•|Capítulo XXIX: ¿Es demasiado tarde para volver a amarte?
•|Capítulo XXIX: ¿Es demasiado tarde para volver a amarte?|•
"Después de aquella noche no he podido olvidar la sensación errática de tus labios sobre los míos, es increíble que después de años sigamos en un camino que no es seguro para nosotros y aún así, sigamos amándonos como si fuera la primera vez que sentimos esto llamado amor. Tengo miedo, ¿qué rostro pondrás cuando te diga la verdad? Nuestro amor siempre estuvo destinado al dolor. Y a veces también me pregunto... ¿Serás capaz de soportar tanto dolor solo por mí?"
...
Al pasar los meses el tiempo se volvió errático, las personas cambiaban con él y algunas incluso se volvían tan irreconocibles que las pequeñas señales eran casi difíciles de ignorar, como agua. Llena de misterios pero fácil de moldear. Así mismo, Izuku una noche estaba contando las estrellas y a la siguiente veía a su pequeña Himawari mirar con curiosidad una vela rosada en forma de número uno mientras sus amigos le cantaban con las luces apagadas. Un acontecimiento tan inolvidable como su primer año quedó grabado en su cámara con montones de fotografías, unas con su padre enseñándole cómo comer, otra con Shoto y Keigo, personas que juraron protegerla con su vida. Izuku en muchas de ellas con una enorme sonrisa, genuinamente feliz por su hija y la hermosa sonrisa que evocaba cada vez que la llamaban y le mostraban los regalos que le habían traído para celebrar. Estaba tan feliz que muchas veces lágrimas cayeron por sus ojos al ver como ahora poseía una hermosa familia. Le gustaría ver a su madre ahí, para que ella reconociera a su abuela pero cuando la llamó, Inko solo dijo unas palabras que dejaron casi mudo a Izuku. "Esa pequeña no es tu hija, así que no es mi nieta." Izuku lo sabía, muy en el fondo de su alma sabía que Himawari nunca sería completamente suya pero fantaseaba con ello. Denki estaba a kilómetros de distancia y Himawari ni siquiera lo conocía. La persona con que compartía el lazo era con él, era su padre después de todo y en regla con la naturaleza. Pero, ¿Por qué le costaba tanto sentir en su alma que era así? Katsuki siempre estaba calmando sus incertidumbres pero hasta él poseía sus propios problemas. Por mucho que sus bocas fueran solo risas en el cumpleaños de la pequeña, muchas cosas estaban ocurriendo y tener la duda de ser el padre de Himawari era la más pequeña de todas. No obstante, en ese momento era importante y más cuando sonó el timbre del departamento y apareció Denki con una caja de regalo. Katsuki fue la persona que abrió la puerta, nadie se dio cuenta así que tomó de la mano a Denki y lo empujó por el pasillo hasta llevarlo a las escaleras de emergencia.
—¿Qué haces aquí?—fue directo, Denki trató de sonreír por el tono pero le molestó y más porque todo el aroma de Himawari mezclado con el de Izuku estaba en su piel, como si la niña fuera suya.
—¿Qué te parece que hago? Vine a ver a mi hija.
—No la ves por un año y crees que repentinamente tienes el derecho de verla. Denki, no lo tienes. Te fuiste, nos dejaste a ambos incluso cuando estuvimos atrapados en la comisión, no te importó... ¿Por qué ahora?—Denki tragó duro.
—No pude venir porque estaba en una misión en Italia, cuando me enteré lo que ocurrió contigo y Himawari no sabía qué hacer. Creí que era inapropiado hacerlo, incluso quería creer que no me merecía estar en su vida y simplemente dejar que Izuku fuera su padre, pero yo también soy humano y su padre y tengo más derecho que él. Ella es mi hija por sangre—Katsuki no lo dejó terminar.
—Cállate, no tienes más derecho que nadie. Izuku se ha desvelado horas por ella, la ha llevado a los controles e incluso la alimenta con su propio cuerpo, ¿Qué harías tú? Ella ya tiene todo lo que necesita con nosotros—Denki quería hablar con calma pero cada palabra que decía Katsuki era como fuego caliente en sus venas.
—¡Himawari también es mía! ¡Tengo más derecho que él! ¡Izuku solo es tu pareja!—Katsuki quería decir algo pero sintió a Izuku cerca. No, de hecho él estaba detrás de ambos con una sonrisa amable, fingida pero amable a los ojos de alguien que no viera los pequeños detalles de su actitud.
—Denki, puedes pasar. Ella te ha estado esperando. Himachan quiere verte—Denki tragó duro y Katsuki frunció el ceño al ver que Izuku parecía demasiado tranquilo con algo que muchas veces le mantenía en vilo durante las noches. Fue extraño hasta que noto como su mano temblaba. Denki sonrió y caminó por el pasillo con la caja envuelta en sus manos y cuando cruzó el pórtico, Himawari lo notó. La pequeña sonrió y extendió sus brazos hasta él, fue casi instintivo verlo porque la niña de ojos rojos, con pecas y cabellos largos oro se veía tan feliz con él ahí. Izuku los vio y tragó duro. Katsuki, sin embargo, lo observó a él, sus rodillas parecían tan débiles y así se sentían. No sabían cuánto tiempo se iba a quedar Denki pero Himawari estaba feliz con él ahí. Y no podía estar más feliz por su hija...
Hija. No es tu hija. No lo es.
Tragó duro y se mordió la mejilla, quería huir pero si lo hacía, le estaría demostrando a Katsuki que le dolía la presencia de Denki ahí, y no, quería demostrar que era más maduro que unos temores casi vacíos, porque había estado con ella los últimos meses, la había alimentado con todo el amor de su seno, incluso compartían lazo. Uno familiar que nada lo podía romper... ¿Verdad? El lazo familiar no se podía romper con nada, solo la muerte lo podía hacer. Se detuvo un momento para pensarlo antes de sentir como su celular vibraba, al sacarlo vio la notificación de Endeavor. Era un desastre y debía irse antes de que las cosas fueran peores, Hawks también había recibido la notificación. Shoto le dio un beso en la frente que sorprendió a todos antes de que el omega saliera por la ventana. Izuku se acercó a Katsuki y el alfa asintió, Katsuki beso sus labios y le susurro contra ellos pegando sus frentes:
"Te estaré esperando."
Izuku se fue corriendo hasta saltar de cornisa en cornisa, con el aire en su rostro se sintió libre pero su corazón no podía quitar la sensación de la imagen de Denki con la pequeña Himawari en sus brazos. No, no podía pensar en eso, tenía que enfocarse. Al llegar a la agencia, rápidamente y al salir sintió una ráfaga de aire y luego estaba volando, Hawks lo llevaba en brazos.
—El siniestro es en un edificio muy alto para que llegues ahí por ti mismo—Izuku agradeció y se afirmó bien de Hawks—. Además, quiero decirte algo y debe quedarte claro, Denki no tiene más derecho que tu. No dejes que él te quite a tu hija.
Iban volando por los aires cuando escucho sus palabras y pudo ver el fuego a los lejos. Apretó sus dientes.
—¿También escuchaste la pelea de Kacchan y Denki?—Hawks casi se hubiera reído, la verdad es que todo el mundo había escuchado la conversación de Katsuki y Denki. Solo un sordo no lo habría hecho.
—Por eso mismo, no puedes dejar que él llegue y tome todo como si fuera suyo, todos en la fiesta pensamos lo mismo. Izuku, tú la has criado hasta el momento, ella pronto te llamara papá. Asegúrate de ser la persona que la vea caminar, por eso debes luchar y no tener dudas. Aún con todo esto de ser tu superior, primero eres mi amigo, y ningún amigo mío tendrá dudas. Si necesitas algo, solo dilo y te ayudaré—y con esas palabras, llegaron al lugar donde muchos héroes seguían esperando por la llegada de ellos.
Izuku sonrió, Hawks tenía razón. No podía simplemente dejar de pelear por su familia, eran todo en su vida, Denki tendría que aceptar que había perdido y lo que creía suyo ya no estaba más ahí.
Con las energías renovadas fue por el lugar con sus látigos a sacar a las víctimas, el aroma del lugar era extraño e Izuku sentía que algo no estaban del todo bien. Trago duro e ignoró la sensación en la boca de su estómago, faltaba mucho para evacuar y no podía detenerse a pensar en lo extraño del siniestro, ¿Una fuga de gas? Muchas durante el último tiempo, casi como si fuera una ola organizada de ese tipo de destrucción, un complejo departamental lujoso con terminaciones en regla... La sensación creció con más ímpetu, algo no cuadraba, las fugas de gas usualmente no eran en lo más alto de los edificios afectados, la mayoría de las veces siempre eran en las partes del medio y las bajas por su complejidad y tránsito de personas, por no decir que era más fácil de arreglar de esa manera. Una voz en su cabeza le cantó para que saliera de ahí, que la noche era demasiado tranquila y que el ruido no era por el edificio cediendo en sus cimientos, algo realmente estaba mal si solo faltaba una persona y los departamentos no estaban amueblados después de años vendidos y no solo uno de ellos, varios bajo el mismo patrón. Vacíos y con personas en un estado completamente catatonico.
Caminó por entre las llamaradas y con su olfato buscó el aroma de carne quemada, siempre moría alguien pero el aroma de la muerte no estaba presente ahí. Todo estaba demasiado limpio, como si fuera diseñado solo para ellos que eran los únicos héroes de rescate de turno para ese tipo de siniestros...
Se detuvo en seco al notar el logo de la comisión en un artefacto.
Imposible.
—Hawks, debemos salir de aquí ahora—toco el botón del intercomunicador en su oreja pero no hubo respuesta al otro lado—. ¡Hawks, ¿me escuchas? ¡¿Hawks!?
Sin respuesta.
Izuku corrió por los pasillos calientes poco a poco sintiendo sus pulmones asfixiarse con una fragancia que no era el dióxido de carbono de los alrededores, algo más se estaba apoderando del ambiente y era tan oloroso que tuvo que detenerse unos momentos a respirar con más tranquilidad, cuando lo hizo una fuerza que no pudo identificar lo arrastró por los pies. Luchó con ambas manos y el ofa activado en sus músculos pero la fuerza de esa "cosa" era demasiada para darle algún tipo de oposición. Y a cada segundo se hizo más claro quién era la "cosa" o mejor, persona que estaba detrás de su captura. Antes de darse cuenta de quién era, vio a Hawks siendo llevado por un helicóptero que no era de la agencia de Endeavor y por la forma en que lo estaban llevando, inconsciente y con cadenas... Eso era lo mismo que le esperaba.
Su corazón dió un vuelco cuando vio el cabello blanco ondear con el viento y los ojos rojos sin vida mirarlo como una luz de esperanza. Tomura, Tomura estaba detrás de algo tan meticuloso, cómo no lo había pensado antes. Solo él con la comisión podrían hacer tal daño.
—¡Miserable, confiamos en tí! ¡Te busqué con Kacchan por semanas! ¡¿Por qué?!—Shigaraki no expresó nada a través de sus labios pero sus ojos, ellos contaban una historia diferente al oír como su omega destinado rogaba. Atrajó a Izuku con él, lo tomó del cuello con suavidad, había lágrimas en sus ojos y lo que estuvo muerto, volvió a florecer en su interior. Le estaba costando tanto hacerle daño, Izuku por un instante sintió la necesidad de abrazarlo. Estaba seguro que si su cuello no poseyera una marca, estaría rogando por él. Y antes de que las cosas fueran más extrañas para ambos, el alfa susurró contra su oreja, su voz temblaba por algo que no podía identificar.
—La tienen a ella, si debo escoger... Creo que siempre será ella. Lo siento tanto Izuku, de verdad—Izuku observó sus ojos en busca de alguna mentira pero no había nada más que honestidad, se tragó sus palabras cuando vio las heridas de aguja en los brazos de Shigaraki. Lo estaban usando como rata de laboratorio, había visto esas mismas cicatrices en los brazos de Katsuki, solo que las de su alfa eran más rosadas por el paso del tiempo mientras que las de Shigaraki estaban abiertas. Izuku intentó moverse mas las manos de Tomura le apretaron con más fuerza su cuello, el alfa estaba sufriendo por hacerle daño, él no quería. Pronto, el helicóptero que se llevó a Hawks ya estaba a lo lejos pero un segundo se venía acercando. Mientras estaban esperando, Izuku intentó utilizar su lazo para comunicarse con Katsuki, Tomura lo notó por la forma en que se hinchó su glándula del cuello—. Esto pudo haber sido tan diferente, si tan solo... Lo siento, lo siento tanto. Me duele hacerte daño pero la amo, incluso más que a este sentimiento.
Arrojó con excesiva fuerza a Izuku al suelo, sacando de sus pulmones el poco aire que le quedaba, quemando la piel de su espalda de paso. El omega antes que pudiera hacer algo o asimilar bien el dolor y hacer el llamado a su alfa, él lo detuvo. La bota oscura y sucia de Shigaraki fue lo último que sus ojos vieron... El sonido de las aspas del helicóptero siguieron resonando como una campanada de condena en mitad de un enorme silencio dentro de sus orejas. Al momento que Izuku perdió la consciencia, Shigaraki lo abrazó, el calor del omega lo calmó y por un instante todo lo pudo ver fue el rostro pecoso. Los fantasmas de la naturaleza, las palabras de su alfa interno, la fuerza que debía soportar... Todo era dolor. En la magia del momento, sintió que su alfa estaba haciendo lo correcto por resguardar su cuerpo; observó sus labios y tembló al darse cuenta que la distancia con Mirko le estaba afectando demasiado.
Porque en ese momento lo único que deseó fue besar los labios de Izuku y protegerlo hasta de sí mismo.
...
El suave viento del aire acondicionado le entregó un beso en las mejillas, la suavidad de la ropa limpia y las mantas sobre su cuerpo casi lo hacen sentirse como en casa, con Katsuki y la pequeña Himawari entre ambos como si fuera un domingo por la mañana. Todo con un calor agradable y poético en sus huesos cansados de la rutina de trabajo. Sin embargo, el extraño brazalete en su muñeca derecha lo alertó y el metal frío lo despertó. Poco a poco sus ojos fueron acostumbrándose a la luz, el aroma a hospital y perfume neutro lo marearon y las náuseas subieron por su garganta como espuma. No salieron al verse en esa habitación que no era parte de su casa.
Los recuerdos lo impactaron como el dolor de cabeza, había sido secuestrado por Tomura, Hawks también y... Su cabeza ardía lo suficiente para llevarse ambas palmas de sus manos a las sienes, casi anhelando cualquier vestigio de oscuridad en la habitación. Cerró sus ojos y se tranquilizó, debía hallar una forma de salir y rápido.
—Es imposible salir, creeme, lo he intentado de todo—sus ojos siguieron la voz hasta ver una rendija en lo alto de la pared que no era transparente. Casi veinte metros cuadrados de una habitación perfecta para vivir y la única ventilación era esa pequeña rendija cubierta con barrotes que apostaría eran de un material resistente.
—¿Quién es?—Izuku alcanzó a preguntar antes de arrepentirse, todo a su alrededor dio vueltas.
—Es increíble que no me hayas reconocido, supongo que mi voz cambió después de tantos gritos de rabia—era cierto, la voz de la mujer se hallaba rasposa en el eco y sus cuerdas vocales se escuchaban dañadas. Izuku trató de enfocarse pero su cabeza no lo dejaba, daría lo que fuera por un analgésico para calmar el dolor—. Soy yo, Rumi. Aquí me tienen hasta que dé a luz y quizás después me maten... La verdad, creo que solo me usarán como rata de laboratorio si tengo un poco de suerte.
Izuku escuchaba las palabras y pocas de ellas se quedaban en su cabeza.
—Yo y Kacchan te buscamos a ti y a Tomura por todas partes. No encontramos nada más que preguntas... Un momento, ¿estás embarazada?—Rumi al otro lado de la pared, en su propia habitación, tocó con suavidad su estómago de cinco meses. Hubiera deseado ser madre en otras circunstancias pero al ser esclava de la comisión por amar a Tomura... Ella no podía aspirar a mucho.
—Cinco meses, apenas lo descubrieron me encerraron aquí. Antes de que vinieras aquí, había dos omegas más. Dieron a luz y desaparecieron, no sé qué hacen con los bebés recién nacidos pero... Después de lo que he visto con Tenko, es muy probable que los estén usando como garantía genética para sus experimentos.
—¿Qué experimentos?—Izuku cubrió su cabeza con las mantas y trató de simular la oscuridad para aliviar su dolor. Rumi sonrió mirando sus uñas quebradas, feliz de poder hablar con alguien que estaba de su lado pero triste al mismo tiempo por saber la soledad que le esperaba en esa enorme cárcel blanca. No había forma de salir, sus uñas quebradas por rasgar las paredes, y sus piernas rotas y muñecas estranguladas hablaban por sí solas.
Suspiró profundamente y siguió hablando.
—Los centinelas que tu clase experimentó durante los exámenes finales solo eran un prototipo, una prueba de campo para aprender. Después de que Ground Zero fuera encerrado en una de las prisiones con mejor seguridad, la comisión creó una base en un monte que no alcanzamos a averiguar en qué localidad estaba con Tenko. Estamos más profundo de lo que podrías imaginar, y este sitio es enorme... No sólo estamos nosotros, también están los centinelas prime. Las Bestias de la comisión que nos harán pedazos sin siquiera pensarlo, máquinas genéticamente diseñadas para matar héroes. Y los brazaletes que tenemos en las manos aparte de vincular nuestros signos vitales con la base de datos de estos enfermos, nos quita nuestra particularidad. Así que sí, estamos jodidos—Izuku poco a poco sintió que su cabeza iba más ligera gracias a la oscuridad pero las palabras de Rumi no hacían más que intensificar las molestias—. Aunque me alegra de cierta manera que hayas sido solo tu.
—No vine solo, Hawks también estaba conmigo cuando nos emboscó la comisión—Rumi tragó duro.
—Bueno, Hawks tiene alas... Es una mutación física, probablemente lo llevaron a un lugar donde puedan cortarle las alas—Izuku se tomó con ambas manos su estómago, era imposible.
—¿Por qué lo hacen? No entiendo, todo esto es simplemente ridículo, imposible...
Rumi suspiró con pena, sintiendo dolor en su pecho al hacerlo. Estaba tan cansada de todo.
—Son por los bebés, Izuku. La comisión está obsesionada con las nuevas generaciones de niños, la verdad, creo que tienen miedo a las particularidades de los niños del futuro. Cada vez más fuertes, cada vez más incontrolables. Por eso la comisión ha estado creando centinelas en base a sus quirks... Si uno de nosotros estira la pata, ellos están listos para reemplazarnos por unas máquinas genéticas.
Izuku ya estaba cansado.
—Sí pero eso no explica porqué me tienen aquí. ¡Yo no debería estar aquí!—Izuku gritó dándole igual el mareo que se acopló en su cabeza, a Rumi solo le dio más pena.
—Oh, muchacho... ¿No lo sabes?—Izuku, que aún estaba en la cama, apretó sus labios y bajó gateando hasta acabar contra la pared donde se hallaba la rendija. La ropa suave que estaba usando era cálida pero su estado descalzo lo hacía sentir frío, mucho más de lo que hacía en la habitación.
—No, no lo sé.
—Si te trajeron aquí, es porque estás embarazado.
Izuku se detuvo en seco, pegando su frente contra la pared.
—Es imposible, yo no estoy embarazado. Puedo morir si tengo hijos, no puedo. Simplemente no—Rumi apretó sus manos sin importarle el dolor familiar. Tanto dolor y sufrimiento, la comisión solo atraía eso.
—Mira tu brazalete, ahí sale toda la información. Incluso el tiempo de tu embarazo... Hasta el padre, porque al fin y al cabo, estos hijos de puta lo saben todo—Izuku había visto por encima el brazalete pero no su pantalla, la tocó y se iluminó mostrando la información.
Izuku Midoriya, veinte años.
Género primario: Masculino.
Género secundario: Omega (incompleto).
Estado de salud: Estable.
Meses de gestación: dos meses y catorce días.
Género primario de la criatura: desconocido.
Género secundario de la criatura: Alfa prime.
Padre de la criatura: Katsuki Bakugō. (Veinte Años/Alfa caníbal)
Izuku quería vomitar.
No era posible. Él y Katsuki habían sido cuidadosos, no podía ser verdad, simplemente no, porque si era así... Lo perdería todo. Su familia, su felicidad que tanto le había costado obtener en esos meses... Todo.
Su cabeza dio vueltas y se desplomó en el piso, la sangre corrió de su nariz y las lágrimas de sus ojos. Esa noche Izuku lloró inconsciente pero la bestia a la cual llamaba alfa rugió en su nombre con sus colmillos llenos de sangre, anhelando venganza porque la justicia ya no era parte de su vocabulario.
...
Katsuki entendía que la comisión era calculadora, que detrás de ese nombre había decenas de trabajadores con un título universitario de élite. Incluso podría haber personas obligadas... Aún así, ya no le importaba, secuestraron a su omega y no lo podía sentir a través del lazo por mucho que quisiera esforzarse. Incluso su pequeña hija, la niña que con tanto cuidado había resguardado de todo los males, lloraba sin consuelo en los brazos de su abuela por la pérdida de su otro padre. Katsuki lo había sentido en carne propia, el dolor, la desesperación, el hambre, el frío, el lamento, la soledad... No podía pensar claro con esas sensaciones tan vivas en su piel, su mente vagando como el aire del otoño en las calles, la lluvia haciéndose dueña de lo oscuro y la luz ausente.
Poco después de que secuestraron a Izuku y Hawks, la comisión declaró que Katsuki Bakugō y Shoto Todoroki serían penados por sus crímenes. Sabían que las personas dudarían de ellos si solo lo decían así sin más, por lo mismo, le revelaron al mundo que Katsuki era un caníbal y que Shoto era el asesino de su hermano y un montón de villanos. Enji trato de hacer hasta lo imposible para ayudarlos pero nada de sus esfuerzos serían algo cuando las imágenes estaban tan vividas en los noticiarios.
Shoto contempló cómo las personas perdonaban a Dabi teniendo lástima por sus últimos momentos ignorando por completo su historial delictivo, por lo que le había hecho a su familia, a Hawks y a Mina...
Katsuki quedó sorprendido cuando omitieron la razón del porqué se convirtió en caníbal, y por el dolor que hicieron pasar a su pequeña hija. Tantas palabras, tantas mentiras. Todos los de la comisión eran sólo máquinas de estrategia. Y cuando llegaron al departamento de Katsuki en busca de él y Shoto, contra el dolor de su alma se despidió de su hija y le pidió a su madre y a Denki que la cuidaran mientras él volvía, porque lo iba a hacer aunque fuera con sangre en sus manos. Nadie jodia con su familia y salía ileso.
Los esposaron para que no pudieran usar sus quirks, Shoto no parecía afectado con ello y menos Katsuki que sonrió cuando omitieron el hecho de que debían ponerle un bozal. Los llevaron en fila hasta un camión blindado, la rapidez con que estaba organizado todo dejaba en claro que lo habían planeado con meses de antelación.
Ambos se subieron y la estrechez del camión y la cara taciturna de todos los trabajadores casi era poética. Todoroki observó a Katsuki y el alfa dejó salir sus colmillos brillantes de caníbal, el veneno goteo suave por su mentón hasta caer espeso por su cuello. Era amarillento, demostrando la adaptación de su cuerpo ante los genes caníbales. La mejora en sus sistema y lo mucho que ardería una gota en la piel ajena. Shoto movió su pie con afirmación, Katsuki sonrió y rugió como un animal. En ese momento, las cadenas de Todoroki resonaron fuerte en la piel enemiga, los colmillos arrancaron la epidermis y con ella, la yugular que dejó la sangre vertida y caliente en el piso metálico. Unos cuantos movimientos más y los cuatro acompañantes de los héroes criminales eran carne muerta en el piso.
—Jodida mierda, la carne con miedo siempre es la más sabrosa—Todoroki forcejeó con sus esposas hasta que se las sacó, hizo una mueca de asco al ver como su amigo se chupaba los labios.
—Dios, no lo hagas ver tan placentero. Ni siquiera cocinas la carne... Se ve viscosa—Katsuki puso los ojos en blanco y con una patada abrió la puerta del compartimiento trasero, era obvio que los estarían esperando.
El aire corrió sus cabellos y Shoto con un suspiró quemó los automóviles que venían detrás, los ojos rojos vieron con deleite las llamaradas azules. Shoto había estado entrenando desde hace semanas las llamaradas más fuertes de su familia, todo con el fin de proteger a Hawks. Katsuki no quería imaginar lo que estaba sintiendo él en sus huesos, porque Katsuki con solo pensar en Mina, la adorable Mina usando sus chaquetas durante sus celos... Su corazón se apretaba de solo recordar el aroma en su ropa. La verdad, la extrañaba y cuando eso pasaba, siempre iba a visitarla y ahí estaba Maria... Con una taza de sake y un ramo de rosas blancas. Ella siempre le hablaba con amabilidad y le preguntaba por Shoto y si era feliz. Ella se mostraba tan destruida pero Katsuki lo sabía...
Ella solo quería que Shoto siguiera adelante, porque sus ojos brillaban cuando Katsuki le hablaba sobre él y Hawks... Y la verdad, Katsuki deseaba lo mismo que ella para su amigo porque viéndolo ahí, temblando mientras su cuerpo no podía más con el fuego azul... Era como ver a un guerrero caer ante sus enemigos después de años de victorias; muy triste.
La explosión iluminó el cielo oscuro y ambos pudieron respirar un poco de aire limpio, el camión blindado se detuvo de pronto y ambos salieron eyectados en dirección a la calle, una solitaria que rodeaba una montaña llena de Nogales y Arces rojos. La vista de Katsuki se nubló, lo que más le llamó la atención fue el ardor en su estómago al intentar moverse. Una frondosa rama se le incrustó en su estómago, mordiendo su labio inferior la quitó contra el horrible dolor, pronto se sanó pero Shoto estaba inconsciente a su lado. Su cabeza goteaba sangre de una herida poco profunda. Katsuki gateó hasta él y con un gran esfuerzo se puso de pie escuchando unos cuantos huesos crujir. Estaba agradecido de ser caníbal, de no haberlo sido, sus costillas estarían astilladas en sus pulmones y sería el fin para ambos. Las sirenas de las patrullas a los lejos lo alarmaron, tomó a Shoto en brazos y corrió cuesta abajo por la montaña con el alfa en brazos. Mientras más corría, la sensación de vigor se acoplaba con más comodidad en sus venas.
—Katsuki... Tu estómago está rugiendo—por supuesto que lo estaba haciendo, los beneficios de su estado caníbal tenían un precio enorme. Más allá de la sanación, el hambre le perseguía como una sombra. Tragó e ignoró el olor de la sangre en la piel de Shoto. Todoroki al ver que Katsuki lo estaba ignorando, acercó su mano hasta sus labios y mordió para formar una herida. La sangre en su boca era asquerosa pero hizo a Katsuki detenerse y observar embelesado la sangre caer por la piel blanca. Shoto acercó su muñeca hasta él—. Toma, no vamos a salvarlos contigo así, tienes que estar fuerte.
Katsuki negó.
—No podré controlarme, no lo entiendes, una vez que empieza... No hay forma de detenerlo.
—No me creas tan débil, quiero salvar a Keigo más de lo que aprecio tu amistad conmigo—era verdad, si no fuera por la situación, Shoto no mostraría tan abiertamente sus expresiones de dolor. Pero tenía tanto miedo de perder a Hawks, que ni siquiera el dolor de una mordida y el debilitamiento de la misma podrían detenerlo a pensar en algo racional. Su corazón estaba lleno de ese sentimiento que lo hacía mantenerse firme en una situación de riesgo y Hawks era la razón del porque, él lo hacía una mejor persona y sin él... No era lo suficientemente bueno.
Entendía que todos esos sentimientos no eran sanos. Aún así, ¿por qué negarle a su corazón un poco de piedad después de años de desamor y sufrimiento? Quería luchar por él, por ese sentimiento y si debía darle la mitad de su sangre a Katsuki para ello, se volvería un cáliz de sangre.
Katsuki noto la determinación en los ojos de Shoto y se detuvo, ya no los seguían y la parte más oscura de la noche se presentaba en lo alto, era el mejor momento. Se escondieron detrás de un enorme arce, Shoto se apoyó en el tronco y Katsuki tomó su brazo derecho. El aroma de la sangre impactó sus pulmones con dicha y deleite, lamió la herida sabiendo que su veneno calmaría el dolor y chupó, la sangre poco a poco bajó por su garganta. Tomó con más fuerza el brazo y el frenesí cubrió con sudor su piel. Shoto contó hasta diez y al pasar el tiempo golpeó a Katsuki en la entrepierna, el alfa gruñó pero agradeció el gesto. El dolor en su entrepierna era suficiente para distraer su frenesí.
—Pido perdón por tus testículos, pero quiero salvar a Hawks.
Katsuki se quejó.
—No te preocupes, fue una buena patada para ser de un bastardo—Katsuki rasgó su ropa y le cubrió la herida a Shoto para que la hemorragia se detuviera. Shoto agradeció el detalle. La sangre del alfa era buena, su hambre desapareció al momento de tragarla pero sabía que solo sería por unas horas antes de sentir más. Sin embargo, eso les daba tiempo a ambos para llegar hasta la agencia de Endeavor y formular un plan más detallado que salir corriendo de la comisión por un enorme bosque de Arces y Nogales.
...
Hawks podía jurar escuchar la fiesta a través de sus oídos, impactando sus carnes; las manos de Shoto en sus caderas mientras se reían de algo estúpido que vieron durante la patrulla de ese día. No tenían suficiente, las manos y el baile torpe solo era perfecto para los nuevos amantes. Ellos dos llevaban años conociéndose el corazón, los lugares perfectos en sus pieles ya eran de conocimiento común en sus cabezas. El neón destello con incandescencia en sus ojos y sonrió cuando la boca joven besó con suavidad su glándula, tentador por la poética de la naturaleza que los hacía sentir correctos. Escurridizos ambos se fueron por los pasillos de un bar lleno de personas que nunca podrían memorizar debido a su embriaguez. Hawks no quería abrir los ojos porque ese recuerdo era nuevo, mantenerlo a flote en su mente y nunca tragarlo en la memoria era una nueva forma de nunca caer. No quería caer, deseaba recordar la sonrisa de Shoto iluminada por la pobre luz del baño. El silencioso y tecnológico inodoro que usó como base para recibirlo. La gente, la sensación de la música retumbando, tratando de traspasar las paredes... Sus manos, la ida a casa, la noche que vino después de esos momentos. La mañana con huevos quemados porque Shoto no sabía cocinar... Tan hermosos recuerdos que le llevaban lejos porque el ardor del bisturí en su espalda pronto lo volvería loco y no hablaría nunca del hecho que en su mano derecha estaba ese brazalete. Dos semanas...
Era tan pequeño, tan inocente.
La verdad nunca quiso ser padre, el mundo estaba lleno de miseria para un pequeño ángel. Y que estuviera en ese pabellón, que ellos le estuvieran quitando las alas... Se había retirado pero volvió y este era el resultado, siendo un juguete de la comisión. Le estaban quitando sus alas desde la raíz y para evitar que crecieran nuevamente... Estaban cauterizando su piel herida. Ya lo habían hecho con su ala derecha y ahora iban por su izquierda y Hawks podía verla en el suelo, inerte y negra. Una parte de sí mismo, totalmente desplegada de su cuerpo como si fuera algo fácil de asimilar.
Tenía miedo, quería ver a Shoto, sentirlo y sentirse protegido en sus brazos. Y dios, también extrañaba a Enji. Extrañaba sus palabras de tranquilidad en las noches cuando sólo quería olvidar toda la mierda que lo rodeaba, solo por un instante. Los extrañaba tanto a ambos que no podía dejar de llorar. Ellos no lo notaban y aunque lo hicieran, no les importaba. Solo querían al feto y lamentablemente Hawks ya lo estaba llamando su bebé. Porque eso era para él, su bebé.
Después de tener a Himawari en brazos unas cuantas veces, algo en su mente deseó con todo su corazón poseer una criatura similar. Y aunque el mundo estuviera en llamas... Iba a luchar, porque tenía miedo y al mismo tiempo quería protegerlo. Sin embargo, sin sus alas, sin la hermosa libertad que lo llevó a surcar los cielos como un dios. Cualquier medida de esperanza sería en vano.
—Extracción completada, procediendo a la cauterización—ellos eran doctores profesionales pero hasta las personas con numerosos títulos y doctorados colgados en sus paredes eran crueles. Quiso gritar cuando el intenso calor penetró sus nervios y le quemó la piel; recordó las palabras de Shoto y lo soportó. Conociendo esa noche un poco más del dolor y dejando entrar el miedo; recorriendo sus capas de piel como un laberinto sin salida. Sin poder respirar, sosteniendo con ahínco su estómago plano.
"Shoto... Perdón."
Hawks pensó en lo que estaría sintiendo el joven alfa, en cómo sería perder tanto en tan poco tiempo. Por eso iba a sobrevivir porque quería verlo sonreír nuevamente. Con solo imaginar la escena donde todo sería perfecto, decirle que sería padre después de perder a Mina y anhelar de lejos una familia aunque su corazón estuviera lleno de inseguridades... Lloró de felicidad y mientras lo hacía el dolor poco a poco fue penetrando hasta que su corazón no pudo soportarlo más.
Sus ojos se cerraron y los doctores siguieron con su tarea como si nada. La sangre seguía acumulándose en la piel y muchas plumas rojas ya no eran más que rastros negros de cenizas de lo que alguna vez fue una promesa, que ahora rota no era más que pedazos de un pasado liberado de la ironía de la historia. No muy lejos de ahí, estaba Izuku mirando un cielo blanco con luces que encandilaban sus ojos. Su mente estaba llena de preguntas, tantas que solo lo atormentaban. No quería morir, pero la idea de tener un hijo propio... Podía entender un poco lo que su madre decía hace unos meses sobre lo de ser padre. Más allá de una bendición o una responsabilidad, era como una espera agotadora. Y en esa habitación, viendo todos los escenarios posibles en su cabeza... Todo iba tan lento.
Tocó su cuello y cerró los ojos, incluso le suplicó a los portadores del Ofa por si podían brindarle ayuda pero no, allmight lo miraba con tanto dolor que no tenía el valor ni las fuerzas para volver a hablar con ellos, y ahí estaba, en la cama de esa enorme habitación, dañando su corazón con imágenes que no sabría si podrían ser reales o no.
...
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