Hasta el final de nuestros días

Por: Tabris-XX

Etapa: Vejez.

Descripción: El amor es un sentimiento que va cambiando de forma conforme pasa el tiempo en la vida de una pareja consolidada. Con el trascurrir los años, ese amor que inicialmente estuvo conjugado con pasión, va adquiriendo otros matices menos intensos pero no por eso menos importantes.

Luego de medio siglo de haber unido sus vidas, Kaworu Nagisa y Shinji Ikari comprenden cuan privilegiados han sido al vivir su amor de todas y cada una las maneras que quisieron, siempre juntos.

Un anciano Kaworu contempla a su amado Shinji y rememora con nostalgia y cariño algunos pasajes y hechos de su vida junto con él a través de esos años. Finalmente, los reconocía como los protagonistas de un amor tan grande, puro e incondicional que les enseñó las más valiosas lecciones que ambos atesorarían hasta el final de sus días.

Los personajes pertenecen a la versión Anime.

---

No puedo expresar con palabras exactas el sentimiento de paz que me genera verlo dormir a mi lado tan apaciblemente. Todo mi ser se regocija jubiloso y agradece al universo el gran privilegio que me otorgó poniendo en mi camino a un hombre tan maravilloso como lo es Shinji Ikari, mi amado esposo, o mejor dicho, el gran amor de mi vida.

Cada día fui reafirmando lo que sostuve desde el primer instante en que lo vi cuando nos convertimos en compañeros en la escuela.

"En verdad nací para conocerte, Shinji".

No recuerdo cómo fue que se me ocurrió tal frase, solo dije lo que mi corazón me dictó en ese momento y luego el tiempo me fue corroborando que efectivamente estaba en lo cierto. Pero más que para conocerlo, hoy tengo la certeza de que yo más bien nací para amarlo, así fue, más allá de los muchos años que pudieron haber pasado desde que comenzamos a transitar juntos un camino en común.

A diferencia de Shinji, yo jamás sentí temor del paso del tiempo aunque no pude evitar hacer mías sus preocupaciones en cierto momento. Hoy simplemente me siento satisfecho y agradecido al tener la dicha de verlo despertar cada mañana, de escucharlo pronunciar mi nombre, de tomar sus manos temblorosas entre las mías y de abrazarlo cada vez que puedo.

A medida que los años transcurrían, nos dábamos cuenta que ya no éramos esos jóvenes que se conocieron hace más de medio siglo. Pero si de algo estoy absolutamente seguro es que los años más felices de mi vida han sido a su lado y sé que así será hasta mi último suspiro.

Y aunque probablemente el tiempo causó estragos en mi apariencia, mi corazón se ha rehusado a envejecer, al igual que mi amor por Shinji. Hoy todavía me siento enamorado de él como cuando tenía 15 años.

Muchas estaciones vinieron y se fueron pero dejaron sus huellas en nosotros, tanto física como mentalmente. Los achaques propios de la edad no han venido solos pero bien o mal, hemos aprendido a sobrellevarlos.

Fui testigo del interesante cambio en el color de los cabellos de Shinji, que de castaños pasaron a volverse completamente grises. Me resulta bastante irónico que no me haya sucedido eso a mí, ya que los míos se mantuvieron prácticamente iguales aunque ya no son tan abundantes como antes.

En cuanto a mi vista, la estoy perdiendo de forma progresiva y mis anteojos requieren mucho más aumento que los de él. Acabo de cumplir mis ocho décadas de vida y soy consciente de que mi atractivo quedó en el pasado aunque mi querido Shinji insiste en que no es así; de hecho, dice que hoy le gusto incluso más que en nuestros años mozos.

Claro que Shinji no es bueno mintiendo pero aún así, me sube el autoestima de forma impresionante cuando me dice esas cosas. Sigue siendo tan lindo y tierno como siempre, hay cosas que nunca van a cambiar y me hace feliz que sea así.

Tuvimos que sortear un montón de altibajos a lo largo de nuestra relación, los problemas propios de una pareja, la rutina, las discusiones, las diferencias, porque está claro que no todo es miel sobre hojuelas en la vida de una pareja. El secreto para hacerla duradera está en aprender a convivir con las diferencias propias de cada uno y a ceder un poco de vez en cuando.

Hace varios años experimentamos también la disminución de libido, quizás fue un tanto frustrante al principio porque de tener una vida sexualmente activa e intensa, pasamos a reducir las frecuencias de nuestros encuentros en la intimidad hasta que poco a poco el deseo carnal se fue agotando.

Entonces pasamos a ser mucho más compañeros y amigos que antes, cosa que fue muy positiva a mi parecer. Empezamos a ver la vida con unos ojos más objetivos y maduros porque habíamos crecido y madurado en todo sentido. Disfrutamos de otra manera una etapa diferente en nuestra relación e increíblemente era como si me sintiera más enamorado de Shinji, sobre todo de su corazón y de su alma.

—Kaworu, ¿qué haces aún despierto a estas horas? -su voz somnolienta me trae de regreso a la realidad, lo estaba viendo tan embelesado que acabé perdiéndome en mis pensamientos, sin percatarme que él había despertado- ¿Acaso te dio insomnio otra vez? -pregunta con preocupación en lo que despega su cabeza de la almohada y una de sus manos acaricia mi mejilla derecha-

—No -respondo enseñándole una sonrisa tranquilizadora para luego tomar su mano entre las mías y besarla- Solo desperté porque me dio sed pero cuando volví a la cama, noté lo adorable que te veías dormido y me quedé observándote un rato.

Su reacción me conmueve de inmediato, ya que es exactamente la misma de siempre, así como cuando era un adolescente. Sus mejillas se colorean en un tierno carmín, agacha la mirada y se acerca a mí para esconder el rostro contra mi pecho, adorablemente avergonzado ante mis palabras elocuentes.

—Kaworu, por favor -pronuncia con timidez-

Lo abrazo y ambos volvemos a reposar sobre las mullidas almohadas. Beso su frente y me aferro a él, siento sus brazos ciñéndose a mi cuerpo también.

—Te amo, Shinji.

No responde. Permanece estático y pensativo un momento hasta que me vuelvo a verlo con un dejo de preocupación hasta que mis ojos se encuentran con los suyos. Noto que está por romperse en llanto e intenta contenerse como puede.

—¿Dije algo malo? -le pregunto con cierta angustia al ver su reacción-

Niega con la cabeza y las lágrimas empiezan a fluir de esos preciosos ojos azules que ahora lucen enmarcados con esas arrugas que encuentro tan lindas e interesantes.

—Dímelo otra vez -pide sollozando-

—Te amo -repito con firmeza y seco sus lágrimas con delicadeza- No llores, amor. Te lo diré todas las veces que desees, ¿está bien? Solo quiero que a cambio, sonrías para mí.

—Lo siento, me he convertido en un tonto viejo sentimental. Ahora me da por llorar más de lo que lo hacía cuando nos conocimos -solloza de nuevo-

—¿Acaso te sientes triste y solo como me decías te pasaba en aquel entonces?

—¡No! -responde enérgicamente- ¡Claro que no! Ahora me sucede todo lo contrario, me siento tan feliz en tu compañía y de repente me desespera tanto pensar que quizás nos falte tiempo y...--

Calla de golpe y las lágrimas regresan. Ambos sabemos lo que va a decir. Shinji se refiere a esas cosas que evitamos porque no queremos escuchar pero en el fondo sabemos que sucederán tarde o temprano.

—No pienses más en eso, Shinji. Hay cosas que no vamos a poder evitar pero todavía tenemos un buen trayecto que recorrer antes de que eso suceda -lo abrazo aún más fuerte y comienzo a sentir también esas irrefrenables ganas de romperme en llanto pero no se trata de ningún pesar en mi ser, al contrario, vuelvo a sentirme totalmente dichoso por tenerlo allí conmigo una noche más- Prometí amarte y hacerte feliz por toda la vida, ahora dime tú, ¿lo he hecho?

—Totalmente. Me has hecho feliz cada día de mi vida hasta este momento -por fin Shinji empieza a sonreír nuevamente y eso llena mi corazón de una preciosa calidez-

—Tú a mí también, Shinji. Si pudiera repetir mi vida a tu lado, juro que volvería a hacerlo todo de la misma manera. Día a día, sin cambiar absolutamente nada.

Él vuelve a sonreír, me recuerda tanto a nuestro primer encuentro en aquella playa cuando lo vi y me enamoré perdidamente de ese chico, aún cuando no creía en el amor a primera vista y acabé cayendo ante él.

—Yo igual -susurra bajito- Te amo tanto, Kaworu.

—Y yo a ti, mi amor.

Acabamos durmiendo por fin y lo hicimos con una agradable sensación de felicidad en nuestros corazones, conscientes de que nuestro amor perduraría hasta el final de nuestros días. Quizás nuestros miedo no sean tan infundados porque es cierto que ya no nos queda demasiado tiempo en este mundo. No se lo digo a Shinji y es posible que no lo haga para no hacerlo llorar, pero mi más grande deseo es que volvamos a nacer uno cerca del otro para amarnos tanto como lo hicimos en esta vida.

Y todavía así, quisiera vivir mil vidas más, solo para volver a estar a su lado y amarlo de la misma manera.

FIN.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top