu santidad..." -el murmullo de su voz en la oscuridad de la sala junto con sus intermitentes sollozos rompían el silencio que imperaba en el lugar, repetía cada estrofa del cuarto movimiento de la clásica sinfonía de Ludwig van Beethoven como si de una letanía se tratara y secaba sus lágrimas de tanto en tanto-
Una interminable noche más en la que el insomnio y la culpa causaban estragos en él. Se sentía tan miserable y patético ahí acurrucado en un sofá, con sus auriculares puestos y el celular frente a su cara. Fue como un déjà vu, lo reconocía a la perfección como una escena tan típica y repetitiva en su adolescencia, cuando sufría de depresión y tenía baja autoestima, cuando no sabía cómo enfrentar sus problemas y cuando todo lo que quería era huir.
Pero el tiempo había pasado y Shinji Ikari estaba consciente de que ya no era aquel adolescente desorientado que se encerraba en su propio mundo. Sin embargo, en ese momento se sentía como si aún fuera ese chico completamente a la deriva, maldiciendo las pésimas decisiones que había tomado últimamente.
No tenía fundamento alguno respaldara sus acciones. Hoy -a sus 44 años de edad- ya no podía darse el lujo de poner excusas como su inmadurez o su impulsividad. Se suponía era un adulto y debía hacerse cargo de sus errores y sabía pagaría un precio demasiado alto.
—No quiero perderte -sollozó- Por lo que más quieras, no me dejes. Perdóname, perdóname, Kaworu.
En medio de sus lamentos, Shinji no podía evitar leer aquellos artículos que la prensa nacional e internacional publicaba sobre ellos y el incidente. De hecho, en ese momento lo estaba haciendo y era lo que intensificaba la amargura de su llanto, además de la rabia, el dolor y la impotencia. La vergüenza y la desesperación lo embargaban pero tampoco atrevía a hablar con su esposo sobre esas especulaciones que lo mantenían en vilo.
Tres meses pasaron ya de aquel accidente de tránsito en el que Kaworu Nagisa fue el más perjudicado, demasiado en realidad. Su carrera se vio afectada y a su mánager no le quedó más que anunciar la cancelación de la nueva gira mundial que tenía prevista.
Shinji Ikari no volvió a tener paz desde ese día, seguía igual de consternado y lleno de remordimiento. Si tan solo hubiera escuchado las palabras de su esposo en aquel momento, probablemente nada de eso iba a estar ocurriendo.
"Inminente final de la carrera del reconocido pianista Kaworu Nagisa tras accidente vehicular ocasionado por su cónyuge."
"El famoso pianista Kaworu Nagisa no volverá a tocar. Sus fans iniciaron petición a través de internet para que Shinji Ikari enfrente cargos ante la justicia."
""La reencarnación de Beethoven" podría verse obligado a dejar definitivamente de los escenarios."
"¿Pedirá Kaworu Nagisa el divorcio a su esposo por haberle arruinado su prodigiosa carrera?"
Shinji apagó su celular y lo dejó a un lado. Cerró los ojos y lloró con más amargura. La prensa, los familiares y también los admiradores de Kaworu del mundo entero lo señalaban como el único culpable de su desgracia.
El castaño no pudo evitar rememorar el dramático episodio que tuvo lugar en las calles de Leipzig, Alemania. Ese día que Kaworu iba a ofrecer un recital ante un reducido público para presentar en exclusiva algunas de sus nuevas composiciones. Shinji y él se hospedaron en un lujoso hotel y se dirigieron al lugar donde se tenía que realizar el evento.
Era otoño y las lluvias se presentaban con mayor frecuencia, por lo que comenzó a llover justo en el momento en que la pareja abordó un automóvil que el mismo Shinji solicitó para desplazarse por la ciudad el tiempo que estarían allí.
—¡No vayas tan rápido, Shinji! -las palabras del albino resonaban en su mente una vez más- El asfalto está muy resbaloso con esta lluvia.
—Lo sé pero estás atrasado por mi culpa y sería una falta de respeto para tu público que inicies el concierto luego del horario establecido -replicó Ikari e imprimió mayor velocidad, pisando el acelerador a fondo e ignorando la petición ajena-
—Debí pedir a un chofer que nos trajera -murmuró Nagisa un tanto preocupado y lanzó un suspiro de resignación, su concierto fue anunciado para las 21 horas y su representante lo estaba llamando con insistencia al celular porque apenas faltaban diez minutos para el horario-
La inusual demora se debió a que Shinji entretuvo a su esposo más de la cuenta, sorprendiéndolo mientras este tomaba un baño, dando así inicio a un fogoso encuentro íntimo bajo la ducha que luego se trasladó a la habitación y se extendió hasta que se les fue el tiempo-
La pareja llevaba una activa y satisfactoria vida sexual. Era algo que se tornó increíblemente mejor con el correr de los años y el matrimonio afectó para nada con la rutina y la convivencia. A la edad de 45 años, Kaworu se sentía más pleno y enérgico que nunca en ese aspecto y Shinji lo disfrutaba gustoso.
Cuando cayeron en la cuenta de que eran ya las 20:35, tuvieron que saltar de la cama e interrumpir su intensa sesión para vestirse a las apuradas y abandonar el hotel. Kaworu jamás hacía esperar a su público y en sus años de carrera, no había iniciado un concierto después de la hora pactada. Shinji en su afán de ayudar, creyó que si él conducía, lograrían llegar justo a tiempo pero se equivocó horriblemente.
—¡Cuidado! -gritó el albino cuando el otro no detuvo la marcha en un semáforo que justo cambió a rojo, parecía que pudieron atravesar la avenida sin problemas pero cuando sintieron repentino impacto de otro automóvil que los embistió por el lado del copiloto, notaron que no fue así-
El otro vehículo que venía a una velocidad considerable dio de lleno contra la puerta del acompañante, arrastrándolos unos metros con él. Afortunadamente no se produjo un vuelco pero en cuanto Shinji reaccionó, un completo horror se apoderó de él cuando vio a su esposo allí inconsciente y con el rostro ensangrentado.
—¡¡¡Kaworu!!!
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Abrió los ojos y cayó en su realidad catastrófica, volvió a quebrarse en llanto. Había quedado en shock luego de aquello, poco y nada recordaba cuando los rescataron del interior del automóvil y se llevaban a Kaworu al hospital, había una especie de hueco en su memoria pero le dijeron que sufrió una crisis nerviosa al creer que su amado esposo estaba muerto.
Cuando Ikari despertó, habían pasado ya varias horas luego de que los efectos de los calmantes que le suministraron comenzaron a disiparse poco a poco. Se sobresaltó al recordar de golpe lo sucedido y se encontró allí con Ryoji Kaji, el mánager de Nagisa. El hombre lo observaba con preocupación, se lo notaba bastante consternado.
—¿Cómo te sientes, Shinji? -preguntó el hombre con seriedad-
—¿¡Dónde está Kaworu!? -replicó el castaño y se compuso, deseoso de abandonar esa cama hospitalaria y salir corriendo a buscar a su pareja- ¡Dime! ¿Dónde está? ¡¡¡Quiero verlo!!!
—Será mejor que te tranquilices o volverán a inyectarte un sedante si te da una nueva crisis -advirtió el otro- Kaworu está con vida, lo tuvieron que trasladar de urgencia al quirófano para operarlo. Ahora quiero que te tranquilices, por favor Shinji, coopera.
—¡Quiero ver a mi esposo! -insistió Ikari al borde del llanto- Necesito saber que no me mientes, Kaji.
—No podrás verlo. Kaworu está en terapia intensiva y las visitas estarán restringidas hasta que salga de la zona de riesgo.
Los periodistas y los admiradores del pianista no tardaron en enterarse del accidente y coparon las afueras del hospital, intentando obtener alguna información sobre el estado de salud del afectado. Kaji se encontraba bastante nervioso, ya le habían informado los pormenores del accidente y sabía que Shinji tuvo la culpa de todo, sin embargo, no era momento ni lugar para reclamos pero sabía que tarde o temprano, la policía iba a aparecer por allí también.
El hombre necesitaba convencer a Shinji de que se marchara a Japón cuanto antes aunque eso implicara una eventual huída pero sabía que el castaño se pondría terco y no se iría de allí por nada del mundo.
Cuando a Ikari lo dieron de alta, decidió quedarse en el hospital hasta tener noticias sobre su esposo. Kaji no pudo hacer absolutamente para hacerlo entrar en razón y que se retirara a descansar al hotel aún cuando estaba por desvanecerse del agotamiento.
El primer parte médico salió 24 horas después del accidente, informaron que el pianista se encontraba estable y sedado, que sufrió múltiples fracturas de consideración, las más graves fueron las de su brazo derecho que quedó literamente hecho pedazos y unas seis costillas rotas. Las visitas aún estarían prohibidas y no podían evaluar aún si existieron daños cerebrales. Shinji quedó completamente desmoralizado tras escuchar los informes y de nueva cuenta acabó hundiéndose en llanto y desesperación.
Así pasaron días y más días llenos de incertidumbre. Por fortuna, Kaworu logró salir del área de peligro y comenzó a responder favorablemente, hasta que los médicos autorizaron que podía recibir visitas. Kaji pidió a Shinji que mantuviera la calma, la cordura y que no provoque desmanes en la sala de terapia intensiva. El albino continuaría sedado por unos días más.
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Tantos días sin dormir y comer apropiadamente provocaron que Shinji colapsara, por lo que Kaji pidió se lo llevaran al hotel para que pudiera descansar allí apropiadamente. En esos momentos, Kaworu por fin despertó y lo primero que hizo fue preguntar por su esposo, estaba lúcido y podía recordar parte de lo que pasó.
Kaji estuvo a su lado en ese momento y vanamente intentó infundirle tranquilidad. Kaworu recobró su pleno estado de consciencia y notó que estaba inmovilizado a causa de sus fracturas, no tuvo que escuchar a su médico para saber lo que le había sucedido.
—No siento mi brazo derecho -murmuró-
—No te preocupes, es algo temporal -comentó el otro hombre- Lo importante es que estás con vida y ahora empezarás a recuperarte.
—¡No es verdad! -replicó con notable molestia- Estoy acabado, lo sé -sus ojos se llenaron de lágrimas y estas comenzaron a caer inevitablemente-
—Kaworu, por favor, no te precipites. Apenas estás saliendo de cuidados intensivos, es demasiado rápido para que hagas especulaciones como esas.
—Déjame solo -bufó el albino-
—Pero...--
—¡Qué me dejes solo! -insistió a regañadientes y el otro optó por hacerle caso para no alterarlo más; aunque en efecto, llevaba muy poco tiempo despierto, Nagisa sabía que lo suyo era algo de consideración y le comenzaba a angustiar lo que vendría después-
Ryoji Kaji no pudo escapar al acoso de la prensa, su celular no dejaba de sonar un solo momento, intentaban contactarlo a través de internet y su agencia. El mundo entero estaba a la expectativa de lo que había ocurrido con el prodigioso pianista. Otro grupo de periodistas habían ido hasta el hotel donde Shinji seguía hospedado y querían obtener sus declaraciones. El revuelo que se armó en torno al caso era generalizado.
Cuando los familiares de Kaworu se dieron por enterados, también se presentaron en el hospital para interiorizarse del caso y al conocer los detalles, fueron los primeros en culpar abiertamente a Shinji.
A Kaworu lo trasladaron finalmente a una habitación común en el hospital. Había salido satisfactoriamente de la zona de riesgo y ya los médicos informaron que el proceso de recuperación sería lento y tedioso, por lo que tendrían que armarse de paciencia.
—Quiero ver a Shinji -fue el único pedido de Nagisa, no le hizo mucha gracia que sus familiares lo estuvieran acusando de una manera tan arbitraria-
—También quiero verlo para decirle en la cara todo lo que se merece -inquirió la madre del pianista, quien se encontraba muy indignada por la situación en general-
—Ese hombre arruinó tu carrera y tu vida -añadió el padre del albino- Si yo fuera tú, lo último que querría sería verlo.
—Señores, por favor -Kaji intervino al escuchar a los señores Nagisa emitir juicio con excesiva intransigencia en contra de Ikari-
—¡Pero si es la verdad! -espetó de nuevo la mujer- Shinji Ikari merece ser enviado a prisión, lo que hizo con nuestro hijo fue criminal.
—¡Ya basta! -Kaworu no pudo tolerarlo más- Les pediré que se abstengan de hablar mal de mi esposo. ¿Acaso solo vinieron para eso? ¡Lo que pasó fue un accidente! -empezaba a alterarse- Lo que importa es que no hubo víctimas fatales, ¿cierto? Si van a seguir en ese plan, tendré que pedirles que se marchen.
Nadie se animó a emitir una sola palabra más. Los ánimos estaban muy caldeados pero luego se fueron apaciguando. Kaji por su parte, había ido a ver a Shinji para ponerle al tanto de las novedades sin ocultarle absolutamente nada, desde el estado de Kaworu, pasando por la presencia de sus suegros en el hospital y también sobre el alboroto en los medios de comunicación.
—Tendrás que ser fuerte, Shinji -dijo el hombre- Kaworu está fuera de peligro pero el panorama no es muy alentador que digamos.
—Explícate, por favor.
—A causa del accidente, Kaworu ha quedado con el brazo derecho inutilizado -comentó con notable pesar en su voz- No sólo sufrió daños a nivel óseo, también fue a nivel nervioso. Eso quiere decir que él probablemente no podrá volver a mover.
-No...no es cierto -murmuró el castaño y sintió que se le dificultaba respirar, se recargó contra una pared que tenía cerca para no caer al piso, una sensación de mareo lo invadió y Kaji fue hasta él para socorrerlo-
—¡Shinji! -exclamó para después sostenerlo- ¿Qué te ocurre?
El mayor lo condujo hasta un sofá que tenía cerca y lo ayudó a sentarse. El castaño estaba a punto de hiperventilar y con una inminente crisis de ansiedad luego de conocer tan catastrófica noticia. Rompió en llanto en medio de su dificultad para inhalar y exhalar con normalidad.
—Shinji, tienes que calmarte. No te angusties, no estás solo, respira e intenta relajarte -el hombre trataba de controlar la situación con aparente tranquilidad- Voy a llamar a una ambulancia.
—¡No! -refirió Ikari en un hilo de voz y hacía un esfuerzo por sobreponerse- Ya está pasando.
—¿Quieres agua? -ofreció Kaji-
—Sí, por favor.
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Múltiples situaciones cargadas de dramatismo, angustia e incertidumbre se vivieron los días posteriores. El reencuentro de los esposos tras aquel percance tan desgraciado como a su vez afortunado, fue realmente emotivo y estuvo cargado de lágrimas, lamentos y pedidos de perdón por parte de Ikari. Los dejaron solos en la habitación del hospital para que pudieran conversar largo y tendido.
—Definitivamente no quiero que mi hijo siga con ese sujeto -dijo en voz alta la madre de Kaworu, generando la molestia de Kaji quien le dedicó una mirada llena de reproche que no se molestó en disimular-
—Varios medios de comunicación se pusieron en contacto conmigo y accedí a dar declaraciones -comentó el señor Nagisa-
—¿Qué ha dicho? -Kaji volteó a verlo lleno de indignación- ¡No puede hacer eso!
—Por supuesto que puedo -refutó el hombre- La prensa y también los seguidores de mi hijo tienen todo el derecho de saber cómo están las cosas.
—Es suficiente con que estén al tanto de los informes oficiales de los médicos sobre el estado de salud de Kaworu. No tienen que inmiscuirse en cuestiones internas o personales, es mi obligación proteger a Kaworu y también a Shinji de la exposición mediática. ¡Usted va a desatar un caos!
—¡Se equivoca, señor Kaji! El mundo tiene que saber que Shinji Ikari ha perjudicado la carrera y la vida de quien está considerado como el pianista más importante de esta era.
—¿Acaso dimensiona el daño que puede ocasionar a su hijo con semejante imprudencia?
—Shinji Ikari merece ser socialmente repudiado y también debe enfrentar a la justicia por lo que le hizo a nuestro hijo -la mujer volvió a meterse-
—Si impulsan esas acciones, créanme que se arriesgan a perder a su hijo. Puede que Shinji haya cometido un error pero lo que pasó fue un accidente -explicó Kaji- Kaworu ama a Shinji más a nadie en este mundo y me consta. Si ustedes dañan a Shinji, también dañarán a su hijo.
—¡No intente convencernos con chantajes sentimentales! -replicó la mujer- Ese tipo truncó la gran carrera de Kaworu y también su vida, ¿qué no lo ha visto?
—Lo único que he visto es que ellos siguen unidos, a pesar de esto. Llevan casi 3 horas en esa habitación, de seguro decidiendo qué es lo que van a hacer de ahora en más -Kaji exhaló con hartazgo, ya no podía más con eso que traía atravesado en la garganta y decidió hablar para que ese par de viejos odiosos dejaran de lado su postura tan cerrada e injusta- Nadie sabe de esto, ni siquiera Shinji, pero Kaworu decidió retirarse de los escenarios luego la gira que tenía prevista, este accidente solo contribuyó a acelerar ese proceso.
Los señores Nagisa quedaron absolutamente pasmados ante la noticia que Kaji les acababa de exponer. Ellos jamás hubieran imaginado que su hijo estuviera considerando finalizar ya su carrera musical. No supieron siquiera qué decir al respecto, había sido como un golpe bajo y sorpresivo.
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Kaworu junto con Kaji lograron finalmente convencer a Shinji que lo mejor que podía hacer era marcharse a Japón para resguardarse del acoso agresivo de la prensa. La situación se tornó tan insostenible que Ikari no podía poner un pie en la calle porque sus lugares de residencia eran sitiados por los periodistas que buscaban tomarle fotos o hacerle preguntas.
Al albino le dolía muchísimo ver cómo su esposo sufría siendo atosigado por los medios y luego de mucha insistencia, finalmente consiguió que abandonara Leipzig y se refugiara en la residencia que ambos poseían en las afueras de Tokyo. El viaje de Shinji Ikari se manejó con absoluto hermetismo pero poco después, las especulaciones de que se había dejado Alemania saltaron al tapete.
Así pasaron tres meses desde que Shinji se encontraba viviendo solo en Japón. Se comunicaba con su esposo casi todos los días y este le informaba acerca de su proceso de recuperación, no sabían exactamente cuanto tiempo más estarían en esa situación. Pero el castaño sentía que se estaba sumiendo en la depresión nuevamente y eso se acrecentaba más aún a causa de su soledad.
—Te extraño tanto -susurró el castaño mientras abrazaba sus rodillas y secaba sus lágrimas, siempre sentado en ese sofá que parecía ser el silencioso testigo de su desdicha mientras-
Una noche más que no había podido conciliar el sueño, se veía ojeroso, demacrado, un tanto mareado pero también demasiado inquieto. Su corazón estaba particularmente intranquilo y la añoranza lo consumía poco a poco.
Cuando todo parecía indicar que aquel sería otro aburrido e interminable día sin más compañía que la de sí mismo y sin mayores novedades en su haber. Shinji tomó su celular y nuevamente pensaba echar sal en sus heridas, indagando los artículos periodísticos que pudieran hablar sobre Kaworu y también sobre él.
En cuanto se puso a buscar, el primer resultado que saltó a la vista fue uno que apenas tenía unas pocas horas de publicación y cuyo título decía: "Reaparición de Kaworu Nagisa por primera vez luego de varios meses de su accidente".
El corazón de Shinji dio un vuelco y quedó con muchas dudas antes de dar play al reproductor. Su esposo no le había contado absolutamente nada sobre sus intenciones de dar declaraciones pero supuso que si subió un video en sus redes fue con el aval de Kaji aunque ¿y si no era así realmente?
Sintió temor, las manos comenzaron a temblarle y apenas podía sostener su teléfono. Tragó saliva y mil cosas pasaron por su mente. ¿Y si Kaworu decía que efectivamente él tuvo la culpa de todo lo que pasó? ¿Y si confirmaba que tenía planes de divorciarse de él? ¿Y si lo acusaba de haberle arruinado su exitosa carrera? Todos los fantasmas e inseguridades que vinieron atormentando a Shinji por esos meses volvieron a presentarse en ese momento.
Suspiró con pesadez y finalmente se animó a reproducir el vídeo en cuestión. Sintió una gran emoción al ver allí la imagen de su querido esposo mostrando esa sonrisa dulce tan característica en él. Acarició la pantalla de su teléfono y volvió a sentir que las lágrimas surcaban sus ojos pero se compuso en cuanto lo escuchó hablar.
"Quiero dar las gracias a todas y cada una de las personas que desde sus lugares han estado pendientes de mi situación en estos meses difíciles que me han tocado vivir. Gracias por todas sus palabras de aliento y apoyo, puedo decir que soy una persona por demás afortunada al contar con el cariño de tantas personas alrededor del mundo.
Gracias por esperarme pacientemente y por aguardar los comunicados oficiales de mis médicos y de mi mánager.
Gracias por respetarme a mí y a mis seres queridos, no dejándose guiar por especulaciones y rumores maliciosos que solo buscaban perjudicar y sobre todo, gracias a mi amado esposo, Shinji, el gran amor de mi vida, a quien mucho han atacado injustamente y culpado por lo ocurrido, que no fue más que un accidente como los tantos que suceden día a día.
Desearía que pusieran fin a todas esas falsas noticias. De ninguna manera mi esposo ha arruinado mi carrera como mucho afirmaron, una carrera consolidada con más de 20 años y llena de éxitos no puede ser arruinada, más aún cuando con creces escribí mi nombre entre los más grandes músicos de este siglo. Es verdad que el accidente me ha dejado con una imposibilidad y no podré volver a tocar en bastante tiempo pero eso no me desanima, voy a enfocarme en mi recuperación y en mi vida personal, junto a mi esposo.
De todas maneras, yo mismo pensaba poner punto final a mi carrera artística luego de la gira que tenía prevista. Pero como el destino vino a cambiarlo todo, no me queda más que aceptarlo como tal. No obstante, en breve les daré una gran sorpresa, por favor, estén atentos. Les dejo mi más afectuoso saludo."
Cuando el video finalizó, Shinji estaba llorando pero a su vez sonreía. Le resultó tan conmovedor el mensaje de su esposo que no podía creer que minutos antes se estuvo cuestionando tantas cosas que carecían de fundamento. Porque durante sus tantas charlas, Kaworu le había asegurado que no estaba molesto con él, que no lo culpaba de nada y que su amor no había cambiado de ninguna manera.
—Lo siento -dijo y echó un vistazo a la imagen de Kaworu en su celular y luego se volvió a mirar el piano que se encontraba ahí en la sala, no sintió ya ningún pesar y permaneció pensativo por un momento, recordando algunos episodios felices de su matrimonio-
El sonido repentino del timbre lo quitó de sus pensamientos. Quedó extrañado porque no esperaba a nadie ese día, se puso de pie y sin muchos ánimos se dirigió hacia la puerta. En cuanto la abrió, quedó estupefacto y se puso totalmente pálido al encontrar allí a Kaworu en compañía de Kaji.
—Hola, Shinji -saludó el mánager- Te traje a tu esposo porque ya no soportaba un solo día más lejos de ti y ya me estaba por volver loco, no hacía otra cosa que hablar de ti y...--
—¡Kaworu! -exclamó el castaño y con cuidado se acercó a abrazar a su esposo, aferrándose a él con cariño-
—He vuelto a casa, mi amor -respondió el otro y besó su frente- Decidí que seguiré aquí la recuperación, no puedo estar más tiempo alejado de ti y estoy seguro que lograré muchos más avances si tú estás conmigo.
Shinji levantó la vista hacia el rostro de su esposo, que le sonreía con ternura y lo veía con el mismo amor de siempre. El castaño se sintió contento al verlo caminando y aunque era verdad que tenía limitaciones en la movilidad de su brazo derecho, estaba seguro y esperanzado de que conseguiría recuperarse por completo algún día, aún si tomara años, él estaría a su lado para cuidarlo y apoyarlo en todo.
Cuando Kaji se fue y los dejó solos, Shinji condujo a su esposo a la habitación y lo ayudó a acomodarse en la cama para que pudiera descansar luego del viaje, supuso que estaría bastante agotado. Sin embargo, Nagisa parecía de maravillas.
—Shinji -lo llamó- Abre mi maleta, por favor. Quiero mostrarte algo que preparé especialmente para ti.
—Claro -respondió el otro y de inmediato siguió las indicaciones de su esposo, allí encontró una caja de metal de tamaño mediano y supo que eso era lo que Kaworu quería enseñarle, la tomó y la llevó hasta la cama-
—Ábrela, es para ti.
Ikari así lo hizo, al revisar el contenido, encontró unas partituras, un mini cd y un aparato para poderlo reproducir.
—Es mi máxima obra maestra y está dedicada únicamente a ti, que has sido mi compañero y mi mayor inspiración por todos estos años -confesó Nagisa- Pensaba darla a conocer durante la gira y presentarla en vivo para ti pero ya no puedo esperar a que la escuches y me des tu opinión.
—Esto es demasiado, es más de lo que merezco -Ikari volvía a sentir que se le humedecían los ojos-
—Te mereces eso y mucho más. Tú has sido mi más grande apoyo en todos estos años y ahora no es la excepción. Esta es mi manera de darte las gracias por todo este tiempo que -le sonrió- Por favor, escúchala.
—¡Sí, ya mismo!
Shinji supo que la composición le encantaría aún sin haberla escucharla. La emoción que experimentaba era tanta que no pudo resistirse y fue a abrazar a su esposo y colmarlo de besos en el rostro, repitiendo puras palabras de gratitud y amor. Se sentía inmensamente halagado al recibir aquel obsequio tan bello y considerado.
Pocas semanas después, la magnífica obra titulada "Ode an die Liebe" vio finalmente la luz y llegó al público que tanto admiraba al talentoso pianista. La misma estaba inspirada en la composición más conocida de Ludwig van Beethoven, cuyo título era similar aunque esta había sido inspirada única y exclusivamente por el amor más grande que su compositor había conocido y experimentado todos aquellos años al lado de su musa inspiradora.
Los rumores y las falsas especulaciones de los medios de prensa finalmente cesaron. La crítica solo hablaba maravillas del último trabajo de Kaworu Nagisa, quien una vez más hizo justicia a su bien logrado apodo de "La reencarnación de Beethoven". El matrimonio Nagisa-Ikari volvió a tener la paz y la tranquilidad que necesitaban como así también la más plena certeza de que juntos iban a conseguir superar todas las dificultades.
Kaworu confiaba en que en uno o dos años, volvería a tocar el piano. Estaba dispuesto a echarle muchas ganas a su recuperación y sabía que con el apoyo y el cuidado de su querido esposo Shinji, era capaz de lograr todo lo que se propusiera. Juntos, siempre juntos, ellos eran capaces de enfrentar y superar todas las pruebas que la vida podría presentarles. Al fin de cuentas, su amor siempre sería más fuerte que todo.
FIN.
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