Capítulo IV: Hate to See Your Heart Break
•|Capítulo IV: Hate to See Your Heart Break|•
"Hazlo… ¿Por qué no hacerlo? ¿Por qué no controlar a alguien más cuando tienes el increíble poder de hacerlo? Tienes el regalo de la naturaleza en tus venas, deberías agradecerle a ella siguiendo el comportamiento que esperan de ti."
…
El alfa sucio que consiguió ser parte de la realeza. El alfa que nunca debió tener el poder en sus manos, un esclavo nacido para ser príncipe. Un alfa que aunque nunca estuvo en sus genes serlo, se convirtió en algo más grande que sus compañeros de casta.
Sus padres cuando lo tuvieron en sus brazos por primera vez, se sorprendieron por lo grande que era, pero más allá de eso… Fueron los exámenes que le hicieron para identificar su género secundario lo que realmente los sorprendió. Todos esperaban a un beta, mas en la hoja al lado de su nombre estaba clara la α de alfa y junto a ella, un prime perfecto. ¿Cómo un bebé nacido de dos betas podía ser un alfa prime si solo los progenitores de puros nacían así? Nadie lo sabía pero lo mejor era mirar de cerca la anomalía porque los alfas prime eran una parte muy reducida de la población pero con su enorme destreza y fuerza destacaban aún más que los de su casta. Masaru y Mitsuki temían que el pequeño Katsuki fuera alguien inestable.
Lamentablemente, todos sus temores fueron acertados.
El pequeño idolatrado por todos era tan inestable que sus colmillos salieron antes que la media común. Con cinco años apenas aprendiendo de qué iba la vida y un parche en su cuello, las explosiones salieron de sus manos en pequeñas proporciones. Inestable y destructivo como lo decía su particularidad, pero el problema era que por mucho que fuera superior a los demás de su clase, detestaba lo que debía hacer.
Su primer examen final era morder a una niña que no conocía de nada, era seguro, decían. Todavía en sus colmillos no estaba presente el veneno que fuera capaz de formular el enlace de emparejamiento. Pero Katsuki, con cinco años y una particularidad llamativa y el apoyo de todos a su alrededor, tenía miedo de hacerlo.
La niña que estaba frente a él, una Omega que estaba presentando con orgullo su cuello sano, le sonreía a la vida sin saber que el ritual que estaban aprendiendo en algún momento de su madurez la iba a atar de manos a una persona que quizás no la querría tanto como esperaba. Con sus rodillas pegadas al suelo, y la boca seca en la sensación asfixiante de posar sus labios en el cuello contrario. Se sintió ahogado. Todos lo habían hecho con éxito, los omegas sangraban mientras que los alfa saboreaban la sangre de la casta más débil.
Katsuki estaba aterrado, ¿por qué tenía que hacerlo? ¿Por qué todos lo encontraban tan normal cuando era algo sumamente aterrador? No lo sabía, pero le tenía más miedo a la idea de perder así que con sus entrañas revueltas en el peor de los sentimientos, se inclinó sobre su cuerpo, junto saliva suficiente en su boca como le habían enseñado y abrió la boca para morder con fuerza. Ella se quejó al mismo que se puso a llorar, gritando de dolor, como todos los omegas al momento de recibir su primera mordida. Katsuki la sintió temblar, la sintió llorar y más aún… Llamarlo una bestia insensible.
Si, se sentía bien tener todo el poder de su lado y más ser lo que nadie esperaba de su parte, pero también podía verlos a ellos como nadie más lo hacía. Los omegas a su alrededor eran tan insoportables, todos apestando a una dolencia que no podía dejar ir. Siempre quedándose en su cabeza, acallando las alabanzas que lo hacían sentir increíble. Los comenzó a odiar, los débiles que no luchaban en contra y que solo se quejaban a través de las feromonas. Así fue hasta que Izuku apareció en su radar, el Omega incompleto que apestaba a mierda seca. Estaba sorprendido, iba en contra de todo aunque fuera más débil. Era un omega tan increíble que también comenzó a temerle. Y ese miedo, lo consumió de una manera que no esperó.
El tiempo los acompañó, pasó un verano con él siendo su amigo, sorprendido por ser fanático de Allmight. Ninguno de sus compañeros alfas quería tanto a Allmight como el Omega que apestaba. Pero nadie podía verlo con él, no cuando todos lo odiaban por ir en contra. Todo el tiempo después fue como un ruido sordo, todos a su alrededor sufrían tanto que les tenía un poco de lastima. Todos en un tren hacia la ruina. Hasta que un día se dio cuenta que ellos eran una mierda. Los alfas, a aquellos que nunca sería capaz de perdonar.
...
"¿Por qué peleas si vas a sufrir de esta forma?"
Eso fue lo que dijo. Como era costumbre, Izuku estaba encerrado en el baño de los varones omegas, era un baño privado donde los alfas no podían entrar porque estaba prohibido por reglamento. Algunos de ellos no sabían conocer los límites a la hora de molestar, sobretodo los conocidos de Katsuki. Fue una tarde de viernes, y cuando entró... Ahí estaba Izuku, pegado al suelo del baño, mojado hasta los huesos con agua de lo que seguramente era el inodoro. Sus manos temblaban tanto como el frío del invierno a las afueras del establecimiento, lo primero que hizo Katsuki al entrar fue buscar algo blanco en sus ropajes, cualquier olor extraño. Pero sus compañeros de clase aún no lo consideraban digno de abusar sexualmente. Solo lo tenían así, contra su voluntad en el piso mientras le decían lo inútil que era por ser un Omega quirkless y aún así desear ser un héroe sin obedecer las reglas de ética. Fueron minutos horribles donde Izuku alcanzó a verlo, verde en agonía contra el rojo fuego de sus ojos. Al ver que Midoriya no miraba el suelo, uno de ellos fue desabrochándose el pantalón. Apenas tocó su miembro, Katsuki usó la voz por primera vez en su vida.
—Suficiente de esta mierda—Todos se detuvieron, el líder del grupo observó a Katsuki, en su expresión había evidente diversión. Era burlesca, siendo lo único que le quedaba. Abusar de su poder biológico porque debajo de su uniforme negro habían montones de hematomas, perfectamente hechos por los puños de su padre abusador.
—¿Qué? ¿Lo harás tú? Si está tan sucio como un inodoro, lo mínimo sería darle lo que quiere, ¿No? Vamos, hazlo tu Katsuki. Orina toda su puta cara—el comando de voz se rompió, Izuku pudo moverse y comenzó a llorar. Tan fuerte que el silencio que había provocado Katsuki con su propio comando se vio interrumpido por su llanto. Era asqueroso el olor que desprendía, tanto que Izuku con sus trece años, parecía de setenta años. A un paso de morir de la vergüenza—. ¡Vamos, orina encima de él! ¡¡¡Es lo que se merece por ser un Omega quirkless!!!
El asco que sentía Katsuki por la escena estaba carcomiendo su poca paciencia. Con las ganas de acabar con él en el fondo de sus nudillos, se acercó y tomó a Izuku del brazo sacándolo del baño. La pared de feromonas que cruzaron al salir hicieron que Izuku se sintiera cerca de su primer celo. Mojado, odiando su cuerpo por rendirse a los pies de sus abusadores y con una mano caliente tomando su brazo, casi tan grande que podía rodear su extremidad con facilidad. Se quería morir y no es como si Katsuki no se lo hubiera dicho antes. ¿Por qué lo estaba ayudando? No tenía sentido. Katsuki, sintiendo todos sus sentimientos a flor de piel, lo arrojó contra una pared en el pasillo. Cómo era el final de la jornada, no había nadie en los alrededores. Solo unos cuantos alumnos que poseían talleres, mas a nadie le importaba que un alfa tocara a un Omega de esa forma.
—¿Por qué peleas si vas a sufrir de esta forma? Eh, responde Deku de mierda—el Omega juntó las pocas fuerzas que le quedaban y levantó su mirada, Katsuki no estaba desafiándolo de ninguna manera pero había algo en su postura que le decía que debía ser precavido. Que no debía confiar en el confidente de sus abusadores.
—Yo quiero ser un héroe, si no me defiendo aquí y ahora. ¿Cómo se supone que salvaré a otra persona el día de mañana?—aunque estuviera temblando por verlo a los ojos, deseando no sentirse inferior, Izuku tenía la valentía de responder. Katsuki le tenía miedo a esa fuerza pero al mismo tiempo la admiraba. Chasqueando su lengua, dejó a Izuku ahí. Solo. El Omega cayó sobre sus rodillas y se puso a llorar apenas el alfa dió vuelta en uno de los pasillos para bajar por las escaleras.
Katsuki sabía que ellos irían de nuevo por él, porque el alfa que iba a orinar a Izuku era así. Nunca dejaba un asunto sin resolver. Esa tarde mientras Izuku iba a casa con la espalda mojada y las mejillas regordetas llenas de sus lágrimas, hizo algo por él. Amenazó a Shiseo, el alfa que siempre hacía a Izuku arrodillarse los viernes por la tarde en los baños. Siempre avanzando hasta alcanzar los peores límites. Izuku nunca entendió porque Shiseo ya no lo veía a la cara después de ese día, pero si Katsuki no hubiera intervenido, la próxima vez el Omega no habría podido recuperarse, el alfa habría traspasado el último límite posible del abuso.
Los meses pasaron y Katsuki fue atacado por el villano de lodo, Izuku no pudo evitar sentir ese deseo de heroísmo en su interior y lo trató de salvar aunque fuera omega y un quirkless en una sociedad que lo hacía ver cómo invisible, solo fiel a los alfa para ser una máquina de sumisión. Allmight lo vio cometiendo tal hazaña, y quedó anonadado por la fuerza abismal del chico. Si el chico siendo solo un Omega quirkless podía luchar con sus mínimas fuerzas en contra de alguien que evidentemente le ganaba, las hazañas que haría con el OFA serían memorables y quedarían grabadas en el tiempo.
En un principio no le tuvo mucha fe al muchacho delgado que siempre lloraba por todo, pero los meses de entrenamiento se dieron con grandes frutos. Había escuchado una vez de su maestra Nana, que los omegas hacían cosas increíbles por sus sueños, entre ellos ignorar con suma fuerza de voluntad su género secundario. Toshinori nunca lo había visto, pero el muchacho que limpió la playa en solitario era más que un Omega común. Era su heredero.
La UA le dió golpes que nunca pudo anticipar, la poca fe y el constante ataque de los villanos casi lo derriban. Pero salió adelante, fingiendo ser beta y cometiendo enormes sacrificios para lograrlo, cuestionando todo a su alrededor. Como debía ser. Aún así, Katsuki Bakugō estaba alrededor suyo, como un submarino en el radar, cada vez más cerca sin llegar realmente a colisionar. Un alfa con gran particularidad, brillante por su enorme inteligencia pero con un ego que iba más allá de sí mismo. Toshinori los vio pelear, y se dió cuenta que Katsuki había sido la única persona que realmente le temía a la fuerza de Izuku porque en el fondo de su alma sabía que él sería capaz de conseguir todo lo que se proponía.
Alucinante de no ser por ese sentimiento de inferioridad marcado.
Pensó que su amistad quedaría ahí, estancada hasta que los vió progresar juntos, luchar para conseguir lo que ambos deseaban. El joven Midoriya vio en el joven Bakugō lo que muchos querrían en el bando opuesto, un rival. Sin embargo, su rivalidad no era como muchos la esperarían. Comenzaron a progresar de tal manera que ambos se mantuvieron orbitando, tan cerca que en más de una ocasión Allmight pensó que quizás el símbolo de la paz debía tener dos puntos de enfoque. Formulando una alianza que el tiempo no podría romper, solo los sentimientos. Pero no los veía capaz de cruzar esa barrera tan delicada como lo había hecho su maestra y Gran Torino. Le quedaba poco tiempo y al menos antes de partir, esperaba que Katsuki e Izuku fueran héroes. Deseaba ver a sus herederos brillar, nada más.
…
Arreglándose la corbata frente al espejo notó que sus ojeras ya no estaban bajo sus ojos. El moño mal arreglado destacó en su cuello al mismo tiempo que la sensación fantasma de la lengua húmeda y caliente de Katsuki llegando hasta sus nervios. Presentar su cuello en el pasado siempre había sido una experiencia traumática, nunca imaginó que la misma con una persona que le había hecho daño se sintiera bien. Se sentía tan afortunado de tener a Katsuki de su lado, ayudándolo con su género secundario. "Son cosas que hacen los rivales, ayudarte con tu cuerpo no tiene porqué ser algo romántico o de cortejo. Solo somos dos rivales que decidieron ignorar las reglas comunes de nuestros géneros secundarios. No hay mucha ciencia en ello, Deku." Los ojos de Katsuki siempre estaban tan apagados cuando una Omega o una persona le hablaba sobre sexo y ahora parecían arder. Izuku se sentía un poco mal sabiendo que lo estaba usando para mejorar pero si él se sentía bien, lo disfrutaba y estaba de acuerdo con ello…
¿Qué tan mal podía salir todo?
Después de todo los dolores y el mal olor comenzaron poco a poco por no obedecer a los niños alfas de su alrededor, pero sin duda empeoraron después de enfrentarse a Shigaraki. Lo que había estado negando desde años, se presentó frente a sus ojos. En su cabeza solo estaba la imagen de Gran Torino muriendo por culpa de esos puños crueles y llenos de sangre, el OFA en su cuerpo no le obedeció y lo siguiente que pudo recordar fue a Katsuki encima suyo en el hospital, gritándole un montón de insultos para que abriera sus ojos de una vez por todas mientras las enfermeras trataban de retenerlo. Por supuesto, los abrió y con ellos la verdad lo abrumó. Había derrotado a Tomura de una forma increíble… Sin embargo, estuvo dos semanas en coma por culpa de las costillas rotas, de sus órganos reventados y la sensación de hundimiento en su pecho. De alguna forma nadie se había enterado que era Omega pero lo que más le sorprendió fue que en las noticias estaba él, junto a Katsuki, derrotando a Shigaraki sin siquiera pestañear. Su cabeza no podía evocar recuerdos de esa pelea, solo la sensación de perder por completo el control del OFA. De sus sentidos, de la manera en que su Omega interno se escondió dentro de su cuerpo aterrado por algo que no podía recordar.
Toda su vida retuvo su lado Omega y después de ese momento, los dolores comenzaron a ser mucho más intensos. Comenzó a apestar, a deambular en el perfecto estado de dolencia. Su madre, aunque no estuviera de acuerdo con que fuera héroe, respetaba sus decisiones y lo llevó a un médico especialista en padecimientos de omegas. El doctor fue tajante, tanto que la propia voluntad de Izuku lo abandonó cuando más la necesitaba. Dolores, celos intensos que eran una pesadilla real en sus músculos y la constante miseria de no poder mejorar por sí mismo. Dios, cómo deseaba ser un beta de verdad. Tanto tiempo perdido por negar lo evidente.
Por negarse a sí mismo ser un Omega.
Katsuki estaba ahora con él, de alguna forma increíble habían llegado al lugar donde podían confiarse hasta sus cuerpos... El alfa sin sentimientos que lo miraba desde una esquina en los baños mientras sus "amigos" le hacían comandos de voz para que quedara con la vista pegada al suelo. Nunca involucrado en ello, nunca tocándolo y siempre quedándose hasta el final. Hasta ese día que lo salvó de Shiseo. Callado en un sentimiento que nunca pudo descifrar y aunque lo hiciera, tenía miedo de que fuera odio. Aún después de todos los abusos que había sufrido de su parte, la sola idea de que Katsuki lo odiara le incomodaba. Podía enfrentar la idea que le poseyera asco por ser un quirkless y un Omega, pero odiarlo por ello. No. Aún recordaba al pequeño alfa que se sorprendía por lo mucho que sabía sobre Allmight, el alfa nacido de dos betas. El alfa que a veces se perdía entre clases porque algunas omegas ofrecían sus cuellos. Izuku en secundaria pensaba que él se perdía entre ellas, como todos los alfas de su clase. Apestando a sexo. Pero no era así, se les quedaba mirando mientras se retorcían en el piso pidiendo su nudo. Izuku lo vio algunas veces detrás del gimnasio, diciéndole a las omegas que lo dejaran en paz. Ellas arrodillándose en frente suyo, casi tocando hasta que él las miraba con ese tinte intimidante que ellas deseaban aún más. Minutos ahí, viéndolas suplicar. Siempre las abandonaba, sin ninguna reacción en su cuerpo. Cualquier alfa mínimamente sentiría sus colmillos secretando veneno.
Nada, Katsuki no sentía nada.
Por eso cuando le ofreció ayuda, Izuku pensó que sería algo frío y sin alma. Que solo estarían pegados por unos minutos intercambiando feromonas antes de separarse y ser perfectos extraños. Que sus feromonas se sentirían falsas, pero eran genuinas y se sentía tan bien que por primera vez en mucho tiempo olvidó todo el dolor. Con su aliento en el cuello y las feromonas dándole justo en su glándula, se sintió como un dios adorado. Pero solo fue por ese instante, una fracción de tiempo completamente eufórica que lo hizo ser solo un Omega. Sin miedo, sin héroes, sin peligro. Él tenía el talento y la confidencia de rivales. Era perfecto, lo que necesitaba para creer que podría con todo referente a su molesto género secundario. No existía palabra existente en la vida para describir lo feliz que se sentía al saber que otra persona podría ayudarlo con ello.
Y aún más, que esa persona fuera Katsuki.
Ahora seguían intoxicados por las feromonas pero encontrarse de camino a las clases fue diferente, en los ojos rojos de Katsuki había un sentimiento de preocupación y al mismo tiempo de desafío y gusto. Podía saber lo que estaba pensando con sólo el gesto de sus manos al pasarle las guías de evaluación para la siguiente prueba. Algo que solo ellos dos compartían, algo que como rivales habían aprendido con el pasar de los meses. Sin palabras que fueran intermediarias, solo ese gesto y era momento de verse después de clases para entrenar los movimientos conjuntos de ataque. Debido a que su estado no había sido el más adecuado en los últimos meses, tenían una agenda muy ocupada. El tiempo que iban a pasar juntos era mucho más que antes, y la verdad, no le molestaba en lo más mínimo.
Las clases pasaron desde la teórica hasta una visita en el taller del departamento de apoyo, Katsuki hizo unos ajustes en su traje mientras que Izuku no cambió nada. Hatsume les hizo una charla sobre los costos de los trajes en el futuro, que una vez la UA los dejara de avalar económicamente, los arreglos de los trajes no serían gratis. Igualmente dejó en claro también que los alfas tenían una subvención del gobierno, mientras que los omegas no.
No era un misterio, los alfas ganaban mucho más dinero que los omegas. Usualmente era mal visto que un Omega fuera demasiado exitoso, porque eso solo decía que había hecho favores sexuales para obtener la comodidad económica. Izuku cómo beta ante los ojos de la mayoría de los héroes y gran parte de los documentos oficiales, recibía la misma cantidad de dinero que los alfas. Después de todo, en tercer año las pasantías eran pagadas por el superior a cargo. Endeavor lo había mantenido bajo su yugo desde segundo año, y seguiría siendo así.
Enji quería a Izuku, Katsuki, Shoto y Shinso en su agencia. Los primeros tres por el buen potencial que poseían y Shinso por lo versátil que era su particularidad para atrapar villanos en extremo peligrosos. Shoto no estaba seguro de aceptar la oferta de su padre, Katsuki la había aceptado porque el dinero era bueno e Izuku, deseaba tener su departamento antes de los veinticinco años. Trabajando unos años con Endeavor lo podría lograr; y después finalmente lograría independizarse. No quería estar mintiendo para siempre sobre su género secundario, sabía que en algún momento tendría que decir la verdad. Solo esperaba que cuando ese momento llegara, las personas lo quisieran lo suficiente para perdonarlo por mentir.
...
Katsuki observó el bosquejo del arreglo que Hatsume le haría a sus guanteletes, no era muy partidario del negro con cruces naranjas neón pero si ella lo consideraba mejor, lo aceptaba. Después de todo la Omega era talentosa hasta para crear una cafetera lo suficientemente inteligente para hacer café al mismo tiempo que hielo de leche para enfriarlo y en un formato compacto de sólo trescientos gramos. Mientras esperaba, observó a Izuku en una esquina del taller anotando ociosamente en su cuaderno. Le había pedido que se vieran después de clases porque tenía ganas de entrenar. Deseaba ver qué tan oxidado estaba.
—Muy bien, estos bebés serán una pasada cuando estén listos. En la semana los tendré operativos para tu nuevo traje—Katsuki asintió desinteresadamente mientras su celular vibraba en su bolsillo, con el ceño fruncido leyó el mensaje de la enfermería. "Estudiante: Katsuki Bakugō, alfa/dieciocho años de la clase 3A, su solicitud de los artefactos: bozal de cuero, condones para alfas y collares antimordidas, fue aprobada por Recovery Girl y el profesor Yagi Toshinori. Recuerde buscar los implementos durante los recesos del medio día o al finalizar las clases en un plazo de tres días a partir de este mensaje. Atentamente, Chiyo Shūzenji, jefa de enfermería en la UA."
Mierda, Katsuki casi rompe su celular al leer el nombre. Se le había olvidado que los profesores también aprobaban las solicitudes, Aizawa hubiera sido la persona ideal porque no sabía sobre Izuku y tampoco hacía preguntas incómodas sobre sus relaciones… Si Allmight lo sabía, malinterpretaria todo y no quería la típica charla de padre preocupado. No había nada de lo que preocuparse, nada. Solo estaban ayudándose mutuamente.
La campana del receso de medio día sonó al mismo tiempo que todos dejaban sus avances en el taller. Como era costumbre, Sero, Kaminari, Mina y Kirishima se le pegaron para ir a almorzar al casino. Tenía cuarenta y cinco minutos para ir en busca de las cosas a la enfermería. El problema, despegarse de los idiotas que no lo dejaban en paz.
Cuando iban de camino, Kirishima lo observó dubitativo, podía sentir la mirada roja pegada en su cuello, estaba a un segundo de decirle algo pero parecía retenerse a sí mismo. No entendía lo que le estaba pasando pero era como haber perdido una parte importante del ruido sordo que acostumbraba oír. Detuvo sus pasos, todos se dieron la vuelta para mirarlo pero él solo observó los ojos de Kirishima.
—No te guardes la mierda y dime qué te está pasando. Desde hace unos días estás jodidamente raro—los aromas de ambos se mezclaron en las palabras, la estabilidad de Katsuki siempre había sido perfecta hasta que pudo ver las dudas en los ojos de su oponente. "Es un alfa sensitivo, alfas superiores que no se dejan llevar por feromonas. Que siguen sus sueños y convicciones sin considerar las emociones destructivas." Pensaba Kirishima mientras lo veía, y se preguntó porque tenía el miedo calando hasta sus huesos. Porque los ojos rojos que siempre fueron amigables ahora eran tan afilados que su lado alfa clamaba por un desafío en honor a su orgullo pisoteado. Y su aroma… ¿Por qué era tan diferente?
—No sé de lo que estás hablando, bro—Las manos de Katsuki estaban en los bolsillos de sus pantalones, la nitroglicerina de sus palmas pululaba en su piel. Mina al conocer bien a sus amigos y el alcance de sus orgullos, se acercó hasta Katsuki para desviar la atención de los ojos de Kirishima, porque en el pasillo estaban ya acumulándose varios alumnos, curiosos por lo evidente.
—¿Estás bien? ¿Quieres hablar de algo?—Kirishima observó como Katsuki se perdía en los ojos ámbar de Mina, una extraña bondad acompañando su típica molestia. El alfa de cabellos rubios ignoró sus pregunta, se hizo a un lado y dobló su camino hasta la enfermería. Nadie lo siguió. Era obvio que quería estar solo.
Kirishima lo observó irse, entendía que debía hablar con él, que si no lo hacía, seguiría odiandose por fomentar la extraña brecha entre ambos. Esa que en cualquier momento podría explotar. Pero, ahora tenía miedo de la extraña fuerza en sus ojos.
…
La caja con condones, el bozal y los collares anti mordidas que le entregaron en la enfermería la guardó apenas pudo en su habitación, nadie lo siguió y nadie lo vio con ella en las manos. Lo más importante era que ya podían juntarse en la noche, solo un tiempo mientras Izuku recibía toda la carga de feromonas.
Cuando fue a almorzar, habían pocas personas pero Shoto estaba hablando animadamente con Izuku en una de las mesas del casino. "Animadamente" era una palabra grande para el rostro del alfa de ojos heterocromáticos pero en él era impresionante no ver una expresión de póker. Quizás era por su plato semilleno de soba o porque Iida estaba comiendo en silencio mientras Ochako complementaba la escena con tranquilidad. Lo ignoró, no era su problema. Para comer, optó por una ensalada de fideos y un muslo largo de pavo, comió solo hasta que Izuku y Shoto se le acercaron sin preguntar a su lado.
—¿Qué mierda quieren?—Shoto ofreció su mochi de matcha. Katsuki se lo negó.
—No deberías comer solo, aunque hablar mucho también puede contraproducente para la digestión pero compañía es compañía. Y así se disfruta mejor la comida, además Iida y Ochako están actuando extraño, no sabría decir qué les ocurre—Izuku observó a Katsuki, solo dos segundos antes de recordar la mañana anterior. Ambos movieron sus cabezas con las mejillas un poco sonrosadas. Se tenían que acostumbrar, pero iban bien encaminados. Y más cuando Izuku movió ligeramente su zapatilla roja para alcanzar el pie de Katsuki, y él le respondió suavemente. Moviéndolo sin ser brusco, solo un movimiento frágil por debajo de la mesa mientras los tres comían.
Y Shoto no dejaba de hablar sobre lo bueno y sano que era comer regularmente soba.
...
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