|| Ryo ||

—Me... Gustaría hacerte una pregunta, princesa — murmuró Ayato con una sonrisa.

—¿C-Cual? — mi corazón latía a mil, mis nervios comenzaban a traicionarme.

Por favor. Por favor que no me descubra.

—¿Y esa comida? — alzó una ceja y señaló hacia la bandeja que se encontraba detrás de mi

—¿E-Eh? — trague saliva y sonreí nerviosa — Yo... ¡Es para mi! Tengo mucha hambre últimamente — murmure

—¿Hambre? Comimos hace poco, ¿acaso estas....?

—¡No! — dije enseguida; Ayato y yo habíamos tenido relaciones varias veces pero todas fueron con protección, no podía estar embarazada... — Solo tengo hambre, ¿Acaso quieres un poco? Pique algo de fruta, y recalentado de ayer...

—Ya veo... — se acercó a mi, estaba a escasos centímetros de mi.

Sentía su respiración en mi cuello, su sonrisa burlona y un aura que me estaba poniendo nerviosa

—Quizás tome algo —murmuró en mi oído y tomó el bol con fruta: melón, sandia y uvas — Gracias — antes de irse, me dio un beso en los labios y salió de la cocina.

Me había recargado contra la mesa durante todo ese tiempo, conteniendo mi respiración y tratando de no temblar. No me había sentido así desde hace mucho tiempo; cuando había llegado aquí, me sentía así:ansiosa, nerviosa, quería temblar y llorar todo el tiempo.

Ahora.. Por una extraña razón me sentía así otra vez. Quería salir corriendo de ahí, me sentía asfixiada y con ganas de escapar.

Y creo que todo era debido a Ryo.

Creí que había muerto y mi esperanza se había ido, pensaba que quizás aquí pagaría por la muerte de Ryo y que poco a poco el dolor se iría. Pero, justo cuando creí que ya se había ido, Ryo apareció. Un recuerdo lleno de amor y nostalgia.

Debido a ese recuerdo me negaba a dejarlo ir tan fácilmente. Quería que me perdonara y se fuera de aquí para que viviera una vida feliz con alguien que lo mereciera, no con alguien tan horrible como yo...

El sonido de una llamada me distrajo y supe que era mi momento de actuar.

Tomé la bandeja y me dirigí a la sala. Ahí estaba la entrada al sótano, justo a lado de de las escaleras y cerca de donde estaba Ayato hablando por teléfono. Fingí comer un poco y ver la televisión.

Ayato terminó de hablar poco después y se acercó a mí con una sonrisa y el plato de fruta. No se lo había terminado, al parecer no había podido comido en todo el tiempo que estuvo al teléfono.

—Tengo que salir — murmuró molesto y se sentó en el reposa brazos del sofá — La tienda en la que trabajo necesita un cajero, al parecer el que iba a ir hoy se enfermó... — soltó un suspiro y miró a la TV — ¿estarás bien? Solo serán unas horas...

—S-Si, claro. No te preocupes — murmure sonriendo y actuando lo menos nerviosa que podía — Yo cuidare la casa, además... No puedo irme aunque quiera — murmure esto último y bajé la mirada.

Ayato frunció el ceño nuevamente y se levantó. Tomó su celular que estaba en la mesa y las llaves del lugar. Después, se dirigió a la puerta y salió de la casa, no sin antes poner llave a la puerta.

Estaba sola, o al menos eso parecía... Ryo seguía abajo, atado y esperando que yo lo rescatara ahora. Sería mi momento de actuar y demostrar de lo que estoy hecha.

Bajé con la bandeja de comida casi corriendo, esta vez no me preocupaba que hiciera ruido. Una vez abajo, encendí la luz, Ryo entre cerró los ojos por el excesivo brillo que había en la habitación. Cuando se acostumbró a la luz, ya me encontraba a su lado.

—¿_____? Escuché una puerta cerrarse, ¿Ayato está fuera? — preguntó alzando una ceja.

—Si, así que es nuestro momento — continúe, le acerqué el recalentado y le serví un poco en el tenedor, se lo acerqué a la boca e hice que comiera —. Primero debes reunir fuerzas, si vas a escapar de aquí lo necesitarás.

—¿Escapar? — tenía la boca llena de comida y aún así habló. Yo reí suavemente y asentí.

—Si, pero aun debo ver la manera de quitarte la cadena, no sé dónde guarde la llave Ayato.

—Mh — terminó de tragar y negó — Solo necesito unos clips y pinzas

— Creo que vi unos arriba... Tu come, iré por ellos.

—Bien — asintió. Abrió la boca ligeramente, al parecer quería decir algo pero se detuvo a última hora — Con cuidado.

Subí las escaleras rumbo a la habitación de Ayato. Ahí tenía varios útiles escolares y demás cosas, así que seguro encontraría unos clips.

Ahí, busque entre sus cajones y encontré varias fotos mías que había tomado mientras yo estaba desprevenida y también había fotos de los dos juntos. No sabía si eso me podía dar ternura o miedo pero no era momento de eso. Aparte las fotos y debajo de estas encontré unos clips, tomé 3 y corri escaleras abajo, rumbo al sótano.

Para ese entonces Ryo ya había terminado de comer y estaba listo. Le entregué los clips y le pasé unos pinzas que estaban escondidas en un gabinete.

—Solo necesito estirar los clips... — murmuró mientras que con algo de dificultad usaba la mano atada para sostener los clips. Yo sinceramente no sabía lo que hacía y tenía miedo de arruinarlo.

Cuando terminó con los clips , soltó las pinzas y me entregó dos clips, uno con solo un lado extendido y con unos dobleces en la punta y otro totalmente extendido y forma de L

—Escucha con el que tiene forma de L debes hacer que esto gire — señaló a la parte inferior del candado, donde este giraba para abrirse — Y con este — señaló al que tenía unos dobleces en la punta — lo introduciras y moverás de arriba a abajo hasta que abra, sencillo, ¿no?

—Si... —obviamente no.

Traté de seguir sus instrucciones, al principio tuve varios errores pero Ryo no se rindió hasta que por fin escuché un "click" que significaba que se había abierto. Yo solté un suspiro y me sentí aliviada.

—¡Bien! —dijo igual de alegre que yo y sonrió — Tengo algo más que decirte

Mientras hablaba, le quité la cadena que sujetaba su muñeca, esta ya estaba muy roja e irritada.

—¿Qué es? —pregunté y lo miré a los ojos.

—Solo quería... Quería pedirte... — las palabras no salían de su boca, me podía dar una idea de lo que podía decir pero..

—No tienes que disculparte ahora, yo soy la que debería pedirte perdón — dije minutos después, mientras bajaba la cabeza.

—No, las cosas horribles que te dije antes, no debí decirlas — soltó un suspiro y apretó los puños — ____

Antes de que pudiera decir algo más, lo interrumpí. Me acerqué a él y le di un rápido pero cariñoso beso en sus labios. Sus mejillas se pusieron rojas y él solo pudo tragar saliva

—S-Si... Eso, me robaste las palabras — murmuró con vergüenza y se aclaró la garganta.

Yo reí un poco y me cubrí los labios con mis dedos. Después, me di cuenta del momento en que estábamos. No era momento de ser románticos...

—Tenemos que irnos — dije —. Ayato dijo que saldría unas horas pero es mejor que salgas de aquí rápido

—¿Solo yo? No, tu también vienes conmigo — dijo como una orden

—Lo siento, no puedo — me comenzaba a sentir nerviosa, temiendo porque el tiempo se nos terminara

—¿Porqué? Podemos irnos juntos, puedes escapar... — se acercó a mi, tomó mis dos manos y las levantó un poco — Por favor, no puedo dejarte con este loco.

—¿Seguro? No quiero que tu vida empeore, por mi culpa estás así — bajé la mirada y me solté del agarre de Ryo

—Tu no empeoraste nada. Yo me busqué estar en esta situación — respondió — Tu... Solo me mostraste un mundo más colorido, como jamás lo había visto. Así que por favor... No me dejes.

Sus palabras sonaban sinceras, no quería que lo dejara, no me guardaba ningún rencor... Quizás, un mundo con él podría ser posible.

—Bien, solo tenemos que...

Una puerta abriéndose nos hizo sorprendernos. No era la del sótano, era la de la entrada, y el único que podía entrar era...

—Ayato — murmuró Ryo con una mirada seria — Rápido, sal de aquí y distraelo, yo haré el resto

—¿Estas seguro? — mi expresión era cada vez más nerviosa. Él sonrió para tranquilizarme y me dio un beso en la frente — Bien... Lo haré

Estuve ahí unos segundos, sintiéndome segura con Ryo pero cuando me aparté de él mis piernas comenzaron a temblar. Mi sudor se volvió frío y sólo podía pensar en una cosa: volver y escapar con Ryo.

Abrí la puerta un poco, Ayato pasó justo frente a ésta y se dirigió a la cocina. Tuve que contener mi respiración para no soltar un pequeño grito.

Cuando vi era seguro salir, abrí la puerta y me dirigí a la cocina sin hacer mucho ruido. ¿Cuál era la mejor forma de actuar normal ahora?

Me puse de puntillas y le cubrí los ojos a Ayato, trague saliva y fingi sonreír natural

—¿Q-Quien soy? — pregunte con voz ansiosa. Ayato sonrió y se quedó pensativo

—Mm... ¿Santa? — respondió burlón — Pero es muy pequeño... — continuó y se giró. Con poco esfuerzo se libero de mi "agarre" y rodeó mi cintura con sus brazos — Vaya... Que linda sorpresa

—S-Si — respondí y puse mis manos en su pecho para apartarlo un poco — ¿Porqué volviste tan pronto?

—Olvidé algo — respondió — Necesito mi gafet y lo olvidé aquí

—Oh — sonreí un poco y miré de reojo hacia atrás, ¿Ryo ya habrá salido?

—¿Sucede algo? — alzó una ceja y me miró algo serio.

—¡Nada! — respondí enseguida. Tomé las manos de Ayato e hice que se girara, quedando yo contra la mesa y él enfrente mío

—¿Mh? ¿Acaso quieres... Jugar un poco? — preguntó burlón y dirigió sus manos hasta mis mejillas, las cuales acarició —Llegaré tarde al trabajo pero no importa.

Sus besos subieron desde mi cuello hasta mis labios. Otra vez sentía esa sensación de asco, al ser tocada por él...

—____... — suspiró mientras sonreía y detenía sus besos en mi cuello

Me mordí el labio y cerré un ojo, Ryo, por favor... Date prisa.

—¿Puedo preguntarte algo? — murmuró poco después — ¿Porqué sigues hablando con Ryo?

—¿Qué? — Ayato se detuvo y en un rápido movimiento colocó su mano derecha en mi cuello, sujetándolo con fuerza e impidiéndome respirar

—¿Acaso crees que soy tonto? ¿Qué nací ayer? Estoy seguro que esa comida no era para ti. ¿Sabes...? Crei que lo habías olvidado, ¡creí que eras mía! Pero me equivoque.

—A-Ayato — el aire no podía entrar, solo salía y a cada segundo que pasaba mi cara se volvía más roja.

—Crei que... Que me amabas — la debilidad en su voz se notó, aflojó su agarre un poco y me miró con expresión triste — ¿Porqué? ¿¡Porqué no puedes amarme!?

—Ayato, te lo suplico, ¡detente! — dije entre jadeos. El aire nuevamente entraba a mis pulmones y me era algo difícil hablar sin toser

—¡P-Perdon! No quería lastimarte, no quería, ¡no quiero lastimarte! — se cubrió los ojos y negó varias veces — Te lo suplico, perdóname, ¡has lo que quieras pero no me dejes, por favor....!

—P-Perdon, en verdad perdón... — cerré los ojos con fuerza, resistiendo las lágrimas

Ryo se encontraba detrás de Ayato, a escasos centímetros de golpearlo con un martillo justo en la cabeza. En ese momento tenía los ojos cerrados y solo escuché el golpe y el cuerpo de Ayato caer con fuerza

—Buena distracción — me felicitó Ryo con la respiración agitada, al parecer había usado toda su fuerza para dar ese golpe — Vamos — extendió su mano hacia mi

Tenía miedo justo ahora;un charco de sangre comenzaba a formarse a nuestros pies

—¿E-Está...? — trague saliva y miré a Ryo con mucho miedo

—No creo — respondió y tomó mi mano con fuerza — Debe estar inconsciente, por eso debemos irnos ya.

—S-Si... — las palabras de Ayato resonaban en mi mente: "no me dejes", me sentía culpable pero creo que no era momento de eso.

—Debemos llamar a la policía — murmuró y me llevó a la puerta principal. Al intentar girar la perilla resultó estar cerrada con llave  — Mierda

—Debe tenerlas él — respondí y miré de reojo el cuerpo de Ayato — En su bolsillo, pero tengo miedo de acercarme a él

—Bien, lo haré yo — él, a diferencia de mi, estaba muy tranquilo, algo agitado pero no al borde de una crisis

Ryo se acercó a Ayato, seguía desmayado. Se puso de cuclillas y metió su mano en el bolsillo de Ayato, luego la sacó y buscó en el otro

—No están... —gruñó y me vio — ¿alguna otra salida?

—Bueno... La puerta del patio siempre está abierta y creo que podemos saltar la valla

—Bien, haremos eso — murmuró y se levantó. Sus zapatos y mano ahora tenían algo de sangre, pero a él no parecía molestarle

Me dirigí a la puerta de atrás que efectivamente estaba abierta, la valla media unos 2 metros pero con ayuda de Ryo podríamos lograrlo.

—Sube a mi mano — dijo, juntando sus dos manos e inclinándose un poco para que así yo subiera a su mano y me impulsara.

Lo hice y poco después ya me encontraba detrás de la valla; aquí, no había nada, solo unos cuantos árboles y botes de basura, tendríamos que dar toda la vuelta a la manzana si queríamos salir de este "callejón"

Escuchaba los quejidos de Ryo intentando subir la valla, no dejaba de escuchar maldiciones y quejidos que solo me daban risa

—¿Aún te duele tu estómago? — pregunté, acercándome a la valla

—¡Claro que no! Estoy de maravilla — dijo sarcástico — Antes de venir me droge en pastillas para el dolor

—Pff — me cubrí la boca y reí — Ryo... Te extrañé mucho.

—Si, yo también — respondió ya un poco tranquilo.

Ryo finalmente logró subir la valla, veía su cabeza sobresalir y sonreía un poco al verme.

—Creo que necesitaré unas vacaciones después de... — antes de terminar su frase, alguien tomó el pie de Ryo y lo obligó a bajar. El soltó un quejido al chocar contra el duro suelo — M-Mierda... —jadeó y se retorció de dolor.

—¡Ryo! — grité y me asomé por un espacio entre las vallas

—¿Creen que... Te dejaré apartarla de mi tan fácil? — era Ayato, quien apenas podía hablar.

Sangre escurría de la herida de su cabeza y manchaba su rostro. Le costaba hablar y parecía que en cualquier momento volvería a desmayarse

—No... Te dejaré irte — dijo entre jadeos — ¡ella es mía! — gritó y se lanzó contra Ryo

—¡Maldito loco! — gritó, intentando apartarse de él

Mierda, ¡debo hacer algo!

Tomé uno de los botes de basura y lo puse cerca de la valla, use este de escalera para así impulsarme y volver a la casa. Mientras subía vi que esta no era una simple pelea mano a mano, Ayato tenía un cuchillo y ya había intentado usarlo varias veces en Ryo, podía verlo gracias a las heridas que tenía en sus brazos y rostro.

—¡Ayato, para! — grité y con todo el valor que junte, salte la valla y caí al suelo, ensuciandome la ropa y raspandome codos y rodillas.

—¡Tu ya no tienes opción aquí, princesa! — gritó Ayato con una sonrisa burlona en sus labios

Ayato seguía lanzando cuchillazos al aire y Ryo defiendose, hiriendose más de lo que ya estaba. En una de esas, Ryo le lanzó un puñetazo a Ayato, haciendo que soltara el cuchillo, lanzandolo lejos de ellos y dejando a Ryo con una ventaja.

Ayato estaba encima de él, con la sangre hirviendole de ira y lanzandole golpes que ahora eran más fácil de defender para Ryo.

Mis piernas temblaban pero aun podía hacer algo, ¡tenía que hacerlo, no tengo opción!

Corri hacia el cuchillo cuando vi que estaban distraídos, lo tomé con las dos manos y apunté hacia ellos.

—Ayato, ¡detente! —grité con todas mis fuerzas

Ambos se detuvieron al escuchar mi voz. Ayato se quedó confundió, levantó las manos en son de paz y sonrió

—No tienes que hacer eso, baja el cuchillo, princesa — se levantó, dejando a Ryo solo.

Se acercó a mi, a paso lento y aún sangrando. Colocó sus manos alredor de las mías y me miró a los ojos;quería tranquilizarme y hacerme dudar

—Por favor, yo te amo — murmuró.

Ryo se levantó con mucho dolor y me miró también a los ojos. Movía los labios, diciéndome : "hazlo"

—Princesa, yo te..

—Lo siento — murmure mientras mis lágrimas caían.

Tomé el cuchillo con fuerza y lo enterré en el estómago de Ayato. Él, se quedó en silencio unos momentos, en shock.

Poco después la sangre salió de su boca, él no podía creerlo, sus ojos seguían buscando una explicación. Retrocedió aún con el cuchillo dentro y escurriendo en sangre

—¿Por.... Qué...? — al ya ser mucha sangre, cayó de rodillas y luego al suelo por completo

Ryo corrió hacia mi y me abrazó, me cubrió los ojos y me hizo sentir protegida.

—Tranquila — acarició mi cabello, pero aunque estuviéramos así, mis lágrimas no dejaban de salir

—Lo maté, lo maté Ryo, ¡lo asesiné! — comencé a gritar de desesperación

—Fue en defensa. Tranquila, todo estará bien — murmuró y me abrazó con fuerza — Estará bien...

****

Tiempo después la policía llegó gracias a las llamadas de los vecinos, que habían escuchado la pelea y los gritos.

Al llegar, se encontraron con una terrible escena : un chico asesinado y otros dos, uno con heridas graves y una chica que creían que había desaparecido para siempre.

Las noticias no tardaron en informar a todos: chica desaparecida es encontrada y su secuestrador muerto.

Todos supieron lo que sucedió, lo que Ayato había hecho y como se encontraba ahora. El golpe en la cabeza y el cuchillo lo habían hecho desangrarse mucho, no podía sobrevivir aunque lo hubieran atendido.

Nadie lamentaría su muerte; no tenía familia, amigos o algún pariente que pudiera hablar por él. Estaba solo.

—¿Aún sientes pena? — Ryo me sacó de mis pensamientos a lo que yo asentí — Te secuestró y torturó, además, la cicatriz que me dejó no se quitará... No deberías sentirme mal por un tipo como él

— Pero... — solté un suspiro y me recosté en el regazo de Ryo.

Ambos estábamos en su departamento, sentados en el sofá viendo una película de terror. Las cosas ya se habían calmado un poco y gracias al secuestró me habían excentado de los finales y tenía vacaciones junto con Ryo.

Mis padres también ya estaban algo mejor, pero ahora no me dejaban salir tan tarde a menos que fuera con Ryo.

—Pero nada — respondió — Ven — me levantó e hizo que me sentara en sus piernas —. Estoy aquí contigo para ayudarte a superar todo, ¿si? Además... Me siento un poco celoso si hablas de él todo el tiempo.

—¿Celoso? — repetí burlona — ¿Porqué?

—Bueno... — tragó saliva y se puso rojo —Él... Hizo muchas cosas contigo — se aclaró la garganta y miró hacia otro lado —Me pone muy molesto que haya hecho eso con mi... Novia.

—Oh ~ — volví a reír y lo miré a los ojos — También quisiera olvidar eso, quizás... Formar nuevos recuerdos contigo —murmure — cuando quieras, tu y yo podríamos... Hacer uno nuevo.

—¿L-Lo dices enserio? — su actitud seria se había ido y había sido remplazada con una de vergüenza y nerviosismo — Bueno... No tengo experiencia en eso, así que tendrás que enseñarme un poco.

—Con todo gusto~ — hice una pausa y sonreí —Te amo

—Yo también, te amo — susurró en mi oído y acarició mis muslos — No volveré a perderte, ¿bien?

—Si lo haces prometo que no seré tan tonta —dije burlona y le di un beso en los labios.

—Solo espero que esta vez no me mates — volvió a reír y besó mi cuello —. Quédate conmigo, para siempre...

—Lo haré — susurré y acerqué mis labios a los suyos nuevamente

Ambos nos unimos en un beso, del que no queríamos separarnos nunca.

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