Capitulo 32

Asia del sur, Las Maldivas

Daniel había dado unas cuantas vueltas por el puente sin dejar de pensar en la chica.

Cada día Dana se sentía un poco más débil, y eso al rubio le preocupaba.
Está llegando cada vez más rápido el día en el que la perdería.

Suspiró cansado y se sentó en el puente con las piernas colgando sobre el agua.

Dana le vio desde la pequeña casa de madera y caminó hacia él con lentitud. Llevaba un vestido de flores rojas muy bonito, que se movía al compás con el viento.

Se sentó al lado de Daniel y le sonrió demostrándole que estaba bien.
Él sonrió de vuelta y le abrazó de costado, dejando un sonoro beso en su frente.

- ¿Qué tal está, señora Seavey? - preguntó con acento británico el chico.

Dana rió y se aclaró la garganta para contestar, poniéndo una mano en su pecho y alzando la cabeza.

- Divinamente señor Seavey, pero me apetecería bailar un vals con usted.

Se levantó de la suave madera y tendió su mano a Daniel con una reverencia.

El chico negó riendo y cogió su mano levantándose.
Cuando ya estuvo de pie, puso una de sus manos en la cintura de Dana y con la otra siguió agarrando su otra mano.

Giraron por el pequeño puente riendo y no muy bien coordinados, pero se lo estaban pasando bien.
Hasta que la ojiverde tropezó con una tabla mal colocada y Daniel cayó encima suya.

Los dos rieron un poco para después sonreírse mutuamente.
Dana jugaba con el pelo del chico y él acariciaba sus brazos con la mano que tenía libre, ya que con la otra aguantaba su propio peso.

La chica se deslizó un poco hacia abajo y rodeó el cuello de Daniel con sus brazos.
Acarició los pelos de su nuca y se acercó a sus labios lentamente, pero fue él quién redujo la poco distancia que quedaba y juntó sus bocas.

No era un beso de los de siempre, algo había cambiado, ya no era lento y dulce, ahora parecía desesperado y húmedo.

Cuando el muslo de Dana rozó sin querer el miembro de Daniel, él decidió parar el beso.
Los dos se miraron a los ojos. Nunca había pasado nada parecido y a Dana le había gustado.

- Hazme el amor Daniel. - pidió de repente en un susurro y el rubio abrió los ojos sorprendido.

Se quitó de encima de ella y negó con la cabeza.

- ¿Qué?

- Hazme el amor, quiero hacerlo, estoy preparada.

- ¿Estás loca? - Dana también se incorporó - Te podría hacer daño, empeorar tu estado o... No.

- Es por eso. - se dijo a sí misma con la cabeza gacha - Todo por la maldita enfermedad. - suspiró encarándole - ¡Estoy bien! ¡No me vas a hacer daño!

- No entiendo por qué de repente quieres hacer esto. - dijo confuso.

- Quizás porque llevamos mucho tiempo juntos y nunca lo hemos hecho. Quizás porque eso es lo que hacen las personas que se quieren. Quizás porque voy a morir y no quiero hacerlo siendo virgen.

Daniel se sorprendió. Dana tenía razón, pero él seguía teniendo miedo de dañarla.
Habían sido muchas veces las cuales el chico se levantaba a las tres de la mañana solo para bajar su erección, provocada por no poder atreverse y hacer el amor con ella.

- Yo...

- Ya da igual. - suspiró dándose la vuelta - Me voy a la playa, quiero estar un momento sola.

- Dana...

- No importa Daniel, siempre estará el cáncer antes que yo.

Se fue por el largo puente hasta la pequeña isla y el rubio suspiró.

Había hecho todo mal, pero mañana lo solucionaría. Tenía un plan e iba hacer todo lo posible para que se cumpliera.

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Corto, lo sé, pero se acerca lo chido 🌚🌚🌚

Love you all. 💋❤💋❤

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