Capítulo XIII: Teeth
•|Capítulo XIII: Teeth|•
"¿Fue venganza hacerlo llorar? ¿Te sentiste mejor ahora que realmente sabes lo que deseas? ¿Me odias por ser tu parte más débil o por ser tu parte más honesta? Aquella que no reconoce la medida, que le da igual las reglas y el pensar de los demás. Esa parte de tu interior que desea absolutamente todo, hasta la sangre de ese hombre que te busca controlar."
….
El delicado sol del otoño irritó sus ojos, la vagancia en sus movimientos lo hizo botar sin querer su despertador. Algo cálido estaba a su lado y el suave aroma a feromonas mantenía su cuerpo crispado, listo para anudar a quien fuera la persona a su lado. El dolor de cabeza y la sensación floja en su nariz lo volvieron torpe; nunca debió haber esnifado cocaína del cuerpo de Denki. Su cuerpo estaba tan sensible por culpa de la droga que seguramente una mano sobre su polla sería más que suficiente para un rápido mañanero… No era posible, el sabor dulce en sus labios se había quedado grabado, los recuerdos de la mano de Denki en su cabeza lo hicieron estabilizarse con terror en su propia cama. El Omega rubio estaba ahí, durmiendo con una expresión taciturna, entre sus ropajes con su piel tan blanca y lechosa que se sentía traicionado cuando sus propios ojos buscaron las manchas suaves del fantasma en su cabeza. Su cuerpo desarrollado por su género secundario era suave y con la grasa adecuada en los lugares correctos. Las marcas de sus mordidas y los chupetones de dos amantes diferentes en su piel lo mantenían como un lienzo que cada siete días volvía a ser blanco.
Si era honesto, Denki siempre había sido el idiota del grupo pero en la habitación era un ángel dispuesto a ser el sueño de todo alfa. Inteligente, leyendo el lenguaje corporal de los demás, con excelentes reflejos y una voz que podría grabarse en su cabeza para siempre si no fuera por el leve susurro de los recuerdos. Los mismos que su habitación guardaba debajo de las mantas sucias, de la ropa ajena en su closet, de la caja semi vacía de condones y el bozal de cuero escondido en una caja especial. Al recordar el bozal, se preguntó porque en ningún momento deseó morder el cuello aterciopelado de Denki, aunque ya conocía la respuesta. ¿Había sido egoísta al acostarse varias veces con él? Cada vez que su mente prestaba atención a los detalles, estaba el deseo acompañado del dolor.
Y ambos eran adictivos pero no lo suficiente para hacerlo doblegarse.
—Pikachu, es hora de irte a tu habitación. Tendremos clases en unas horas—observó el despertador en el suelo para verificar bien la hora. Al intentar tomarlo, la sensación de que algo no estaba bien lo hizo ponerse de pie olvidando el aparato. Se vistió y caminó con cuidado hasta llegar a la ventana. El destello de algo masivo a lo lejos lo hizo tomar con fuerza el pomo entre sus manos. Al abrir la ventana, el instinto que sintió cuando salvó a Izuku hace meses, se activó nuevamente. Con sus explosiones salió de su propio balcón hasta llegar a lo alto de los árboles más frondosos de los alrededores, entre troncos torcidos viajó hasta que se dejó caer en uno para observar un espacio ubicado cerca de los grounds.
Era un enorme portal, diseñado y activado con tecnología que nunca antes había visto, el frío que salía de la estructura metálica solo le pudo recordar que Izuku tenía razón. La prueba final sería en la nieve, pero ¿para qué era necesario un portal tan grande? Japón poseía varios lugares llenos de nieve. No lo entendía, lo que sí entendía era el descontento de Aizawa al hallarse en las cercanías del lugar. El hombre estaba debatiendo con el director Nezu, el animal estaba tranquilo y sereno. Katsuki siempre le tuvo cierto respeto a la especie de oso por haber sido parte de experimentos, pero después de los sucesos de la guerra, la forma en que evadió la demanda legal lo hizo tener miedo. Un hombre que no podía enfrentar sus errores era peor que un hombre deshonesto. Al pensar en ello, su corazón se apretó por lo cerca que sintió el dicho.
Si, era deshonesto porque tenía miedo de ver a Izuku, ver sus ojos y ser capaz de contemplar su alma. Porque todo lo que conocía de él, era más que suficiente para saber más que los demás. Todo era más fácil cuando podía tenerle miedo, cuando lo único que sentía por él eran los golpes. No los besos y la forma en que decía su nombre, mirando su alma mientras se quedaba ahí, anudado. Trataba de convencerse a sí mismo que ahora seguían siendo rivales, pero hasta la sombra azul de su cabeza que solía verlo real, estaba desmotivada por lo que sentía. No se iba a mentir a sí mismo, el dolor no era similar a nada pero debía seguir adelante, luchando por todos esos sueños que comprometieron su corazón en los veranos de su niñez. Cuando por primera vez escuchó esas palabras de la boca de un niño que ahora era un adulto.
—Nezu, no puedes enviar a los niños hasta ese lugar para un examen final. Morirán, han visto demasiado para soportar más. Déjalos descansar, Eri no está lista para traer personas a la vida. Solo tiene ocho años—Katsuki los escuchó de lejos, sorprendido porque nunca antes había podido tener un alcance tan bueno y lejano de audición. No perdió tiempo y se enfocó en ello para no perder información sobre el examen final—. Los omegas del curso no merecen ser tratados de esa forma y los alfas... Hay algunos alfas que aún están formando su respeto por el instinto. No les hagas algo que los deje para siempre fuera de su sueño, te lo ruego.
El animal observó fríamente al profesor, Katsuki pudo notar cierta ira en su mirada. A pesar de que era un animal y parecía un peluche delicado y tierno, no había nada de amable en su mirada y movimientos. Siempre viendo a los estudiantes como marionetas para la comisión de héroes, que lejos de haber sido menospreciada después de la exposición de Endeavor, se volvió más estricta. Más rígida en cuanto a los omegas, vendiendo cada uno de ellos como incubadoras perfectas para nuevas generaciones de héroes. Katsuki le tenía tanto asco y una profunda pena que no podía evitar pensar en ellos, en Izuku, en Kyōka, en Mina, en Denki que estaba en su habitación con el dolor de la falta de tacto de un alfa. ¿Por qué debía ser así? Katsuki no quería imaginar todo el dolor, por eso siempre estaba pensando en él. En esos días oscuros y en la forma de ayudarlo, con quién se acostara no eran sus asuntos. De hecho, ahora que lo pensaba en frío, nunca debió enojarse por su pregunta.
"Kacchan, ¿qué pensarías si quiero tener sexo con Todoroki?"
La pregunta era casi frívola, en su corazón podían existir mil maneras que no podría siquiera explicar de lo que significaba sentir. Izuku, era mucho más que un poco de celos. Cada vez que lo pensaba, veía la dedicación en sus notas, el dolor de cada lesión reflejado en su rostro, la magnitud de las cicatrices, el sacrificio, la sangre de mártir corriendo con fuego por sus venas. Katsuki más allá de verlo con alguien más, tenía miedo de perderlo para siempre. Ese siempre había sido su mayor temor después de la debilidad que veían en él las personas, perder a Izuku sería perderse a sí mismo en esos veranos de antaño. Izuku era más que un Omega fuerte, era más que la fachada de beta, era más que el Omega que estaría en esos momentos en la habitación de Todoroki. Sí, tal vez él podría ser su nuevo amante, el confidente de sus noches y la persona especial en su corazón.
Pero Katsuki, era mucho más que un novio o un alfa destinado o cualquier cosa que la sociedad espera de una pareja alfa/Omega, era la llama del poder en el desafío más íntimo. Era la necesidad de la autosuperación en el corazón de Izuku, el fuego de sus venas al pensar en su imagen de victoria. Honestamente, solo quería que fuera feliz con quien fuera. Igualmente lo iba a proteger, incluso si ese sentimiento que su pecho estaba sintiendo fuera más que cariño y deseo, lo aceptaba.
Desde ese día que casi murió a manos de Shigaraki, lo aceptó. Aceptó con dolor ser su sombra protectora.
—Aizawa, ya no son niños. Los niños no van a guerras y vuelven esnifando cocaína, no son mentirosos por sus géneros secundarios, no están hasta tarde teniendo relaciones sexuales. Ya no son niños—Katsuki apretó su mandíbula, Aizawa poco a poco fue realizando las palabras en su cabeza.
—Los has estado espiando...—Nezu parecía orgulloso de sí mismo.
—Todos los dormitorios poseen micrófonos, no hay imagen y su privacidad será respetada ante las autoridades pero si no enfrentan sus verdades, no serán lo suficientemente fuertes para afrontar el mundo real. Esta prueba no es solo para ponerlos al límite, es para que puedan verse a sí mismos como lo que realmente son. Las cargas de feromonas de los centinelas son relativas, y están preparadas para ser manejables. En cualquier momento si existe un peligro real de abuso, se intervendrá para garantizar la salud mental de los participantes. Incluso si llega a existir la breve oportunidad de que mis centinelas los dañen de gravedad, ellos se detendrán y el alumno en cuestión tendrá que repetir la prueba. Hasta que sea capaz de fundamentar sus miedos y acabar con ellos—Aizawa tragó duro, no podía siquiera respirar con normalidad. Parecía consternado. Katsuki no tenía más tiempo que perder, se fue tratando de no hacer mucho ruido.
Llegó hasta su balcón y antes de entrar, notó como Denki estaba buscando su ropa. Al verlo, no evitó cubrirse aunque después de unos momentos lo dejó de hacer.
—Perdón, es que nunca me fui en fuga después de una noche casual. Se siente un poco raro la verdad, como si fuera una especie de criminal de un videojuego—Denki se rió y después de unos momentos tomó el pomo de la puerta, Katsuki no sabía qué decir. Incluso se sentía ajeno a la situación, como si el olor de las feromonas no estuviera en su piel, casi ahogándolo de no ser por la ventana abierta—. Bakugō, de verdad no eres malo o algo por el estilo, no está mal querer a un beta. Incluso si las personas de tu alrededor te dicen que está mal hacerlo por todo ese embrollo social y judicial que nunca he entendido.
—Kaminari, ¿de qué estás hablando?—Katsuki casi tuvo miedo de preguntar.
—Aoyama lo dijo durante un desayuno, que tú e Izuku eran especiales o algo así. Pero sabes, aunque ese día me reí, ahora creo que es un verdadero dolor hacerlo. De verdad, solo espero que el alfa que anoche me besó como si quisiera borrar el dolor de mi vida y la suya, encuentre la paz que necesita para no llorar mientras duerme—las lágrimas de Denki poco a poco fueron mojando sus mejillas, Katsuki no pudo más y lo abrazó. Otra vez sintió ese instinto de proteger a otro omega sin necesidad de amarlo; se sentía tan cálido y reconfortante hacerlo. Su alfa interno lo agradecia porque estaba hambriento por proteger a las personas de su alrededor, a aquellas personas que aunque no fueran tan importantes, formaban parte íntegra de su vida. Se quedaron así hasta que Denki se alejó sonriendo, secando sus lágrimas y tratando de reír un poco—. Si hicieras esto más seguido, tendrías más fans que Todoroki. Pero me alegra mucho ser tu amigo, porque somos amigos, el sexo no cambio nada ¿verdad? Realmente no quiero perder esto.
—Joder, siempre seguirás siendo el cara de idiota con complejo de Pikachu. Y créeme, que aunque creas que Shinsou es el único, siempre habrá alguien más que estará ahí para ti. Quizás no un alfa, pero amigos no te faltarán—Denki sonrió genuinamente y se fué.
Aunque el instinto de Katsuki estaba saciado, su mente seguía a la defensiva por las palabras de Denki sobre las declaraciones de Aoyama y el portal a unos pocos metros de los dormitorios donde seguramente estarían habitando sus peores miedos. Tenía que hablar con Izuku y advertirle pero no quería interrumpir algo con Shoto. Así que pensó gastar tiempo bañándose, quitándose el aroma de Denki y lavar la evidencia de las sábanas sucias que apestaban a sexo. Lo primero que hizo fue correr rápidamente por los dormitorios hasta la lavandería, mientras dejaba la ropa de cama lavando, fue al baño y cuando se estaba limpiando los dientes, se enojó al ver la cara de Iida. El disgusto en su expresión era grande pero no lo suficiente para hacer que a Katsuki le preocupara. Se bañó bien y se quedó unos veinte minutos en la bañera, relajando los músculos antes de ir a clase. Aunque llamar clases a sus entrenamientos era casi divertido. Para cuando terminó, todos ya estaban levantándose para comer el desayuno. Al adentrarse en la cocina, sintió las feromonas de Shoto suavemente en su nariz, pero Izuku no estaba con él, Mina sonreía a su lado mientras le tomaba el brazo y Todoroki la miraba de vuelta. Al llegar a la cocina, los dos lo saludaron antes de comer avena con frutos secos y frutos rojos.
Katsuki realmente no entendía nada.
—Icyhot, ¿sabes dónde está Deku?—Shoto levantó la vista y le respondió con indiferencia.
—Supongo que en su habitación, no hemos hablado así que no lo sé, lo siento—la indiferencia de Shoto levantó los nervios de Katsuki, pudo sentir como su pulso se aceleraba repentinamente.
—¿Cómo que no sabes? Anoche lo ví entrar en tu habitación después de que me dijera que iba a tener sexo contigo, ¿cómo se supone que no has hablado con él si dormiste con él?—Mina se retuvo unos momentos, aunque su expresión no fue de sorpresa al escuchar las palabras, casi había algo de dolor al borde de sus labios. Shoto suspiró, claramente no era algo que le había confiado a ella.
—Bakugō, creo que deberías hablar con él. Está en su habitación o en la sala de entrenamientos, de verdad que no lo sé—Katsuki no lo soporto más y se fue hecho una furia hasta la habitación de Izuku.
Mina se quedó echándole arándanos a su cuenco de avena, Todoroki la miró por unos instantes antes que ella fuera por la leche de soya en el refrigerador ignorándolo, en ese instante entró a la sala Kaminari con Kirishima, el alfa de cabellos rojos le estaba regañando porque traía su cabello mojado, Shinsou iba a decirle algo pero el Omega lo ignoró. Mina abrazó fuertemente a Denki después de que él le dijera unas cuantas palabras al oído, Kirishima también reaccionó pero se contuvo. Todoroki los observó y luego su mirada recayó en Iida y Ochako. Recordó lo que había hablado con Izuku después de su fallido intento de tener relaciones, él sabía que no podría funcionar, casi tres años siendo amigos y las cosas ya se hubieran dado de estar predispuestas a ser. El sexo fue una prueba más de que las cosas entre ambos son como amigos, y realmente Todoroki lo quería mucho. No podía imaginar un mundo donde Izuku fuera infeliz, él deseaba hacerlo muy felíz.
Y honestamente, prefería tener que encerrar a Izuku y Katsuki en una habitación antes de verlos sufrir. Pero ellos debían tomarse su tiempo, forzar las cosas sería terrible si ellos no estaban listos para dar el siguiente paso. Antes de levantar la mirada, se dió cuenta que Momo parecía llevarse mucho mejor con todos. Aunque ocasionalmente miraba su celular y a veces sonreía, dejando ir sus mejillas en rojo, todo era más calmado de hace algunos días. A veces se preguntaba si veía a un Omega.
Y eso lo extrañó.
Antes hubiera sido doloroso imaginarla con otra persona pero ahora solo le preocupaba la mirada ida de Mina en el rostro de Denki. ¿En qué momento dejó de sentir a Momo para ver a Mina con dolor? No sabía que su amor por ella fuera un sentimiento tan sensible o susceptible a cambios, pasó casi tres años amándola y ahora podía imaginarla con otro omega o alfa, formando una familia y siendo la mejor heroína alfa. No podía decir lo mismo de Mina, que se hallaba casi llorando mientras comía su desayuno junto a sus amigos.
Se comió su cuenco de avena con calma, esperando que el ruido sordo de su corazón poco a poco fuera haciéndose más pequeño. No obstante, cuando terminó sintió algo extraño en su plenitud al ver cómo Mina se le arrojaba juguetona en la espalda a Kirishima. Él tomándola con fuerza, tocando sus muslos con cuidado. No era intencional provocarle molestia, estaban jugando pero aún así, el pecho de Shoto no lo concebía igual. De alguna forma se sentía mal por Katsuki, porque si él se había sentido así ayer… Era un sentimiento bastante peligroso.
Sin embargo, la diferencia era que Shoto lejos de poseer un doloroso pesar, sentía una necesidad imperativa de marcar territorio con ella.
…
Con quince años lo vió por primera vez hallando bella la forma en que se sonrojaba por sus cercanías, sin embargo, durante la guerra algo cambió que no podía identificar.
Su amigo y el chico que le gustaba poco a poco fue alejándose de ese sentimiento que alguna vez compartieron a principios de la UA. Al principio se echó la culpa por el repentino cambio pero después lo vio con más claridad; una camisa fuera del pantalón, la falta de la corbata reglamentaria y la perfección de la genética corriendo en sus venas con una sonrisa altiva. Katsuki Bakugō no conocía los propios límites de su naturaleza, no había mesura en su alma cuando algo le gustaba. Todo lo que deseaba, lo conseguía. Ochako sabía que Katsuki le tenía miedo a Izuku, lo podía ver en la forma que sus ojos rojos recaían en su imagen… Pero después de la guerra, después de que se sacrificó por salvar a Izuku, todo ese temor se volvió un deseo casi imperceptible. Excepto para ella, que lo podía leer con facilidad.
Ochako odiaba a Katsuki, porque era la única persona sobre la tierra que podría ganarle el corazón de Izuku. No había nadie más capaz de hacer algo así.
Y es verdad, al principio le dolió que Izuku no fuera un alfa cuando su complexión, aunque un poco más delgada que la media, declaraba que fácilmente podría ser uno. Incluso su particularidad era equivalente a un buen alfa, en un mundo donde los genes lo eran todo, las mejores particularidades siempre las poseían los alfas de buenas familias. Eran muy pocas las excepciones, y si un Omega llegaba a tener una buena particularidad, usualmente la misma le atraía alguna consecuencia física que con el tiempo sería casi irremediable. Entonces, ¿por qué era un beta? Super fuerza, flotar, látigos negros y un buen físico. No lo entendía, era casi como Todoroki, el único alfa prime de clase y hasta él poseía un límite. Sus feromonas no eran compatibles con todos los omegas.
Sin embargo, lo aceptó.
A Ochako le costó mucho aceptar que estaba enamorada de un beta siendo Omega. En su cabeza estaba la constante de que el sexo entre ellos nunca sería suficiente, que las probabilidades de formar una familia serían casi nulas por la ineficiencia genética entre ambos y que los celos nunca serían un paraíso porque era muy difícil que los betas tuvieran más de tres erecciones en una noche. Aunque su Omega interna deseaba un nudo, su corazón quería un romance pleno con Izuku. Sin embargo, sabía que era un amor casi imposible, ambos luchando contra la naturaleza… Aún así, estaba lista y sabía que Izuku no sería capaz de rechazarla.
Por eso deseó confesarse después de la guerra, cuando no podía más con la angustia. Y el día que Izuku despertó después de semanas en coma y cuidados intensivos, la única persona que estuvo ahí para verlo abrir sus ojos, fue Katsuki.
Nadie más en su habitación, solo él. Y aunque lo intentó, Izuku le dejó en claro que estaba cansado para ver más visitas. Mas no estaba cansado para él. Y cuando la salud de Izuku fue empeorando a pesar de ser un beta, solo lo dejó entrar a él. Era frustrante ver cómo la persona que amaba a pesar de todas las circunstancias, solo veía a un hombre que no era para él.
Y todo en su cabeza cayó en picada cuando vió el poleron de Katsuki en Izuku. Al ser un beta no lo notaba, pero el alfa lo estaba marcando. Con sus asquerosas feromonas en su piel.
Había silencio entre ellos y se estaban perdiendo demasiado rápido. Por eso cuando vio a Katsuki salir llorando de los gimnasios fue como un rayo de alivio y esperanza. La mañana siguiente lo buscó pensando en hablar con él y sacar de su pecho los días angustiantes del pasado, aunque sabía que Izuku no sería capaz de rechazarla porque era una buena persona, seguía nerviosa.
Después de media hora tratando de hallar la cabellera verde entre todos a su alrededor, lo halló a las afueras de la UA en uno de los gimnasios al aire libre. Solo y con una chaqueta que era suya, tenía buen presentimiento.
—¡Deku!—lo llamó feliz y él cordialmente le respondió con una sonrisa genuina. El corazón de Ochako golpeó su pecho con fuerza, se acercó casi tropezando por culpa de la exaltación en sus venas. Su Omega interna siempre se sentía relajada con él a su alrededor, como si fuera un buen compañero de manada. "Más no el líder, como se esperaría. No como el alfa que mereces."
Pero aparte de la separación evidente, Ochako quería confesarse por otra razón.
—Buenos días, Uraraka—sus ojos estaban hinchados, seguramente después de una noche llorando. El corazón de Ochako se encogió.
—¿Qué pasó? ¿Te sientes mal? Tus ojos están hinchados... Si lo deseas, podemos hablar.
—No te preocupes, es solo que me dió alergia una loción del baño, no es nada. Lo prometo—la sonrisa amable estaba mal disfrazada, Ochako se acercó y lo abrazó fuertemente. Izuku no pudo soportarlo y gimoteo, ella no sabía porqué estaba así pero un destello de su corazón le decía que debía hacerlo, que entregarle apoyo romántico sería más acertado que tomarlo amigablemente entre sus brazos.
Ambos cayeron en el gimnasio, sus rodillas tocando con un poco de fuerza el suelo rugoso, la sensación fría del viento casi invernal en sus mejillas, el sol no apaciguando nada de aquella sensación. Izuku se estaba ahogando en sus pensamientos nocivos y Ochako solo quería entregarle su amor honesto. Desde lejos parecían dos amantes, confiando sus temores en la firmeza del otro, buscando un poco de paz. Sin embargo, dentro de sus corazones los sentimientos eran ambivalentes. Ninguno de los dos sentía lo mismo, mientras el corazón de Izuku estaba buscando solo un poco de amistad, Ochako quería más. Siempre más.
"Algún día esa ambición te hará daño, Ochako."
Su madre siempre se lo repitió cuando veía las facturas llegar a su hogar, cada una de ellas como balas calientes en su espalda. Puñales de la economía que no podía sostener la compañía de su familia. Ochako no quería solo migajas, ella lo quería todo por eso antes de entregarse a un alfa heredero de Tokio, deseaba mínimamente un poco de amor real. Esa era su razón. Aceptar con amabilidad lo que su corazón deseaba por encima del instinto rugiendo en sus venas. ¿Luchar contra todo o perecer en la desolación de un amor frío? Ochako desde pequeña lo había decidido pero ahora, en las puertas de su momento más importante, lo sabía, valdría la pena tener un amor fugaz y prohibido con un beta. Ella lo quería tanto, como el amor tan puro y honesto de sus padres, pero sus padres eran pobres y aunque amara la idea de pertenecer a una persona que amaba, la sola idea de pasar hambre una vez más la consumía.
Amar una sola vez, sin control de lo que podría pasar.
Se alejó observando las lágrimas cayendo por las mejillas redondas de Izuku y antes de siquiera pensarlo, lo besó. La sensación comenzó a emerger en sus manos apoyadas en sus antebrazos, musculosos y cálidos. En sus labios suaves y el sabor salado del dolor. Y por un instante que fue infinito en su corazón, el beso lo fue todo. No obstante, Izuku la alejó desesperado. Más asustado que antes y casi temblando por algo que su cabeza no le dejaba pensar con claridad.
—¿Esa es la imagen que le entregó a las personas de mi alrededor? ¿Parezco una persona que necesita ser amada? ¿Solo tendré lástima de ellos?—su expresión era una fiel interpretación de la locura angustiante en su corazón, con ambas manos en los antebrazos de Ochako, comenzó a apretar tan fuerte que la Omega temió por su vida. Sus ojos poseían un destello rojo, uno pequeño pero que lentamente iba consumiendo el turquesa de sus orbes, con pausas llegando hasta el centro de su alma. De pronto la nariz de Ochako sintió un profundo olor a fuego, estaba quemando sus glándulas en las muñecas y su cuello… Ardía como si estuviera en frente de un alfa salvaje—. ¡Dímelo, Uraraka! ¿¡Parezco una persona necesitada!?
Su voz, no era la voz de un buen beta.
—Deku, detente me estás haciendo daño—fue apenas un susurro antes de que Izuku se detuviera en seco, moviendo su vista hasta la entrada del gimnasio dónde Katsuki trataba de calmar la situación con sus feromonas. Su expresión poco a poco cambió, la locura anterior fue suavizando hasta encontrarse con un profundo deseo. La fragancia de las feromonas y sus intenciones descendió hasta una sensación agradable pero igualmente posesiva. Ochako no lo pudo evitar, vió los colmillos en los labios contrarios, apenas asomándose en una sonrisa calmada—. Deku, ¿Acaso eres un alfa?
Izuku dejó de mirar a Katsuki para ver a Ochako, algo en su mirada era desconocido. Pero si ella pudiera compararlo con algo, sería locura.
—Por favor, vete, necesito hablar con Kacchan—la entonación que usó para referirse a Katsuki le dejó en claro que debía irse antes que fuera demasiado tarde. Antes de hacerlo, Ochako pudo ver perfectamente la comunicación de ambos. Alfa por alfa, no era un desafío, era mucho más fuerte que eso. Honestamente tenía miedo por la fuerza de sus miradas, Izuku no parecía ser él mismo, al contrario, era como si alguien más estuviera en su cuerpo. Alguien fuertemente obsesionado con Katsuki.
Con la ida de Ochako, Katsuki pudo acercarse hasta Izuku. Lo había estado buscando por todos lados, con una sensación poco agradable tomando su corazón. No sabía que iba a decirle sobre ellos, pero tenía claro que debía advertirle sobre la prueba. Y como un perfecto extraño que no entendía las palabras en el alma de su rival, se acercó con simpleza. No alcanzó a ver su beso, lo que alcanzó a ver fue mucho más que suficiente.
Él estaba roto y perdido.
—Deku yo...—Izuku lo calló con cuidado antes que siguiera, fue suave cuando dejó caer su índice entre sus labios cálidos. Estaba temblando por tocarlo, el hambre bajando por su garganta y calando en el poco autocontrol en sus manos. Poco a poco su dedo fue cayendo hasta la glándula en el cuello contraria, el olor de otra persona lo hizo apretar la pequeña glándula. Él lo noto, fueron solo unos segundos antes de siquiera pensar, activó el Ofa inconscientemente y lo empujó al suelo haciendo que ambos cayeran de lleno. Katsuki no pudo reaccionar, la mordida de Izuku encima de su glándula ardió con fuerza. Los propios colmillos del Omega, repletos del veneno de su biología, se calaron con fuerza.
El Omega lo marcó.*
—De verdad que me haces perder mi autocontrol, eres mío alfa. Nadie más debe tocarte—Izuku se alejó, sus ojos por completo rojos, extasiados por la sangre cayendo de sus labios, los colmillos afilados rojos al vivo, con un poco de saliva cubriendo las pecas de su mentón. No parecía ser él, no era él—. Yo lo decidí hace años, y nadie arruinará mi plan de volverte mi propiedad.
—¿Quién mierda eres?—Izuku se rió con locura, encima de su regazo moviéndose lánguido para darle esa sensación que ambos compartían por el otro. El alfa interno de Katsuki estaba saciado por el comportamiento del Omega en frente suyo, pero él sabía que no era el pequeño Izuku quien estaba enfrente. Con los dedos cicatrizados, el Omega trazó la herida de sus colmillos en el cuello y poco a poco apretó el cuello de Katsuki. Suavemente en advertencia.
—¿No lo sabes aún? Soy su Omega interno, ambos separados por su odio hacia nuestro género secundario. Soy el deseo sin el recato de su personalidad, soy la contaminación en su alma. Soy su personalidad en el estado más puro—Katsuki había escuchado que en ocasiones los destinados se iban contagiando con las aptitudes del más fuerte, el Omega de Izuku estaba contaminado con la personalidad de Shigaraki.
—¡No eres tú quien habla!—la mano presionó más fuerte, Katsuki no quería decirlo pero la presión en su regazo y la falta de aire lo estaban volviendo loco, su cuerpo lo estaba traicionando—. ¡Shigaraki te contagió, debes luchar contra ello!
Izuku sonrió.
—¿Y quién dice que no fuí yo el que contaminó el buen corazón del asqueroso Shigaraki?—se inclinó más cerca de sus labios, casi aspirando su respiración, por suerte no había nadie cerca porque si no fuera por la ropa, el movimiento de Izuku revelaría por completo sus intenciones—. Si quieres de vuelta al idiota que prefiere llorar antes que decirte la verdad, debes dejarme inconsciente. Pero, este es solo el comienzo. Poco a poco iré ganando más importancia en su voluntad… Y sé que te gusto más que él. Puedo sentirte contra mi trasero.
Katsuki estaba duro contra él, era obvio que tenía un límite pero este no era el suyo. Tomó con fuerza el antebrazo de Izuku, y en los ojos del Omega hubo un leve adiós antes de que fuera capaz de noquearlo. Su puño ardió al mismo tiempo que su cuello, esperaba que la marca que le había hecho el Omega interno de Izuku no fuera legal en su sistema, fuera solo una normal, porque no quería sentir a Shigaraki a través de Izuku. Y mucho menos pertenecer a una persona que conscientemente no lo quería.
¿En qué momento se complicó tanto su relación?
...
Mordida de Omega: al igual que la mordida de alfa, esta puede formar una alianza física y mental entre dos individuos. Solo que al no ser lo suficientemente fuerte como para complementar físicamente como lo haría una de alfa, esta se destaca por ser comunicativa. Comunicando emociones, sensaciones y en ocasiones muy extremas, pensamientos ambiguos en situaciones de peligro.
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