Compañeros

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Draco

Soy una sombra, una imagen oscura que proyecta un cuerpo opaco que puede ser considerado un cascaron vacío que alguien con vida. La luz que irradia mi carcelera no hace mas que marcar de manera notoria mi pasado deprimente, volviendo mi apariencia aun más oscura y desesperada.

Con el paso de los días se ha vuelto mi rutina seguir sus pasos, siempre a una distancia segura. No tan cerca como para ser notado, pero no demasiado lejos para sentir el tirón en la boca del estómago y la falta de aire, antes que el dolor sordo comience en mi cabeza para avisarme que estoy saliendo de la distancia restrictiva.

Me gustaría decir que Granger es una carcelera cruel, el verdugo que me haría pagar por mis crímenes pasados, pero no es así y lejos de aliviarme, me enerva gozar de sus favores, sentir que me he vuelto una de sus mascotas, casi como las causas perdidas a las que apoya. Que me ponga el mismo nivel que los elfos domésticos que tanto ama y quiere proteger, no ayuda a mí ya lastimado ego. Pero más allá de terminar de quebrantar la imagen orgullosa e indemne que mantuve por años hacer que desee cosas que jamás podre tener.

Camino lentamente tras de ella con las manos en los bolsillos, tratando de mostrar indiferencia como lo he hecho desde el día en que llegamos al colegio y tuve que pedir disculpas por mi comportamiento explosivo e infantil, mientras me mordía la lengua para suplicar que reconsiderara el seguir siendo mi guardiana.

Acepto mucho más rápido de lo que espera, aun cuando la curiosidad fue evidente en sus ojos no emitió ningún juicio al respecto, se limito a aceptar sin agregar nada y desde entonces se dejo llevar por las circunstancias como si fuera lo mas normal del mundo tenerme a su lado en lugar de sus eternos e inseparables amigos Potter y Weasley.

El resquemor en mi pecho no se apaga, como tampoco el sentimiento de agobio por tener que ser participe de una rutina que me priva de libertad, a pesar de todo, mentiría si no reconociera que puedo gozar de una tranquilidad de la que hace mucho no disfrutaba. Haciendo al lado el acoso incesante de los estudiantes que guardan un odio profundo hacia mi y todo lo que represento y están empeñados en provocarme y herirme.

Puedo respirar la calma a su lado como si casi fuera real. Es casi como si mereciera seguir ocupando un lugar en el mundo, aunque sepa muy bien que haría un bien mayor para el resto si dejara de existir.

La distancia entre ambos se va reduciendo casi sin darnos cuenta, impulsados por la inercia de la situación terminamos haciendo la mayoría de las cosas en conjunto. Además de las clases, las tardes llenas de deberes, inmersos en investigaciones y proyectos perfilados para la evaluación de fin de curso han hecho que nos asignen como equipo, ¿Quién más en su sano juicio estaría dispuesto a trabajar con un ex mortifago?

Sospecho que incluso Granger se siente aliviada de tenerme a su lado, para mantener a raya a sus admiradores y ese club de fans que le persiguen para poder presumir que intercambiaron palabras con la heroína de guerra. Casi hace que valga la pena los insultos por lo bajo, las miradas envenenadas y envidiosas que me lanzas como si creyeran que disfruto de una atención que no necesito.

Justo ahora a una mesa de distancia puedo verla leerle con avidez uno de los tantos libros que descansan sobre la superficie de madera, su mirada sigue línea por línea devorando palabras a una velocidad vertiginosa. Mi yo de otros tiempos se burlaría de su ñoñería, mi yo de hoy, el que apenas sobrevivió mas por suerte que por otra cosa, no puede mas que mirarle con una fascinación inexplicable.

¿Cómo puede parecer tan normal? Absorta en su lectura, sin hacer uso de sus facultades y poder, permitiendo que todo gire a su alrededor. Quiere que la traten como si no fuera una heroína, como si no fuera gracias a ella que todos, incluyéndome a mí y a todas las putas familiar puristas que renegamos por su existencia, sobrevivimos para ver un mañana. Tendríamos que besar el suelo que pisa.

Se mueve con por mundo tratando de encajar de manera ordinaria con el resto, como si no fuera su brillante mente y valentía los que nos salvó al fin y al cabo de terminar viviendo bajo la tiranía del Lord oscuro.

Todo el mundo puede alabar al niño que vivió, vitorear su nombre como el héroe de guerra, pero se necesita ser ciego o estúpido para no darse cuenta de que de no ser por Hermione Granger, todo hubiera valido una mierda. La gloria y los laureles fueron lanzados al elegido, mientras que se le dieron solo palmadas en la espalda a la estratega que planeo, coordino y mantuvo con vida a Potter.

-La vas a desgastar de tanto mirarla. -Nott se deja caer en la silla frente a mi haciendo que la madera cruja bajo su peso. Me abstengo de rodar los ojos sabiendo que eso me ganaría que soltara otra de las sonrisas de suficiencia que últimamente de dedica con frecuencia cuando se trata de Granger.

Lentamente corro mi mirada de Granger a mi estúpido y odioso amigo, quizás el único que me queda.

-Puedo mirarte a ti, sí lo prefieres, aunque nunca creí que fueras del tipo del que disfrutaría mis atenciones. -llevándose la mano al pecho como si le doliera hace una mueca llena de dramatismo.

-Me sentiría alagado, pero ya que disfrutaría más de la atención de tu compañera de cuarto, me bastara con molestarle lo suficiente para aplacar mi envidia y mis celos.

Esta vez no pude evitar sonreír con sarcasmo, después de todo no puedo evitar que mi vena malvada, esa que disfruta de tener algo que los demás no puede tener, se inflara de satisfacción por sus palabras. Por el rabillo del ojo puedo percibir que llamamos la atención de mi guardiana.

Vuelvo el rostro para mirarla en una solicitud muda, sabiendo que no se molestara de que hable con Nott. La veo inclinar levemente la cabeza en aceptación antes de retomar su lectura. Bajo su consideración Theodore Nott, premio anual de esta generación junto a Ginebra Weasley no representa un riesgo. A mi parecer lo tiene en muy alta estima considerando que sus antecedentes no son muy distintos de los míos, pero quien soy yo para juzgar.

-No puedo creer que seas tan rencoroso por no perdonarme robar a tu compañera premio anual.

-Que puedo decir Draco, incluso ya podía saborear las largas tardes de fin de semana compartiendo una taza de té y galletas, en nuestra sala común mientras discernimos sobre las ultimas legislaciones en las leyes de mágicas. Quien sabe quizás pudimos volvernos íntimos amigos. -La sonrisa maliciosa me arranco un bufido.

-Lamento que no pudieras completar sus delirios hormonales.

-No puedes culparme por soñar, tu compañera es cautivadora en mas de un sentido, ¿Sabes que monto un dragón para huir de Gringotts?

-Lo se. -Admití evitando su mirada. Algo en la insinuación de la frase me hizo sentir acalorado.

-¿Lo sabes? -Abrió los ojos con sorpresa. -¿Quieres decir que ella misma te ha contado?

-¿Que tendría de extraño? -Me encogí de hombros- Como ya lo has señalado somos compañeros de cuarto, disfruto de las tardes que solo puedes tener en tu imaginación.

-¡Son así de íntimos! -Sonrió de una manera en que me hizo sentir escalofríos.

-Sera mejor que detengas lo que sea que estas pensando. -Adverti con mas molestia de la necesaria, me estaba haciendo perder los nervios con demasiada facilidad últimamente, mucho mas cuando se trataba de Granger.

Levanto las manos en señal de rendición, pero la sonrisa de comemierda no se borro de sus labios.

-Solo digo que es interesante, pensé que odiarías tener que vivir tan cerca de ella.

-Sigue siendo un fastidio. -No pude evitar encogerme al recordar al maldito gato de Granger que gusta entrar a hurtadillas a mi habitación. Sigo sin saber como demonio entra si siempre dejo la puerta cerrada. -Compartir el mismo baño es una tortura, su maldito gato a estado a punto de provocarme un infarto en varias ocasiones.

-No eres un compañero sencillo Malfoy, deberías de agradecer que por alguna extraña razón le caer bien a Crookshanks, además no es mi culpa que seas tan vanidoso y requieras tanto tiempo frente al espejo todas las mañanas. -No supe en que momento Granger se acerco a nuestra mesa, pero el sarcasmo en su voz hizo que tuviera que contener que las comisuras de mis labios se curvaran en una sonrisa.

-Creo que debería compararles un cascabel. -Sisee con cierta molestia. -Entre tu sigilo y el de tu gato me van a provocar un susto de muerte.

-Me lo tomare como un cumplido. -Sonrió con la ceja arqueada de buen humor.

-Lo que te haga feliz Granger. -Nott a penas pudo contener una carcajada, yo solo pude mirarle de mala manera y patearle bajo la mesa para que se comportara.

-Hay alguna razón por la que gocemos de tu grata compañía. -Pregunte con cautela sabiendo que no le molestarían mis palabras o mi tono, parecía que Granger ya se había acostumbrado a mi manera de hablar, a la oscuridad de mi humor y sarcasmo.

-Me alegra que por fin reconozcas mi valor. -Su sonrisa burbujea poniendo una mueca fingidamente orgullosa, me gusta la manera en que a aprendido a utilizar el sarcasmo con la misma facilidad que lo haría un Slytherin.

Nott la ve con la boca abierta, quizás conmocionado de la nueva faceta en la personalidad de Granger. Nadie mas que yo tiene acceso a su lengua filosa y elocuencia para contestar a cualquier ataque verbal sin despeinarse.

Pone sobre la mesa un sobre antes de sacar la lengua en un gesto infantil y volver a su mesa, esta vez dándome la espalda, posiblemente para no permitirme ver el color que seguramente adquirieron sus mejillas.

-¿Qué es? -Pregunta con demasiado interés después de reponerse de la sorpresa.

-No se. -Pase la mano sobre el sobre, sin querer admitir en voz alta, que estoy casi seguro que deben ser las autorizaciones para nuestra primera salida del colegio. Acaricio el papel de manera distraída sin poder apartar la mirada de la espalda de Granger.

Por el retraso en algunos tramites habían postergado la salida por tres meses seguidos aun cuando mi condena es clara y debía de firmar sin falta ciertos documentos para seguir "gozando" de la libertad condicionada a mi estadía en Hogwarts, el ministerio se limito a enviar un emisario para recoger directamente en el colegio las firmas necesarias. No fue un evento agradable, aunque supongo que tampoco lo seria, ir directamente a la boca del lobo para firmar en el ministerio.

Abrí el sobre sin prisa, bajo la atenta mirada de Nott. Era lo que imaginaba. Saberlo tampoco ayudo a aplacar el extraño vacío en la boca del estomago y la acidez que trepo poco después por mi garganta. Todavía me cuesta luchar con los brotes de pánico cada vez que tengo que regresar a la mansión ancestral de mi familia.

Quizás lo que me ponía mas nervioso es saber que esta vez no estaría solo, arrastraría conmigo a cierta Gryffindor al infierno personal de los Malfoy. Mi madre estaba advertida de los acuerdos y las visitar periódicas que habrían de hacerse, lo que no aseguraba el hecho de que se comportada con nuestros invitados.

Theo pareció adivinar mis temores, aun cuando es un hombre de pocas palabras para ciertos temas.

-Pide permiso a tu roomie para que nos permite hacer una pijamada antes de que te marches. -Trato de aligerar el ambiente.

-¿Quieres la oportunidad de colarte a su habitación por la madrugada?

-Creo que sería un movimiento arriesgado, mas considerando que le gusta montar dragones, quizás no se conforme con mi variante -Levanto la ceja de manera sugestiva, ante la insinuación en doble sentido.

-Granger esta fuera de nuestro alcance.

-¿Porque? -Pregunto como si no supiera la respuesta. -Es bastante agradable y te tolera lo suficiente para no matarte.

Es mas que agradable, -Pensé, aunque no me atreví a mencionarlo.

-Pensé que me conocías lo suficiente para conocer la respuesta.

-Siempre podrías preguntar. -Se encogió de hombros. Le miré molesto pensando que bromeaba hasta que me di cuenta de que lo decía en serio. -Parece que todavía no puedes admitir que desde cuarto año dejo de ser una simple bruja, hija de muggles.

Aunque Nott tuviera razón, eso no cambiaria nada. La amargura ante la realidad no ayudaba en lo mas mínimo en mi estado de ánimo. No soy un hombre que se pueda permitir ciertas cosas, entre ellas, nunca podría aspirar a ser otra cosa que la sobra que siempre sigue a Granger y cuyo tiempo esta limitado a este ultimo curso en el colegio.

-Lo que sea que estes tomando Theo, déjalo. Te esta dañando la mente. -Me levante con desgana para alejarme de la biblioteca, prefería esperar a que Granger acabara sus deberes en alguno de los pasillos cercanos o en cualquier lugar. Preferentemente donde no este Nott para hacerme tan consciente de que lo que deseo nunca estará a mi alcance.

De haber sabido lo que me esperaba en uno de los pasillos aledaños a la biblioteca hubiera aguantado la mirada mordaz de Theo.

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Severus

La imagen que me devuelve el espejo sigue siendo extraña, no hay ni una pequeña familiaridad en los rasgos de un rostro que siento ajeno, con el cabello recién cortado la sensación de incomodidad no hizo mas que acrecentarse. Sally -quien insistió que le llamara asi- había insistido tanto al respecto que con tal de que guardara silencio por un momento le permití cortarlo, ahora me arrepiento pero que remedio hay mas que esperar a que vuelva a crecer.

Bufando con enfado deja a un lado el cepillo con el que he alisado mi cabello negro como un cuervo hacia atrás. Es mejor ponerse en marcha para seguir mi rutina, todo con tal de salir del pequeño cuarto que me permiten ocupar en la segunda planta que esta sobre la florería y perfumería artesanal de la que es propietaria la única hija de Sally.

Mi trabajo actual consiste en asistir Penélope en sus negocios en lo que requiera, ya sea atender el mostrador principal para tomar los pedidos de los arreglos florales o revisando en la trastienda el laboratorio en el que extrae de manera artesanal las esencia para crear posteriormente los perfumes que también vende en su tienda.

Es evidente que no le simpatizo en lo mas mínimo, lo dejo claro desde el primer momento en que puse un pie en la tienda en compañía de Sally. Sus ojos azules se crisparon en disgusto mientras su progenitora explica la situación en la que me encontraba.

-Es un desconocido, ¿Qué pasa si es un ladrón o un asesino en serie? -Exclamo airada agitando las manos para darle más énfasis a sus palabras.

Después de eso Sally le condujo a la trastienda empujando levemente su espalda, para que no escuchara su conversación, lo que no fue del todo efectivo considerando que las paredes eran lo suficientemente delgadas para escuchar con bastante claridad cada palabra.

En ningún momento habían elevado la voz, incluso todo el tiempo Sally podía escuchar mas no ver la sonrisa afable de siempre en los labios mientras escuchaba los argumentos bastante solidos de su hija para que no metiera a un completo desconocido a su casa.

No puedo considerar siquiera que fuera una pelea propia mente dicha, después de un tiempo simplemente Penny desistió por completo ante la mirada dulce de su madre, con un suspiro resignado había salido y a regañadientes me había dado una bienvenida tensa.

Sally se marchaba todas las mañanas muy temprano cuando aun no salía el sol, para cumplir con su puesto de enfermera en el Hospital. Hice mi costumbre levantarme unos minutos antes para acompañarla hasta la parada de autobús. La mujer me agradecida con una sonrisa, su cabello casi completamente encanecido peinado en un moño bajo mostraba algunos mechones rojizos que dejaban en evidencia que era pelirroja, pequeña y amable, regordeta y parlanchina hasta el fastidio y con todo, siendo todo lo considerada que no debería ser con un hombre que no recuerda quien es o de donde viene. Algo en la actitud protectora me incomoda, aunque no se bien cual es la razón.

Cumplo con mis deberes, los martes y viernes llega el repartidor con flores frescas que he de recibir y descargar, para que Penny no tenga que molestarse en cargar las cajas y paquetes. Detesto atender a los clientes en el mostrador, por lo que generalmente después de desempacar y acomodar las flores Penny me permite controlar el laboratorio, me fue fácil aprender los procesos para fabricar los perfumes.

Dentro de la frustrante situación en la que me encuentro y de lo vergonzoso que es tener que recibir la caridad de estas dos mujeres, disfruto crear esencias nuevas, el hervor lento y perezoso en los matraces, jugar con la mezcla de esencias hasta dar con una combinación perfecta me despeja lo suficiente como para hacer llevadera la situación de mi falta de memoria.

Es un día cualquiera, mientras me encuentro enfriando una esencia nueva que escucho una voz que me resulta familiar. Mi cuerpo se paraliza en reconocimiento, un recuerdo, al fin un recuerdo golpeándome con fuerza, sacudiendo mi cerebro con un eco.

-Lirios blancos, Lilis rosadas y algunas rosas estarían bien, por favor. -Solicito la voz de un hombre joven con amabilidad.

No puedo verlo, la pared que divide la florería de la trastienda puede ser delgada pero solo la voz traspasa. Mis manos tiemblan, quiero obligar a mis piernas a que comiencen a moverse para llevarme al dueño de esa voz, pero parecen congeladas, con un leve movimiento parecen ceder haciendo que se doblen sin fuerza.

-Alguna nota joven.

-No es necesario, gracias.

La voz, su voz llega con una imagen un joven alto y delgado, de cabello rebelde negro, lentes de molduras oscuras esconden unos ojos verdes y una cicatriz en forma de rayo sobre la frente. No se quien es pero lo recuerdo como alguien familiar, alguien cercano.

¿Sera posible que el me conozca? Desesperado intento levantarme para ir a su encuentro. Mis pasos son inestables, para cuando consigo cruzar la puerta, la campañilla de la entrada suena para burlarse de mí, el joven se a marchado.

Eso no evita que pueda ver un poco de su perfil, sosteniéndome del marco lo observo sin poder contener el aliento. En efecto, es el joven que recuerdo. Un punzante dolor se presenta queriendo partir mi cabeza.

Lo último que escucho antes de perder la conciencia, es el inicio del nombre que me han puesto a falta de recordar el verdadero, pronunciado con alarma por Penny.

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Tiene los brazos y el rostro lleno de pequeños y finos cortes. Realmente poco le importa en ese momento, todo pensamiento está centrado en la joven que esta siendo atendida con urgencia tras esas puertas en la enfermería.

Se maldice en voz baja, lamentando su suerte, arrepentido por no haber actuado con mayor rapidez, pero ¿Cómo podía saber que cometería tal locura?

Cualquiera que lo viera confirmara que es la viva imagen de la desesperación y la culpa. Derrumbado en una silla, con las piernas ligeramente abiertas apoya sus codos y oculta el rostro entre sus manos. Sus ropas son un desastre la túnica escolar está hecha girones, asomándose la camisa que antes fue blanca manchada de polvo y sangre, tanto de la propia como la de Granger.

Pasa las manos por su cabello rubio despeinado con desesperación, poniéndose de pie de un salto se acerca a la pared contraria para golpearlo con todas sus fuerzas con su puño varias veces seguidas, destrozándose los nudillos en el proceso y manchando se sangre la superficie blanca.

-¡Basta Draco! -Le advierte un joven alto que acaba de llegar a la sala de espera de la enfermería.

Draco se gira para mirarle con desgana, ni siquiera es capaz de sentir dolor en su mano. Recargando su espalda en el muro se deja resbalar sin fuerzas hasta quedar sentado sobre el piso de piedra.

Nott se acerca con cautela como si temiera que su amigo volvería a perder el control en cualquier momento. Pocas veces lo había visto en el pasado de esa manera, perder los papeles no es algo propio de un Malfoy, quizás se lamentará en soledad después de asegurarse que nadie le escucharía para darse cuenta de que Draco Malfoy podía tener debilidades.

No sabe cómo consolarle, recién confirmo que los sentimientos que alberga por su compañera y guardiana son mucho mas fuertes de lo que hubiera imaginado. Lo único que considera adecuado es acompañarle en silencio, se sienta a un lado de Malfoy sobre el frio y duro piso como si de esa manera se solidarizara con su amigo, esperando juntos por noticias sobre el estado de Granger.

Quienes le hirieron habían tenido es descaro de seguirles hasta le enfermería. A penas acomodo a Granger en la camilla, fueron sacados de la enfermería para poder atenderla. Afuera Draco les había lanzado una mirada asesina que hizo que mas de uno se alejaran alarmados.

Los últimos meses aguanto sus insultos, golpes y malos tratos cada que Granger se alejaba lo suficiente. Guardo silencio ante los ataques de maldiciones y maleficios que incluso recibía de manera anónima por correo o mientras simplemente caminaba por los pasillos del colegio. Tenía prohibido utilizar magia fuera de las aulas, con peligro de ser castigado y revocar su estadía en el colegio lo que lo enviaría directamente a Azkaban, pero lo que acaban de provocar era todo lo que podía soportar.

Ni siquiera hizo nada por tomar su varita, se había abalanzado contra el desgraciado Hufflepuff que ínsito al resto. Tomándolo por la solapa de su túnica lo azoto contra el muro levantándolo varios centímetros del piso.

-Reza por que este bien Rickett, porque si algo le pasa a Granger no me importara terminar en Azkaban, te matare con mis propias manos. -Siseo, no eran amenazas vacías, fue una promesa.

Malfoy hizo acopio de toda su fuerza de voluntad para soltarlo, dejándolo caer de cualquier modo en el piso. Lo que menos necesitaba en ese momento era que Madame Pomfrey le sacara de la sala de espera por sus arrebatos. Sus palabras fueron suficientes para hacer que huyeran temblando a sus respectivas casas.

Una cosa era tolerar que se metieran con el, consideraba que de alguna manera retorcida lo tenia merecido, sin importar, que el jamás hubiera matado a nadie, que nunca pronuncio maldiciones prohibidas y que su familia fue castigada por no cumplir con la misión de matar a Albus Dumbledore. Se había limitado en hacer lo suficiente para mantenerse con vida el y su familia, pero fue marcado como mortifago y bajo sus ojos era igual o peor que cualquiera de los asesinos que estaban presos o condenados a muerte por sus crímenes.

Lo culpaban como si hubiera sido su varita la que conjuro los hechizos contra sus familiares muertos en guerra. Podía tolerar la carga, vivir con el estigma de la marca, afrontar las consecuencias de los pecados de su padre y los propios, sin embargo, ese odio desproporcional estaba ardiendo con intensidad propia como el fuego maldito. Ya no les importaba a quienes quemaras siempre que su venganza fuera satisfecha.

Pudo morir hace unas horas, poco le importaba. No iba a levantar su varita para defenderse, no les daría esa satisfacción, por mucho que lo acorralaran e incitaran a ello. Estaba dispuesto a recibir las maldiciones que estaban destinadas a herirlo o matarlo, había visto en sus ojos la locura y el odio, ya no eran alumnos racionales, buscaban venganza sin importar los medios.

Mas de 10 estudiantes de ultimo año le rodeaban, algunos encargados de insonorizar el pasillo para no alertar a los profesores. El impacto de los primeros hechizos rompió el cristal de una ventana sobre Malfoy, haciendo varios cortes en su piel y rompiendo su túnica.

En ningún momento mostro miedo, lo que hizo enfurecer aun mas a sus atacantes, que rápidamente dejaros sus intenciones de simplemente intentar asustarle. Los hechizos se convirtieron en maldiciones y pronto Malfoy ya se encontraba escupiendo sangre.

-¡Es suficiente! -Alguien había exclamado con voz temblorosa, asustado por la magnitud de los daños. -Este no fue el acuerdo.

-¡Lárgate entonces. -Ordeno Rickett.

Malfoy escucho paso apresurados alejándose. De sus 10 atacantes, quedaron la mitad. Tontamente creyó que todo acabaría ahí, pero no fue así.

Supo la decisión que habían tomado cuando los vio intercambiar miradas decididas, durante la guerra vio tantas veces ese tipo de miradas impregnadas de odios que supo lo que estaba por venir. Escucho, mas que ver, como conjuraron 5 maldiciones al mismo tiempo. Con los ojos cerrados se entregó a su trágico destino.

Esperaba sentir un dolor que nunca llego, cuando fue capaz de abrir los ojos confundo, lo entiendo todo al instante. Granger recibí las maldiciones por él. La vio comenzar a desvanecerse ante sus ojos.

La tomo antes de que tocara el piso, cargándola con destreza comenzó a correr a la enfermería. Su único pensamiento en ese momento era salvarla, poco importaban los estudiantes que se quedaron petrificados antes la gravedad de lo que provocaron.

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Potter acababa de comprar un ramo de flores para visitar la tumba de sus padres cuando recibió una notificación urgente de Hogwarts. Hermione fue herida por defender a Malfoy.

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Hola mundo,

Espero que se encuentren muy bien. Aprovecho para desear que pasen felices fiestas en compañía de sus seres queridos. Lamento mucho no haber extendido mis buenos deseos antes, pero siempre a fin de año tengo mucha carga de trabajo, lo que impide que actualice con frecuencia.

Me di un tiempo para escribir este capítulo que será el último del 2022, al menos de esta historia y quiero pedirles que me ayuden a elegir un nombre Muggle para nuestro estimado Snape, en lo que vemos si recuperar pronto su memoria, ya que aun no me he podido decidir por alguno que quede con su personalidad.

Les mando un gran abrazo y muchos besos a la distancia.

Helena Grand

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