Caja de Recuerdos
Siguiendo el plan del día, tomaron un taxi que los llevo directamente a un modesto barrio Muggle. Si Harry y Hermione estaban sorprendidos con el lugar donde se encontraba la casa que Severus Snape le heredara a Draco, no dijeron nada. Tampoco era un secreto que padrino de Malfoy fue un mago mestizo.
No tardaron mucho en llegar a las afueras de una sencilla casa que lucia abandonada, la madera del pórtico descolorida y podrida parecía que se mantenía en pie de puro milagro. Draco se detuvo un momento antes de cruzar la destartalada verja que alguna vez fue de color blanco, mirando con un sentimiento de nostalgia y tristeza aquella fachada suspiro antes de animarse a entrar por completo en la propiedad.
La puerta rechino al ser abierta, Draco tuvo que poner un poco de fuerza al empujar para abrirla por completo. Por dentro la casa seguía siendo sencilla, pero se mantiene limpia, posiblemente por algún hechizo de limpieza permanente.
Draco se hace a un lado para dejar pasar a sus acompañantes, quien miran con curiosidad desde las paredes hasta los modestos muebles que decoran la casa. Sus ojos observan incluso con un poco de aprensión como si esperaran que de un momento a otro seria atacados. Por supuesto no podía culparlos. El mismo no podía deshacerse del todo de la ansiedad que le provocaba aquella casa.
-Pueden explorar libremente. -ofreció en voz alta señalando el lugar con un gesto elegante. -No creo que puedan encontrar mucho, el ministerio requiso la propiedad por varios años antes de que se me otorgara como herencia después de que se le declarara oficialmente muerto.
-¿Sabes algo de la historia de esta casa? -Pregunto Hermione mientras leía las pastas de unos viejos libros que se encontraban encima de una mesa.
-Fue el hogar familiar de Snape, su padre era muggle y por lo que entiendo no acepto nunca que su esposa e hijo fueran magos. La heredo cuando ambos padres murieron, pero tengo entendido que, aunque hizo lo necesario para mantenerla nunca regreso a vivir aquí.
-Supongo que no tenia buenos recuerdos si su padre no le quería. -Es fácil para Harry comprende el motivo por el que Snape no regreso nunca a esa casa, el tampoco querría regresar nunca a la casa de los Dursley, el mero pensamiento le causo escalofríos desagradables.
Hermione observaba con calma sus alrededores como si buscara algo en concreto. No hay fotos en ningún sitio, las paredes desnudas y todo era tan impersonal y frio como si nunca hubiera sido habitada. No encontró en ningún rincón algo que pudiera demostrar que aquel lugar hubiera sido alguna vez un hogar.
Por alguna razón Harry parecía aturdido, quizás era el ambiente general del lugar o que sus propios fantasmas se levantaban para hacerle recordar momentos desagradables de su primera infancia. La falta de cariño y cuidado desde que tuvo uso de razón, lo marco de una manera bastante profunda, posiblemente por ese motivo el peso de la empatía era abrumadora.
Al menos podría decir que sus padres realmente le amaron y el descuido de los Dursley no se basó en la violencia, al contrario del caso de Snape.
Le basto solo una mirada a Hermione para comprender los pensamientos que seguramente asaltaban a su mejor amigo, por lo que decidió que era mejor darle un poco de espacio. Siendo una casa de un solo piso la distribución abierta permitía que todo estuviera conectado, solo un breve pasillo pasando por un lado de la cocina conducía a dos habitaciones.
Abrió lentamente la puerta para descubrí lo que seria el dormitorio principal no ubo necesidad de entrar por completo, se limitó a observar desde el umbral alrededor. Una cama de matrimonio al centro, un armario y una vieja cómoda con un espejo roto. Cerro casi de inmediato no queriendo hondar mas allá.
A pocos pasos se encontraba una segunda puerta, antes de abrirla se tomo el tiempo de pasar sus manos con cuidado por la madera golpeada en algunas partes. Es evidente que alguien habia golpeado con frecuencia aquella puerta, marcas de patas en la parte de abajo incluso agrietaron un poco la superficie.
Con manos temblorosas giro el pomo para entrar a la que seguramente era la habitación infantil de Severus Snape. El lugar es oscuro sin ventanas, paredes grises sin vida, ningún adorno o decoración. Una simple cama individual en un rincón, una mesa vieja que posiblemente utilizo de escritorio, un banco y nada más.
Hermione entro lentamente como si no quisiera invadir de manera imprudente aquel espacio, por algún motivo contuvo el aliento cuanto traspaso la pueta y después se quedo en medio de la pequeña habitación por un rato antes de poder reunir de nuevo sus pensamientos. Algo en la frialdad de la habitación o quizás que había algo de la fría esencia de las personas que alguna vez habitaron la casa que le erizaron la piel.
No hay mucho que ver, pocos libros y una lampara rota. Cajones vacíos, percheros sin ropa. Imagina que una vez que se fue a Hogwarts cargo todo, con la intención de no volver jamás. Hermione no puede culparlo. Se sienta con cierta incomodidad en la orilla de la cama y acaricia la almohada que posiblemente empapo de lagrimas todas las noches mientras escuchaba los gritos de reclamo de su padre hacia su esposa.
-¿Encontraste algo útil? -La voz de Malfoy desde la puerta la sobresalto lo suficiente para hacerla dar un respingo.
-No hay nada.
-Me imagine que así seria. Solo estuve una vez antes que hoy cuando me entregaron las llaves, pero para ese entonces el ministerio pudo haber barrido con cualquier pequeño vestigio de magia que hubiera dejado Snape aquí en su infancia.
Hermione no pudo evitar suspirar con un poco de frustración. No es que esperara demasiado de esa primera incursión en la vida de Snape, sin embargo, nada podía prepararla para encontrar que en aquellas paredes donde el porcionista vivió desde su nacimiento, no había nada que comprobara su existencia.
Solo hay marcas de violencia en la puerta y una habitación tan impersonal donde no existe nada, no hay recuerdos de la presencia de un niño mago, lo que le provoca un dolor extraño. Esta a punto de darse por vencida y salir cuando algo llama su atención en un rincón.
Bastan un par de pasos para cruzar la pequeña habitación, observa en silencio por un momento el piso bajo sus pies antes de prestar atención a pequeños detalles. Se inclina lo suficiente para sentarse en aquel pequeño espacio que hay entre la vieja mesa y una de las paredes.
La madera bajo sus pies esta desteñida, con pequeños arañazos aquí y allá. Usando un poco la imaginación podía ver al pequeño Severus escondido en aquel rincón, cubriendo sus oídos para no escuchar los gritos, encogido en una bola temblorosa y asustada mientras su padre golpea la puesta con ferocidad para que la abra.
¿Quién del ministerio descubriría aquel escondite? quien se podría a la altura de ese niño asustado para poder ver que bajo la tabla de la mesa estaba tallado un nombre "Lili"
Granger no era demasiado alta podía caber perfectamente en ese espacio. Hacerlo no solo la llevo a encontrar el nombre del gran amor de Snape, sino también que había un par de tablas sueltas que pudo mover con un poco de esfuerzo.
Hermione sonrió para sus adentros. El ministerio mando a sus mejores magos para inspeccionar la vieja casa, posiblemente usaron hechizos complejos para revelar escondites, quizás incluso emplearon artilugios mágicos para desentrañar cualquier secreto, sin embargo, pasaron por alto que Snape era mestizo y que siendo un niño con sus propias manos sin emplear su magia diseño un lugar que pudiera ser solo suyo para guardar incluso sus más grandes secretos.
Todo ese tiempo Draco la observo con curiosidad. Le sorprendió un poco ver como se inclinaba y se agachaba para encajar en el pequeño espacio entre la pared y la mesa. Una sombra de tristeza se reflejo en sus ojos color miel mientras sus dedos acariciaban la parte posterior de la mesa.
Los ojos grises de Draco se abrieron con sorpresa al ver como Hermione soltaba un par de tablas del piso para sacar una polvorienta caja de madera del interior de un hueco.
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Narcisa Malfoy se encontraba al pie de la escalera, su rostro frio no translucía ningún sentimiento. Hermione y Harry se encogieron en su sitio conteniéndose de dar marcha atrás. La bienvenida a la mansión ancestral de los Malfoy les revolvió el estómago.
-¡Madre! -Fue el saludo de Malfoy lo que rompió el incomodo silencio.
Los ojos azul hielo pasaron de los invitados no deseados a su hijo, el seño fruncida no se relajó en ningún momento, como si su sola presencia le indignara.
-¡No los quiero aquí! -Dijo de manera despectiva, atreviéndose incluso a señalarles de manera grosera con el dedo.
Malfoy se mordió la lengua para no soltar una maldición, con su mano derecha se aliso el cabello de manera nerviosa. Cansado y angustiado por toda la situación. Su madre sigue aferrándose algunas veces al pasado con tanta fuerza que le cuesta contener su temperamento para no gritarle que reaccione a su nueva realidad.
Comprende que es difícil seguir adelante sin su esposo, pero las cosas son como son y no se pueden cambiar.
-Si mis invitados se marchan me iré con ellos. -Se limito a decir después del incomodo silencio.
Narcisa apretó los puños y de manera airada les dio la espalda para subir las escaleras. Sus pasos siempre elegantes mientras suben apenas agitaban el faldón de su vestido.
-Me disculpo por el comportamiento de mi madre.
Harry intercambio miradas con su amiga y ambos afirmaron con la cabeza.
-Es difícil para todos. -admitió Hermione a penas en un susurro.
Los recuerdos siguen siendo dolorosos para todos, las heridas siguen siendo frescas y no han sanado del todo. De hecho, a Hermione y Harry les cuesta mucho trabajo contenerse para no salir corriendo de la mansión.
Después de la cena fueron guiados a sus habitaciones con la finalidad de descansar. Fue un día bastante largo para todo y aun cuando no encontraron demasiada información en la caja encontraron lo que quizás son los únicos recuerdos de la infancia de Severus Snape.
Las habitaciones que se habilitaron para su estancia estaban en la misma ala de la Mansión lo mas alejado posible del salón donde fue torturada Hermione por Beatrix Lestranger. Draco sabe que es un intento infructuoso para borrar los malos recuerdos de los Gryffindor pero es todo lo que puede hacer aparte de los cambios y renovaciones que se hicieron en la mansión ancestral de su familia, hay demasiado involucrado en aquellas paredes.
La puerta contigua a la habitación de Malfoy fue asignada para Hermione y frente a esta se encontraba la que ocuparía Harry. Los tres jóvenes ya se encontraban en sus respectivas camas tratando de conciliar en sueño sin lograrlo a pesar del cansancio. En algún momento de la noche alguien llamo a la puerta de Draco.
Malfoy ni siquiera pregunto quien llamaba a esa hora, se limitó en abrir por si mismo la puerta imaginando a quien se encontraría del otro lado.
Sus suposiciones eran correctas.
Harry estaba de pie abrazando a una temblorosa Granger que tenia la vista perdida.
-Hermione no se encuentra bien, Creo que lo mejor será regresar al colegio.
Draco apretó el puente de su nariz con un suspiro resignado.
-No es necesario Potter. -Se limito a decir antes de cargar a Hermione como si no pesara nada al mero estilo princesa para meterla en su propia habitación.
El acomodo a su valiosa carga con sumo cuidado en un largo sillón que estaba frente a la chimenea.
-¿Que? -Intento preguntar el pelinegro adentrándose también a los dominios del dragón.
-¡Enciende la chimenea Potter¡ -Ordeno atajando la pregunta. -Mas tarde hablamos hay que ayudar a Granger.
Draco arropo a Hermione con la colcha de su cama, pidiendo enseguida que les trajeran chocolate caliente.
No fue hasta después de que el mismo Malfoy enfriara la taza de chocolate lo suficiente para se bebible que la coloco entre las manos todavía temblorosas de Hermione.
Con asombro Harry se limito a ver como Draco parecía saber lo que hacía, como si la situación en la que se encontraran fuera algo que pasara todo el tiempo. Por su parte el estaba completamente desconcertado, estaba todavía intentando dormir cuando Hermione entro a su habitación y se subía a su cama temblando como una hoja y en un estado catatónico que le preocupo enseguida. Tenía los ojos abiertos, pero mantiene la mirada perdida y por mas que le hablo no logro obtener una respuesta.
Fue sorprendente ver a Draco cuidar a otra persona, especialmente a alguien en que había considerado antes su enemigo jurado. Había llegado tan lejos como probar el mismo el chocolate para que no estuviera demasiado caliente antes de ponerle la tasa entre las manos de Hermione.
En ningún momento había intentado sacarla de su sopor, pero en cuento el chocolate estuvo en las manos de Hermione, suspiro de alivio, aspirando el rico aroma para después beber lentamente en silencio. El temblor desapareció poco después. Cuando termino Malfoy retiro la tasa con cuidado. Poco después Hermione se acomodo hasta colocar su cabeza sobre el regazo de Draco, cerro los ojos y se quedo profundamente dormida.
Para ese momento Harry tenia los ojos abiertos como platos, si su preocupación el bienestar de su mejor amiga no lo tuviera en estado de pánico a esas alturas habría maldecido a Malfoy por llegar a tanto, bueno no es que hiciera algo inapropiado, de hecho, era Hermione quien había invadido su espacio personal hasta el punto de quedarse cómodamente dormida sobre su regazo.
Draco estaba conteniendo la risa por las expresiones hilarantes del pelinegro. De alguna manera se sentía satisfecho de su posición en ese momento, de alguna forma extraña sentía que Granger lo estaba eligiendo sobre su mejor amigo.
-¡Cálmate antes de que tu ultima neurona colapse! -Se burlo, hablando un poco las bajo para no despertar a Hermione.
-¿Quieres explicarte?
-Sinceramente no me apetece a estas horas de la noche, pero se que de otra manera no me dejaras en paz.
-Eso tenlo por seguro. -Dijo Harry entre dientes. -¿Por qué estaba en ese estado? -Pregunto poco después con preocupación.
Malfoy se encogió de hombros antes de contestar.
-No soy experto, pero tengo la teoría que posiblemente Granger a desarrollado sonambulismo como una secuela de sus traumas por la guerra.
-Esto ya a pasado antes. -Afirmo mas que preguntar el pelinegro.
-Un par de ocasiones desde que inicio el curso. Por supuesto que informe a Granger cuando se despertó y a la directora, la evaluaron, todos concluyeron más o menos lo que acabo de decirte, es una secuela, esperan que con el tiempo mejore y no hay mucho que se pueda hacer mas que mantenerla segura. Generalmente le ocurre cuando se presentan detonantes que le recuerdan el pasado o cuando esta bajo mucho estrés, imaginaba que podía pasar si visitaba este maldito lugar.
-¿Por qué carajos no me lo dijiste antes? -Pregunto molesto.
Draco levanto la mano para que bajara el tono.
-No me corresponde contarte. Imagino que no te dijo nada para no preocuparte. Después de todo no es una condición grave.
Muy a su pesar Potter tuvo que admitir que las razones expuestas por Malfoy son válidas. Lo que aun no terminaba de entender era desde cuando se hicieron tan cercanos.
-¿Por qué chocolate caliente?
-Pensé que asi como hay detonantes negativos que la llevan ese estado alerta mientras duerme habría cosas que le resultaran naturalmente calmantes. Granger menciono en una ocasión de que el chocolate le recordaba a su familia y desde que compartimos torre disfruta de leer frente a la chimenea, entonces le doy algo que le resulta reconfortante.
-Entonces cada vez que tiene una crisis la acompañas así.
Algo en la declaración de Potter no le sentó del todo bien, no es que fuera una mentira, pero la forma en que le miro no le agrado mucho porque parecía que le estaba acusando.
-No se qué demonios piensas, pero soy un caballero.
Harry bufo en respuesta.
-No soy la misma persona que fui, no justifico quien fui y lo que hice en mi pasado, pero no le haría daño de ningún modo.
-Eso espero.
-No necesito de tus amenazas Potter. Lo estamos manejando lo mejor que podemos, no es como que Granger no este al tanto de lo que hago mientras tiene una crisis y comienza a caminar en medio de la noche. Si tu mente estrecha no puede aceptar que simplemente le acompaño es tu problema no el mío.
No hubo respuesta a la acusación, después de todo era cierto. Le costaba trabajo terminar de confiar en las intenciones de Draco. Aunque también tenia que reconocer después de lo visto que en efecto no es el mismo muchacho egocéntrico, narcisista y elitista que fue en el pasado. Todavía recuerda su iracunda mirada hacia los muchachos que lastimaron a Hermione. Sumado al hecho a que desde el momento que abrió la puerta toda su atención y cuidados se centraron en ayudarla.
Malfoy fue cuidadoso en todos los aspectos, desde la manera en la que la cargo en brazos y la envolvió en una colcha para reconfortarla. Enfriando y probando antes de darle el chocolate para asegurarse que no estaba demasiado caliente. Incluso parecía que no notaba que estaba jugando con un mecho de sus cabellos mientras hablaban. Además, si eso no es suficiente Hermione consciente o no, parecía confiar lo suficiente en Malfoy para acercarse por su cuenta y estar cómoda.
Cuando Draco estuvo seguro de que estaba completamente dormida se había levantado con cuidado para llevarla a la cama para que descansara cómodamente.
-No pretenderás que se quede sola contigo.
-Eres bienvenido a quedarte también. -sonrió de medio lado con sarcasmo. -Es posible que pueda levantarse de nuevo.
-Si Hermione se queda, yo también lo hare.
-Has lo que quieras. -Se limito a decir. -Estoy seguro de que no será la primera vez que comparten una cama.
Malfoy puso a Hermione al centro de la cama y se acostó al lado derecho.
-No, no es la primera vez.
La respuesta molesta a Malfoy pero no dijo nada.
Potter jamás lo admitiría en voz alta, pero estaba seguro de que si no se quedaba con ellos lo mas probable es que no podría dormir. La mansión le causaba escalofríos y al menos en compañía de Malfoy tenía la garantía de que sobrevivirían la noche.
Hermione fue la primera en despertar por la mañana, sofocada por un calor inexplicable, aunque apenas abrió los ojos y se dio cuenta de la situación quiso no despertar jamás. Se descubrió a si misma en medio de Malfoy y Harry, quienes en algún momento de la noche se habían acercado lo suficiente para tomarla como un peluche, pues ambos le abrazaban. Eran un enredo de brazos y piernas.
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