Capitulo 26
Daniel
Un, dos, tres, cuatro.
Un, dos, tres, cuatro.
Un, dos, tres, cuatro...
Suspiré cansado. Ni contando mis propios pasos podía relajarme.
Sentía el cuerpo rígido y entumecido y los ojos me pesaban del sueño.
Pero no podía dormirme, Dana estaba allí dentro confirmando su destino y yo tenía que estar en las mejores condiciones cuando ella volviera.
Ya sea para calmarla o para llenarla la cara de besos.
Prefería la segunda opción, pero eso dependía de los que dijeran los médicos.
Alec no podía venir. Estaba en la otra punta del país en un evento súper importante y aunque él había insistido, Dana le pidió que se quedara, que ella estaba bien, conmigo.
Un bostezo se escapó de entre mis labios y me senté en las sillas incómodas de la sala de espera.
¿Era normal que tardarán tanto?
Justo en ese instante la puerta se abrió y Dana apareció al lado del Doctor.
¿Había ido bien? ¿El cáncer había vuelto? ¿Qué estaba pasando?
Analicé su rostro detalladamente intentando encontrar la respuesta a todas mis preguntas.
Nada. Su cara no decía nada y eso solo me confundía más.
Se despidió del doctor y caminó lentamente hacia mí. Las manos me sudaban de los nervios ante aquel silencio, pero cuando ella me abrazó con lágrimas en los ojos solo pude aferrarme a ella para que nunca se fuera.
(...)
Entramos a su apartamento en silencio.
Su amiga Norah no estaba. No le habíamos dicho a nadie (salvo a Alec) lo del bulto, porque no sabíamos si podía ser cáncer. Y por mala suerte; lo era.
Dana parecía más tranquila, pero seguía sin expresión en su rostro.
- Puedes irte. - susurró - No hace falta que te quedes conmigo.
- Pero quiero estar contigo. - aseguré agarrando su mano. - ¿Tú no?
Bajó la mirada al suelo con una mueca, dándome la confirmación de que no quería estar conmigo.
Pero no la iba a dejar sola.
- Voy a quedarme. - afirmé y me tiré al sofá - ¿Quieres ver una película?
- Creo que me voy a rapar. - murmuró sin hacerme caso.
Enseguida me levanté del sofá y la miré tristemente.
- ¿Quieres que haga algo o...?
- Podrías tirar todo lo que tengo de ballet. - me cortó - Ya no lo voy a necesitar.
- No digas eso Dana puedes seguir...
- Voy a morir Daniel. - me cortó de nuevo con los ojos llenos de lágrimas - El médico ha dicho que no lo han detectado a tiempo y que no hay mucho que pueda hacer.
¿Oyeron eso? Fue mi corazón rompiéndose.
Los ojos me comenzaron a escocer y las piernas me temblaban. No era verdad. Ella no iba a morir. Dana se quedaría conmigo para siempre, nos casaríamos y tendríamos hijos. ¿Cierto?
Sus sollozos constantes me hicieron más fuerte y retuve las lágrimas para aferrarla a mi cuerpo con fuerza. No se iba a ir de mí lado. No si nunca la soltaba.
Haría todo lo posible porque ella viviera.
- No intentes buscar solución. - me desánimo sorbiendo su nariz - Ya estoy cansada de luchar.
- Pero debes hacerlo, yo no...
- Daniel. - me llamó observando mis ojos fijamente - Sé que tú no quieres que muera, créeme yo tampoco, pero también sé que tú no has pasado por esto y te aseguro que es muy difícil. Voy a morir, está claro, y no puedes hacer nada para cambiarlo.
Asentí mordiéndome el labio y mirando al techo. No quería llorar, pero me lo estaba poniendo demasiado complicado.
- Yo te puedo rapar. - ofrecí con la voz suave.
Ella asintió débilmente y los dos caminamos por el pasillo hacia el baño.
Se sentó en el retrete después de pasarme la máquina y desató su cabello, antes recogido en una coleta.
Tragué saliva y ella suspiró. Su pelo era hermoso y me daba mucha pena tener que cortarlo.
- Si quieres lo hago yo. - sugirió al no ver ningún movimiento de mí parte.
- No. - negué encendiendo la máquina - Lo hago yo.
Empecé pasándola por su nuca y el primer mechón de pelo cayó al suelo.
Seguí así durante media hora hasta que al fin terminé.
Su pelo se extendía por todo el suelo del baño y su cabeza estaba completamente vacía.
Me miró con una mueca y sonreí.
- Hermosa. - exclamé y besé su frente - Siempre estarás hermosa.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top