•|Capítulo XXIII: No Time To Die|•
Parte II: No Time To Die.
"Estoy cansado de despertar todos los días y saber que no eres mío. Pero soy feliz, joder, podría verte durante horas siendo feliz con él. Pero apenas puedo soportarlo, me temo que lo que teníamos se ha ido. Recuerdo esos días mágicos con alegría, pensando que tal vez… Podría guardarte para siempre en mi corazón."
…
Cuando Izuku puso un pie en el aeropuerto internacional John F. Kennedy, otra persona estaba ahí para acompañarlo a Japón. Daniel se erguía orgulloso frente a los demás, una mirada de sus ojos e Izuku supo que no era buena idea. Sin embargo, él era tan terco que no podía ir en contra; sobrevivir al medio oriente no era algo que una mente débil podía hacer. Él era eso, una maleta a su lado y esa moda que solo Nueva York le podía entregar a un hombre introvertido. Atractivo, una mandíbula marcada y el tatuaje de serpiente bailando en su cuello al hablar. Alguien que destacaba por encima de la media, alguien que podría enamorar a cualquier Omega. Menos a Izuku. El Omega se detuvo frente a él, Daniel se acercó como un esclavo ante su amo y lo observó con amor. Los ojos verdes no pudieron velar por la bondad, habitante común en su corazón que siempre lo confundía. Quería alejarse y así lo hizo pero esa mano lo detuvo. Tenía todo lo necesario para irse a Japón, solo debía hacerlo lo antes posible, sus amigos lo necesitaban, Katsuki lo necesitaba y quería verlo. Ser su amigo al menos, ser alguien más en su vida y no solo un borrón en sus memorias.
La mano de Daniel fue por su brazo hasta acabar en su mano derecha, el apretón fue suave e Izuku no pudo seguir caminando. Se dio vuelta y su mano viajó rápidamente hasta el rostro contrario, Daniel se veía tan devoto a su tacto que dolía no poder tener algún sentimiento por esa mirada. Sería tan fácil caer por alguien así, por una ilusión y simplemente hacerlo. Enamorarse, seguir en la ignorancia y clamar por paz en la oscuridad. Daniel era una lección que debía aprender, que aunque su mente seguía siendo una parte importante de su cuerpo, su corazón era el que comandaba sus acciones y futuro.
—Quería sentir tu aroma, así que fui a la agencia para pedir perdón por lo de hace unos días. No quería que fuéramos solo extraños, además, aparentemente soy demasiado viejo para volverme un ser orgulloso. Así que ahí estaba tu compañero de trabajo, sus ojos se iluminaron cuando me vio. Me dijo que necesitarías un poco de ayuda en Japón, que debía ir contigo—Izuku negó, maldijo a Jake por lo bajo. No había alfa que odiara más que ese hombre. Daniel sonrió herido—. Desde que dijiste esas palabras, ese nombre, quise saber qué significaba. Muy ingenuo de mi parte pensar que sería algo bonito. Katsuki no era una señal de placer, era un nombre. Yo quería decirte cosas agradables en japonés, aprendí un poco. Puedo entender, no sé todos los kanjis del dialecto pero seré útil, lo prometo. No me alejes de tu vida como si fuera basura, no me hagas sentir así. Sé que no eres una persona desagradable, por eso empaque todo, porque sabía que no serías capaz de negarte.
Izuku no sabía qué decir, porque Daniel tenía razón. No podría decirle que no. Así que caminó sin decir nada y él lo siguió como una sombra. No podía controlarlo pero ya no era su preocupación, Daniel iba por su cuenta.
El viaje a Japón fue suave, como una bruma agradable donde podía dormir y sentirse querido por sus alrededores. Tragó duro cuando pisó el suelo japonés, Daniel estaba detrás suyo, tratando de hablar con alguien sobre su pasaporte porque aparentemente tenía algunos problemas pero no podía importarle menos. Izuku solo quería correr e ir hasta la agencia de Endeavor, ver a Katsuki y pedirle explicaciones sobre las cosas que había dicho Jake, hablar y hacer las paces, volver a ser lo de antes. Esperó a Daniel porque no quería ser descortés y ambos fueron al hotel del americano, Izuku solo lo dejó ahí mientras trataba de decidirse entre llamar o sorprender a Katsuki. Decidió que sería mejor una sorpresa en persona, algo íntimo por si las cosas se salían de control.
—No te preocupes por mí, te llamaré. De verdad quiero ayudar en lo que sea—Daniel se lo dijo mientras Izuku veía su celular, cualquier signo de la actividad de Katsuki en Twitter. Estaba extrañado, nada de nada, ninguna novedad. Ni siquiera en su cuenta oficial había dicho algo, y eso que siempre ponía algo en la mañana diciendo: Buenos días, extras. O, es buen día para ser menos extra. Ahora, nada de nada. Izuku tenía un mal presentimiento—. ¿Hola? Izuku, ¿me estás escuchando?
—Sí, es solo—Izuku no quería hablar de eso con Daniel—. No importa, mira, sé que Jake te dijo que necesitaba ayuda, pero quizás no sea así. Sin embargo, si quieres algún dato sobre turismo, estaré atento a mi celular.
Daniel sonrió.
—Izuku, realmente digo que he venido aquí para ayudarte. Si quieres un polvo sin compromiso, algo de calor humano, cualquier cosa… Estaré aquí—Izuku se acercó, tomó las manos de Daniel y lo admiró.
—No sé cómo decir esto pero el sexo… Solo fue una distracción física, cómo hacer ejercicio después de una gran maratón. Algo para castigarme si soy honesto…—Inevitablemente la mente de Izuku iba de vuelta a él.
—Lo entiendo. Pero al menos, ¿los orgasmos fueron reales? Parecían bastante reales la verdad—Izuku no lo negó pero no quería hablar de eso con Daniel, se sentía tan incorrecto. Así que simplemente negó con la cabeza y se marchó, el alfa rió bajo y se sentó en la cama con una cara llena de consternación—. Bueno, es realmente agradable saber que apestas en la cama. De todas formas, soy muy bueno escuchando.
—Llámame si quieres algo Daniel, estaré ahí si puedo.
—Okey, ya entendí. Nos veremos algunos de estos días si las cosas se ponen aburridas por mi cuenta—Izuku tenía su mano en la puerta cuando Daniel se aventuró hasta la puerta y le susurro cerca de su oído—. Pero no lo olvides, estoy aquí para ti.
El omega solo sonrió.
—Adiós Daniel.
E Izuku corrió con sus cosas por las calles de Japón, feliz y rebosante de energía aunque su estómago sintiera un extraño dolor. Después de dejar sus cosas en el departamento que Allmight le había dejado, salió por la ventana directamente hasta la agencia de Endeavor, su rostro dolía de tanto evocar esa sonrisa, que sola llegaba a sus labios al pensar que podría verlo nuevamente. No quería esperar ningún segundo, sus emociones no lo dejaban respirar y se sentía tan bien conocer la zona sin tener el miedo de caerse. Era bueno estar en casa, era bueno respirar el aroma de su ciudad, sentir esa libertad en sus brazos casi desnudos. Se sentía libre como un pequeño gorrión, uno rojo que podía ir libre desde Rusia hasta Japón, volver y entregar su corazón. En este caso, desde Usa hasta Japón, viendo las estaciones cambiar, llorar y nada durando para siempre.
Aterrizó en el helipuerto de la agencia de Endeavor, viviendo en un sueño bajó por las escaleras y llegó hasta la zona de control y después de la misma hasta la del personal de aseo. Antes de estar frente a la puerta del personal heroico, sus piernas temblaron. Tenía mucho miedo pero no quería huir para siempre, así que con decisión tomó el pomo y se congeló al verse en un espejo al final del pasillo. Se veía horrible pero muchos de ellos lo habían visto peor. Así que camino viendo la cara sorprendida de decensst de sus ex compañeros, no le importo ninguna de ellas hasta que vio a Shoto fuera de la puerta de la oficina de Endeavor. Una mirada de los ojos heterocromáticos y su ánimo cayó al suelo.
¿Qué? ¿Por qué estaban tan tristes? ¿Qué había pasado? No escucho nada, solo buscaba la voz de Katsuki pero era silencio lo único que sus oídos podían captar. Caminó lentamente, Shoto se acercó con Mina a su lado, preguntando tantas cosas que lo abrumaron y no pudo escuchar nada. "Katsuki, Katsuki, Katsuki." Susurró para sí mismo. Con su mano llena de la fuerza del Ofa abrió la puerta, azotándola y sacándola de sus bisagras. Ahí estaba Endeavor con Hawks, Miruko y Shigaraki. Su destinado se hallaba solo a metros de distancia pero no le importaba, solo los ojos azules de Enji. Ahogados en preocupación.
—¿Qué?—Shigaraki volvió su vista a la puerta, Miruko casi por acto reflejo se llevó su mano hasta su cuello cubierto. Ni ella sabía el porqué, pero Izuku hizo caso omiso al dolor en sus entrañas, simplemente se acercó hasta endeavor y Hawks. Todos estaban sorprendidos de verlo, pero nadie lo estaba felicitando por volver. Solo rostros llenos de tristeza. Que colores tan grises para rostros que alguna vez estuvieron tan llenos de vida—. ¿Qué sucedió?
Preguntó de nuevo y el silencio se formó por minutos hasta que una voz liberó a la verdad prisionera.
—La comisión se llevó a Katsuki, lo secuestraron junto a su hija. Nora, la asistente que lo ayudaba con el papeleo y trabajo de campo se lo llevó con ayuda de algunos integrantes activos de la comisión. No se sabe nada de él, hasta quemaron su departamento para no dejar rastros—Hawks fue la única persona que realmente lo miró a los ojos y le dijo la verdad. Izuku no tenía las fuerzas para apreciar su honestidad, solo pudo mirar a Endeavor. Como el hombre mayor tenía dibujado en líneas profundas de expresión su arrepentimiento.
—¿Hace cuánto desapareció?—no había tono en su voz, era plano. Shigaraki se acercó pero no pudo verlo a los ojos. Muy rojos, muy parecidos a él.
—Cuatro días—Su destinado respondió, la voz ronca se extinguió cuando Izuku explotó.
—¡Es imposible, él hace cuatro días estaba saliendo del aeropuerto de Tokio, lo ví en televisión! ¡Es imposible! ¿¡Por qué ella lo hizo?! ¿Por qué justo ahora?—todos se miraron unos a otros, Hawks no tenía miedo de responder pero esta vez Endeavor respondió por él. Sabiendo bien el peso de sus palabras.
—Ella estaba obsesionada con Bakugō, después de su última misión ella se volvió muy errática. No hablaba mucho y siempre estaba murmurando cosas sin sentido. Nosotros no pensamos que sería importante hasta que recibimos una llamada de emergencia, el departamento del héroe Ground Zero estaba en llamas. Hawks fue el primero en llegar, no había nadie, solo su hogar en llamas pero la comisión nos dejó una nota escrita por ella. Que se lo habían llevado junto a la bebé y que no fueran por él porque ahora formaba parte del personal de la comisión.
—¿Por qué no han dado la noticia a los medios? ¿Por qué ninguno ha reportado su desaparición? ¿Su familia sabe? ¿Denki sabe?—Izuku tragó duro, culpándose por haber huido. Ahora se sentía peor que antes, si hubiera estado ahí… Quizás Katsuki estaría bien, quizá todo sería diferente.
—No alertamos a los medios. Su familia tampoco sabe y esperamos que siga así. Y Denki, bueno el muchacho no tiene deseos de volver a Japón por un buen tiempo. Así que por el momento solo se sabe que Katsuki está en una misión lejos y que su hija está bajo nuestros cuidados—Enji suspiró, el cansancio se veía tan marcado en su rostro que su barba roja ahora tenía unos pequeños mechones blancos—. Lo siento mucho Midoriya, no sabíamos que vendrías al país tan pronto.
—¿Me hubieran avisado? ¿Habrían enviado un comunicado hasta América para solicitar mi ayuda?—Izuku sabía la respuesta, solo quería oírlo.
—No, realmente no lo hubiéramos hecho.
Izuku se sentó, miró sus dedos llenos de cicatrices y se arrepintió de todo. América solo era una ilusión, algo que Allmight había hecho para protegerlo, pero… ¿Por qué se sentía tan traicionado? ¿Por qué le dolía tanto pensar en que había traicionado a la persona que más amaba? Katsuki estaba perdido ahí afuera con una mujer obsesionada, quizá sufriendo un infierno y no quería pensar en ello porque no deseaba perder sus últimas fuerzas al pecar con su imaginación. Había caído en una mentira, ninguna de las personas que estaba ahí lo miraba con honestidad, Hawks era la única que tenía el valor de mirarlo a la cara y decirle la verdad pero incluso él tenía sus juegos, ésos que nadie sabía maquinar mejor que él.
Levantó la mirada y pidió la verdad a cada uno de ellos, les gritó sintiendo su corazón doler cuando Tomura le ordenó que guardara silencio, que no le gritara a Miruko. Los veía a ambos y sentía tanta envidia, él debería estar así con Katsuki. Pero le quitaron eso, su Omega interno se lo quitó, Allmight se lo quitó, todos en esa habitación se lo quitaron. Hasta Katsuki lo hizo. Sin embargo lo sabía, él mismo lo había hecho primero. Había quemado a fuego lento con sus dedos esa confianza, incluso lo había dejado cuando aún eran novios. Si alguien había dado el primer paso a la mentira, había sido él mismo. Pero estaba dispuesto a enmendarlo, a luchar.
—Quiero toda la verdad, ahora mismo—sus labios temblaron. Hawks se acercó y le tendió un cigarrillo, Izuku lo recibió y fumó mientras escuchaba todo. Muchas de sus lágrimas escaparon de sus ojos al oír, al ver que Katsuki se estaba llevando todo lo malo. Incluso lo hizo cuando supo sobre Dorothea, sobre la relación falsa con Denki, sobre cómo luchó en solitario durante meses y recibió tantas puñaladas. Cómo lo buscó después de que se fue, cómo lo dejó ir por su bien. Era demasiado joven para todo esto, para todo el dolor que se le presentaba en sus manos; el cigarrillo cayó consumido en la alfombra y esa fue señal suficiente para saber que era hora de irse. Al salir de la oficina, ellos le pidieron que esperara, que lo iban a encontrar y que tuviera paciencia. Izuku no quería pensar. Shoto le habló, Mina lo abrazó pero no podía sentir nada. Absolutamente nada de nada.
Sus pies los traicionaron y se encontró frente al departamento de Daniel. No sabía que estaba haciendo ahí, pero quería sufrir. El alfa le abrió la puerta e Izuku se lanzó a sus labios, sintiendo éxtasis en el dolor. Él lo tomó con fuerza, lo llevó a la cama y sin desperdiciar la oportunidad sintió sus brazos, lo cálidos que eran y los fríos que se sentían en su alma. Y ahí lloró, gritó con dolor mientras su pecho se apretaba sin dejarlo respirar. Daniel lo miró atónito mientras Izuku no podía seguir, mientras el dolor lo consumía por completo porque la culpa no era suficiente. Ya no podía más. Y en ese momento de profunda agonía y confusión, Daniel lo entendió, lo había perdido para siempre.
—Izuku, dime qué tengo que hacer para hacer que el dolor se detenga—Izuku se estaba ahogando, tomando con fuerzas sus piernas y rasgando la piel, la sangre saliendo de sus uñas. Daniel lo detuvo, pero él no lo hacía, seguía gritando, seguía sintiéndose como si la habitación estuviera llena de agua—. ¡Izuku basta!
Izuku levantó la vista, sus ojos completamente rojos, todo salió por sus labios como si fuera una avalancha.
—Daniel lo deje solo, lo traicione, lo he hecho tantas veces contigo y aún así... No quiero esto, no lo quiero. Lo quiero en mis brazos, lo quiero besar, quiero hacerle el amor y decirle que estoy aquí, que todo estará bien. Pero no está aquí, no está, no está. Me lo quitaron, me lo arrebataron—Daniel tragó duro, abrazó a Izuku y espero que él estuviera más tranquilo. Daniel lo aceptaba, Katsuki Bakugō debía ser increíble para tenerlo a él, lo odiaba, quería matarlo y quedarse con Izuku pero no quería ver así al Omega que amaba. No de esa manera tan amarga, se rió y esperó por la somnolencia del Omega. Horas pasaron hasta que Izuku se quedó profundamente dormido. El alfa se puso de pie y tomó su teléfono con fuerza, le pedía perdón de antemano a Izuku por mentirle pero así eran las cosas y el mundo no era tan bueno y simple como él se lo imaginaba. Llamó y esperó por la voz.
Y cuando le contestaron, solo pidió una cosa.
—Quiero saber dónde está Katsuki Bakugō, alfa japonés nacido el veinte de abril. Ex miembro de la UA.
—¿A petición de quién sería esta orden?—La voz al otro lado preguntó, Daniel observó a Izuku, el delgado Omega dormitaba, lágrimas caían por sus mejillas. El mundo era un sitio cruel y aunque la verdad fuera algo que no se podía oír, tenía que hacerlo, por ese sentimiento complicado de explicar que lo hizo replantearse todo.
—Para el agente británico, Dante Evans—era un pecado enamorarse, pero así lo había hecho Daniel, o mejor nombrado por su padre, Dante. Un agente secreto de la unidad británica que estaba investigando los asuntos de la comisión japonesa. Su misión era simple, sacarle información a Izuku, no enamorarse de él e involucrarse en la vida del objetivo para obtener líneas directas con la asociación de héroes, por eso su identidad era algo que debía cuidar. Sin embargo, entendía a Katsuki Bakugō, Izuku era el tipo de persona por el cual entregaría su vida.
Se sentó al lado del Omega y acarició sus cabellos, iba a disfrutar de la imagen del Omega en su cama. Por lo menos por un instante. Y ahí, con una sonrisa enorme pensó que era suyo en cuerpo. Aunque su alma nunca podría estar al alcance de sus manos.
…
Los días pasaron y la paciencia de Izuku con cada amanecer se hacía más pequeña, Daniel lo había estado ayudando a buscar información, nunca se cuestionó el porque, no quería saber más de nadie más. En su mente solo estaba Katsuki y con cada hora que pasaba frente a un computador lleno de información, más y más se hacía a la idea que la comisión era una institución asquerosa y que sus compañeros le estaban mintiendo, aunque todos le habían mentido ya. Hasta Daniel, que siempre estaba hablando por teléfono mientras Izuku tecleaba sobre su computador en busca de cualquier vestigio que pudiera comprometer información importante. Daniel le dijo que se calmara, que debía distraerse y dormir, que lo iban a encontrar.
Dos semanas e Izuku no podía más, fue donde su madre para hablar y ella solo le conversó sobre el americano atractivo que viajaba tanto con él. Izuku le contó sobre Katsuki y ella parecía más feliz que preocupada, lo sentía por la niña pero las palabras que usó con Katsuki fueron: "Todos obtienen lo que merecen tarde o temprano". Entonces Izuku le respondió que lo amaba, que amaba tanto a Katsuki que podría morir por él. Inko lo echó de casa diciéndole que debía replantearse su vida si pensaba entregarse a un hombre que durante tantos años le había hecho daño. Que no era sano. Pensó que su madre lo comprendería pero no, solo hizo lo de siempre. Despreciar a Katsuki y dejarlo en la posición de siempre, como el abusador.
Izuku no quería más conflictos.
Pasaba el tiempo y cada vez era más evidente que algo le estaban ocultando. Ellos sabían tanto que no querían decirle, se sentía mal, se sentía inútil, apenas comía y todo lo que comía lo dejaba ir por el baño. Por un instante temió lo peor y se compró uno de los mejores test de embarazo, esperó en su baño por minutos mientras veía el pequeño dispositivo. Nervioso, temblando. Espero y espero, nada, no estaba en cinta. Se hizo un chequeo sanguíneo solo para saber bien y no tener dudas, el resultado fue peor de lo que imaginó. "Su cuerpo no está en condiciones para albergar algún tipo de vida". Era estéril. Y la verdad, no sabía cómo sentirse al respecto. Era lo que quería, ¿no? No tener hijos era su plan inicial, pero no sabía porqué le dolía tanto el pecho.
Había tanto en su cabeza, era tan molesto tener que abrir sus ojos y pensar sobre todos los problemas y no poder hacer nada. Sin poder sentirse cómodo vistiendo su traje de héroe, se imaginó al lado de Katsuki siendo héroe. Cómo lo tomaría entre sus brazos y lo haría bailar lento en las horas de descanso, y ahí se quedaba, mirando la nada y escuchando las canciones de la playlist de Katsuki. Cerraba sus ojos y se dejaba llevar hasta que llegaba a los sueños dónde era valiente y su teléfono seguía teniendo las llamadas de él, los mensajes de voz y los mensajes de texto. Cosas simples que ahora se sentían inalcanzables.
—Te extraño tanto, Kacchan. Te extraño tanto y prometo nunca irme otra vez. Lo prometo, me quedaré aquí y lucharemos juntos. Aunque no me quieras, siempre te ayudaré.
"Quizás él no te quiera aquí, quizás ya te superó y tengas que volver con el americano mediocre ese. Es increíble no, tenías al segundo hombre más codiciado de Japón y ahora no tienes nada."
—Es tu culpa.
"No lo es, solo escuchaste una ridícula voz interior que te hizo revelar todas esas inseguridades que siempre quisiste ocultar bajo la sonrisa santurrona. ¿Qué crees que Katsuki dirá cuándo vea a Daniel? Obviamente preguntará por él. ¿Qué le dirás?"
—Un amigo, porque solo es eso.
"Pero no fue solo eso. Quizás lo hayas olvidado pero hace menos de unos días querías saltarle encima de la polla para hacerte daño. No seas hipócrita, solo lo usas como trapo sucio al pobre idiota."
—Callate.
"Eres un idiota. ¿La recuerdas a ella? Dorothea era su nombre, joder, ella si que era hermosa. Fue una pena que Katsuki le diera el golpe de gracia, al menos ella le hubiera podido dar un hijo. No como tú, que tienes un útero y ni siquiera puedes ponerlo en movimiento. Hasta como omega de incógnito fallas."
—¡Cállate!—Izuku se golpeó contra una pared para acallar esa voz, se sentía enfermo al oírla tan fuerte en sus oídos.
"Jaja, eres patético. Una pregunta, ¿quién engañó primero a quien? Por lo que sabemos, el supuesto noviazgo con Denki era una farsa. Así que técnicamente la persona que lo engañó fuiste tú, imagínate cómo se sintió. Por eso fue tras Dorothea. Qué miserable, imagínate cómo se siente ahora. Su novio lo abandonó para irse a otro país, lo engañó con otro hombre, ahora ese novio volvió, y adivina qué… Volvió con el idiota que le metió el nudo tantas veces que su cuerpo se acostumbró a ese ardor y olvidó lo bien que se sentía el sexo."
—Por favor, cállate—Izuku nuevamente lloró amargamente, era una enfermedad. Era una maldita enfermedad su Omega interno. Solo quería callarlo, sacarlo de su cabeza.
"Solo digo la verdad, cariño. ¿Te duele que lo diga? Si te duele, por algo será."
No.
No quería oír nada más, aunque fuera una verdad relatada de una manera muy cruda, no quería oír nada. Solo deseaba quedarse en ese momento donde aceptó por primera vez a Katsuki en su patética habitación de la UA, donde había calor y las gotas del sudor contrario caían por su piel, acariciándolo y mezclados. Durante esa noche, durante esos cinco minutos donde todo fue absolutamente perfecto. Donde no había deudas en su corazón, y dónde no se sentía como un traidor. Como el que se fue y engañó primero.
...
Un mes, Katsuki había estado perdido durante un mes cuando Endeavor llamó a Izuku con información, llegó tan rápido que sus pies ardieron y su corazón alcanzó el límite. Lo primero que sintió cuando entró en la gran oficina fue sorpresa. Daniel estaba ahí, pero no vestía su ropa común. Al contrario, su cabello estaba peinado y su gusto por la moda se reducía a un traje negro con moño, elegante y con un supresor que limitaba todas sus feromonas. Endeavor lo presentó como Dante Evans, Izuku sonrió con suficiencia al oír ese nombre. Todos le mentían, todos a su alrededor eran unos mentirosos, nadie le había dicho la verdad. Y la única persona que le había mentido por su bien… Era la persona más perjudicada del asunto. Agradeció nunca haber caído por él.
Escuchó paciente las instrucciones, el plan y todo lo relacionado a la invasión. Muchos de ellos parecían asustados, con las manos temblando por involucrarse. No, ninguno de ellos sería capaz de salvar a alguien así. La única persona que no parecía en absoluto sorprendida era él, Dante. Antes que todos salieran de la oficina, Izuku susurró y fue fácil encontrar la exigencia en su voz.
—Lo siento por todos, pero iré solo con Daniel, perdón, el señor Evans. Puedo acabar con esas personas por mí mismo, puedo destruir ese lugar hasta los cimientos en menos de una hora y no fallar en ningún momento. La comisión no sabría quién lo hizo porque no tendrían pruebas, solo nosotros dos y yo no estoy precisamente en labores heroicas por lo tanto no tienen nada contra mí—Daniel tragó duro y afirmó siendo incapaz de ver sus ojos.
—Tiene razón, debo volver a Inglaterra mañana. Tengo una cortada bastante sólida, todos deberían tener una por si la comisión decide hacer algo en contra—todos llegaron a la conclusión que era lo mejor, Shoto quiso decir algo pero Izuku lo tranquilizó con un abrazo y una sonrisa que todos podrían creer. Dante se subió al helicóptero mientras Izuku se despedía de los demás. Cada uno de ellos deseándole suerte porque la prisión no estaba diseñada para ser invadida pero nadie ahí tenía el poder de Izuku, nadie era más fuerte que él.
—Así que Dante Evans, supongo que ahora entiendo algo. Y pensar que me mentiste en la cara. Tantas palabras bonitas, y todas mentiras. Solo fui un trabajo para tí, ¿no es así?
Dante agarró con fuerza los cascos de vuelo.
—Sí, lo eras. Tenía que averiguar sobre la comisión de héroes, pero no pude hacerlo bien. Me enamoré y eso para un agente es la muerte… No mentí Izuku, te amo y nos imaginé juntos con una familia—Izuku se rió tan fuerte que le salieron lágrimas mientras sostenía los cascos, Dante observó enojado el paraje de Japón sobre sus pies. Apretó su mandíbula y dejó que el helicóptero fluyera por los aires.
—Es una pena Dante, en esa hermosa ilusión que creaste en tu cabeza no tomaste en cuenta la verdad. No te amo, nunca viviría una vida tranquila y soy estéril—la última palabra la trago con dureza—. Te enamoraste de una mentira Dante, la persona que conociste en América era solo una ilusión. Algo que tu mente creo y lo siento, no es tu culpa, fue mía por fingirlo todo de tal manera que parecía real. Agradezco que hagas esto, que me ayudes con Katsuki pero eres y siempre serás un error en mi vida.
Dante aceleró y cuando solo el negro del mar envolvió la vista del horizonte, Izuku se preparó con un paracaídas. Iba a descender un poco lejos para impactar la isla, no lo verían llegar y acabaría con todo por eso llevaba una mochila con explosivos que simplemente dejaría caer. Varias muertes y no podía pensar en nada porque era una de las cuatro prisiones de la comisión y solo la estaban usando para Katsuki y su bebé. Solo esperaba que Katsuki no tuviera muchas heridas porque se negaba a aceptar que él estuviera muerto. Y antes de descender, Dante lo llamó.
—Izuku, debes saber algo antes de bajar. Quizá no haga que las cosas vayan mejor pero necesitas saberlo porque soy una persona muy egoísta… Ellos nunca tuvieron mi corazón en todos los años que serví. Te mentí, y lo hice hasta con mi edad. Te dije que tenía veinticinco años cuando en realidad estoy rozando los treinta y uno, te dije que era un marine cuando en realidad me entrené en el ejército británico bajo una rama secreta. Y quizás hasta tenga una esposa a la cual abrazar cuando llegue a Londres, y dos hijos—Izuku no podía creer lo que estaba escuchando—. Pero me enamoré, no pude evitarlo. Hay cosas que no se pueden reemplazar, podría haber sido una pérdida de tiempo para ti pero fue lo más real en años para mí. Y… Honestamente lo envidio por tenerte pero si pudiera pedirte algo por lo que hubo, sería que me siguieras llamando Daniel. Dante… Ese hombre son solo letras en una identificación y realmente no fui esa persona cuando te conocí.
Izuku sonrió, apreciaba el gesto de la verdad.
—Me alegra que me hayas dicho la verdad, Daniel. Pero no soy esa persona que estás buscando, no puedo darte nada más que esos recuerdos, de verdad lo siento por tu corazón. Nunca estuvo realmente en discusión ese tema—Dante asintió y suspiró tratando de guardar sus lágrimas—. Ahora, por favor, desciende un poco más. Necesito menos altura.
El británico asintió y todo lo que siguió después de ese momento fue épico a los ojos de Dante, Izuku era el maldito ángel de la muerte y nunca vio eso en América. Nunca había sido testigo de la supremacía del poder porque era una persona capaz de adaptarse a los demás. Con él siempre había sido honesto, pensó que era recíproco ese sentimiento pero al verlo en acción se sentía como un idiota. Él era exactamente el tipo de persona que quería evadir porque le recordaba todos esos años que pasó odiando el mundo, las reseñas débiles del alma humana que alguna vez poseyó, cuando lloró por los entrenamientos y no se enorgulleció por sus logros bajo el gobierno británico, todas esas medallas llenas de polvo y sangre. Dante solo era una persona secundaria en la vida de Izuku. Sin embargo, tenía razón, se iba a quedar con los recuerdos porque esa persona que maquinaba sus látigos y fuerza para matar no era más que un demonio.
Después de unos treinta largos minutos de matanza y destrucción, Dante pudo ver a un hombre salir de las instalaciones. Un hombre alto, fornido y atractivo. Izuku no se detuvo aunque el hombre le estaba gritando su nombre, hasta que el llanto del bebé se proclamó por encima de todo lo demás. Izuku recién se detuvo ahí, lo llamó por su nombre con una última sonrisa y actuó. Era hora de irse y decir adiós.
Camino a la agencia de Endeavor pudo sentir la extraña sensación entre ambos y como de cierta manera se sintió un extraño entre ellos. Al llegar, el alfa se desplomó y pudo verlo. Izuku cayó con el alfa, tomó a la bebé con una mano y al alfa con la otra, le gritó y desesperado lloró mientras trataba de hacerlo despertar. Era la imagen perfecta de una familia trágica y no encajaba ahí, eso le dañó el ego y el corazón. Después de entregarle toda la información a Endeavor y formar una alianza sólida con un grupo de héroes diligentes, llamó a su superior con buenas noticias, era hora de volver a casa y entregar su informe para seguir adelante. Al menos el Izuku que conoció en América era un lindo recuerdo y no una bestia sedienta de sangre y justicia.
…
…
…
…
…
…
…
…
Datos:
Dante nació para servir al servicio secreto británico, su abuelo lo hizo, su padre lo hizo y sus hijos también lo harán. Aunque es el único de su línea familiar que realmente no deseó servir a la reina y al primer ministro. Su particularidad es dominio, las probabilidades a su alrededor siempre caen a su favor, excepto que no es una particularidad que afecte sus relaciones interpersonales porque no estarían dentro de una probabilidad diplomática. Su esposa Elvira también formó parte del servicio secreto pero se lesionó a una edad muy temprana, su unión fue arreglada por el primer ministro para asegurar la línea genética de los Evans.
Si se hubiera decidido por seguir adelante con su plan inicial de investigar a fondo la comisión a través de Izuku, el Omega lo hubiera matado sin piedad y habría perdido la misma humanidad que perdió Katsuki en la prisión al probar la sangre humana.
Lazo familiar: Es un lazo que se forma las primeras semanas de vida del infante, en algunas ocasiones este lazo no se forma precisamente con integrantes familiares directos, parte del proceso es la predisposición de ambas partes. Y lo primordial del lazo es la voluntad de cuidar y ser cuidado. Y aunque el alfa/Omega desee formar una lazo, el infante es el que determina por sí mismo la finalización del proceso. Estos lazos se pueden formar hasta diez años después del nacimiento.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top