Capítulo IX: Where's My Love
•|Capítulo IX: Where's My Love|•
"Es una adicción, parte de la enfermedad es ser adicto a ella. Desear sanar, vivir por ella y morir algún día por esa misma razón. Con la esperanza marcando cada día, hasta ese día en cuando la enfermedad finalmente acabe con todo a su alrededor. Quizás el amor es eso… Una miserable enfermedad de la cual no se puede escapar porque vive como un parásito dentro de tu cuerpo."
...
Kyōka no lo pudo superar. Katsuki estuvo en silencio una semana y a Momo, no le ocurrió nada en lo absoluto.
Izuku no lo podía tolerar, desde la mañana en que confirmaron que Kyōka había fallecido, Katsuki no parecía siquiera desear comer. Entrenaba, estudiaba en clases y todo lo normal pero nada más, las tardes de ellos juntos se habían esfumaron y con ellas… Las pesadillas cada vez se volvieron más vividas. Las primeras veces eran solo besos, manos efímeras en el cuerpo y sonrisas torcidas del psicópata de Tomura. Con los días los besos fueron a otras partes de su cuerpo, hasta alcanzar su intimidad, las manos penetraron lugares que nunca pensó en dar a conocer a otra persona que no fuera Katsuki y poco a poco llegaron hasta el sexo. El problema no era excitarse por esos sueños, sino porque muy en el fondo de su corazón, su Omega interno lo deseaba. Sin los tactos de Katsuki, su cuerpo iba en picada hasta el más puro instinto de su Omega interno. Presentarse a su alfa destinado era todo lo que deseaba hacer. Antes, cada día luchaba para que no doliera su cuerpo por resistirse al castigo de la naturaleza, pero ahora luchaba todas las mañanas en su ducha personal para no presentarse a clase con una pre rutina por culpa de un sueño húmedo con su enemigo. Sus dedos no eran suficientes así que poco a poco los juguetes se volvieron su mejor herramienta para soportar las ansias. Pero lo que más llamaba su atención era…
¿Por qué él? ¿Por qué se sentía así si con Kyōka nunca tuvieron una relación más allá del compañerismo? ¿Katsuki le había ocultado algo?
Buscó información hasta que halló la remota posibilidad que una Omega femenina pudiera tener hasta tres destinados. Si Katsuki era uno de los destinados de Kyōka, tendría sentido su mirada perdida y la falta de apetito. Sin embargo, Izuku tenía miedo, un alfa podía fallecer por ello. Por pena al perder su destinada. Y después que viajaron hasta el centro de Tokio para rendir los exámenes escritos finales, trató de hablar con él pero Mina, Sero, Kaminari y Kirishima se le adelantaron. Trataron de hablar antes y él solo les respondió mostrando sus colmillos y usando la voz para que lo dejaran en paz. Él nunca en sus cinco sentidos habría usado la voz en contra de sus amigos. Realmente estaba mal. Así que Izuku se sentó al lado de Aoyama de vuelta a la UA en el autobús y pensó, ¿cómo hacer sentir mejor a Katsuki? ¿Cómo hacerlo evitar la pena? Su mente pensó inmediatamente en el sexo pero sabía que eso no sería suficiente para Katsuki, tenía que hacer algo realmente significativo. Dónde pudieran hablar con honestidad de sus sentimientos, y ahí su mente solo pudo evocar el ground beta. Dónde ambos mostraron sus sentimientos a través de los puños porque no sabían cómo interpretarlos a través de las palabras. Cuando llegaron, Izuku lo primero que hizo fue ir a solicitar el permiso para que fuera lo antes posible. Al llegar, Todoroki estaba saliendo de la enfermería con una caja. Probablemente la que debía tener condones y otros implementos.
—Oh, Midoriya. ¿Qué estás haciendo aquí?—Izuku no le había dicho a ninguno de sus amigos sobre su estancia extracurricular con Katsuki. No creía que fuera necesario hasta que el alfa comenzó a comportarse de esa manera, dejándolo solo. Pero hacerlo también sería confesar su secreto a otra persona y no sabía si Katsuki estaría de acuerdo en confiar su estado sexual con Shoto. Aunque el alfa, honestamente, era una persona bastante confiable. Solo sus ojos habían visto lo peor y aún así podía seguir sonriendo a los niños que salvaba.
—Estaba pidiéndole permiso a la encargada de los gimnasios. Quiero entrenar con Kacchan en el ground beta… Y me gustaría también que pudiéramos hablar como amigos sobre algo muy importante. ¿Puedes?—Todoroki asintió apenas escuchó la pregunta. Lo espero afuera de la oficina de administración con su caja de la enfermería, algunas Omega lo quedaron mirando atónitas. Shoto no tenía complejos sobre su vida sexual, como era alfa poseía una especie de ventaja. Si hubiera sido Omega, sería insultado por tomar libertades mientras que si fuera beta, realmente no importaría. A pocas personas realmente le importaba lo que hacía un beta con su vida.
Cuando salió Izuku, Shoto dijo que lo mejor era que hablaran en su habitación ya que estar con la caja era un poco molesto. Al llegar, Momo estaba fuera de su habitación, abriendo la puerta con una caja de cigarrillos en las manos. Todos estaban impresionados por su pérdida pero aún más por su nula expresión ante ello. Izuku lo sabía, la destinación de las omegas femeninas que tenían más de un destinado era similar a una manada. El alfa superior de la manada se estaba llevando todo el dolor por los demás, por eso parecía dopada en un sentido insensible. Caminaron hasta que llegaron a la habitación de Shoto, Sero estaba despidiendo a Mei pero no parecían estar bien. Izuku lo ignoró y se adentro al lugar, el estilo japonés era un poco abrumador pero lucía bastante cómodo. Se quitaron los zapatos y fueron hasta el kotatsu. Ya había té verde y un poco de polvo blanco en la mesa. Metanfetaminas.
—¿Estás sobrio, limpio o cómo se dice?—Shoto asintió escondiendo la caja en uno de los armarios.
—Limpio, y sí. Eso es de anoche. Mi sistema se limpia cada seis horas, el súper metabolismo de los alfas es un poco aguafiestas en ese sentido. Mina quería algo interesante antes de rendir el examen, está preocupada. Su madre no ha parado de llamarla y pedirle que no tome ofertas.
—¿Ya ha recibido ofertas?—Izuku lo sabía, Mina había estado más nerviosa de lo común últimamente, aunque eso no había influido demasiado en su rendimiento.
—Muchas, su peso en diamantes en bruto. Es un poco complicado la verdad, pero le pedí a mi viejo que usara sus influencias para ayudarla y alejarla de los más obsesivos. Ella no lo sabe pero quiero ayudarla de una forma u otra—Shoto comenzó a preparar más té, Izuku se sentó en paralelo a él en el kotatsu. La ventana recién abierta dejaba entrar una brisa fría.
—¿Cómo está él? Después de todo lo que ha pasado con Dabi y eso de tu madre.
—Bueno, la verdad mi mamá está bien. Sigue con su vida aunque debe tomar pastillas para el estrés, Dabi… Bueno, hace lo que siempre ha estado haciendo, esconderse y huir. Pero ya como familia y hermano lo tengo asumido. Y en cuanto a mi viejo, sigue yendo a firmar diariamente a la cárcel. Le quedan unos cuantos meses de servicio comunitario pero la gente ya realmente no lo ve como antes. En realidad, a ninguno de nosotros. No nos quieren en las calles—era verdad, los estándares de los héroes seguían subiendo como espuma. Ganaban buen dinero y las encuestas de popularidad seguían siendo importantes pero las personas ya no le decían a sus hijos que los héroes los salvarían. Todo lo contrario, decían que lo mejor era hacerlo ellos mismos. Y era peor cada día, la tasa de criminalidad subía y nadie quería culpar a nadie. Todo era un tema muy delicado por no decir que a punto de ser peor para los héroes—. Pero bueno, mi familia siempre ha sido extraña y problemática, nada nuevo. Así que, ¿de qué querías hablar Midoriya?
Izuku recibió una taza de té verde en sus manos. La delicada porcelana aún no estaba cálida por el líquido pero era agradable al tacto, vio su reflejo en el líquido amarillento y suspiró. Realmente no sabía por dónde empezar mas viendo sus ojos y la forma en que buscaba su confianza… No podía evitar preguntar.
—¿Puedo confiar en ti? Lo que voy a decirte es muy delicado, no solo para mí sino también para la otra persona—Shoto se acercó, siempre había poseído el sentimiento de desear cuidar a Izuku aunque los poderes entre ambos fueran abismalmente diferentes, y el fuera el más poderoso de ambos. Podía estar seguro que Katsuki se sentía de la misma manera, el Omega hacía sentir así a los alfas de su alrededor, sobretodo a aquellos que le tenían cierto cariño.
—Puedes hacerlo, prometo ser la persona más discreta que hayas conocido.
Izuku comenzó con su estado, como era Omega y se escondía detrás del manto de un beta para estar más seguro frente a la sociedad. Con cada palabra pensó por un momento que se estaba ahogando hasta que Shoto tocaba su mano con cariño, dejando ir esas feromonas que no le podían provocar nada pero que estando la intención ahí, se sentía más tranquilo. Llegó hasta donde Katsuki le había ofrecido ayuda a las afueras de la UA y por unos instantes dudó en decirle pero ya era demasiado tarde, le confesó todo. Hasta esos sueños que ya no le dejaban ser normal, aunque no específico que fuera Shigaraki el protagonista. Le habló hasta de su visita al doctor que le confirmó que estaba mejor. Que siguiera así, pero sin Katsuki ahí… Realmente no había otro alfa sobre la tierra que le diera ese tipo de confianza física. Cuando terminó, la noche ya estaba sobre la UA y todos estaban preparándose para ir a dormir, mientras que ellos seguían hablando.
—Debes hablar con él, no sabrás que está ocurriendo realmente si no te comunicas con él. Sí ya sus amigos no surtieron efecto, hazlo tú. Si no puedes solo, me llamas y lo congelamos hasta que hable—Izuku trató de reír pero no pudo, ante ello Todoroki se acercó y lo abrazó. Fue tan agradable que Izuku se estrechó con fuerza contra él—. Bakugō te escucha, él aunque no lo demuestre lo hace. Si Kyōka era su destinada y él no lo sabía, necesita apoyo. Cualquier cosa, sabes que siempre estaré aquí. Para ambos.
—Muchas gracias por escucharme—se alejaron, ya era demasiado tarde y el cansancio estaba mermando en ambos.
—Y no te preocupes, tus secretos son solo míos y tal vez de las cosas que hay aquí—Izuku sonrió, se puso de pie y suspiró con alivio.
—Debo irme, mañana será un día agitado y debo descansar. Nos vemos mañana, Todoroki—el alfa despidió a Izuku en la puerta, una vez que la cerró solo faltaron unos minutos para que tres golpes característicos hicieran eco en su cabeza. Eran casi las doce de la noche, sin duda era Mina.
Visitarlo en las noches se había vuelto una rutina con el pasar de las semanas, algo reconfortante sobretodo ahora que Momo parecía ignorar a todo el mundo. Con un suspiro en los labios, ella le dijo todo lo que debía saber. No iban a tener sexo y Todoroki estaba de acuerdo, su cansancio ya era demasiado.
Ambos se acostaron en el futón. Apenas tocando sus dedos de los pies, mirándose a los ojos de vez en cuando para ver quién se dormía primero. Faltaron unos cuantos movimientos para que sus bocas se hicieran una. Y así se quedaron, tan cerca del otro que la respiración se sentía cálida contra el frío a flor de piel. Como un beso pequeño con cada exhalación. Uno suave y terso que contrarrestaba todas las preocupaciones que los próximos exámenes podían provocar, y aquellas preocupaciones que no se podían expresar con claridad pero hacían ruido en sus cabezas. Media hora después y Mina estaba durmiendo sobre el pecho de Todoroki, por el lado izquierdo para calentar sus manos del frío de diciembre.
…
"Las manos se apoderaron de sus caderas, el ritmo era exhaustivo. Su corazón golpeaba con fuerza en su cabeza, y sus propios labios no podían con la sensación espumante subiendo por sus piernas hasta alcanzar su centro. Los gemidos poco a poco comenzaron a llenar la habitación oscura, que poseía muebles viejos y una cañería que tenía una gotera que llegaba hasta un piso lleno de moho. No había amor, solo sensaciones nacidas del instinto de su Omega interno. Las gotas de sudor viajaban por su cuerpo, demostrando todas sus calores; él parecía disfrutar de la debilidad de su cuerpo aún más que la sensación de su polla llegando hasta el fondo, Izuku no sabía que hacer más que esperar a que terminara pronto. Su cuerpo lo deseaba con tantas fuerzas pero su cabeza no podía con ello, así que al momento que Tomura anudó en su interior, vómito la cama vieja, ahogándose un poco en la bilis restante en su boca.
—Puedes seguir convenciendo a tu cabeza que no quieres estar así conmigo, pero mientras más estés en negación, tu culo me absorbe con más fuerza. Esto es obviamente un sueño, pero visitame en la vida real y te daré todo aquello que él no puede. Después de todo, tu alfa destinado aquí soy yo—él se acercó por detrás y mordió cerca de su glándula como advertencia, el terror de esa acción hizo a Izuku casi desear morir ahí mismo."
Izuku se ahogó en su propia saliva, comenzó a toser hasta que su pecho se quemó por la falta de aire. Cada vez eran más fuertes los sueños, cada vez eran más desesperantes. Su cama nuevamente estaba húmeda en su mancha y verlo era tan desconcertante que poco a poco sus lágrimas comenzaron a llenar sus mejillas. Estaba cansado, necesitaba estar con Katsuki. Lo necesitaba más que nada. Si seguía así, estaba seguro que podría volverse loco.
…
Katsuki lo sintió incluso antes que ellos se lo dijeran.
Fue como si una parte de su cuerpo hubiera sido arrebatada. Quemó hasta que no pudo ahogarse en su propia saliva porque era un alivio y sentirse así se percibía tan egoísta en su pecho que no sabía cómo realmente expresarlo. Izuku lo buscó durante días con la mirada, preocupado y tratando de ayudarlo pero no pudo hacerlo. No podía escucharlo, simplemente no se sentía bien. Ni siquiera sus palabras salían sin que su boca se secara. Sus colmillos inevitablemente se llenaban de veneno para impregnar en la carne. Su cuerpo estaba tan a la defensiva, que un solo empujón de un chico de primero en los pasillos lo hizo casi ahorcarlo hasta la muerte de no ser por la voz de Aizawa tratando de hacerlo entrar en razón. No pudo pero fue suficiente para calmarlo por el momento. Fue a su habitación y trató de buscar las respuestas y no podía creer que lo que encontró fue más desconcertante que sus sentimientos. Era uno de los destinados de Kyōka y se estaba llevando la peor parte por ser el más fuerte de la supuesta manada a la que pertenecía. Cada mañana que despertaba era una lucha, el cansancio en sus músculos, el frío en sus huesos y la pesadez de sus labios lo hacían tan difícil que apenas se miraba al espejo y las náuseas subían por su garganta.
Así que quitó el espejo de su habitación.
Izuku siempre estaba en la vuelta de los pasillos buscándolo para que pudieran hablar pero era mejor evitarlo, no creía que ser capaz de mirarlo a los ojos y decirle que odiaba cada parte de sí mismo por una chica que encontraba amigable sin siquiera conocerla bien. Una chica que lo miró a los ojos en sus últimos momentos y le dijo que no se arrepentía de nada, que prefería morir antes de ser madre de una criatura que podía odiar si seguía creciendo en su estómago. Era tan injusto, Kyōka hubiera sobrevivido con un buen plan médico, con el dinero de los Yaoyorozu hubiera sido más que fácil para ella tener un aborto seguro. Todas las noches veía sus manos llenas de sangre y ella ahí, acompañándolo con una sonrisa amable. Cantándole y pidiéndole perdón por no haberle dicho que sentía algo "especial" por él.
"Lo siento, la vez que tocaste la batería lo supe. Por eso te rogué que lo hicieras, nuestro lazo era a través de la música. Fluía entre nosotros pero siempre estabas mirando a Izuku que nunca lo notaste. No te culpo, lo nuestro nunca hubiera funcionado realmente. Es solo, que realmente se sentía como si fueras mi guardian. Cómo si fueras el ideal para cuidarme. Nunca lo dije y no me arrepiento de ello porque sabía que de alguna forma te hubieras entregado por completo a ese concepto."
Katsuki no sabía si era su mente pasándole una mala pasada, o si era realmente ella. Pero cada vez que despertaba sus lágrimas estaban regadas por la almohada, y no eran lágrimas normales. Eran de sangre. No sabía qué hacer, intentó hablar con Momo sobre ello pero no podía evitar querer sacarle la cabeza por haber descuidado a Kyōka de esa manera.
Aún así, ella era el otro extremo del dolor, no estaba sintiendo nada. Mientras que Katsuki era un remolino intenso de dolor, Momo apenas podía sentir sus labios secos en la mañana. De cierta manera ignoraba los problemas de su familia, la presión de ser perfecta, y las preguntas que todos le hacían acerca de Kyōka, porque si pensaba por un momento en ello toda su mente daba vueltas alrededor de los ojos de su Omega. Cómo estaba decepcionada de sí misma.
Pensar en ello era desesperante y no estaba lista para afrontar los problemas.
Cuando Katsuki se retiraba de ver la penumbra mental de Momo, seguía su vida como apenas podía. Todos los días iba a clase y se esforzaba por dar lo mejor de sí mismo, mentía delante de todos por un poco de espacio. Buscó todo tipo de información para saber cómo detener el dolor y poco antes de los exámenes finales escritos, halló la respuesta. Para detener el vínculo que lo unía hasta la muerte a Kyōka, debía enlazarse a otra persona. Iniciar una nueva vida y marcar a un Omega para dejar de sentir el dolor de su pecho, para dejar de soñar con ella cantándole mientras trataba de limpiarse las manos con sangre infinita en un baño oscuro, para dejar de sentir las náuseas mañaneras cada vez que veía su rostro lleno de lágrimas de sangre. Repleto de vida mientras que Kyōka estaba en una urna en un altar en el hogar de sus padres. Siempre amada pero sin vida.
Dolía, ardía y quemaba por dentro pero… ¿Marcar a otra persona para salirse de su penumbra mental por culpa de un lazo que no sabía que existía? No era tan egoísta. Y luego estaba él… Izuku le sonreía para tener un poco de charla pero lo evitaba, mirando más allá de él, pasando a su lado sin decirle nada. Ignorando sus palabras. Llegaron a un punto dónde ninguno de los dos sabía cómo continuar sin pensar que se estaban equivocando.
Los exámenes escritos llegaron y mientras iban de camino al autobús para volver a la UA, Kirishima, Sero, Mina y Denki lo presionaron para hablar pero no controló sus instintos depredadores y mostró sus colmillos con veneno usando la voz para alejarlos. No lo creía posible, apenas se podía controlar, así que cuando volvieron a la UA, se encerró en su habitación. No sabía en lo que se estaba convirtiendo, pero era muy similar a su antiguo yo. Con las inseguridades mermando su comportamiento, e Izuku se merecía alguien mejor que un alfa gruñón que apenas podía controlar sus propias emociones por el fantasma de una amiga. Así que durmió, esperando por un momento que ella dejara de cantar esas agonías que solo ambos podían sufrir.
...
"Hacía frío, sus manos temblaron por el fresco hielo formándose en ellas. Estaba sobre el suelo, húmedo y desnudo con las cicatrices de su cuerpo brillando alrededor de la oscuridad, se atrevió a ponerse de pie porque ella ya no estaba ahí. Seguía sangrando por los ojos pero el dolor de su pecho estaba poco a poco cesando. Los ruidos de dos cuerpos encontrándose y el llanto lastimero de un Omega lo alertaron inmediatamente pudo escuchar. Comenzó a correr por el espacio, una capa de nieve se acumuló en cada paso que dió por su cuenta. Cada vez más cerca del sonido podía reconocer el sonido del llanto, alguien llamando su nombre mientras pedía auxilio. Era Izuku, y cada vez que creía encontrar algo en medio de la nada, parecía retroceder. Su pecho quemó de tanto correr, sus manos sangraron cuando cayó de rodillas en la nieve y golpeó el suelo por la frustración comiéndose su corazón. Sus huellas eran tan rojas como la piel viva de sus pies pero lo más que dolía en su cuerpo era el sonido de Izuku llamándolo, pidiéndole ayuda y a su agresor que se detuviera. Que dolía, que se sentía como si estuviera muriendo.
—Están conectados—escucho la voz de Kyōka, su cuerpo estaba junto al suyo, en la nieve desnuda mientras le extendía una mano para ayudarlo a ponerse de pie—. El dolor que estás sintiendo es el mismo que él siente en los sueños.
—¿De qué estás hablando?—Kyoka lo ayudó a ponerse de pie y tomó con cuidado su cabeza, tratando de hacerlo ver algo en la inmensa nada.
—No quieres verlo, pero tienes que hacerlo—Katsuki no entendió hasta que poco a poco su cuerpo fue vistiéndose con su ropa de héroe, sus pies ya no sangraban por las quemaduras del frío, y la desolación del clima a su alrededor se convirtió en el calor de una batalla. Estaba con Izuku en medio de una ciudad, destruída con sus compañeros inconscientes regados a su alrededor. Apenas estaba asimilando la escena cuando Shigaraki comenzó a bajar de un montón de escombros—. Ten cuidado, este sitio no parece ser parte de tu conciencia, es un sueño pero alguien te lo está haciendo y puede provocarte daños reales si te descuidas. Haré un esfuerzo por ambos porque el lazo se está debilitando, pero cuídalo, él te necesita más que yo.
Después de eso, Kyōka se marchó. Los sentimientos biólogos del lazo entre ambos se borraron de la misma forma que llegaron, la única respuesta a ello es que alguno de la manada debió apagar su humanidad* o marcó a otro omega. Katsuki lo ignoró porque sus oídos ardían pero podía ver cómo Izuku se acercaba a Shigaraki sin intenciones de atacar, al contrario, su cuerpo se arrodilló ante él. Cuando el alfa llegó a su lado, acarició su cabeza con cuidado, el propio Izuku se entregó a esas caricias. Soltando feromonas de placer al sentir el calor de su alfa.
—No es increíble lo fácil que es con solo un tacto, aunque supongo que sabes lo que significa, después de todo también lo usaste—Shigaraki golpeó a Izuku, Katsuki intentó moverse para ayudarlo porque el Omega no parecía estar en sus sentidos. Al momento de recibir el golpe, en vez de quejarse y atacar, gimió y su traje de héroe se humedeció justamente dónde estaba su trasero. Demostrando que en vez de molestarse por su golpe, al contrario, se estaba excitando. Shigaraki comenzó a reírse con más euforia, casi llorando al dar cada golpe en el cuerpo de Izuku. Katsuki intentó por todos sus medios moverse para proteger a Izuku pero lo único que obtuvo fue caer al suelo, justamente a su lado, viendo los labios que alguna vez besó llenos de sangre y con las mejillas rosadas y las feromonas excitadas saliendo de su cuello.
—¡Detente pedazo de mierda!—alcanzó a escupir entre dientes, Shigaraki se acercó a su lado, jalando de su cabello para que pudiera ver cómo Izuku se desvestía y se presentaba ante Shigaraki, separando sus nalgas y mostrando su entrada rosada y húmeda. Katsuki no pudo ver. No podía verlo así.
—Vamos alfa, lléname con tus cachorros—la voz de Izuku, esa voz llena de deseo y placer, la podía reconocer tan bien que su pecho dolía con la idea de no poder despertar, porque era un sueño, ¿verdad?
—Presta atención, héroe. Voy a llenarlo como lo solías hacer tú pero no te preocupes. No seré gentil para que no pueda olvidarte—Shigaraki soltó a Katsuki para bajarse los pantalones, con una mano masturbó su polla. Quejándose en extremo y llamando a Izuku Omega sucio. Cada vez que lo denigraba, él parecía excitarse más. Cerró los ojos y pegó su frente al suelo sucio, odiando los sonidos que ambos cuerpos encontrándose provocaban. Las súplicas exactas de Izuku y los quejidos que Tomura hacía cada vez que se encontraban. No podía hacerlo, no podía. Tenía que despertar, debía hacerlo…"
Finalmente despertó en la mañana, con dolor de cabeza y mareos repentinos. Se había dormido con la ventana abierta y afuera ya se estaba asentando el frío. Su frente se encontraba caliente y sudando, tenía fiebre pero sus cojines afortunadamente no estaban manchados con sangre. De alguna forma el dolor que el fantasma de Kyōka le había estado provocando por semanas se fue como había llegado, en un parpadeo. Sin embargo, estaba la nueva situación, no sabía si su "sueño" era premonitorio o alguna bajeza de alguien más pero tenía que alejar a Shigaraki de Izuku sin importar la forma. Shigaraki debía estar cinco metros bajo tierra. Personas como él, con deseos tan oscuros y terribles, no podían vivir. No dudaba que Izuku pudiera con él, pero si su sueño tenía cierta influencia en la realidad, quizá no era del todo buena idea que ellos dos estuvieran solos en mitad de una batalla. Si tan solo fuera más fuerte… Podría matar a Shigaraki fácilmente.
Su mente hizo un click, nunca antes en su vida había deseado tanto matar a alguien. Era nuevo sentir ese deseo, la sed de sangre palpitando con fuerza en sus venas. No sabía si era bueno o malo pero…
Realmente no le importaba, era mejor que sentir dolor.
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Apagar humanidad: Cuando alfa/Omega para renunciar al dolor de una pérdida, se rinden ante lo instintos de su alfa/Omega interno. Pueden volverse en extremo violentos y su comportamiento puede variar dependiendo del dolor, nunca recuperan su consciencia. Y usualmente son llevados a clínicas psiquiátricas para tratar su locura emergente.
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