Capitulo 27

(...)

Las primeras semanas de tratamiento habían pasado. Según Dana, incluso habían terminado.
Sabía que era imposible que lograra superar el cáncer, entonces ¿Para qué malgastar su tiempo y energía en la quimioterapia?

Las dosis que había recibido hasta el momento solo eran para consolar a su hermano, Daniel y Norah, pero no iba a recibirlas más. Tenía otros planes.

Ya les había contado a todos lo del cáncer y estaban muy tristes por ella. En cambio Dana solo quería salir del hospital y seguir con su vida normal, hasta que ésta llegara a su fin.

Daniel estaba con ella cada momento. Ya fuera dándola ánimos, hablando tranquilamente o abrazándola. No quería dejarla sola. No cuando sabía que cualquier día ella podría desaparecer de su vida.

El día de la función había pasado y Dana no había podido actuar. Ese día no salió de su cuarto y Daniel pudo oír sus sollozos desde detrás de la puerta.

Todo era muy difícil para Dana y Daniel, pero mientras estaban juntos ninguno de los dos lo notaba.

- ¿Te sientes bien?

La chica sonrió cortésmente a Daniel y asintió, aunque no era así.

- ¿Qué te pasa?

- Alec no para de mandarme mensajes, al igual que todos y es muy cansado. - suspiró - ¿No pueden entender que estoy bien?

- Solo están preocupados Dana.

- Pero estoy bien.

- Creo que el hecho de saber que vas a morir ya demuestra que no estás bien.

La chica bufó ante su comentario y se deslizó por el sillón hasta quedar sentada.

- Quiero salir de aquí. - susurró.

Daniel se tumbó a su lado pese al poco espacio y acarició sus brazos.

- ¿A qué te refieres?

- A que estoy cansada de este lugar. - suspiró pesadamente - Todo el mundo me atosiga y no pienso que esta sea la mejor forma de pasar mis últimos días.

Daniel tragó saliva al oír las tres últimas palabras y desvío la mirada. Le dolía, claro que lo hacía. Le estaba matando por dentro.

- ¿Quieres alejarte de todos? - cuestionó ocultando el dolor y ella asintió - ¿De mí también? - Dana negó - ¿Dónde quieres ir?

- No sé... Solo quiero alejarme de todo.

Daniel se quedó callado pensando.

- ¿Te gustaría viajar por todo el mundo? - los ojos de Dana se iluminaron y sonrió - Eso haremos. Además, te lo prometí una vez.

La chica sonrió al saber que él lo recordaba y lo abrazó con fuerza.

- Alec me va a matar. - comentó el rubio aún en el abrazo.

- Puede.

- Pero moriré feliz.

- Yo igual.

(…)

- Por favor, abrochen sus cinturones de seguridad. El avión despegará en unos instantes.

La azafata colgó el teléfono y Dana empezó a dar saltitos en su asiento emocionada.

- Oye tranquila. - rió Daniel - Ni que estuviéramos en una nave espacial con destino a Marte.

Dana le sonrió pero no paró de dar saltitos y de mirar por la ventana continuamente.

- ¿Te pusiste así cuando fuiste a Londres?

- No. - negó ella - Me tomé una pastilla que me dejó drogada durante todo el viaje.

- La próxima vez tómatela. - comentó Daniel divertido.

Dana le sacó la lengua y por fin paró de saltar, pero la cara de emoción no se la quitaba nadie y eso a Daniel le encantó.

- El avión va a despegar. Próxima parada, España.

La chica soltó un gritito de emoción y todos se giraron a verla.

- Lo siento. - se disculpó Daniel - Es la primera vez que viaja sin estar drogada.

Todos les miraron aún más raro pero siguieron a lo suyo.

- Me van a tomar por drogadicta. - se quejó Dana y él rió.

- Lo siento. - susurró con un puchero y besó su mejilla suavemente.

La chica sonrió complacida y devolvió su mirada a la ventana.

El avión había despegado, y con él una nueva aventura para ellos dos.
Probablemente la última, pero la que se quedaría en su mente para siempre.

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