Capítulo XIV: We All Knew

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"Hay un espacio vacío entre nosotros, es un pequeño pedacito de lo que hubiera sido nuestro corazón. Nadie nunca podría haberlo sabido, pero lentamente dejaron caer esa sensación entre ambos. Ahí nos dimos cuenta, que aunque estuviéramos listos para amar, nunca sería posible y suficiente para nosotros."

"Será lo último que haré, lucharé demostrando los sentimientos que nadie más pudo interpretar. Cambiaré al mundo y lo pondré de cabeza, le daré orgullo a mi maestro y seré libre de la sensación asfixiante en mi corazón. Esperando cada día por aquel mundo donde todo es destrucción y polvo."

Tomura siempre pensó que su nombre, Tenko Shimura, era solo una página vacía de su existencia. Odiaba a su familia y a los héroes por todo ese daño, por hacerlo temer y dañar sus propios ideales, incluso antes de tenerlos. Esas dos palabras eran un peso en su corazón y cuando pudo despertar, todo esa sensación simplemente fluyó como el aire a su alrededor. Desde un atardecer despertando hasta la noche donde Izuku lo destruyó para dejarlo confinado en una habitación vacía, con sonidos vitales de su cuerpo. Fue lo peor, fue como perder la posibilidad de caminar después de haber aprendido a correr. Todo a su alrededor perdió sentido hasta que ella se presentó con su actitud pedante, no fue agradable pero inclusive una persona como ella podía conmover su destructivo corazón. Cuando su celo se presentó de imprevisto, y se desmayó en mitad de la preparación de un desayuno, ella lo llamó por su nombre. Su voz fue como un silbido suave en una mañana tranquila, fue un llamado a su corazón, a ese músculo errático que había perdido sensación hace años.

Le gustaba, nadie en su sano juicio no lo haría, una Omega como ella… No era común, sin embargo, cuando repetía Tenko con tanto dolor, recordó brevemente algo que nunca pudo entender. Un sueño, donde era un depredador pero la presa lo cazaba. En ese momento se sintió así, siendo cazado por un bello conejo blanco. No le hacía daño pero lo arrinconaba en contra de algo que no podía escapar.

Después de eso, apenas pudo recordar todo lo que pasó en el hospital porque su cuerpo lo estaba castigando por renegar al Omega que le pertenecía por naturaleza. Apenas abrió sus ojos en el hospital, y Mirko estaba mirando la ventana de su habitación. Vistiendo un abrigo blanco con una bufanda negra, la misma tela le hacía ver más morena, más hermosa de lo que ya era. ¿De verdad quería dejarla atrás? Si fuera por él, no estaría detrás del Omega de dieciocho años, porque sabía que aunque lo quisiera intentar, para ganar esa lucha tenía que matar a la bestia Katsuki Bakugō, el héroe que se negó a ser villano y aunque fuera partidario de la idea de quitar vidas… Brevemente se preguntó, ¿qué podría sentir ella al respecto? Un corazón como el suyo, seguramente no sería capaz de perdonar algo así, y no es como si estuviera perdonado por todo el daño que hizo. Solo estaba viviendo con ella porque era un peligro pero quería saber más de esa sensación, dejar que todos esos sentimientos fueran por su cuerpo como una sombra curvando su forma por la luz. Sin pensar, cada día perteneciendo a la sensación, esperando acabar pronto con todo por ella. Porque si pudiera cometer un error o un pecado, esperaba que fuera ella.

—Finalmente despertaste, tenemos que irnos. Te llevaré al norte apenas salgamos de aquí, tengo trabajo y serás mi compañero de asignación—ella estaba llorando, el aroma de sus feromonas era una sensación nostálgica en su nariz, hormigueando dolor por cada centímetro de pulmón. Para Shigaraki era molesto sentirla de esa manera, quería destruir su razón de estar triste. Pero no podía ser posesivo con ella, no aún, así que se limitó a responder de mala manera.

—Vaya, nunca pensé que sería un héroe de mierda, que asco da todo esto—ella se molestó aún más ante la mención de la palabra "héroe".

—No es en estricto rigor un trabajo de héroe, porque tendré que matar a alguien así que solo serás el plan de respaldo por si algo me ocurre a mí—detrás de sus palabras estaba la razón de porque su corazón dolía. Y  Shigaraki lo entendió. Ella estaba lista para salvar personas, acabar con villanos y ser la mejor heroína de Japón solo siendo una Omega. No sé suponía que terminaría así, seduciendo a un alfa alemán que buscaba comprar acciones en la comisión de héroes. Se sentía asqueada de solo imaginarlo, años de entrenamiento para nada. Para ser una asesina y niñera del creador de las criaturas que la dejaron obsoleta en el mundo de héroes.

Sin embargo, muy en el fondo, no podía enojarse con Tomura por ello. Conocía la historia de su vida y aunque sabía que cada paso que había dado el chico en contra de la justicia era repugnante, lo que vio en esas semanas a su lado no fue al terrible villano asesino, fue a un joven que esperaba cocinar mejor para no quemarse las manos que en ocasiones destruía cosas. Que se ataba su cabello en una coleta extensa para no dejar caer esas hebras plateadas que el estrés no le dejaba en su cabeza, solo para ser mejor en las cosas más simples de la vida. Quizá la comisión tenía razón, aún había un pequeño halo de esperanza en su corazón, y su alma de heroína le decía que no podía ignorar ese pequeño lugar. Que debía luchar por salvarlo.

¿Cómo hacerlo? Aunque su instinto tenía una breve idea, tenía miedo de caer. Todo el mundo tendría miedo de siquiera pensar e intentar estar cerca de él. Y mientras los dos iban de camino al norte de Japón en un tren, se preguntó si sería suficiente. Si alguna vez para alguien fue suficiente amar para dejar de ser una mala persona, para dejar de ser un villano. Mirko lo sabía, ella nunca podría ser un centro de rehabilitación, ¿cambiarlo? No, así no funcionaban las personas… Pero la sola idea de tenerlo para ella misma, de dominarlo aunque fuera un poco, le entregaba cierta tranquilidad que se sentía enferma con solo imaginar el poder. Iba a salir terriblemente mal pero, ¿qué podría salir bien ahora en su vida? Estaba retirada y a las órdenes de un montón de alfas que no podían ver más allá de su propia nariz. Si era honesta, le tenía más miedo al trabajo actual que a matar nomus. Incluso sus propias prótesis, una en su pierna y la otra en su brazo, se sentían heladas.  Como si el norte fuera a cambiar para siempre su vida. Quizás era el poder de Shigaraki, o mejor, el poder del alfa de Tenko.

Ese abrasivo y atrayente poder de hacerla perder su propia responsabilidad por el bienestar personal y solo seguir, y por un mínimo instante, ser la persona que nunca pudo ser. Solo una Omega.

"Mirko, debes ser perfecta. Debes ser más fuerte que los alfas, porque ellos solo querrán destruirte. Tienes que luchar con todo tu poder, ser mejor que todos ellos."

Las palabras de su madre seguían haciendo mella en su corazón y cabeza, sin duda había sido una influencia espantosa en cada aspecto de su vida. Por eso seguía soltera, tomando supresores y la amabilidad de extraños que no conocía más que de una hoja de clasificación. Ser una heroína era cansador, tanto que luchar cada día contra todos los demonios de las calles y los propios la mataban hasta el punto que sentir sus propios ojos era imposible. Algunas veces solo quería ser Mirko y nada más. Solo una Omega más en el montón de Omegas que había en el mundo.

Se dejó caer en el asiento mientras Shigaraki podía sentir el dolor en cada exhalación que hacía. Era casi mágica la forma en que se acercó y con la culpa casi extinta en sus nervios, le tomó una mano, cálida contra sus dedos enguantados. Que maravilloso fue el instante en donde Shigaraki se dió cuenta que la única persona que deseaba salvar en la inmensidad del universo no era él, sino ella. La mujer que había destruido su futuro por proteger a las personas de su alrededor, por proteger el futuro de los niños que aún no conocían el dolor de la peligrosidad en las calles. Tomura por un instante se preguntó qué hubiera sido de su vida, si ese día que vagó por las calles, ella lo hubiera encontrado. Qué tan diferente sería su mundo. Sonrió apretando fuertemente su mano, sin hacerle daño. Solo un toque firme.

Se sentía tan humano que era repugnante pensar que algo así podría ser parte de su vida.

Cuando despertó, el flujo de energía que sintió fue como volver a respirar después de morir ahogado. Su corazón por un instante se detuvo como si lo común fuera hacerlo y al siguiente, pulsó con fuerza en su pecho; la taquicardia lo hizo percibir el calor de la chaqueta sobre su pecho, el leve toque en sus dedos y la forma en que la brisa figuró gentilmente cada centímetro de su rostro. Sus pulmones no respondieron y todo se quemó, absolutamente todo a su alrededor dejó de funcionar. Se sintió vacío hasta que todo comenzó a llenarse de energía, cada fibra vibró como si fuera natural hacerlo. Solo el sexo de Katsuki lo podía poner de esa manera, la manera en que todo a su alrededor dejaba de tener sentido común. Solo ellos dos contra la crueldad inmersa en cada centímetro del mundo. Sus ojos vieron la luz del sol y ahí estaba él, mirando el horizonte como si fuera posible encontrar una respuesta en esa simple imagen de su entorno. Y al primer pestañeo que sus ojos pudieron emitir, la mordida en su cuello ardió al mismo tiempo que la sangre fantasma en su lengua y labios. La realización llegó con la culpa como compañera. ¿Qué mierda había hecho?

Sin embargo, un segundo después sintió el calor proveniente en sus venas, la preocupación calando en su corazón, el mismo palpitando como si fueran uno solo, la agravante sensación del alfa cambiando su mundo porque él lo veía de una manera diferente. Su cabeza ardió y con ello se quejó, él se dio vuelta para verlo a los ojos.
Dios, su alma, podía verse a sí mismo a través de él. Podía sentirlo, como si sus cuerpos estuvieran sincronizados para ser uno solo. Dolió verlo a la cara, ver el rojo de sus ojos tan apacible que carecían de la energía común. Emergente en sus labios al decir su nombre, que acabó provocándole lo que siempre había querido negar delante de todos los alfas.

—Deku, ¿cómo te sientes?—tan gentil, tan fuerte que su propia naturaleza luchaba contra un corazón débil. Intentó ponerse de pie pero sus brazos carecían de la fuerza que comúnmente poseían, algo le estaba absorbiendo toda su energía vital. Y quizás era él, porque su propia naturaleza le decía que el olor del veneno de la mordida en su cuello era suyo. Se sentía como un descuido pero en realidad era un victimario. El pulso del destino invirtió los papeles—. Hey, te estoy hablando.

Izuku no pudo verlo más a los ojos, no tenía el coraje para hacerlo.

—Me duele la cabeza y mis brazos no tienen fuerzas. ¿Qué ocurrió?—la mención de la pregunta provocó en Katsuki un poco de incomodidad, ahora Izuku sabía que estaba sintiendo aunque también podía percibir como el alfa postraba un muro entre ambos. Cuidando su propio corazón de la nueva sensibilidad adquirida, de cierta manera se sentía como un rechazo. Aunque no podía. Era extraño, pero era culpa. Eso sentía profundamente al percibirse bajo su piel.

—Joder, por favor, no hagas eso, no te sigas culpando por cosas que no hiciste tú—Katsuki lo ayudó a ponerse de pie, perdió el equilibrio pero él tomó su cadera con firmeza. No sé merecía tanta consideración, quería huir por todo pero él lo estaba reteniendo, cerca de su pecho para saber que al menos estaba ahí. Izuku lo intentó alejar pero era débil contra el calor de su carne, se sentía como un pulso en su interior, dañando con cada segundo la integridad de su fuerza de voluntad.

—¡Pero yo lo hice, te marqué sin consentimiento! No es muy diferente a una violación, soy un abusador—eso enfureció a Katsuki de una manera que pudo identificar con claridad al calor de sus venas, el alfa tomó con fuerza su mandíbula y lo obligó a verlo a los ojos. Oh, era tan adictivo ese fulgor en su mirada que Izuku se sentía enfermo de sólo mirar sus ojos. Quería más que eso, quería todo del alfa. Incluso esas palabras que podrían herir su corazón.

—¡No te atrevas a decir eso de ti mismo, maldito nerd de mierda!—la violencia en sus palabras era tan diferente a la de antaño que casi se sentía como un llamado de calor. El Omega interno de Izuku estaba feliz, pero al igual que Izuku, siempre quería más. Y eso significaba saber que sentía, porque aunque hubiera un lazo entre ellos, este era demasiado débil para decirle algo de sus emociones más profundas. Tomó un poco de aire antes de calar hondo con sus frustraciones.

—¡¡¡Entonces deja de pretender que todo lo que te hago no significa nada para ti, solo dime cómo te sientes realmente!!! Maldita sea—apretó con fuerza sus brazos, la angustia flotó entre ambos—. No puedo dormir pensando en todo lo que te he hecho. ¿Realmente tan poco importa lo que yo te haga? No dejas marcas y te vas, te esfumas entre mis dedos. ¡No puedo soportarlo!

Y ahí ante sus agudas palabras, lo sintió, un vestigio pequeño de lo que él estaba sintiendo. Katsuki era una extraña mezcla perfecta entre la culpa y el dolor. Era tan desolador sentirlo y era solo una probada de lo que ocurría en su turbulento corazón.

—Izuku… Yo soy la persona que debería decir eso. Tu deberías dejar de pretender que todo lo que te hice en el pasado no significa nada, que nosotros no somos nada cuando claramente no es así. Que todo este tiempo yo…. Joder, ¿cómo decirlo sin cagarla?—su voz suave fue acompañada de la sensación de su mano alrededor de la suya, Izuku no entendía el peso de la pequeña acción detrás de su leve momento. Estaba estrechando su mano pero ¿por qué se sentía como si estuviera tratando de tocar su corazón?, estando tan cerca y se sentía tan lejos. Solo quería saberlo, que lo dijera y dejar todo claro.

—Kacchan, dilo—y deja de poner esta barrera entre ambos.

—Te quiero… ¡Joder, no puedo negarlo! Ni quiero hacerlo, te quiero y no me importa que ahora estés con Todoroki, yo siempre estaré ahí porque hasta el día de mi muerte te deberé siempre los mejores años de mi vida por esos años en dónde te deje solo. Y lucharé con las manos que la naturaleza me dió para tenerte con vida, para cuidarte—los ojos de Izuku comenzaron a quemar y picar, la noche anterior golpeó con fuerza su corazón y todos los errores que cometió… Quería borrar cada uno de ellos hasta dejar una hoja en blanco pero con Katsuki nunca nada sería lo suficientemente blanco, y realmente no quería que fuera así. La imperfección de su relación era lo perfecto de la misma—. ¿Lo entiendes? Me duele cuando dices que no somos nada, podría acostumbrarme a verlo a tu lado pero siempre te quiero aquí, conmigo ganando todas las mierdas necesarias para ser los mejores héroes del puto mundo, como lo prometimos durante ese verano.

Y eso lo rompió. Ese verano.

—Kacchan, yo...—Izuku comenzó a llorar, el alfa estaba cerca de hacer lo mismo pero antes de que él dijera algo, lo detuvo.

—No tienes que decir nada, lo entiendo. ¿Quién querría estar con su abusador de la secundaria? No te preocupes por eso. Somos rivales, fuimos más que eso y ahora seremos más de lo que fuimos… Solo, déjame cuidarte. Maldición, quiero cuidarte hasta de tus propias palabras. ¿Qué me has hecho, nerd?—la forma en que estaba tomando sus brazos, casi rogándole al tiempo un poco más de ese pequeño instante para presumir las fuerzas que la naturaleza en ese momento le estaban arrebatando. Izuku… Cada palabra se fundió en su cuerpo, con la mirada roja complementando la unión, con cada pulso de su corazón ganando una batalla que podría ser indiferente en el futuro más traicionero.

Se acercó, Katsuki temió por un instante pero conocía sus propias debilidades y él era la mayor de su mente. Si Izuku quería besarlo, no le iba a negar ninguno de sus besos. Incluso si llegaba a pertenecer a otra persona, Katsuki siempre sería capaz de romper la barrera de lo moral con tal de hacerlo feliz. Porque joder, quería besarlo hasta quitarle el aliento. Hacerlo suyo incluso si eso sonaba como una historia egoísta de engaño. ¿Ser amigos? A la mierda eso, quería más que unos momentos inocentes. Si, se sentía culpable pero lo anhelaba hasta el último de sus anteriores alientos.

Que tonto fue por no aceptar esa mano, si lo hubiera hecho… Quizás no estaría sufriendo por la culpa del pasado, y la misma por desearlo como suyo.

—¡Mocosos!—el olor tranquilo e inesperado de Aizawa detuvo la deriva de sus acciones antes de que ambos cayeran en los labios del otro. Izuku se alejó rápidamente y Katsuki escondió sus colmillos detrás de una mueca, por ese instante en donde ambos se dejaron llevar, olvidaron por completo dónde estaban—. Reunión en la sala común, ahora.

Ambos caminaron detrás de Aizawa, poco a poco más estudiantes fueron detrás del alfa mayor. Izuku en más de un momento se acercó hasta Katsuki para rozar su hombro, el alfa le devolvía el gesto tratando de alcanzar su mano. Había culpa en la acción y por un momento el Omega olvidó decirle que no estaba con Todoroki.

Una vez en la sala común, todos se reunieron alrededor de una extraña mesa que poseía sus uniformes de héroes. El alfa rubio al ver a Nezu en el centro de la mesa, sobre el mueble, tragó en seco. Se le había olvidado decirle a Izuku sobre el examen final. Maldijo sus sentimientos, levantando nuevamente la barrera entre ambos. El lazo que el Omega interno de Izuku le había hecho era débil pero iba a manejarlo para ayudarlo, incluso si eso significaba que tendría que dejarlo entrar a su pequeño mundo. Ese que solo provocaba dolor.

—Bienvenidos jóvenes promesas, seguramente se estarán preguntando qué es todo esto pero no se preocupen, solo son los uniformes que usarán para su examen final. Nuestra directiva junto a la de la comisión llegamos a la conclusión que sería mucho más positivo adelantar el examen final. ¡Y afortunadamente será hoy!—Toda la sala común quedó en silencio, cada uno de ellos en shock, en especial Mina, que sintió las feromonas provenientes de los ropajes. Eran supresores que tenían la especialidad de atraer más feromonas. Su madre los usaba en ocasiones especiales. Y cada uno de los que sabía la verdadera función de esas feromonas supresoras, temió—. La prueba será en un lugar aislado que preparamos exclusivamente para ustedes. Tundra con extensos bosques de pino. En este enorme lugar tendrán treinta cabañas repartidas que los ayudarán a sobrevivir por un breve periodo de tiempo, están diseñadas para albergarlos solamente durante doce horas. Luego las mismas estarán inhabilitadas por más de cinco horas para asegurar que cada uno de ustedes esté a prueba con mis hermosas creaciones.

En ese momento Nezu apuntó a la puerta de los dormitorios donde dos enormes criaturas con apariencia metálica oscura aparecieron. Altos, hechos de un material que se asemejaba al metal pero en un oscuro que parecía engullir la luz de la habitación; con su apariencia humanoide dejaban en claro que serían los enemigos de la prueba final. El par de ojos rojos que adornaban su cara eran alargados, casi pareciendo dos búmeran en su cabeza. No tenían boca pero Nezu apenas pudo, demostró que la criatura poseía un núcleo de calor en su centro que subía hasta su mandíbula, uno que brillaba al momento que movía su cuello para mirar.

—Estos increíbles biorobots son los centinelas que les harán la vida imposible durante la prueba final. Desarrollados con tecnología de punta, les demostrarán sus verdaderos demonios...—en ese momento uno de ellos tocó a Shoto que estaba cerca de ellos, el alfa no se inmutó pero si lo hizo cuando una de las criaturas replicó su hielo y fuego a la perfección—. Es decir, ustedes mismos. Estas hermosas criaturas tendrán sus habilidades una vez establezcan contacto con su piel, pero no solo están diseñados para atacarlos sino también para dejarles en claro su principal debilidad, su género secundario. Cada una de ellas tiene una carga de feromonas que los hará entrar en un precelo, en cuanto a los betas de la clase, ellos tendrán una carga especial que los hará más débiles. La finalidad de esto es ponerlos al límite que las calles los pondrán. Todos en la directiva estuvimos de acuerdo en que cada día los villanos irán haciéndose más y más fuertes. Y tendrán que estar preparados para el infierno, no solo de manera mental, sino también de manera física. Sus géneros secundarios son una limitación, háganlo su mayor fuerza. ¿Preguntas?

Todos tenían una pero el miedo los volvió mudos. Excepto a él. 

—Sí, yo—Katsuki estaba cansando de escuchar tantas palabras, él solo quería saber una cosa—. ¿Se podrán hacer equipos?

—No es conveniente ya que es una evaluación individual...—Katsuki lo interrumpió antes que siguiera con su discurso, la tensión se implantó entre el animal y el alfa.

—¿Se puede o no?—toda la clase A quedó observando la reacción de Nezu, el animal conservo la compostura ante las feromonas amenazantes de Katsuki, Kirishima se trató de acercar para aplacar la situación pero Izuku lo detuvo con uno de sus látigos, toda la situación era desalentadora. Hacer equipos podría darle ventajas a los omegas, pero al mismo tiempo quitárselas, no sabía lo que estaba pensando Katsuki pero tenía una idea. Todos en la clase tenían cierta experiencia con alguien, excepto Iida y Ochako, pero ambos tenían un buen concepto del control. El problema era él mismo, todos sabían que era un beta. Esa era la idea. Que los centinelas tuvieran feromonas era un problema, uno grande.

—Sí, se puede. Pero seguirán siendo evaluaciones individuales.

Eso fue más que suficiente para que Katsuki diera un paso atrás, hasta donde se hallaba Izuku. Tomando su mano con suavidad, se acercó hasta su oído y su aliento acarició su piel al mismo tiempo que le decía dos palabras: "prometo protegerte". Solo esas dos palabras quemaron su corazón, se sentía como si estuviera tratando de tocar el corazón al mirarlo a los ojos después de eso. Su tacto siempre había sido abrasador, ahora se sentía una probada de ese dolor tan adictivo. Le pidió perdón a su madre pero no quería dejar de sentirlo, quería más que los demás. Lo quería todo, hasta el dolor en sus lágrimas. Apretó más fuerte su mano y ambos se quedaron junto mientras los otros estudiantes estaban planificando sus equipos, Todoroki ni siquiera se acercó a Izuku. Al contrario, apenas Nezu dijo que podrían hacerse equipos, fue hasta las cosas de Mina para entregárselas a ella misma bajo la atenta mirada del oso. Kirishima se acercó a la Omega también, ambos lo hicieron y formularon un equipo de tres. Kirishima no confiaba en Shoto y Shoto no quería que ella estuviera sola con el chico de ojos rojos. Momo se ofreció cuidar a Tsuyu y Ochako, Iida se unió a su grupo. Kaminari se quedó con Sero y Shinsou, aunque el Omega de ojos ámbar no estaba muy feliz de que Shinsou estuviera en su grupo mas no tenía otra opción. El sentimiento que pudiera fallar en la prueba final le daba tanto miedo como las ofertas que cada noche le llegaban a su celular. Siempre ignorando pero seguían ahí, solo que no podía pensar en nada cuando las veía.

Perder tantas cosas lo tenía muy mal, sobretodo por la extraña sensación en su cabeza. No sabría cómo llamarla pero lo conectaba de una forma extraña con su cuerpo, como si estuviera alimentando todos sus miedos y al mismo tiempo levantando su ánimo para afrontarlos. Estaba aterrado pero a veces lo mejor era olvidar.

Después de las explicaciones, todos y cada uno de los presentes tomaron sus uniformes especializados en climas fríos. Pasó alrededor de una hora y todos los alumnos de la clase A estaban a las afueras del portal, que poseía un halo de energía violeta. Los alfas vestían en la mitad de sus rostros unos bozales especiales hechos con tela oscura y una estructura que se sostenía con metal del mismo color. En la oscuridad el metal se iluminaba con el color característico de cada aspirante a héroe. Eran hechos a medida y aseguraban un perfecto control de feromonas para que solo las feromonas de los centinelas fueran las presentes en el examen. Los Omega por su parte no poseían un bozal en los rostros, ellos tenían sus cuellos perfectamente cubiertos con collares flexibles, que al poseer la misma tecnología de los bozales, brillaban y solo se podían sacar con las huellas digitales de los dueños. No estaban permitidos los supresores de parche e Izuku estaba nervioso por ello, la marca amoratada en el cuello de Katsuki, sobre su glándula, lo estaba llamando. Se sentía ahogado estar separado de él, solo por unos centímetros, cada uno de ellos quemando su piel. Era enfermizo pensar que él lo veía de esa manera, con tanto dolor. Como una hoja cortando su piel.

Tenía miedo pero quizá su Omega interno entendía mejor lo que necesitaba así que al saltar por el portal para entrar en la tundra, cerró los ojos y se dejó caer. Como nunca pudo hacerlo cuando solo era un niño en casa, en una esquina llorando porque no entendía a su madre. Porque no entendía las lágrimas en sus mejillas.

"Ser un Omega es una bendición. Puedes traer vida al mundo, formar una familia y ser feliz."

No, no lo era. Pero Izuku aceptaba que debía hacer las paces con su Omega interno.

...

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