Capítulo VII: Supermassive Black Hole

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"No jodas conmigo, no soy una persona que puedas pasar a llevar con tus malas intenciones. Si quieres comenzar a jugar conmigo, espera con el corazón abierto porque te voy a romper hasta que no quede nada de ti."

Izuku se despertó antes que Katsuki.

Parecía su nueva rutina de sueño, despertar para contemplar aquello que nadie más que él podía ver. Su nuevo cómplice, su nuevo vigía… Su nuevo amante.

Su Katsuki.

Solo la luz tenue de la mañana le hacía justicia a lo tranquila que era la expresión de Katsuki al dormir, desnudo sobre la cama y con la respiración calmada moviendo suavemente su pecho. Oxigenando su cuerpo con tanta suavidad que hasta el rocío de la mañana le tenía envidia a esa imagen. Las cicatrices en su hombro izquierdo lo hicieron mover los dedos sobre ella, con calma hasta la que marcaba sus abdominales. Las que le había hecho Shigaraki hace unos meses, esa vez que colmó su boca con palabras egoístas, diciendo que el esfuerzo de Katsuki había sido en vano. Izuku se sentía culpable por ese sacrificio, pero el alfa nunca decía nada malo sobre ello. Al contrario, estaba ahí cada vez que debía entrenar. Enseñándole maneras para ejecutar su técnica de forma más limpia.

En esos momentos, donde solo ellos dos estaban al lado del otro, los guardaba con sumo amor en su corazón. Recordando cada uno de ellos con claridad, dando todo de sí mismo para demostrar que aunque no fueran del todo amigos, habían llegado muy lejos. Demasiado lejos; y la noche anterior lo demostraba.

Katsuki suspiró profundamente. Aún con sus ojos cerrados, ese pequeño sonido se le hizo tan familiar a Izuku que no pudo evitar sonreír… Lo  que habían hecho, no lo golpeó tan fuerte como esperaba. Se sintió increíble, el inicio de su vida sexual no era una gran cosa de la que pensaba mucho. Para Izuku era algún tipo de milagro encontrar una persona que le gustara compartir cama con él y mucho más, ayudarlo a superar sus falencias. Pensó que estar con él le daría nerviosismo en cada fibra de su sistema por los años detrás de sus espaldas pero se sintió bien, tan bien que soñó con ello. De alguna manera, sin ser destinados, sus cuerpos respondieron tan perfecto que todo se resumió a una euforia incontrolable. No quería decirlo en alto pero se sentía confortable estar así, después de una noche juntos, con la mañana fría envolviendo la habitación igual que la luz. A dos horas de entrar a clases.

Dejó ir su mirada hasta aquel lugar, su mordida estaba oculta con un parche de feromonas, pero no le fue difícil sacarlo y ver el resultado de uno de sus primeros estímulos que no pudo controlar. Los colmillos afilados estaban rosados en la piel, no sangraba pero había rastro de sangre seca y la asombrosa capacidad de los alfas para sanar estaba haciendo presencia en la imagen. Casi no se notaba de no ser porque Izuku sabía que su boca había estado ahí. Que sus propios colmillos le habían hecho esa marca, que incluso el sabor del líquido escarlata aún seguía memorizado en su lengua. Tocó sus labios con delicadeza, rompiendo un poco la barrera del conocimiento y recordando lo bien que se sintió. Las manos calientes en sus caderas, la piel casi siendo quemada por el nulo control durante el momento. No iba a mentir, se sentía avergonzado por lo que Kirishima podría haber escuchado pero en el momento, no pudo pensar en nada más que él. Katsuki se removió incómodo, su expresión se arrugó. Izuku se dio cuenta que la manta delgada estaba marcando su cuerpo con cada movimiento que hacía, y el montículo en su entrepierna era el más destacable.

Su boca se humedeció, sus manos se movieron solas y a mitad de camino Katsuki abrió los ojos. Izuku no estaba haciendo nada aún, pero era más que evidente lo que deseaba por el aroma que desprendía. Las feromonas excitadas saliendo de su cuello, casi inflamando su glándula por él.

—Kacchan yo…

—Estás flotando, nerd—Katsuki se burló de su autocontrol. Se enderezó en la cama, apoyando su espalda en el respaldo. Izuku no se había dado cuenta que estaba flotando, pero al momento de hacerlo, cayó de lleno en la cama. Sabía que el ambiente era extraño pero no de una forma incómoda, todo lo contrario. Al levantar la cara del colchón, la mano de Katsuki tomó su mentón con cariño, observando sus ojos y labios, y viceversa. Anhelando su cuerpo con los ojos y comiéndose con la mente su boca—. Aunque, podrías usar ese quirk de mierda justamente aquí, dónde no tienes control suficiente.

Izuku tragó duro, no pensó en nada más que acercarse. Sintiendo el temblor en sus piernas, Katsuki lo ayudó a apoyarse en su regazo, la gota perlada ya estaba recorriendo uno de sus muslos. El alfa la vió, sus colmillos se marcaron al mismo tiempo que la carga de feromonas aumentaba. Izuku no sabía si se estaba acostumbrando pero su cuerpo respondió con un golpeteo en su pecho, se sentó con cuidado en su regazo.

Su mano tembló cuando fue en busca del condón, no fue necesario dar una explicación de porque lo quería usar. El olor de la semilla de Katsuki seguía persistente entre sus nalgas, como si el alfa hubiera marcado territorio sin querer. Y aunque amaba la sensación caliente del semen llenando su interior, limpiar era demasiado trabajoso para algo rápido en la mañana.

Mientras, los ojos de Katsuki se reflejaron en el deseo de su interior, formando un caleidoscopio de energía en los verdes. Nunca se habían besado, no lo habían hecho anoche ni con nadie antes. La adrenalina de hacerlo los cegó un poco al dejarse llevar. Manos ásperas en las caderas pecosas yendo hasta el centro de su amante, labios semiabiertos por la intromisión de dos dedos fugitivos, gruñidos por dos manos temblorosas tratando de vestir su miembro. Izuku estaba temblando tanto que se olvidó de bajar el prepucio y del espacio en el condón, Katsuki se dió cuenta inmediatamente.

—¿No prestaste atención a las clases de educación sexual o qué? Recuerdo haber visto que sabías poner bien un condón en una polla no circuncidada—Izuku escondió su rostro en el hombro contrario. Las clases de educación casi lo mataron de vergüenza cuando Aizawa vió que era el único que sabía poner un condón a la primera. Fue mera suerte pero sentir como todos lo veían con atención mientras vestía un pene de goma; lo más vergonzoso que había hecho delante de muchas personas. Y ni siquiera era algo malo. Sin embargo, Katsuki no lo había observado directamente, el único de la clase que no lo había hecho. ¿Cómo se dio cuenta que sabía hacerlo?

—Yo no recuerdo que me vieras hacerlo—Katsuki utilizó su mano libre, la que no estaba metida en su culo, levantó el rostro contrario con cuidado. El desafío en los ojos rojos era perpetuo, siempre tratando de ser el invicto de la situación. Inclusive en el sexo.

—Quizás pienses que no lo hago, pero siempre estoy mirando a mi jodido rival—las palabras hicieron eco en la mente de Izuku, pensó en todas esas veces que Katsuki lo estaba ignorando. Tanto tiempo había pasado desde esos días grises y ahora era todo tan diferente...

Una sensación intrigante se alojó en su estómago. No se dio cuenta que estaba haciendo hasta que sus propios ojos se cerraron a la par de los labios presionando contra los suyos. Todo iba tan rápido... No, perdieron al momento de aceptar que sería algo con tiempo. Con horarios, ¿dos jóvenes experimentando su propia sexualidad después de años con malos entendidos? Era extraño pensar que habrían reglas, y mucho más que Katsuki fuera el primero en romperlas.

Y guardando el secreto de aquello que pocos conocían, comenzaron a besarse.

La falta de experiencia se vio mermada por el deseo, era desesperante pero mientras más faltaba el aire, más excitante se volvía hacerlo. Mientras lo hacían, la lengua de Katsuki probó su boca y sus manos se movieron hasta otro condón. Los años de entrenamiento de precisión sirvieron para sacar el condón y vestir con éxito su propio miembro. Izuku flotó mientras se estaban besando, Katsuki lo tomó con alevosía de las caderas, acercándolo con desesperación. Tratando de alinear su cuerpo en contra de su erección, era tan complicado hacerlo, que mientras maldecía, mordió el labio inferior de Izuku. El sabor a sangre envolvió el beso.

—Cuidado Kacchan, mi boca es más delicada de lo que parece. 

—Joder, deja de flotar un poco entonces. Cómo quieres que te lo meta si no puedo alcanzar tu jodido culo—Izuku dejó de flotar.

—Verdad, Ground Zero no sabe cómo flotar, es una pena... El sexo sin gravedad podría ser algo interesante—Izuku se rió al mismo tiempo que Katsuki lo empujaba contra la cama.

—Ya verás pequeña mierda—la sensación de ser oprimido contra la cama, con sus brazos grandes y torso definido, con su cintura estrecha y sus envidiables oblicuos, formando una especie de cobra que estaba listo para comerlo vivo… Izuku quería estar así para siempre, perder el tiempo y la noción de que era el portador del Ofa. El heredero de Allmight, solo él y Kacchan. Nada más y nadie más. Abrió sus piernas, aceptando su cuerpo. Su miembro, golpeando con lentitud su interior.

No lo había visto anoche por culpa del bozal, pero esa sonrisa, la inclinación burlesca mientras tomaba sus piernas para ajustarse mejor, era bastante interesante para sus nervios hambrientos de más. Invitando a su expresión a más que lo arisco. A la lengua cruzando sus labios para humedecer, al sudor cayendo por su perfil. Y su olor, dulce en principio hasta alcanzar la química perfecta para envolverlo con fuerza. Volviéndolo loco por más. Perdió la voz, la oscilación contra sus caderas incipientes se sintió diferente a su vez anterior, se sintió mucho más pasional. Como si todo en su vida estuviera cobrando un sentido exquisito y vehemente, solo por tenerlo a su lado, respirando agotado y agitado, gimiendo y gruñendo cuando cada vez era más fuerte, adivinando como le gustaba porque conocía sus técnicas, como deseaba siempre ir más allá de lo humanamente posible.

Lo conocía tan bien, que se dejó caer contra su pecho, olisqueando con su nariz de alfa las feromonas en su cuello. Lamiendo el almizcle de su piel, susurrando entre dientes su nombre de héroe.

Deku, Deku, Deku, Deku…

Tantas veces antes dicho. Ninguna de ellas podría siquiera alcanzar el poder que ahora su tono lograba al interior de su cuerpo, mente y alma. Ni siquiera el sofocante calor de su contrario podía hacerlo negar lo mucho que estaba disfrutando tenerlo entre sus piernas, moviéndose en contra. Llegando cada vez más adentro, rebotando contra su ingle y testículos sensibles de Omega.

Se aferró a sus brazos, luego se volvió incómodo hacerlo y dejó ir su fuerza en su espalda. Apretando fuertemente, cada vez más presión hasta alcanzar la enajenación de sus adentros, sintiendo algo romperse. No físico, algo que lo estaba atando. Liberando su mente. Pronto, el esfuerzo físico gatilló los sonidos casi mudos llenando la habitación, solo ellos dos los podían oír pero se escuchaban tan íntimos y obscenos que Izuku comenzó a llorar de la excitación y emoción, sus mejillas calientes se humedecieron llegando con pequeñas gotas a sus orejas. Estaba haciendo mucho calor, pero el calor lo estaba consumiendo. Se sentía tan bien que su voz poco a poco comenzó a ser más alta. A salir sin medida de sus labios.

—Baja la voz deku, es demasiado temprano para estar gritando—aunque escuchó su voz desgastada, su boca no estaba haciéndole caso a su mente. Era demasiado el placer, y lo único que podía hacer para aplacar sus gemidos era morder algo…—. Joder, si no puedes controlarlo, muérdeme. Después de todo, me gusta cuando lo haces.

"Me excita lo que haces con tus colmillos, con el veneno quemando el dolor de mi piel."

Con esas palabras, su cuerpo se derritió alrededor del placer. El miembro de Katsuki fue apretado, el cuerpo de Izuku se curvó y alcanzó a morder el hombro derecho del alfa antes de gritar. La palpitación del miembro del alfa en su interior extendió sus manos en su espalda, llorándole, su mente divago entre la consciencia y el cansancio. Tener sexo con el estómago vacío era terrible pero se sentía demasiado bien para siquiera pensar en detenerse, sobretodo porque el aún no cesaba sus movimientos. El interior de sus muslos ardió por las estocadas, cada vez más rápido. Cada vez más pesado e implacable, si fuera capaz de usar la poca fuerza que le quedaba, la ocuparía para tenerlo más cerca, escuchándolo hasta en sus adentros. Con su cabeza batiéndose a la par de las embestidas, el cielo era una mierda comparado con aquella sensación. Resbalando en su estrechez, cada vez más húmedo y su polla flácida sobre su estómago bajo. Volviendo a ganar sangre con cada estocada.

Sus dedos se crisparon y la oleada del segundo orgasmo nubló su vista y mente. Su respiración se cortó, su corazón se detuvo por un instante y el calor en sus interiores se propagó como fuego.

Joder, joder, joder.

Izuku lo escuchó mientras dejaba descansar su cabeza en el hueco de su cuello. El control que había obtenido para no marcarlo ahí mismo era increíble.

Poco a poco las feromonas que alguna vez le provocaron angustia, revolotearon extasiadas alrededor del Omega. Sin embargo, aún podía sentirlo erecto en su interior, Katsuki se alejó después de unos segundos y se retiró. Su polla estaba igual de dura, había confusión en su cabeza, se había venido, no había anudado pero el semen estaba ahí, retenido. Izuku se enderezó, aún temblando por culpa de los dos orgasmos... Cómo no se dió cuenta antes. Algunos alfas poseían dos cargas de semen antes de anudar, solo debían seguir. Se acercó, notando el nerviosismo en los ojos rojos.

—Deku… Es la primera vez que me ocurre—Izuku negó tratando de calmarlo, se acostó y quedó entre sus piernas. Su boca estaba salivando y no quería aceptar que le agradaba mucho la idea de probarlo—. No lo hagas, no me he bañado y está lleno de semen. Es asqueroso.

Aunque lo dijera de esa manera, era bastante obvio que inconscientemente estaba buscando el calor de su boca.

—No te preocupes, Kacchan, en este momento lo que menos siento es asco. Solo quiero probar y devolverte el favor—antes de que Katsuki pudiera refutar, Izuku quitó con cuidado el condón.

Quedando bañada en semen la polla del alfa, acercó su boca y lamió. Vibró en su lengua el sabor, no sabía bien pero tampoco mal. De una extraña forma, tenía hambre de más. Fue prolijo al limpiar el semen restante, Katsuki explotó sus sábanas al mismo tiempo que Izuku besaba la punta. Era claro que la sensibilidad en su miembro era mayor y más porque, los labios de Izuku lo estaban volviendo loco desde que lo besó.

Delgados, rosados y húmedos.

No quería aceptarlo pero soñó toda la noche con él, de tantas formas que nunca creyó ser capaz de verlo así. Su rival, la persona con quién debía competir por ser el mejor y tenerle respeto por su pasado, la persona que se había propuesto cuidar para tratar de enmendar sus errores, las veces que lo ignoró cuando evidentemente necesitaba ayuda. Ahora esa persona, le estaba mamando la polla como si fuera algo agradable. Sus ojos cerrados mientras ahuecaba sus mejillas con lujuria, con sus labios húmedos, sin hacer garganta profunda, solo siendo más que suficiente el interior caliente de su boca. Y dios, su lengua no se detenía por nada del mundo.

Katsuki estaba en el borde, tratando de guardar sus gemidos. Y es que era jodidamente temprano, todos sus compañeros seguramente debían estar a punto de despertar. Y las alarmas de sus celulares deberían hacer eso, no los gemidos de un alfa excitado. Apretó su almohada cuando Izuku tragó hasta el nudo de su polla, no estaba preparado para ello.

Deku, joder creo que voy ah—segunda vez e Izuku comenzó a prestar atención con sus manos al nudo, recién llenándose de sangre. Su mano alrededor, sacudiéndose al mismo ritmo que su cabeza. Katsuki no sabía dónde poner sus manos sin dañar algo de su alrededor, sus explosiones eran más ruidosas que los sonidos de la boca de Izuku y los suyos en conjunto. Sin embargo, era más fácil explicar una activación involuntaria de quirk durante el sueño que esos quejidos que no podían dejarlo tranquilo.

Se ahogó en su gemido, la boca contraria no le dió piedad. Izuku apretó con fuerza su nudo al mismo que succionaba su erección como si estuviera listo para chupar todo. Se corrió en su garganta, tomando con ambas manos su propia cabeza, casi quemando su cabello. Cerró los ojos y dejó fluir sus feromonas, el sonido de los gemidos satisfactorios de Izuku llenaron sus oídos. ¿Se había corrido solo por chuparle la polla? Katsuki no lo entendía, pero quizás era mejor así. Mientras menos entendía, mejor. Porque esa mañana, aquella presencia que los había atormentando la noche anterior y que le había dado tanto miedo, no estuvo presente.

Todo era tan confuso que realmente lo mejor… Era no pensar demasiado.

...

La primera clase se presentó con cierta fricción entre todos. Jirou parecía querer decirle algo importante a Momo, pero mantenía su mirada baja mientras la alfa hablaba con Todoroki sobre unas calificaciones, Iida también hacía acto de presencia pero estaba sumido en un silencio casi sepulcral, analizando a todo el mundo con la mirada. Kirishima ni siquiera se había peinado, solo un moño descuidado en su cabello sedoso y rojo; su rostro estaba ido con enormes ojeras. Mina, que estaba usando doce supresores en su cuerpo, trató de mirarlo a los ojos para saber cómo estaba pero los rubíes solo la miraron por unos instantes antes de caer en el suelo. Katsuki no hizo mayor escándalo, como todos los días se sentó en su puesto listo para estudiar.

El aroma que desprendía era un poco delator para la persona que fuera demasiado entrometida. Y esa persona fue Sero, que lo observó anonadado más no hizo ninguna pregunta. Izuku entró al salón con Ochako al mismo tiempo, se habían encontrado en el pasillo y ella estaba demasiado entusiasmada con un nuevo estilo de pelea que había descubierto la noche anterior. Kaminari tenía ojeras en sus ojos, lucía cansado y adolorido. Shinso estaba detrás suyo, como una sombra. Aizawa, por parte, muy cansado cerró la puerta detrás de sí después del sonido del timbre, las clases comenzaron y con ellas, la concentración casi vacía de los alumnos.

Al primer receso, Katsuki quería caminar unos momentos solo. Después de la mañana, Izuku le pidió que no fuera demasiado evidente ante los demás. No le molestaba en lo absoluto, mientras su tiempo de entrenamiento y a solas estuviera intacto, poco y nada le importaba lo que Izuku hiciera con sus amigos. Entró al lavado de los alfas y al salir ahí estaba Allmight con su típica ropa demasiado grande para su cuerpo desnutrido.

—Joven Bakugō, ¿podemos hablar unos momentos a solas?—Katsuki asintió y siguió al docente por los pasillos de la UA, anticipando el sermón por su parte. Después de unas vueltas llegaron a la azotea del edificio. El viento del invierno era frío y lo nublado de los cielos dejaba en evidencia que nevaría en la noche—. Supongo que ahora las cosas están mejor entre ustedes dos, ¿no es así?

—Allmight, no es como lo piensas, nosotros no estamos saliendo o algo así, solo lo estoy ayudando.

El ex símbolo de la paz lo observó directamente.

—Lo sé—las palabras sorprendieron a Katsuki, los ojos azules del hombre vieron directamente a los rojos. Parte de ellos estaban preocupados pero otra parte muy importante, de cierta manera, se sentían liberados por una gran carga—. Sé que cuidarás del joven Midoriya cuando yo no esté aquí, pero el mundo de allá afuera es un lugar horrible para un Omega fuerte. Las personas buscarán hacerle daño porque se sentirán amenazadas. Temerán por su pequeña zona de confort… Morirá si no puede contra él.

Enfatizó "él".

—¿De qué mierda hablas?—Katsuki pudo sentir el escalofrío subir por su espalda, llegando hasta las dos mordidas.

—El joven Midoriya es el noveno sucesor, después de él no habrán más sucesores. El Ofa debe morir con él… Y eso es casi imposible si uno de los dos se mantiene con vida—Katsuki estaba a segundo de preguntar cuando Allmight se respondió a sí mismo—. Afo y Ofa son parte de una misma línea de sangre, de una estirpe sangrienta que dió nacimiento al mayor conflicto visto en estos últimos años. Ambos están unidos por un hilo invisible llamado destino, el joven Midoriya estaba destinado a ser parte del Ofa, así mismo Tomura a ser el sucesor de Afo. Ser parte de ese enorme deseo de Afo de someter a su hermano pequeño, al que nunca ha podido dominar por muy poderoso que sea, es una carga inmensa. Ambos deben morir para que la masacre sea completamente extinta.

Katsuki enfureció con cada palabra que dijo.

—¡Debes estar loco si crees que dejaré que Deku muera por ese hijo de puta!—Allmight volvió a sonreír, el viento corrió cada uno de sus cabellos color oro. Demostrando la vulnerabilidad de su corazón en su expresión flexible y dolorida.

—Por eso tengo mucha fe en tí, joven Bakugō. Deseo con todo mi corazón que algún día puedas hallar la forma de salvarlo de este ciclo sin fin. Porque por sí mismo no lo hará, se arrojará al peligro sin pensarlo dos veces y ya sabemos que la última vez casi no lo logra.

—Si le dices que no lo haga, tal vez no lo hará. Eres su ídolo después de todo, te respeta—Katsuki se apoyó en contra de una de las barandillas, era casi paradójico pensar que en algún momento de su vida incitó a Izuku a saltar de un lugar así. Su corazón dolía de imaginar la profunda rabia que sintió al verlo decir esas palabras. Y ahora estaban en un plano tan diferente, deseando salvarlo de las caprichosas garras de la muerte. Allmight notó las trabas en su mente, enredándose alrededor de su pecho hasta provocar ese aroma tan nostálgico que la brisa fría de invierno congelaba en viaje a aquellos lugares que no podían visitar tan a menudo como antes.

—No joven Bakugō, tal vez yo sea su ídolo pero… Yo no soy su imagen de victoria—Katsuki perdió el aliento. Allmight se acercó, tocando con sutileza el hombro de Katsuki, se sentía tan nostálgico verlo a su altura, siendo todo un adulto. Listo para entrar en las grandes ligas y proteger aquello—. Tu eres su imagen de victoria, joven Bakugō. Yo lo he visto en sus ojos, como te ve cuando entrenas a su lado. Y sé que te escucha, la única persona que puede detener al joven Midoriya de acercarse peligrosamente a la muerte eres tú. Protegerlo de Tomura no será fácil, pero tengo fe. Mucha fe.

Y Katsuki tenía miedo de esa fe, de defraudar la confianza que le había dado. Porque por mucho que allmight quisiera ocultarlo, no veía en Izuku un sucesor; él veía a su hijo.

...

Izuku pudo concentrarse en clases pero apenas salía del salón, todos los recuerdos de la noche anterior lo azotaron con furia. Tenía exactamente diez supresores bajo su ropa, algunos de ellos estaban tan pegados a su cuerpo que se sentían demasiado tirantes. Bañarse en la mañana fue toda una aventura.

Después de terminar. Katsuki e Izuku fueron a los baños, se tallaron las espalda mutuamente pero el silencio era casi sepulcral. Izuku mientras ajustaba sus parches supresores en las zonas problemáticas le dijo a Katsuki que tomaran cierta distancia en el día a día, no solo porque era demasiado evidente que olía a él, sino también porque sabía que Ochako lo analizaría bien temprano en la mañana. No quería miradas extrañas así que después de bañarse y limpiarse cada centímetro íntimo, tomó un desayuno ligero en la sala común. No volvió a ver a Katsuki hasta las clases, donde apenas cruzaron miradas. Se sentía surrealista pero era lo mejor.

A la hora de almuerzo, el alfa estaba distraído en sus cosas. Izuku sabía que estaba preocupado por la forma que comía su curry, Mina le estaba hablando pero apenas aportaba algo a la conversación. No iban a reunirse hasta el fin de semana, pero estaba preocupado. Y más porque cuando levantó la vista para verlo, él desvió su mirada.

Al finalizar las clases, se fue a la biblioteca. Los exámenes de la licencia permanente estaban muy cerca y el teórico sería en apenas una semana. Tenía que estar enfocado en sus cosas, no podía seguir perdiendo el tiempo ahora que estaba mucho mejor.

Mientras se internaba en sus cuadernos y libros, sintió el desagradable aroma de un alfa enojado. Levantó la vista pero no había nadie en la biblioteca. Pensó que eran imaginaciones suyas hasta que el sonido de algo rompiéndose lo alertó, el Ofa brillo en su piel listo para atacar cuando los ojos rojos lo miraron directamente. Kirishima estaba ahí, su mirada repleta de ira no podía con la furia inaudita de su expresión.

Izuku se calmó, nunca imaginó que él lo estaría mirando de esa manera. Un alfa tan alegre y ejemplar usando sus colmillos fuera de la habitación y con un "beta" que no podía sentir sus feromonas. Si no fuera por los supresores y la fuerza de voluntad, Izuku estaría temblando en el suelo.

—¿Ocurre algo, Kirishima?—el alfa se acercó hasta su escritorio, Izuku tragó duro. Sus rodillas no estaban temblando debajo de la mesa pero querían hacerlo, así mismo sus nudillos deseaban acabar con la amenaza en los ojos contrarios.

—Sí… ¿Hasta cuándo piensas mancillar el honor de Bakugō?—Izuku quedó perplejo, su corazón se detuvo un momento—. Follando en su habitación, fingiendo que es normal hacerlo cuando eres un beta. Ni siquiera deberías estar en la UA, los betas antes ni siquiera podían ser héroes. Si no hubieras entrado aquí, todo sería tan perfecto. Sin defectos, sin errores, sin manchas.

—¿De qué estás hablando, Kirishima? No entiendo nada—Kirishima no sonrió, pero su boca evocó una curva muy similar a la misma. Izuku no pudo moverse ni un centímetro de su asiento.

—¿Qué harás si un día Bakugō encuentra a su destinada? ¿Seguirás manteniendo relaciones a escondidas con él aún sabiendo que podrías arruinarlo…?—golpeó la mesa casi rompiéndola con su particularidad—. ¡LOS OÍ ANOCHE Y ESTA MAÑANA TAMBIÉN! ¡FINGIENDO SER NORMAL CUANDO NO LO ERES MIDORIYA! ¡NO ESTÁ BIEN, ÉL ES UN ALFA Y TU SOLO UN MISERABLE BETA!

Era obvio, los había escuchado, habían sido escandalosos. Pero lejos de sorprenderse por ello, más le sorprendía su reacción. De cierta manera estaba aliviado, seguía pensando que era un beta. Pero por otra parte, su Omega interno estaba ansioso. Tanto que no sabía qué pensar acerca de la enorme necesidad que sentía de silenciar a Kirishima, de golpear su cara hasta hacer ceder su quirk. Tenía miedo porque no entendió como lo hizo, pero se levantó rápidamente y se acercó hasta Kirishima, sonriendo con una gentileza fría.

—¿Qué te importa? Ahora mismo tu problema no es lo que yo haga con Katsuki en la habitación, SU HABITACIÓN, lo único que debería importarte en este momento es destacar como héroe porque eres un alfa miserable que está más interesado en su amigo que en sí mismo—los ojos de Kirishima se abrieron con sorpresa, incluso Izuku estaba sorprendido de sí mismo. No podía controlar su boca o cuerpo, al contrario su cuerpo se sentía pesado.

En paralelo, con la diferencia de altura mancillando su orgullo.

¿¡Quién te crees que eres miserable mierda!?—Kirishima sintió su sangre hervir, usar la voz en un beta era casi inútil, pero Izuku levantó su puño derecho y lo estampó en contra de su mejilla izquierda. El alfa alcanzó a endurecer su piel pero igualmente salió eyectado fuera de la biblioteca rompiendo con su cuerpo la pared de concreto, montones de hojas y libros de juntaron con los restos de concreto. Izuku tomó sus cosas de la mesa y se acercó hasta él, su pulso golpeaba sus sienes. No se sentía bien pero al mismo tiempo su cuerpo estaba repleto de adrenalina. Algunos estudiantes se acercaron hasta Eijirou. Preocupados por el desastre.

Izuku lo observó desde sus pies, Kirishima estaba asustado, temblando por su vida.

—Déjanos en paz, Kirishima. La próxima no será con cariño, la próxima vez lo haré con fuerza—sonrió y se fue.

Izuku tembló al llegar hasta su habitación, no entendía nada pero su mente y cuerpo estaban repletos de adrenalina. Entendía que podría tener problemas por lo que había hecho pero no pudo controlarse.

Se sintió muy bien silenciarlo, se sintió increíble hacerle daño.

...

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