(...)

- ¿¡Vas a salir con Daniel Seavey?!

Dana asintió riendo y Norah cayó al suelo gritando de emoción.

- ¿Te ha dicho si Zach está libre? - preguntó la amiga tímidamente y con un sonrojo en sus mejillas.

- No lo ha comentado. - sonrió Dana - Pero se lo preguntaré.

Norah la abrazó con fuerza saltando de arriba a abajo.
La ojiverde rió algo más y siguió colocando algunas cosas en la mochila.

- ¿Un paraguas? - preguntó su amiga divertida - ¿Por qué deberías llevar un paraguas a una cita?

- No lo sé. - suspiró - Me ha dicho que me va a llevar a un lugar secreto, pero allí puede llover o algo. Debo estar preparada.

Las dos rieron de nuevo.

(...)

- 1, 2 y 3, ¿No? - preguntó Daniel siguiendo los pasos de la chica mientras caminaban hacia el coche.

Dana rió.

- Supongo, pero no debes colocar de esa forma las rodillas, así solo te harás daño.

Puso una de sus manos en su tibia y dobló algo más su rodilla. Daniel sonrió al verla tan concentrada, como una profesional.

- Así, sí. - le sonrió abiertamente - Pero creo que es mejor si te centras solo en la música, el baile no es lo tuyo.

Daniel frunció el ceño ofendido y ella rió.

- ¿Me vas a decir dónde vamos? ¿O va a ser un secreto como una de esas típicas historias cliché?

El chico sonrió ante las preguntas y negó riendo.

- ¿Quieres saberlo? - ella asintió - Iremos a la playa.

- Cliché. - susurró Dana y él volvió a reír.

- Si quieres te dejo en casa Dana. No es ningún problema para mí. - sonrió divertida y ella negó - Entonces shhhh.

Puso un dedo en sus labios y siseó con fuerza haciéndola sonreír.

(...)

La arena quemaba los pies de Dana mientras corría riendo hacia el agua.
Cuando Daniel descansaba en su toalla con los ojos cerrados, ella le había puesto crema en la mano y haciéndole cosquillas en la nariz él se la untó todo por la cara.

Y ahora Dana corría por su vida.

- ¡Te voy a matar! - gruñó Daniel y ella gritó divertida.

Entró al agua de inmediato y se sumergió para que a Daniel le fuese más complicado encontrarla.

Pero pronto la necesidad de aire le hizo salir a la superficie y el chico la atrapó.

- Ja. - celebró estrujándola entre sus brazos - Está acabada señorita Benjamin.

- No te enfades. - se sacudió - Solo lo hacía para que no te quemaras.

Soltó una risita al final que la delató.

- Estás loca si crees que me voy a creer eso. - rió él - Tengo crema solar en toda la cara por tu culpa.

Ella rió de nuevo al tenerle en frente y ver toda la crema extendida por su rostro.

- ¿Encima te sigues riendo? - se quejó - Me las pagarás. - sonrió maliciosamente al encontrar una manera para devolvérsela - Dame un beso.

- No. - se negó Dana riendo.

- Dame un beso o te hundo. - amenazó bajando sus brazos para que ella se sumergiese más.

- Prefiero morir a besar tu cara manchada de crema. - comentó Dana divertida.

- Tu lo has querido.

Comenzó a sumergirla lentamente, y cuando el agua la llegó al cuello ella pidió que parara.

- Vale. - suspiró intentando no tocar el agua más allá de la nuca ya mojada de su cabello - Te doy un beso.

- ¿Dos?

- Los que quieras, pero suéltame.

Daniel sonrió triunfante y la subió hacia él. A la ojiverde le costó no ponerse a reír en su cara de nuevo al ver el estropicio que ella misma le había hecho.

El chico rodó los ojos ante sus mofletes inflados por contener la risa y restregó su cara contra la de ella para que también se manchara.

Dana comenzó a reír alocadamente e intentó separarse de él, pero Daniel la tenía atrapada entre sus brazos y las manos de la chica estaban atrapadas entre su pecho y el de ella.

- Mi beso. - ordenó Daniel poniendo morritos.

Ella sonrió y estiró su cuello hacia sus labios para besarlos rápidamente.

- Eso no vale. - se quejó con el ceño fruncido - Me dijiste los que yo quisiera.

Dana rió rodando los ojos.

- ¿Cuántos quieres entonces? - preguntó curvando los labios en una sonrisa torcida.

- Si son todos los que quiera, creo que nunca acabaremos.

Los dos se sonrieron mutuamente y juntaron sus labios en un tierno beso, pero a la vez intenso.