Capitulo 23
(...)
- Las mallas me pican. - se quejó Zach.
- A mí me apretan. - dijo ahora Jack.
- Me veo ridículo. - Corbyn.
- Estoy perfecto. - Jonah posó enfrente del espejo mientras los demás le veían raro.
- Vamos chicos. - pidió Daniel - Hacerlo por mí.
- ¿Por qué no lo haces solo? - gruñó Corbyn - Eres tú el que está enamorado de Dana.
- ¡Shhhh! - le mandó callar mirando a todos lados nervioso - Se supone que me ibais a ayudar. Así que hacerlo.
Estaban en la escuela de baile. Esperando a que Dana viniera a dar la clase.
Daniel pensaba que si estaba con ella en aquel lugar, su nuevo "amigo" no se la robaría.
Y ahora todos llevaban unas mallas negras demasiado apretadas. Las niñas pequeñas de la clase se reían de ellos.
- ¡Buenos días! - saludó Dana en cuanto pasó por la puerta.
Miró a los chicos sorprendida y ellos la saludaron con la mano.
- Niñas, empezar a calentar. - ordenó con una sonrisa y se llevó a los chicos al otro lado de la sala - ¿Qué hacéis aquí?
- Queremos aprender ballet. - mintió Zach e intentó hacer una acrobacia que acabó con él en el suelo.
Dana puso una mueca y Jack la abrazó, seguido de Jonah, Corbyn y Daniel. Zach seguía en el suelo.
- Te extrañamos. - confesó Jack al separarse del abrazo.
- Y yo a ustedes. - dijo con una sonrisa.
Volvieron al centro de la sala y los chicos copiaron los ejercicios de estiramiento de las niñas.
A Dana se le escapaba alguna que otra risa al verlos de esa forma.
- Hoy haremos ejercicios en parejas, así que elegir a vuestro acompañante.
Las niñas se agruparon todas en pareja, dejando a los chicos con la palabra en la boca para pedirles ayuda. Zach se puso con Jack y Jonah con Corbyn.
Daniel se quedó solo mirando a todo el mundo con el ceño fruncido.
- Yo también os quiero. - murmuró a sus amigos que le miraban divertido - Dana. - la chica volteó - No tengo pareja.
Zach comenzó a reír acompañado de Jack y otras niñas.
- Bien, ponte conmigo.
Daniel sonrió y se colocó al lado de Dana.
- De nada. - susurró Jonah divertido.
Daniel le miró mal pero volvió a sonreír cuando la chica agarró su mano y la puso en su cintura.
- Primera posición. - inició Dana - El compañero a la derecha deberá ser sujetado de la cintura por el otro compañero.
Todos hicieron lo indicado y Dana les sonrió.
- Segunda posición. Alzar el talón del pie derecho e intentar estabilizaros. Cuando lo consigáis, vuestro compañero os alzará la pierna izquierda hasta formar un ángulo recto.
Zach lo intentó mientras Jack le sujetaba, pero se escurrió y su compañero cayó al suelo detrás de él.
Las niñas se rieron de los dos al igual que Dana y los chicos.
Después de que volvieran a levantarse, toda la clase lo volvió a intentar.
Dana subió su pierna con facilidad y Daniel la sujetó de la cintura por si acaso, pero estaba seguro de que ella no caería.
- Ahora cambiar de posiciones.
Mientras los alumnos de Dana la obedecían, ella ayudaba a Daniel sosteniéndolo de la cintura.
El chico estaba temblando y tenía algo de color en las mejillas por aquello.
- ¿Estás nervioso? - notó Dana con una risita.
- No. - mintió él susurrando.
Dana volvió a reír y el ejercicio acabó.
Siguieron haciendo algunos pasos más hasta que la clase acabó.
Las niñas se fueron rápidamente con sus padres y los chicos (menos Daniel) se fueron a la cafetería que había en la planta baja.
- ¿Qué tal bailo? - preguntó Daniel con una mueca.
- Fatal. - rió Dana - No se te da muy bien el ballet.
- Es complicado. - se quejó él como niño pequeño.
Se quedaron en silencio algunos segundos mientras ellas se quitaba los zapatos.
- Y... ¿Tienes planes para el viernes? - preguntó casualmente apoyándose en la barra.
Ella sonrió negando en la cabeza.
- No tengo. ¿Y tú?
- Tampoco. Terminamos el Tour en Vancouver así que puedo quedarme más tiempo. - sonrió de lado y agarró su mano - ¿Te apetecería venir conmigo a un lugar secreto?
- ¿Qué lugar secreto?
- No te lo puedo decir. Por eso es secreto.
Dana sonrió rodando los ojos y asintió mirando sus manos entrelazadas, luego miró a sus ojos azules para perderse enseguida en ellos. Como ya había hecho tantas veces.
Daniel se inclinó hacia ella provocando que sus narices rozaran.
Miró los labios de la chica y luego volvió a sus enormes ojos color esmeralda.
Apartó el pelo de su rostro y besó sus labios con suavidad.
Dana le siguió al instante. Había extrañado demasiado aquella sensación de placer que solo le podía proporcionar Daniel.
Sus labios se movían en sincronía y el ojiazul acariciaba su cintura delicadamente.
Dana colocó las manos en su cuello y le acercó más a ella.
Era indescriptible. Se habían echado tanto de menos que no querían que el beso acabara.
Su primer beso fue en una escuela de ballet y ahora, estaba pasando de nuevo.
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