Capítulo 10: Siempre

—No me iré —le dijo a Oriza—, no ahora que han matado a nuestro gran maestre. Voy a averiguar quién fue. Quien quiera que sea, lo hizo en mi territorio, tengo informantes en casa de los Montfort, no pararé hasta dar con el responsable.

Oriza solo asintió. Se notaba que la muerte de Bernard la había afectado, desde que se enteró de aquello andaba muy silenciosa y solo asentía a todas sus sugerencias.

—Es lo mejor, pondré a trabajar a mis informantes también. Cielos, yo aún no puedo creerlo.

—Yo menos...

Inocente de Guillaume. Apenas había recuperado a su padre, y este muere en sus brazos, era injusto. Y lo que les preocupaba era que sus enemigos habían llegado hasta París, si mataron a Bernard, nada les iba a costar acabar con Guillaume también. Había que poner especial cuidado en él.

—Por favor, ve allá. Encárgate de saber cómo está Guillaume. Yo iré más tarde.

—Sí. Tía, hay otra cosa. Guillaume tiene el anillo de su padre.

—Quizá Bernard llegó a adelantarle algo, quizá ya sabe quién es la dama...

—¿Cómo?

—Alix, si Guillaume tiene el anillo, es ahora nuestro gran maestre.

A la joven no se le pasó que Oriza ignoró por completo ese "¿Cómo?". Acababa de mencionar algo de lo que ella no tenía idea.

—Lo sé, tía, es nuestro deber protegerlo. Ahora está muy afectado, pero cuidaremos de él hasta que cruce el Ródano. Luego de eso, los caballeros de la orden se encargarán de guiarlo.

—Alix, por favor. No le reveles nuestra identidad. Luego le contaremos. Ahora, por favor...

—Está bien, seré discreta.

Se despidió de Oriza, y fue rápido hacia la casa de los Montfort. Solo había visto a Guillaume una vez y a lo lejos, pero distinguió el anillo de su padre. Estaba muy confundida, primero de lo Amaury, ahora eso. La orden peligraba, bien que se los había advertido Bernard el día que se encontraron antes de que él llegara a París. "Ya es hora que te enteres de unas cosas, así que escucha atenta", le dijo aquella vez.

Fue la primera vez que oyó hablar de una profetisa en Montpellier que tuvo un sueño horrible en el que se acercaba el fin y la destrucción de todos. Tiempos terribles venían, tenían que estar más unidos que nunca. Y ya había empezado con la muerte de Bernard. Toda esa situación ponía nerviosa.

Cuando llegó, fue directo a ver a Guillaume y a darle un abrazo de consuelo. Era su amigo, como su hermano mayor. Y ahora su gran maestre. Tenía miedo por él, por la responsabilidad que de pronto le había caído encima. Sabía que, a pesar de todo, Guillaume era un hombre fuerte que podría hacer frente a lo que viniera. Pero de momento ella solo ayudaría ubicando uno a uno a los responsables de la muerte de Bernard de Saissac.

—Me retiro a descansar, no he dormido casi nada y me duele mucho la cabeza —le dijo el caballero, y ella solo asintió.

—Ve, hablaremos luego.

Guillaume se retiró, detrás de él fue Arnald. Pobre muchacho, había escuchado que fue testigo de la muerte de Bernard, eso debía de ser muy duro para ambos. Y aprovechando que estaba en la casa, se pondría a averiguar entre sus informantes qué fue lo que pasó, pronto iba a identificar al responsable de ese asesinato.

Estaba ya por irse del salón, cuando apareció Amaury. Decidió ignorarlo y pasar de largo, la verdad tenía demasiadas cosas en la cabeza como para perder el tiempo con él. Lo importante era la orden.

—Alix —dijo él de pronto, y le cerró el paso—, qué bueno verte...

—No he venido por ti —contestó algo brusca—. Solo estoy aquí por Guillaume, pero él ya se retiró. Así que, si me disculpas...

—Espera —la tomó del brazo. No había nadie en el salón, por suerte. Ella se soltó de inmediato. No sentía deseos de hablar con él—. Tenemos que conversar sobre... Aquello... Bueno, ya sabes.

—Tu compromiso con Alina. No tenemos nada que hablar, Amaury. Tú te vas a casar, yo pronto regresaré a Languedoc. Se acabó.

—¿Puedes escucharme al menos? No entré esa noche al castillo por Alina, sabes que ella siempre le gustó a Guillaume, yo solo...

—No me importa por qué o por quién entraste. Eso ya no tiene sentido, Amaury. ¿No lo ves? Vas a casarte, eso es todo.

—¿Lo crees así? —Ella asintió. No le iba a regalar sus lágrimas otra vez, así que solo apartó la mirada de él. Se acabó, fue un sueño.

—Te vas a casar con ella, olvida esto. De verdad.

—No sé cómo tienes el coraje de pedirme eso.

—No sé cómo tú tienes el coraje de hablarme después de romper tus promesas.

Volvieron a mirarse. ¿Cómo podía hacerse de pronto la idea de que no volvería a ser su maldito duende? ¿De no volver a sentir sus labios? ¿Cómo tenía el valor de decirle adiós? "Oh, Alix, tú sabías. Oriza siempre te lo dijo. Era imposible. Fuimos presos de un sueño que nunca debió ser".

—Yo no quise... —murmuró él con gesto arrepentido.

—Ya lo sé, Amaury, eso es lo más triste de todo. Que al final nadie quiere hacer daño, pero siempre pasa.

No había más que decir. Se dio la vuelta, le dolía el corazón otra vez. Quería correr y llorar en paz, quería olvidarse de todo eso. Antes se había odiado tanto por cada lágrima que se escapaba sin querer de sus ojos, pero ahora sabía que el amor era lo único por lo que valía la pena llorar.

—Alix —la llamó otra vez. Se giró a verlo. Él también parecía contenerse de alguna forma. Parecía que él también luchara contra el dolor y la vergüenza de llorar por lo que les había pasado—. Siempre serás tú. Siempre.

Amaury vio por primera vez lágrimas en sus ojos. Nunca la había visto llorar, nunca quiso provocar aquello. Pero vio sus ojos rojos, sus lágrimas escapando dolorosas y marcando su rostro. Sin decir nada más, Alix se fue, pero las palabras de Amaury sonaban sin cesar en su cabeza. "Siempre serás tú. Siempre".


**************


"Siempre", se dijo Amaury. 

Ya había pasado tanto tiempo desde aquella tarde, pero parecía todo tan reciente. A su lado, Alina dormía. Su mujer, su esposa. Qué horror. Cada día más insoportable, cada día más celosa. Cada día empeñándose más en molestar a Alix. Por Dios, como si Alix fuera su amante, como si ella siquiera dejara que se le acerque.

Aunque entendía por qué Alina le temía tanto, él podía seguirse acostando con las mujeres que quisiera, pero Alix siempre sería la mujer de su vida. Eso Alina lo sabía, por eso la odiaba cada día más. Porque si bien al principio intentó disfrutar su matrimonio con ella, una vez pasada la novedad, no quedó más que peleas y resentimientos.

Un año o algo más. Había pasado mucho desde entonces. Aunque se dijo que Alix volvería a Languedoc y que tenía un prometido esperándola allá, la joven nunca alistó equipaje alguno. Había pasado de todo, incluso Guillaume escribiéndole sobre una tal Bruna de Béziers a quien amaba con todo el corazón. Le alegraba que al menos uno de los dos fuera feliz, que él siquiera haya logrado amar. Pero él también amaba de verdad, solo que todo se había arruinado.

Alix dormía en casa de los Montmorency, tan cerca pero siempre tan lejana. La extrañaba a horrores, extrañaba todo de ella. Cada día maldecía la noche en que decidió que sería divertido acostarse con una mujer casada, y terminó en un matrimonio con Alina.

No sabía si algún día ella lograría perdonarlo, si podría darle una oportunidad. Si tendría la dicha de tener su cuerpo entre sus brazos otra vez, de besarla un instante siquiera. Pero solo le quedaba el recuerdo de sus ojos llenos de lágrimas aquella vez de la despedida. Desde entonces solo hablaban por compromiso, él intentaba aproximarse, pero ya no era lo mismo. Solo esperaba que al menos eso ella le haya creído. Que cuando le dijo que siempre sería ella, era todo verdad.

Ella tenía que creerle, ella aún lo amaba y eso lo sabía. Quizá un año era muy pronto, pero se lo había jurado también. "Te volveré a atrapar, duende de mi vida. Tú solo eres para mí. Te volveré a buscar, y tú y yo caeremos de nuevo en la trampa. Te lo juro".

Ya estaba amaneciendo. Se lo jurócomo que era Amaury de Montfort. Algún día Alix volvería a él, y no le dejaría escapar nunca más. La tendría a su lado tal como prometió. Siempre.



***************

¡Ahora sí, mis amores! Ya conocimos la triste historia de Alix y Amaury. De como Amaury la cagó, siendo específica xddd

Recuerden que hacía el final de "La dama y el Grial I", Amaury recibe una propuesta del legado Arnaldo... que tiene el objetivo de honrar la promesa que le hizo a Alix.

ASÍ QUE, PREPÁRENSE. Ya tengo la portada para LDYEG II. Pronto habrá novedades. Y si, el petardo de Amaury aparecerá más seguido  😈





Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top