|| 27 ||
—Te tendré que dar un castigo por haberme golpeado. Y este, a diferencia de lo que me hiciste, te gustará ~
Ayato me había llevado a su habitación - o por lo menos eso parecía -. Una habitación pequeña, con ropa tirada en el suelo, varios posters, muebles viejos y llenos de polvo... Muy diferente a la casa de Ryo
Pero lo que más me llamó la atención fue otra cosa : en una pared, tenía un cuadro gigante en el que podía colocar varias fotos. Diría que era normal hasta que vi las miles de fotos que tenía mías; saliendo de la escuela, llegando a la casa, en educación física, en las regaderas...
Era un total enfermo, ¿¡cuándo me tomó todas esas fotos?! Ni si quiera Ryo era capaz de...
—¡Aléjate de mi, enfermo! — grité mientras seguía dándole patadas y puñetazos a su pecho.
Él, fastidiado de mi actitud, me tomó de las dos manos y me amarró al respaldo con una corbata que tenía ahí cerca.
Me amarró tan fuerte que no iba a poder safarme por más que quisiera. Después, él sonrió como un psicópata y se re lamió los labios mientras se sentaba sobre mis piernas para evitar que me moviera.
—Tranquila, no lo haré dentro, quiero disfrutar más de ti antes de que tengamos nuestros hijos ~
—¿Qué...? ¡No, no, sueltame! —un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y negué rápidamente. Pese a que ya sabía que mis intentos de soltarme eran inútiles, seguí intentandolo.
—¿Y porqué debería? Se que te gustará, enserio — respondió como si esto fuera completamente normal. ¡Para mí no lo era para nada!
—¿¡Acaso no lo entiendes!? ¡Eres un maldito enfermo que me secuestró y asesinó a las personas que más amaba! — mis lágrimas comenzaron a salir, no podía contenerme más, no podía estar cuerda ya.
—¿Amar? El único amor que necesitas es el mío. Tu me aceptaste en un principio, ¿verdad? Siempre me han molestado, tú fuiste diferente. ¡Por eso te amo! — hizo una pausa y su mirada se oscureció — Jamás te dejaré ir con otro... — su voz era grave y seria. Daba miedo.
—E-Esto no es amor... Es, es..
—¿Un amor enfermizo? Lo se, no me importa para nada — continuó y aún con esa expresión aterradora, sonrió — Quieras o no serás mía. Nadie lo cambiará.
—Por favor... Ayato... Eres un amigo para mi, yo amo a Ryo... — mis sollozos seguían, me dificultan hablar.
—¿A eso llamas amor? Él te utilizó para encontrar al asesino, ¿Acaso no te lo dijo?
—¿Q-Qué? No... Él... No, él no haría eso.
—No me creas, tarde o temprano lo sabrás — él sonrió de lado.
Tomó mi barbilla con una mano y la levantó. Acercó sus labios a los míos y los unió en un asqueroso beso que para mí duró años. Una vez se alejó, yo apreté los labios y cerré mis ojos, no quería verlo sonreír como tonto por haberme besado.
—Vamos a castigarte, princesa ~
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top