Capítulo XVII: Adore You

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“Silencio, eso es todo lo que puedo escuchar. Estoy lleno de vida, de enormes deseos y solo puedo escuchar el silencio en el más grande tormento. No hay poder, no hay nada. Sólo silencio."

….

Nunca antes había sentido tal energía llenar su corazón, Denki estaba sorprendido consigo mismo por la forma en que podía dejar fluir su poder a través de sus venas. La electricidad por su sangre roja, con calor y poder. Caer en la tundra y pelear contra criaturas que superaban su tamaño fue como verse a sí mismo convertido en una pesadilla y al mismo tiempo en un sueño. Los centinelas ciertamente eran seres impresionantes que dotados con la copia de quirks podían imponer presencia sobre cualquier alumno que no estaba acostumbrado a conocer sus puntos débiles pero el Omega por mucho que estaba asustado por la expectativa de las feromonas, las había sentido como un peligro hasta que su cuerpo aprendió que ellas no podían hacerle más daño. Una fuerza superior se acomodó en su interior y lo hizo moverse para pelear, una fuerza tan explosiva que Denki nunca en su vida había sentido algo así. Cómo una droga consumiendo todo su temor y haciéndolo invencible. Por momentos cerró sus ojos y visualizó a Shinso en la distancia, tratando de buscarlo para ayudarlo pero lo único que pudo encontrar en su cabeza fue verlo a él con Monoma. Las lágrimas cayeron frescas pero un segundo después vio unos ojos rojos mirándolo con atención. Se detuvo con sorpresa al reconocerlos.

Bakugō.

El tono de su voz lo hizo correr más fuerte, lo hizo apuntar y acabar con uno de los centinelas. Las señales que había hecho durante el examen no eran para sus compañeros, eran para llamar la atención de los centinelas. Probó la sangre en sus labios pero quemó más centinelas que nadie, con las feromonas bajo control las criaturas no eran tan fuertes como se veían. Solo computadoras que tenían un límite de calentamiento, y Denki rompió cada uno de ellos. El eco de su dolor se quemó con fuego, era un poco aterrador que solo la voz de su amigo le provocara eso pero no se contuvo a pensar un porqué, quería acabar con todos los que pudiera para marcar una diferencia. El tiempo para él pasó rápido y fue el único de la clase A que superó el examen final en solitario. Para todos era una sorpresa ver a Denki llegando donde los paramédicos con heridas pequeñas y una sonrisa triunfal en su rostro. Pero esa fuerza no se limitó a los eventos de la prueba final, cuando volvieron a la UA, esa misma fuerza se presentó día a día. Hasta el día en que Shinso pidió perdón para volver con él.

Las lágrimas de Shinso eran silenciosas pero sus palabras crecían como gritos profundos en la sala común. Era tan tarde que solo eran ellos dos, Shinso y Denki. Pero aún así, el Omega no podía llegar a empatizar con su dolor porque muy en el fondo sabía que Shinso estaba mintiendo. El alfa de casi un metro noventa tenía cierta tendencia a cortar las palabras cuando mentía, y ahora lo estaba haciendo tan bien que Denki por mucho que quisiera cerrar sus ojos y ver las estrellas detrás de sus párpados, sabía que solo sería caer nuevamente en el ciclo sin fin que ambos habían estado viviendo desde el primer año. Ahora, en la antesala de su salida de la UA, los años se llevaron de Denki ese revoloteo en su estómago cada vez que los ojos índigo le hablaban. Palabras que ahora no podía entender porque ya no era tan joven en ese amor, era un veterano en reconocer sus mentiras.

Pidió perdón pero tampoco sintió que esas palabras salieran de su corazón, solo las había dicho para que fuera más fácil salir de la situación pero las feromonas de dolor auténtico lo envolvieron. Por un instante, subiendo por las escaleras e ignorando sus palabras, se dio la vuelta con valor para verlo a esos ojos.

Tan mentirosos.

—¿Por qué me sigues mintiendo?—preguntó, la oscuridad hizo que la piel de Shinso se viera más pálida que antes. Solo era un alfa que no sabía cómo controlarse pero a los ojos de Denki, en sus labios nunca estuvo seguro su nombre. Era un lugar tan inseguro que solo quería huir de esa piel. Sobre todo ahora que sentía que podía tener un poco de autocontrol con los deseos de su cuerpo y corazón. El alfa tomó con fuerza su brazo, su mano rodeaba su piel con facilidad pero la energía que ejercía era mínima. Se sentía como una caricia, una traicionera y que dolía tener sobre la piel. 

—No te estoy mintiendo, es la verdad. No sé lo que pasó, desperté cuando estaba entre sus piernas. Pensé que eras tú pero era él—parecía honesto pero su especialidad era fingir para tener el poder de una situación. Pretender ante los demás que tenía todo bajo control cuando todo lo que hacía por las noches era contar los segundos por culpa del insomnio.

—Me lo dijiste, te lloré y me arrodille. Olvidé mi orgullo por tí, ¿crees que te creeré? Ya no puedo, ya no puedo sentirte como antes—Shinso se detuvo en seco, tragó duro y buscó en su interior si era verdad. Y lo era...

Ya no podía sentir a Denki, siempre lo había hecho desde el día que se conocieron pero después de años, solo había un vacío en lo que muchos llamarían conexión emocional. Parecía como si ambos, que solo estaban a unos centímetros, estuvieran separados por años. Porque incluso una unidad métrica no podría dimensionar la separación. Ese enorme vacío que ahora solo Shinso podía sentir porque la vida crecía con fuerza al interior de Denki. Una fuerza tan penetrante que hasta su alma se vio afectada. ¿Quién le dejó esa marca en su cuerpo que ahora los había alejado tanto?

Shinso se detuvo, observó sus zapatos y la forma en que su cuerpo estaba buscando una respuesta. Los ojos ámbar de Denki ni siquiera poseían esa emoción que rápidamente se convertía en amor. Años detrás de su corazón, sintiéndose insuficiente y ahora alguien superior a él le había arrebatado lo único bueno de su vida.
Denki se alejó de su lado, dejando ir la calidez traidora de su mano. Una pequeña brisa recorrió su rostro cuando entró en su habitación pero por primera vez en años, su corazón no quería llorar. Se sentía lleno, repleto de vida. Se acostó, cerró sus ojos y se dejó envolver por los años de dolor solo para recibir con cariño sueños agradables de esos recuerdos dulces que poseyó con todos sus amigos y en especial con Jirou. La persona que nunca pudo amar porque nunca fue correspondido por la naturaleza.

Al despertarse corrió con energía por las escaleras, encontrando en la cocina a Katsuki con Izuku, ambos estaban desayunando. Parecían felices así que no dijo nada porque estaba igual que ellos, muy feliz. Bailando por la cocina se hizo un desayuno que terminó quemando pero estaba bien, nada lo iba a derrotar. El alfa rubio se enojó con él pero le preparó algo para que comiera, "porque alguien idiota como él moriría de hambre si no fuera por la comida preparada". Se sentó con Izuku y conversaron sobre muchas cosas que nunca antes habían hablado, y al final los tres hablaron sobre el examen… Denki se sorprendió cuando se enteró que fue el único que no le afectaron las feromonas.

—No puede ser, ¿de verdad las feromonas los afectaron tanto?—Izuku por un instante tragó duro pero Denki estaba pensando en sí mismo para notar el detalle de las palabras de su compañero—. Yo apenas las sentí.

Katsuki habló para calmar un poco los nervios de su novio.

—Bueno, yo tuve una especie de precelo involuntario. Deku me ayudó a llegar a una de las cabañas para tomar pastillas supresoras, tuve fiebre por horas de otra forma hubiera sido jodidamente peor para mí que unas costillas rotas, ¿no es así, Deku?—Izuku asintió. Pero Denki no pudo concentrarse en los movimientos de los demás porque su mente estaba en ese momento, cuando superó con facilidad las feromonas. Toda la energía que había sentido en ese momento había salido directo de su estómago bajo, extendiéndose hasta el resto de su cuerpo. Como un tren pesado pero al mismo vigorizante.

La conversación terminó cuando Sero bajo con Ochako y Iida. Izuku trató de hablar con ella por lo que había pasado hace unos días pero ella alegó que no había sido nada, un error mas nada de lo que preocuparse. Iida, sin embargo, veía a Izuku y a Katsuki con cautela. El alfa de lentes era un ser reservado por los valores de su familia religiosa, vivía cada día en un letargo social que lo hacía cansino cuando los "temas" tabú tocaban la mesa.

—Hablar de feromonas en la mesa es de muy mala educación—su voz siempre era despectiva cuando se trataba de algo supuestamente inapropiado para su educación.

Era increíble, siempre estaba gritando e imponiendo a los demás. Pero cuando vestía el traje de su hermano, se convertía en una persona llena de amor y comprensión. A Denki no le gustaba, era hipócrita siquiera pensar en su comportamiento pero para mantener las apariencias siempre guardaba silencio. Porque su padre así lo hubiera deseado. Su padre, un hombre ágil, un héroe Omega que había mentido por años para protegerse de las sombras del gobierno. Sin embargo, cuando Iida lo miró directamente a los ojos, con ese desdén tan marcado, se sintió ofendido y la energía de su estómago nuevamente lo hizo moverse.

—Bueno, si tanto te molestan nuestros modales que a tus ojos parecen ser una reverenda mierda, deberías comer encerrado en tu habitación. Hombre, no puedes controlar a todo el mundo, ser alfa no te da derecho a nada y mucho menos a mirar en menos—todos en la cocina guardaron silencio, hasta Sero que temió por las feromonas fuertes que comenzaron a salir de las glándulas de Iida. El alfa de cabellos azabache dejó ir todas sus feromonas agresivas, dirigiéndolas con fuerza exclusiva hacia Denki, que con el ceño fruncido hizo caso omiso al evidente ataque. Sin embargo, los omegas presentes dejaron caer su cabeza al suelo. Izuku que estaba en contacto con las feroces feromonas de Katsuki, no bajó su cabeza pero su estómago dolió ante el ataque. El lazo de omega que compartía con su novio le envió la información necesaria al alfa rubio.

—Cuatro ojos, bájale a tu mierda si no quieres que use mi voz de alfa en ti—Sero estaba de igual manera que Katsuki, a un paso de ir corriendo tras Iida. Pero él no hizo caso a las palabras de nadie, con una velocidad propia de su particularidad se acercó a Denki para atacar pero el Omega con relativa velocidad lo noqueó con un ataque certero de sus rayos. Todos quedaron estupefactos cuando Iida cayó de lleno al suelo, como si fuera un peso muerto pero Denki había calculado bien la energía de sus dedos.

—¿Estás bien?—Sero se acercó hasta Denki, pero el Omega rubio era la única persona de la cocina que no parecía afectada por los ataque de Iida. Ochako cuando pudo levantar la mirada de sus zapatos, verificó el pulso de Iida. Estaba bien. Al poco tiempo se apareció Aizawa preguntando por la situación, Izuku le explicó mientras veía con dolor a Denki pero el Omega de cabellos dorados no estaba asustado en lo absoluto. Solo enojado. Alimentándose con hambre de esa abrumadora fuerza en su estómago.

Al poco tiempo bajaron de los dormitorios Todoroki con Mina, ambos lo hicieron de la mano y no pasaron desapercibidos bajo la mirada rojiza de Kirishima pero él no parecía querer decir nada, algo había detrás de su silencio. Shoto y ella observaron la situación con sorpresa, desde la habitación del alfa poco y nada se había escuchado del estruendo en la cocina. Aunque, eso era culpa de lo que habían estado haciendo. Sin embargo, el alfa de cabellos bicolor percibió un cambio en el aroma de Denki, todo el dolor por la muerte de Kyoka se marchó y fue cambiado por uno dulce, muy parecido al que tenía la leche de frutilla. Era extraño, pero le hizo caso omiso porque Mina le estaba ayudando con su desayuno y ella olía mucho mejor, a gloria, una que su nariz apreciaba mucho porque no había estado drogándose para tener la nariz sana. Ya no necesitaba tener dopado su cuerpo, ella parecía más real que todo lo demás. Incluso más que la llamada perdida de Touya, dónde sabía que solo lo estaba llamando para pedirle dinero. No es que no quisiera ayudarlo, solo que a veces desearía oír más que un: Necesito dinero del viejo de mierda. Dame dinero, tengo que drogarme. No seas sentimental, y dame un poco de lo mucho que tienes. No debería importarte, nunca te importó mi vida de todas formas. Eres la ruina de la familia, ahora déjame arruinarme a mí.

—Shoto, ¿qué ocurre? ¿está todo bien?—Mina tocó su mano con cuidado para sacarlo de su dolor, Shoto no pudo evitarlo y se acercó a ella besando su frente con una sonrisa cálida en sus labios. Fue un acto suave pero que estuvieran mostrando afecto en público era un gran paso para ambos. Después de todo habían jurado fidelidad y seguir juntos hasta donde sus sentimientos fueran dónde quisieran, sin etiquetas y con suma honestidad por si en algún momento alguno de los dos dejaba de quererse.

Parecía ir todo bien, de alguna manera todo a su alrededor estaba encajando de la manera correcta. Cómo debía ser, como todos estaban predeterminados a esperar ser. Aizawa más tarde ese día, durante una de las clases complementarias, entregó los resultados de los exámenes. Increíblemente todos habían finalizado sus exámenes y no había necesidad de repetir ninguno. El más destacado y con mayor puntuación fue Denki, su puntaje estaba casi cincuenta puntos por encima del segundo. El Omega estaba saltando de felicidad en los brazos de Mina, Kirishima, Bakugō y Sero. Él nunca había sacado una calificación tan alta y más en un examen tan importante como el que le daría la salida de tres años muy importantes en su vida. Siendo Omega y rechazando cada oferta que hacía vibrar su celular durante las noches, ahora solo tenía que destacar como lo había hecho su padre… Solo que sin mentirle al mundo sobre su género secundario. Izuku miraba con asombro la tabla, había quedado segundo después de Denki. Era casi imposible que se diera esa situación.

Pero él es un Omega completo, hasta sedujo a Katsuki. Tu novio.

Su Omega interno estaba molestando su psique cada vez más, pero tenía razón. La forma en que Denki abrazaba a Katsuki para mostrar alegría era diferente a la de los demás, el alfa rubio no lo notaba porque parecía molesto excepto por el pequeño rubor en sus orejas, estaba orgulloso de su amigo. Lo normal considerando todo lo que habían vivido juntos pero había algo entre los dos que Izuku no quería aceptar y es que ambos, si fueran una pareja formal, se verían muy bien. Intentó calmarse por el lazo que compartía con su novio, porque sería demasiado fácil para el alfa leerlo y en ese momento no quería algo así.

Sin embargo, cuando cerró sus ojos para relajarse, los ojos rojos lo vieron directamente. Y su sensor de peligro se activó, pero no por mucho tiempo al ver otra persona ahí. Porque aunque era Tomura y la heroína Mirko, él se veía muy diferente a lo que recordaba. El propio lazo natural le decía que había algo en sus ojos que no parecía propio. Cómo si ese dolor y esa sensación cálida no fueran de su corazón, era extraño porque de cierta manera lucía más sano, aunque no lo suficiente para verse completamente recuperado. Divagando en la imagen, escuchó su voz. 

Necesito hablar contigo, mocoso. Y estoy seguro que sabes a lo que me refiero.

Izuku abrió los ojos casi asustado por la repentina energía que recibió su cuerpo al oírlo, casi cayó al suelo de no ser por la mano cálida de Shoto que lo detuvo. Katsuki lo vió de reojo pero no pudo reaccionar más allá de la cara de preocupación, porque Izuku ya estaba rodeado de sus amigos. Ochako, Iida, Todoroki y Tsuyu estaban listos para darle conversación y eso era más que suficiente para no demostrar más afecto. Después del pequeño incidente en la hora del desayuno era mejor pasar más que desapercibidos. Pasaron las horas pero la sensación siguió fluctuando en su sangre, los ojos de Tomura parecían grabados en sus párpados. Nadie lo encontró extraño porque Izuku tenía la increíble habilidad de fingir muy bien sus estados de ánimo. Pero Katsuki podía leerlo muy bien y sabía que algo extraño le estaba pasando, no era común que su novio suprimiera tanto el lazo. Al acabar las clases, Katsuki e Izuku tenían entrenamiento de sparring junto a Allmight pero el hombre nunca llegó.

—Será mejor que entrenemos juntos, no sería gracia perder la tarde—Katsuki tenía razón. Ambos se levantaron con sus cosas y comenzaron a calentar, el alfa se quitó su poleron de la UA para revelar una camiseta negra con cuello de tortuga sin hombros, era como una segunda piel. El pantalón deportivo azul alrededor de sus caderas era ajustado en los lugares correctos, no lo había notado antes pero la espalda de su novio ahora se veía un poco más amplia. Ahora lo podía ver porque antes había usado esa camiseta pero le quedaba un poco más holgada. Se detuvo a sí mismo de seguirlo viendo porque ya podía sentir sus mejillas arder—. Oi, ayúdame a estirar.

Katsuki lo llamó, Izuku fue antes de darse cuenta que lo estaba haciendo. Con ambas manos empujó sus hombros hacia abajo, los músculos bajo sus manos eran tan cálidos que ligeramente apretó para sentirlos un poco más. El alfa se dió cuenta de las intenciones de su Omega pero no hizo nada, quería jugar un poco más con él. Siguieron estirando hasta que fue suficiente y casi innecesario, los nudillos dolieron cuando comenzaron a entrenar. Sus cuerpos estaban sincronizados de una forma que solo el lazo suprimido podía complementar, el alfa interno de Katsuki estaba insatisfecho y el Omega interno de Izuku solo quería más y más. Nunca satisfecho, nunca listo para dejarlo ir. Eran iguales, querían tanto que sus manos dolían por acaparar.

De un momento a otro, el tiempo se desvaneció junto a las preocupaciones entre ellos. Sus alrededores dejaron de ser una importancia y se volvieron una realidad errante, solo colores brumosos. Sus feromonas comenzaron a salir por culpa del sudor, las gotas como una constante. Entre miedos y pasiones, como un baile lleno de cuervos. Blancos y negros, refugiados en el viento. Una espera casi maldita.

Izuku de un momento a otro perdió su equilibrio y cayó, Katsuki lo levantó tan fácilmente que dió un salto en sus brazos. No podía hacer otra cosa más que caer en sus brazos, era un crimen de la naturaleza lo que estaban haciendo. Los ojos verdes dejaron de ver por unos instantes y la forma brumosa de Shigaraki se implementó bajo sus párpados, pero esta vez Katsuki se hallaba ahí. Al lado del alfa de cabellos blancos, ambos de alguna manera le estaban tendiendo la mano. La naturaleza contra el querer de su corazón. Las órdenes de su cuerpo contra el Omega interno que anhelaba dolor y pasión. Una guerra casi maldita que obviamente era ganada por él, por Katsuki.

—Te tengo—el tono de voz que emitió Katsuki era tan suave que el Omega interno de Izuku tocó la superficie al mismo tiempo que Izuku. Algo extraño en su corazón se movió hasta su alma, con solo palabras lo tenía presente. Y ahí, abrió los ojos para ver los rojos color sangre. Brillantes sin ninguna duda, entregado por completo al acto. Un solo abrazo, uno y se sentía como si estuvieran bailando con la muerte. Peligroso, emocionante y de alguna manera liberador.

—Alfa...—un solo susurro, sin mentiras y lleno de recuerdos. Siempre quiso tenerlo así, en sus brazos. Sostenido pero teniendo el poder de su cuerpo.

Izuku delineó su mandíbula, la fuerza del calor emanado hasta sus dedos. El vaho tranquilo hasta colmarse de ansia, no debería estar haciendo esto en un gimnasio que en cualquier momento podría ser invadido por un alumno pero nada de su alrededor era real. No había nadie más que ellos dos, todos los demás eran solo señuelos de su realidad. El primero en moverse hasta el crimen de la naturaleza, que muchas veces antes habían cometido, fue Katsuki. Siempre queriendo acaparar la victoria, incluso en pequeñas cosas como sus pasiones. Traidoras cada una de ellas pero al mismo tiempo una víctima de la fragilidad. Y como un pulso del destino, los besos fueron solo tacto hasta una necesidad. Los sonidos de sus bocas se volvieron una clave íntima de su seguridad, abrazados en medio de un gimnasio enorme con el sudor recorriendo sus pieles, ruborizados hasta el interior de sus océanos de euforia. Las manos de Katsuki bajaron de su espalda hasta posarse con confianza en su culo, con ambas manos en cada glúteo. Una presión fuerte que sacó de los labios de Izuku un fuerte gemido. Provocativo y al mismo tiempo dulce como el azúcar.

—No tan alto, no querrás que alguien más nos encuentre así—una sonrisa altiva dibujó los labios de Katsuki, Izuku quería un desafío así que sus látigos salieron recorriendo la camiseta negra de su alfa hasta rasgarla. Las cicatrices de las guerras pasadas y el dolor se convirtieron en un lenguaje cifrado. La mirada profunda roja era un desafío, ambos eran iguales. Cosa divertida decir que no estaban pensando en ganar el siguiente paso. Absolutamente todo para ellos era una competencia y ninguno de los dos quería perder.

Pero a veces hasta el jugador más experimentado puede perder la partida frente a un iluso ingenioso.

Katsuki los empujó a ambos contra una pared, los látigos de Izuku retuvieron al alfa antes de poder concretar bien la acción. Cayeron al suelo, desordenados. El Omega retuvo las manos de su novio por encima de su cabeza, admirando su cuerpo y el sudor dulce de los surcos de sus músculos.

—Me tienes, nerd de mierda. ¿Ahora que harás?—a pesar de que Katsuki era prisionero de las manos de Izuku, la sonrisa en su rostro y el bulto generoso en sus pantalones era palpable.

—Solo espera, idiota—la polla de Katsuki dió un pequeño salto en sus pantalones, Izuku no se dió cuenta y el alfa lo agradeció. Sin embargo, la lengua del Omega se deleitó con el sudor que quitó de su pecho. Los increíbles músculos de Katsuki deberían ser ilegales, sobre todo por sus pectorales. Se había sentado unas cuantas veces sobre ellos pero lo mejor era tenerlo entre sus manos. Con el pulgar bajo ligeramente la ropa del alfa, liberando la hermosa y gruesa polla de su novio—. De verdad, no puedo creer que sea tan perfecta. Gruesa en los lugares perfectos, pero a veces realmente no te la mereces. Porque eres un bastardo que me engañó con otro omega. Un mal alfa que debería arrepentirse.

Katsuki no pudo ocultarlo, su estómago se contrajo e Izuku sonrió acercándose hasta el glande. Dando solo una lamida pequeña, llenándose del sabor. Si, a Katsuki le gustaba la degradación pero a Izuku también.

—¿Y qué? ¿La polla tibia del bastardo mitad mitad te dejo el culo frívolo? Si vas a hacer algo por haberme acostado con Pikachu—Katsuki se levantó hasta estar a la misma altura que Izuku—. Más vale que te prepares, porque voy a follarte hasta que no puedas pensar en nada más que mi polla.

Izuku no pudo soportarlo más. Se levantó aún reteniendo a Katsuki con sus látigos contra el suelo acolchado, se quitó solo una pierna del pantalón para que después fuera más fácil vestirse. En ese momento tenía puestos sus calcetines largos, aquellos que llegaban más arriba de sus rodillas, hasta sus muslos y lo ayudaban con el impacto de sus articulaciones. Katsuki amaba esos calcetines de apoyo, siempre que podían follar con ropa, le pedía que usara esa prenda. Desde ahí Izuku comenzó a usarlos todos los días, esperando cada día con ansia el momento íntimo de ambos. Se sentó manchando el pantalón deportivo de Katsuki, el alfa siseo algo que Izuku no alcanzó a escuchar. Con sus látigos fuertes alrededor de la carne, alzó sus caderas y alineó la polla de Katsuki en su entrada ya húmeda. Todo el cuerpo del alfa tembló al momento que su intimidad fue enfundada por el agradable calor.

El Omega interno de Izuku se deleitó con esa reacción. Solo quería hacerlo llorar de placer.

Con ambas manos amasó los pectorales de Katsuki sabiendo que era sensible, y se balanceó con sus caderas. El alfa no pudo soportar lo bien que se sentía tenerlo encima suyo, percibiendo su peso, su humedad contra su piel, su trasero impactando su cadera con fuerza, los rayos verdes dibujando estelas hermosas en el ambiente y la piel de su novio brillando. Quería tocarlo, amasar con sus manos su culo y ayudarlo a ir más rápido pero sabía lo fuertes que eran los látigos de Izuku. Esa particularidad era una de las más fuertes del lote de los antecesores del Ofa, aunque usará sus explosiones, no podría hacer nada. Así que sólo usó sus caderas, ayudándolo con el movimiento. Izuku casi se ahogó en el movimiento pero eso lo hizo moverse más rápido, con más locura. No iba a perder, tenía que venirse junto con él. El gimnasio que usualmente estaba lleno de voces cansadas y sonidos de metal chocando; ahora solo era eco de gemidos, sonidos húmedos y maldiciones ahogadas por culpa del placer.

—Mierda, quiero tocarte—Izuku sonrió, el sudor cayendo por el contorno de su rostro, pegando su cabello a su frente. Sus ojos estaban sumidos en una lujuria oscura y silenciosa, como el universo mismo. Fue cruel al negarlo, se apegó al pecho de su alfa, con su nariz perfilo la mandíbula cuadrada. Su barba apenas emergente le hizo cosquillas, el olor de su sudor perfectamente mezclado con su feromonas lo hizo moverse más rápido, fue profundo y Katsuki solo apretó sus dientes por la deliciosa sensación. Izuku cuando quería tomar el mando, podía ser cruel y eso se sentía como ser bendecido. Tenía al ángel más bonito de todos siendo malo con él. No había ningún tipo de perdida en ello—. Joder, Deku voy a…

Izuku lo silenció, un leve shhh contra sus labios.

Después Izuku dejó ir sus brazos guardando sus látigos. Lo primero que hizo Katsuki fue atraparlo contra su pecho. Izuku apenas tuvo la oportunidad gimió en su oído. Susurrando lo bien que se sentía y pidiéndole más.

Más profundo. Tan grande. Tan bueno para mí. Oh, dios ahí. Alfa, alfa, alfa.

Katsuki estaba a punto de volverse loco, tenía expuesto su cuello. La extensión más dulce de las feromonas de su cuerpo, solo siendo ganada por sus muslos. Sus colmillos salieron y lamió su glándula, Izuku apretó la piel de su alfa al mismo tiempo que llegó su orgasmo por esa pequeña acción. En ese momento deseaba tanto que los colmillos de Katsuki le hicieran la tan anhelada marca pero sus labios no pudieron formular el pedido. Simplemente rodó sus ojos y se dejó llevar, Katsuki chupó su marca y apretó hasta sus dientes. No podía pensar en nada más, solo en él. Estaba drogado con su piel, cada vez más fuertes las estocadas, cada vez yendo más profundo. Se sentía como un animal que solo tenía el objetivo de conseguir quedarse embarazado. Solo quería eso. Más y más semilla. Antes que Katsuki perdiera la noción de sus movimientos, se corrió anudando en su culo. Casi dolió por lo apretado que estaba Izuku, de no ser porque estaban en perfecta sincronía. Gracias a la sobreestimulación Izuku no pudo más, se corrió nuevamente en sus ropajes y los del alfa. Una gran cantidad de líquido transparente y cálido manchó todo.

Izuku mordió el hombro de Katsuki al sentir toda la semilla en su interior. Se sentía bendecido porque era estéril y podía disfrutar de los placeres más profundos que el sexo le podía dar. Y en ese momento, todo el dolor que pasó por tomar de forma descuidada sus supresores, se convirtió en una extraña suerte. Así que simplemente cerró sus ojos mientras su estómago se hinchaba con una semilla que nunca le iba a dar problemas. Katsuki sintió la cabeza de Izuku desfallecer en su hombro, se preocupó así que lo miro para ver solo una sonrisa satisfecha. No pudo evitar inflar su pecho con orgullo. Era inevitable, su alfa interno después de todo solo quería eso. Marcar y engendrar...

—¡Deku, no usamos condón!—Izuku se alejó un poco aturdido por todo, los ojos de Katsuki eran puro temor. Hasta su nudo se había deshinchado por arte de magia.

—Tranquilo, todavía soy estéril. No creas que mi útero repentinamente va a ser fértil. A veces insisto en que usemos condón porque vamos a hacerlo muchas veces. Solo eso—Katsuki volvió a respirar, apoyó su cabeza en el pecho de su Omega, aliviado y feliz. Izuku sonrió satisfecho y acarició el cabello húmedo de su novio. Su cuello aún tenía la sensación vaga del chupetón. Se sentía tan intrépido con la marca pero al ver la situación, se dio cuenta que toda su ropa estaba mojada. Pero el alfa tenía en mente ese momento.

—Oi, ¿qué te pasó hoy?—Izuku tragó duro. No quería arruinar el momento, pero tampoco mentirle.

—Al parecer Shigaraki quiere hablar… La verdad no lo sé, a veces sigo teniendo estas visiones extrañas. Solo quiero que paren...—Katsuki apretó más fuerte a Izuku, era verdad. Las malditas visiones—. Si resulta que de verdad es mi destinado, tengo miedo de perder el control cuando esté con él. Kacchan, tengo miedo de mi mismo.

Omitió los celos que tenía de Denki porque ese era su problema con su Omega interno. Katsuki, sin saber de ello, siguió.

—Tranquilo Deku, eso no va a pasar. Haré lo que sea necesario para ayudarte, lo prometo—Izuku sonrió muy feliz, con unas cuantas lágrimas en sus mejillas. Se sentía tan afortunado.

—Gracias, Kacchan—Después de unos besos suaves, ambos se levantaron buscando ropa de repuesto por los casilleros del gimnasio.

Katsuki era una persona precavida así que siempre tenía ropa guardada por si explotaba parte de la suya en algunos entrenamientos. Con la bolsa en mano de ropa húmeda y llena de fluidos, fueron a sus habitaciones para buscar más ropa. Después de un baño relajante, se sentaron en el sillón de la sala común. Muchos llegaron de sus entrenamientos y otros ya estaban ahí así que se sentaron juntos sin realmente tocarse. Pero bajo la manta que compartían por culpa del frío que hacía, sus pies descalzos se estaban acariciando. Todo estaba en relativa tranquilidad hasta que llegó Aizawa a la sala común pidiendo reunirse con Deku a solas. El Omega siguió a su profesor dejando a Katsuki con una extraña sensación en el corazón. Solo fueron cinco minutos fuera de los dormitorios antes de que el lazo doliera. No le tomó mucho a Katsuki entender la situación. Fue solo un pensamiento antes de ver los ojos de Izuku, ardiendo en dolor. Un susurro y ya lo entendía.

Allmight había fallecido.

...

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