Capítulo II: Crazy

•|Capítulo II: Crazy|•

"Cuando se suponía que fuéramos amigos, no lo fuimos. Cuando se suponía que fuéramos rivales, nos convertimos en algo más. Siempre nos convertimos en aquello que no queremos ser"

Izuku siempre se sintió incómodo perteneciendo al grupo de omegas en su escuela primaria. En los primeros años de enseñanza, separaban alfas/betas de omegas. Ambos grupos recibían educación diferencial, acorde a sus necesidades y a la etiqueta que el gobierno dejaba enseñar en los establecimientos educacionales. Los omegas aprendían costura, bailes entretenidos y maternidad mientras que los alfas potenciaban su físico y feromonas para poseer un control perfecto en su sistema, para ser maestros en el control de los más débiles. No era extraño decir que un alfa de diez años aprendiera a cómo controlar un Omega de su misma edad, la sociedad lo hallaba normal. Incluso en esas mismas clases, aprendían a como morder un cuello virgen, porque el concepto de pureza era lo más importante en un Omega. Un Omega usado era similar a un bote desechable, si el alfa anterior había decidido no marcarlo como suyo, algo malo tenía el Omega, algo que lo volvía sin valor. Izuku no estaba de acuerdo con todo ese constructo social que le daban en clases y durante una de las clases de presentación a un alfa que no conocía de nada, donde le enseñaban a los omegas mostrar su cuello, entró en pánico y huyó. La sola idea de pertenecer a otra persona le afectaba de una manera incalculable. Inko llegó al colegio para buscarlo pero la profesora le dejó en claro que Izuku a sus cinco años sería un Omega desagradable. Que se hiciera a la idea de que él sería un Omega desechable, un Omega que solo usarían para el placer.

Cuando llegaron a casa, Izuku se encerró en su habitación viendo a Allmight porque su madre le repetía constantemente que fuera más sumiso, que hiciera caso. Que fuera como ella, cuando en realidad era ella el concepto de Omega desechable. Su padre los había abandonado, aunque nunca estuvo realmente ahí, porque estaba casado y en muchas ocasiones había recurrido al control de feromonas para usar a Inko. Recibían dinero de él pero nunca quiso a Izuku, nunca deseo conocerlo y apenas al saber que Inko estaba embarazada, pidió que lo abortara. Porque ese nunca sería su hijo legítimo, sólo un bastardo producto de una aventura. Izuku nació con el rencor en su interior, nació siendo no deseado por su padre. Inko era una mujer ingenua, ella amaba tanto a Hisashi que pensó que con Izuku a su lado, podría obtener un poco de amor mas nunca imaginó que él propio Izuku la tomaría como ejemplo para no ser alguien. A sus cinco años, con un montón de suspensiones por ser "incorregible" no deseaba ser padre como el resto de los omegas de su clase, él anhelaba con todo su corazón ser héroe. El mejor de todos los tiempos, como Allmight. Sin embargo, cuando esperaba que el destino le dijera que era su momento, su particularidad nunca se manifestó. Ahí conoció a Katsuki, el alfa que todo el mundo consideraba perfecto. Buena particularidad, y un milagro de la biología al ser alfa hijo de dos betas. 

Los amigos de Katsuki fueron el puente cuando empujaron a Izuku en uno de los patios mixtos de juegos, porque él era el extraño de la clase. El Omega, contra todos sus instintos, levantó sus brazos para pelear. Los omegas eran sensibles, sentían mucho más e Izuku sintió cada uno de los golpes que recibió. Aunque fueran pequeños, en su piel se sentían gigantes. El raro, el mal Omega, el quirkless… Comenzó a odiar todos esos sobrenombres pero al mismo tiempo vió en Katsuki uno de sus mayores deseos. Ser perfecto, ser intocable. 

Y después de un verano, cuando todos se fueron de viaje, Izuku y Katsuki se hicieron amigos. Jugaron compitiendo por quién era el que más sabía sobre Allmight, sobre quién reaccionaba antes y sobre quién atrapaba más insectos. Medio mes siendo solo ellos dos y parecía que necesitaban agua para despegarse, Izuku estaba feliz pero sabía que solo sería así cuando estuvieran solos. Porque una vez volvieron los amigos de Katsuki, el infierno siguió. El alfa ya no participaba en el bullying pero tampoco lo detenía, se volvió un confidente de los agresores. ¿Por qué? Porque Izuku era el Omega miserable que no aprendía nada sobre etiqueta, el Omega que vivía con una venda en los ojos al pensar en ser un héroe sobre ser padre, el Omega que apestaba, el Omega que no había nacido completo al no tener vulva como los demás. Los años pasaron frente a sus ojos, ambos extremos de la biología se alejaron aún más y cuando Izuku se volvió el sucesor de Allmight. El mundo creado por la sociedad en la mente de Katsuki, se rompió. Decir que no se resistió al cambio sería mentir pero ahí estaba, años después siendo su rival. Hallándolo un modelo a seguir, uno a combatir. Ya no estaba ese miserable confidente que no decía nada cuando tres alfas encerraban a un pequeño Omega en los baños para gritarle inútil, para tenerlo de rodillas mirando el piso porque supuestamente ahí pertenecía. Porque debía aprender su lugar.

Aunque nunca se lo había dicho a nadie, él realmente admiraba a Izuku. Lo había visto crecer hasta convertirse en el huracán de fuerza que era ahora. Por eso cuando dejó de serlo, lo primero que se le vino a la cabeza fue ayudarlo y si eso requería tener sexo con él, no le importaría en lo absoluto porque quería al huracán Izuku. Lo quería sano y enfocado en superarlo, acaparando toda su atención. Cómo debía ser. Y esa mañana ahí estaba, las feromonas de celo flotando en su nariz. Ningún Omega le provocaba algo, pero Izuku… Era diferente.
Cómo debió haberlo anticipado cuando lo vió convertirse en el sucesor del símbolo de la paz.

—Kacchan, deberías irte—las feromonas lo estaban ahogando, aún así, lo más importante para él en ese momento fue ver la sangre en su ropa. Luchando con el instinto que rugía en su interior, con el fuego quemando sus entrañas y la erección rascando dolorosamente su pantalón preguntó:

—¿Por qué mierda estás en celo? ¿Yo… yo lo provoqué? Y lo más importante, ¿por qué estás sangrando? ¿Te dice daño de alguna manera?—Izuku negó. Quería decirle que estaba todo bien, que su celo estaba en fecha y que la sangre era normal pero no era así. Su cuerpo había reaccionado de forma favorable a las feromonas alfa mientras dormían. Aceptando el deseo más profundo de su Omega interno, aparearse con él para desarrollar feromonas sanas. Pero debido a que estaba herido y las contracciones de su cuerpo eran demasiado fuertes porque no había tenido un celo decente en años, la herida se abrió aún más y lo que más le preocupaba era que no sentía dolor en la herida, solo en su estómago al no ser atendido como su omega lo estaba exigiendo. Su propio cuerpo lo estaba dopando contra su voluntad. 

—No, no es tu culpa. Tome supresores apenas desperté y realmente no están funcionando. Kacchan me duele y no sé qué hacer—Izuku estaba ocultando su rostro enrojecido entre sus manos. Aunque estuviera vestido, sus feromonas estaban al desnudo, exigiendo al alfa que hiciera lo que debía, que hiciera caso a esa fuerza rugiendo en su estómago, a esa enfermedad llamada instinto que regía a todo el mundo en un eterno baile lleno de desastres amorosos. 

—Pero, ¿por qué sangras? ¿También tienes menstruación o qué?—Izuku negó, Katsuki tomó una distancia prudente, estaba temblando, en realidad, ambos lo estaban. Apretó sus puños mientras Izuku tartamudeaba la respuesta. El olor lo estaba volviendo loco, no era dulce y mucho menos similar al suyo; canela, azúcar, petrico y tantos otros que no se parecían en nada pero que podía tener una pequeña semejanza en su cabeza. 

—Me hice daño ayer con los dedos, la herida está dentro, ayer la trate pero hoy de nuevo se abrió. No me duele pero debe estar peor que ayer. No había sangrado tanto—una voz en su interior le dijo que tenía que ver el lugar de la herida, que era la única forma de saber el verdadero daño pero no quería sonar autoritario sobre él en un momento en dónde no podía siquiera usar su particularidad, la naturaleza no estaba de su lado. Los omegas y los alfas no podían usar sus particularidades cuando las feromonas de celo llegaban a sus cuerpos, la fuerza no se los permitía. Ambos estaban en problemas, porque la desintoxicación se producía en unas siete horas. No estarían en sus sentidos para el inicio de semana, ¿cómo explicarlo a los profesores? Izuku estaba ocultando su verdadera naturaleza. Además, los colmillos en su mandíbula estaban dañando sus labios, deseando la invitación en las feromonas. Pero sabía que ese era el menor de sus problemas a pesar de que el veneno estuviera filtrándose en su lengua. 

—Debemos ver esa herida, lo más lógico sería ir con Recovery Girl—Izuku negó antes de que Katsuki terminará. 

—¡No! Yo ya me he hecho heridas así antes, tengo que limpiarme y ponerme una crema especial pero ese es problema, no puedo hacerlo si mi cuerpo no me acompaña. Ayer hice un gran esfuerzo poniéndola y ahora... Joder, nada está bien...—estaba cansándose de verlo llorar, una persona como Izuku no merecía sufrir por su biología, sobretodo porque él había vivido un horrible infierno por ella, por pensar diferente. A las narices de Izuku llegaron las feromonas de frustración, levantó la vista. Estaba al borde de su cama, retorciéndose de dolor mientras el alfa se hallaba en un rincón de la habitación, temblando con los nudillos blancos de tanto apretar sus manos, el sudor corría por sus cuerpos y apenas estaba comenzando el día. Izuku apretó las mantas de su cama al darse cuenta de lo que podían hacer—. Kacchan, ¿me ayudarías incluso si te pidiera una locura?

—Joder, sí. ¿Qué hay que hacer?—Izuku salió de la cama y al momento de pisar firme, sus piernas perdieron las fuerzas si no fuera porque el alfa lo ayudó, su cuerpo estaría pegado al suelo. Con sus brazos alrededor, el calor estaba fluctuante en su cuerpo, quemándolo con agonía placentera. Lo único que deseaba en ese momento era que perdiera su balance y lo tomara; negó. Alcanzó una caja con estampado de bandera de Estados Unidos en donde escondía sus cosas personales. Se sentaron juntos en la cama, la sangre ya estaba manchando las mantas pero no importaba, en ese momento solo quería dejar de desearlo. Dejar de tener la horrible fiebre.

—Hacerme un masaje con esta crema es la única forma. Solo así bajará la fiebre, se me dormirán las feromonas y la herida se cerrará para mañana. El problema, quedaremos intoxicados con nuestras feromonas y quizá sea problemático explicarlo mañana pero es la única forma que se me ocurre sin recurrir a salir del cuarto… ¿Quieres hacerlo?—Katsuki ya se lo había propuesto antes así que no era un problema. Tomó la crema y asintió con la mirada en sus pies descalzos, Izuku aprovechó el momento para quitarse los pantalones. Todo era tan íntimo y a la vez tan incómodo que no sabía dónde posar su mirada, se acostó mirando la pared y a la vez presentándose a él. Era irónico pensar que alguna de las clases que tanto evitaba le habrían servido de algo en ese momento—. Ya puedes hacerlo, como te lo dije la otra noche. 

Katsuki nunca lo había notado hasta ese momento, Izuku era realmente muy bonito físicamente. Caderas musculosas, glúteos generosos y pecas pintando su cuerpo con una desprolijidad increíble, como si un pequeño gorrión con sus garras tintadas en negro se hubiera posado en su piel. Tragó duro, recordó sus palabras y se acercó, la sangre estaba corriendo junto a su lubricante natural, quizás por eso no le dolía tanto, porque el lubricante lo estaba limpiando pero de alguna forma debían detener las contracciones. Puso una almohada entre ellos para no obviar su evidente erección ante las feromonas y la vista, acercó su cuello al suyo y su boca se secó al momento de oler. Temblando más que nunca untó sus dedos en la crema, era ligera en su piel pero lo más increíble era que adormecía su sensibilidad al tacto. Liberó sus feromonas y masajeó su entrada, la sangre se escurría entre sus dedos igual que el brillante lubricante, sabía que no le dolía. Sus feromonas eran demasiado claras. Izuku se aferró a una almohada, casi rompiendo la tela, mordió mientras las feromonas cosquilleaban con entusiasmo su cuello. Nunca en su vida se había sentido tan bien y a la vez tan mal.

—Deku, no te quedes callado y dime si en algún momento te molesta o si soy muy brusco—cuando terminó sus palabras, sus colmillos volvieron a presionar sus labios. Estaba realmente admirando su autocontrol. 

—Continúa, por favor. Tomará un tiempo que haga efecto—el primer dedo entró, su trasero inconscientemente trató de buscar más tacto. Gimió contra la almohada al mismo tiempo que Katsuki buscaba roce en contra de la suya en la entrepierna, estaba babeando de tal manera que hasta el aroma a sudor de Izuku le provocaba una oleada de excitación. Nunca se había sentido así de avaro con una persona, se suponía que ningún tipo de feromonas le provocaba algo, todas eran tan insoportables en su nariz, siempre picando con desagrado y ahora solo quería lamer el sudor de su rival, estaba sediento. Nadie le había dicho nunca que su rival olería tan exquisito; se dejó llevar y con el segundo dedo masajeando más a fondo gimió en su oído. Izuku reaccionó al instante—. Sí, presiona con más fuerza ahí. Se siente...

—¿Cómo? Dime cómo se siente—Izuku tenía los ojos cerrados, gracias a dios, porque sino vería como Katsuki lo estaba mirando directamente, con sus mejillas compitiendo contra sus ojos rojos. El alfa presionó contra la zona que Izuku le indicó, ahí estaba la herida podía sentirla en contra de sus dedos. Y estaba atento a cualquier cambio de feromonas, pero por el momento, él estaba aceptando muy bien sus dedos.

—Es vergonzoso Kacchan...—era verdad, porque los dedos de Katsuki eran más gruesos que los suyos, decir que se sentía a punto de gritar sería dejar de lado todo el placer que estaba surfeando en su cuerpo. Olas peligrosas de feromonas directas en su glándula, su interior vuelto loco quería más, mucho más que dos dedos suyos. 

—Por favor, dímelo nerd—dios, su voz estaba raspando su garganta. No quería imaginar lo que estaba sintiendo para tener la voz así porque sería peor, mordió su labio y se retorció en contra. 

—Se siente bien, como un abrasador fuego en mis entrañas que no quiero que se apague. Nunca—Katsuki cerró sus ojos, pegó su nariz en contra de la nuca de Izuku al mismo tiempo que dejaba ir una nueva carga de feromonas. Las ganas que tenía en ese momento de lamer su sudor eran anormales pero se conformó llenando sus pulmones con el aroma de su sudor. Que intoxicante era, que precaria y extraña la confianza que tenían en ese momento, a punto de follar de no ser porque aún había una voz en su interior que les gritaba por su raciocinio. 

—Dime cuánto deseas el siguiente dedo, Deku por favor—Izuku comenzaba a odiar la palabra por favor en sus labios, se oía demasiado bien sobretodo porque su voz se escuchaba necesitada. Y eso hacía que su respiración y corazón fueran más rápido que él. 

—Desesperadamente, por favor Kacchan, por favor, por favor—lamió, no podía soportarlo, le estaba costando hasta pensar, su cabeza solo quería follarlo. Izuku dejó que su mano derecha abandonara la almohada para ajustarse en la cabeza contraria. No sabía si podía hacerlo, aún así, jaló del cabello al mismo tiempo que el tercer dedo entró. Fue agradable sentir que no le dolía y  que el sangrado había cesado. Lo mejor de todo ese momento, era la sola sensación de su palma contra sus nalgas, sus gemidos, la lengua pegada a su cuello y las feromonas… Estaba a poco de explotar. 

—Hueles tan jodidamente bien, te ves tan bien retorciéndote en placer solo por mi… Joder, quiero probarte, premiarte solo por ser un buen Omega—Izuku sintió como el orgasmo acababa con su voz, dejando sus gemidos mudos. La voz contraría saboreando el juego de sus palabras, los tres dedos sin piedad masajeando su interior y la forma en que se le pegaba el vaho de sus labios a su piel. No pudo más y dejó ir todo. Era la primera vez que tenía un orgasmo en ese año, y era la primera vez que no le dolía tener uno. Katsuki retiró sus dedos, anonadado por todo pero inmediatamente inspeccionando la zona. Izuku se quedó ahí, aún asimilando su orgasmo. El alfa aprovechó y buscó con la mirada unas toallitas húmedas para limpiar los muslos húmedos de Izuku. Al momento de moverse de la cama, Izuku lo buscó con la mirada.

—¿Qué estás haciendo?—Katsuki volvió a su lado con un envase de toallitas húmedas, Izuku se sentía mucho mejor. La fiebre había bajado y sus entrañas ya no dolían, al contrario, estaba consciente y sin dolencias. Se sentía calmado y, tal vez, un poco avergonzado. 

—Tengo que limpiarte, no te muevas mucho. No queremos abrir esa herida aún más—Izuku asintió mirándolo sacar las toallitas húmedas. Entonces notó la mancha blanca en los pantalones de Katsuki, ¿él se había excitado? No era posible, Katsuki no se excitaba con nada ni con nadie. Quizás era una mancha de su lubricante, no lo sabía pero el solo pensamiento hizo que su estómago se retorciera con nerviosismo. Establecieron la misma posición que antes, solo que ahora no estaban excitados. Katsuki lo limpió con tanto cuidado que Izuku dió vuelta su cabeza y lo observó. Ahí se quedaron, mirándose fijamente. Joder, ¿qué mierda habían hecho? El alfa fue el primero en romper contacto visual—. ¿Cómo te sientes?

Izuku guió la vista hasta sus dedos pegados a la almohada.  

—Me siento mucho mejor, gracias por ayudarme—Katsuki se detuvo, suspiró profundamente y se acomodó frente a él. La seriedad en su rostro era plena, Izuku se acomodó mejor en la cama, por los lugares donde no había tanto lubricante ni sangre. 

—¿Esto es lo que necesitas para regularizar tus hormonas? Si hacemos esto todos los días, ¿se acabarán los dolores para ti?—Izuku asintió. 

—Sí… Después tendríamos que tener sexo. Pero no estás en obligación de hacerlo—Katsuki frunció el ceño. 

—¿Por qué no?

—No quiero incomodarte. 

—Deku… ¿me ves incómodo?—Izuku bajo la mirada, estaba temblando porque su mente había viajado tan rápido cuando él lo tocó que no reparó en preguntar si él se sentía bien o mal. Katsuki carraspeó—. Si soy honesto, no me molestó. Al contrario… Me gustó, solo un poco. 

—¿Qué?—Izuku estaba sorprendido, observó a Katsuki y este tenía las mejillas rojas y sus labios fruncidos—. No lo entiendo, ¿te gustó? ¿Cómo?

—Mira, lo mejor es no pensar. Si te ayuda con tu enfermedad y hace que estés enfocado en superarme, no hay necesidad de pensar demasiado… Tener sexo sin sentimientos amorosos es normal, fingir que sientes algo por una persona para tener sexo con él o ella está jodidamente mal. Lo que hicimos ahora, no es malo. Te sientes mejor, ¿no?—Izuku asintió—. Entonces no hay problemas, ambos ganamos. Claro, si no te molesta que sea yo. 

Izuku sonrió, dejando que sus pecas fueran por las líneas de alegría y calma. 

—Kacchan, en este momento eres la persona que más confianza me da—eso fue más que suficiente para el alfa. 

—Entonces, problema superado. Ahora solo necesitamos hacernos un horario entre los entrenamientos, las clases y los ensayos, Allmight no debe saberlo. No necesitamos darle más problemas—Izuku asintió mientras Katsuki buscaba en su celular el calendario. 

—Nuestros compañeros tampoco deben saberlo, lo toman todo demasiado personal—Katsuki despegó la vista del dispositivo y levantó su mano derecha. 

—Exacto, nuestro secreto. Entonces… ¿Tenemos un trato para que finalmente seas decente y me superes?—Izuku miró su meñique alzado y con los ojos secos en alegría, selló la promesa. 

—Trato hecho.

...

Katsuki no volvió a su habitación. Lo sabía porque estuvo toda la noche pegado a la puerta, esperándolo porque quería respuestas. Sus manos estaban duras, sus destruidos puños sangraban porque no pudo controlarse cuando casi rompió la pared. Al despertar, ahí estaba esa sensación de inestabilidad en su pecho. Su espalda dolía por dormir esperando pero lo que más le preocupaba era que no estaba ahí, había pasado toda la noche con otra persona y no tenía que buscar respuestas para saber que esa persona era Izuku. Sus puños se suavizaron al momento de saber que un beta estaba corrompiendo a un amigo. Poco conocía de la historia detrás de ellos, solo rumores porque Katsuki no hablaba con nadie sobre su pasado. Solo con su terapeuta. A veces desearía ser la persona que Katsuki tomaría como confianza pero no era así. Un alfa que confía en otro es lo ideal… Un alfa que confía en un beta es como traicionar la jerarquía que la naturaleza le había dado. Él, un alfa de milagro, uno sensitivo. Uno perfecto que estaba manchando su propio futuro con la presencia de él. 

"Estás obsesionado"

—No, no lo estoy—se dijo a sí mismo. Pero fue imposible callar la voz en su cabeza. Necesitaba distraerse, necesitaba despertar, tomó su bolso de entrenamiento y bajó por las escaleras. El aroma agridulce de alguien que no podía identificar lo embriagó, quizás alguien había entrado en celo. Suspirando con rabia tomó de su bolso un supresor de olor, con evidente furia se lo pegó en la glándula del cuello. Pasaron unos segundos antes de no poder sentir más el aroma. Ya en los baños se cepillo los dientes, su mirada en el espejo le reflejó una mirada de Shinso entrando por la puerta. Su rostro lucía descansando pero lo que más le llamaba la atención de Kirishima era el olor. Sabía que Denki jugaba con él en su habitación, pero nunca imaginó que sería de esa manera. Aunque ellos lo negaran, era bastante evidente. 

—Buenos días—saludó con la cabeza, Shinso con sus cosas comenzó su rutina diaria. Pastillas en la boca, supresores en las glándulas, lavado de dientes y a la ducha con jabones especiales y shampoo en mano. Kirishima se estaba peinando cuando Shinso salió mostrando las marcas de uñas en su espalda. De cierta manera, sentía envidia. Él tenía alguien con quien descargar sus celos. Pero, ¿cómo lo hacía para no marcarlo? ¿Acaso no sabía que si no formalizaban luego Denki comenzaría a ser desechable? Eijirou tenía tantas cosas en la cabeza que siguió con su rutina sin darse cuenta. 

Llegando a la cocina vio a Mina hablando con Todoroki, ambos estaban trabajando en sus desayunos pero la risa estridente de ella y el leve movimiento labial de Shoto lo sorprendieron, ¿desde cuándo se llevaban tan bien? 

—Entonces, ¿sólo tengo que ponerme un bozal para no desear morder a nadie?—Mina se acercó a Todoroki, sonrió de medio lado mientras tocaba su cuello. El alfa de ojos heterocromáticos la observó atento, ¿estaba ruborizado? Kirishima se quedó viendo, molesto por la cercanía de ambos. 

—Solo basta con que uses unos cuantos parches supresores, aunque si crees que no puedes controlarlo, lo mejor sería usar un bozal—luego de eso, ella siguió con lo suyo. El alfa quedó mirándola unos segundos antes de seguir también. Kirishima sintió el sabor metálico en sus labios, sus colmillos habían salido sin que se diera cuenta. ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué seguía perdiendo el control de sí mismo? 

—¿Alguien ha visto a Midoriya? En la semana me dijo que hoy íbamos a estudiar muy temprano, pero no se presentó en la biblioteca—Ochako entró a la cocina, el collar en su cuello se veía incómodo. Pero no tanto como Kirishima al escuchar a Midoriya. 

—Oh, amie, él está en su habitación. Es mejor dejarlo solo, después de todo está bien acompañado—Ochako frunció el ceño al mismo tiempo que Kirishima tomaba su desayuno. Agradecía haber usado supresores, sino se sentirían sus feromonas de ira. Mina lo vio desde un extremo de la cocina. Esperando que saliera de control para reprimir lo que casi le había hecho en su habitación la noche anterior. 

—¿A qué te refieres, Aoyama?—Ochako lo quedó viendo, Aoyama feliz le guiñó un ojo al mismo tiempo que pronunciaba sus palabras. 

—Tiene a señor explosiones con él, y han estado juntos toda la noche. Y esta mañana se escucharon muy animados. 

—Pero, Midoriya es beta. ¿Qué podrían hacer juntos?—dijo Ochako, completamente ajena al ambiente que se estaba formando. Mina interrumpió la respuesta de Aoyama antes de siquiera pensar. 

—Vamos chicos, qué importa lo que haga Midoriya con Bakubro, no son nuestros asuntos.

—Pero existen reglas biológicas—Ochako observó a Mina, la evidente molestia en sus ojos castaños era sublime. Le habían tocado algo que pensaba era suyo, pensaba que ella e Izuku en algún momento quedarían juntos. Que ingenua fue. 

—Y yo digo que esas reglas valen una mierda. ¡Que importa con quién se acueste, lo importante es la persona en sí no lo que hace en una habitación cerrada!

Kirishima explotó. 

—¡¡¡Bakugō como alfa debería honrar su género secundario, no menospreciarlo de la forma que lo hace!!!—todos en la cocina quedaron viendo a Kirishima, tan callado que estaba en la conversación y ahora hasta su voz estaba temblando por lo fuerte que había gritado—. Eso, él debería respetar su propio género secundario. Las personas ahí afuera lo harán menos si saben que durante sus últimos meses en la UA estuvo con un beta. No está bien, los dos están mal. Muy mal. 

"—Estás obsesionado con tu padre—la señora Kirishima vio cómo su hijo seguía buscando entre las cosas de su padre para hallar respuestas. El alfa había dejado huellas en su corazón pera nada comparado con la sed de poder en su pecho, esa sed que solo buscaba la perfección para poder protegerse a sí mismo de esos gritos incesantes. 

—No es así, mamá, solo quiero saber un poco más de él. Nada más—su madre, una Omega con cicatrices que la hacían voltear el espejo, lo dejó solo en el ático. Nunca lo había visto así con nada, su padre a pesar de no ser el ejemplo perfecto, era una persona muy fuerte. Nadie en físico podía ganarle, y abusaba tanto de ese poder que la naturaleza le había dado que en más de una ocasión los usó para su conveniencia sin importar lo egoísta que fuera. Después de todo, lo importante era la reputación y lo que los demás proyectaban en él. "Un buen padre que siempre sustenta a su familia. Una esposa hermosa y sumisa, como debe ser. Y lamentablemente un niño que nunca podría superarlo." Palabras de sus familiares, palabras de sus profesores, palabras de sus vecinos. Cualquier persona que viera por fuera lo que era su familia, diría aquello. Fingir que todo estaba bien en las fiestas, fingir que su padre era fuerte y un ejemplo era lo más increíble que podía hacer Kirishima cuando temblaba por culpa de los dolores en sus nervios. Tenía miedo, mucho. Tanto que la burbuja de su ego lo estaba ahogando. Todo tenía que ser perfecto, todo a su alrededor debía ser así. Excepto él, que solo era un alfa imperfecto."

—Eso es una mierda, y hasta una persona como tú lo sabe. Solo no quieres aceptarlo—Kirishima vio a Mina tomar sus cosas e irse. Todoroki y Aoyama hicieron lo mismo, los tres se veían bastante molestos. Solo quedaron en la cocina Kirishima y Ochako. ¿Se había molestado con él? ¿Por qué? ¿Por decir la verdad? No lo entendía. Últimamente su cabeza solo dolía en la completa ignorancia de los sentimientos de sus amigos. 

….

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top