Bill Cipher

Después de la escena en el patio, protagonizada por mi persona y el idiota de Dipper Pines, por alguna razón mi alma  se sentía en paz, el resto del día sólo fui a clases, sonriendo para mis adentros al no ver a mi hermano por ningún lado, aunque claro, el Pines era un depredador y un negociador, no me dejaría regocijarme en el placer de humillar a Phill sin pedirme algo cambio de eso. Al terminar las clases, él me retuvo dentro del salón junto a su séquito, con una enorme sonrisa en los labios, podía jurar que en ese momento temí por mi culo por la mirada de los tres chicos, sin embargo me equivoqué completamente, Dominic y Guideon sólo eran espectadores, guardaespaldas.

—Bien, ¿estás feliz por lo que logramos?— ronroneó abrazando mi cuello.

—Sinceramente... Estoy muy feliz— respondí abrazando su cintura, mordiéndome el labio al sentir sus labios besando mi cuello.

—En ese caso... ¿No crees que me debes algo cariño?— murmuró bajando su mano hasta mí entrepierna, masajeandola hasta lograr dejarme con una dura erección.

—¿Qué es lo que quieres, Pines?— pregunté jadeando un poco por el estímulo en mí miembro.

—¿No te lo dije en mi casa? Quiero que me hagas una de esas buenas mamadas que tú sabes— se apartó un poco, sentándose en el pupitre que, creo, pertenecía a Candy Chu.

Asentí y me arrodillé frente a él, bajando sus pantalones, relamiendo mis labios al toparme con aquella gran erección. La idea de tener algún tipo de contacto sexual con alguien que no fuera Phill simplemente me provocaba y me estremecía, tomé su miembro y con todo mi empeño comencé con la mamada.

Dando besos húmedos desde la base hasta la punta mientras amasaba sus testículos, podía escucharlo jadear de gusto, sonreí para mis adentros y continué con mi labor, dando largas lamidas a su glande mientras con mi otra mano bombeaba su miembro, al verlo de reojo lo vi con las mejillas sonrojadas y relamiéndose los labios, no pude evitar sonreír mientras bajaba a lamer y succionar suavemente sus testículos mientras seguía moviendo mi mano a lo largo de su miembro.

—Joder... Lo haces tan bien... Y yo que te creía una blanca palomita— rió empujando mí cabeza cuando volví a chupar la punta, metiendo bruscamente toda su hombría en mí garganta. Cerré los ojos y comencé a mover mí cabeza, metiendo y sacando su miembro de ésta, mientras tanto, mi pene rogaba por atención, pero aún no se la iba a dar, iba a aprovechar la situación.

Las manos del pines jalaron de mi cabello, empujandome contra su miembro con fuerza y volviéndome a alejar con rapidez, ignoré el leve dolor de garganta y las pequeñas arcadas que me daban.

—Me voy a correr en tu garganta Bill~— canturreó el castaño, yo sólo lo miré de reojo y asentí, dejando que se follara mi boca a su gusto. En un par de embestidas más sentí un espeso líquido correr por mí garganta. Me separé, comenzando a toser fuertemente, tragando todo.

—Hijo de puta como me pegues el sida te mato— gruñí limpiándome la boca.

—Tranquilo paranoico, conozco el uso del condón— rió levantándose de su asiento y acomodando su ropa. Yo lo detuve y lo puse de cara contra el pupitre —¿Qué haces Cipher?—

—Yo también tengo necesidades Pines— bajé su ropa y seguido la mía, honestamente no me esperaba la reacción de Dipper. Me miró de reojo y sonrió, abriendo sus nalgas con sus manos, contoneando sus caderas.

—Adelante, quítate las ganas— sonreí y lo penetré de una estocada, un fuerte grito se escapó de su garganta.

—Cállate idiota, a ver si no nos ve alguien— reproché, empezando a dar fuertes estocadas contra el castaño, quien reprimía fuertes jadeos y gemidos.

—D-Dom... Gui-deon... Ah~ v-vigilen la... ¡Nght! P-Puerta— fue lo único que alcanzó a decir mientras yo seguía embistiendo su culo con fuerza.

Yo sólo jadeaba por el placer de su entrada estrechando mi miembro, continué con mis fuertes estocadas.

—B-Bill dame n-nalgadas...— rogó mirándome con los ojos húmedos, sonreí al oír eso, dando fuertes nalgadas, dejándole mis manos marcadas.

—Joder Dipper me voy a venir...— advertí bajando un poco el ritmo para escuchar su respuesta.

—¡Hazlo joder!— gruñó moviendo sus caderas —Lle-name... El culo con semen...— jadeó agarrándose del pupitre. Sonreí y en un par de embestidas me corrí en su interior, para luego salir con cuidado, subiendo mi ropa y la de él.

—¿Te sientes bien?— pregunté viendo como intentaba recobrar la compostura.

—¿Yo? Por supuesto que sí...— asintió caminando extraño a la salida, seguido por mí —¿Qué será de nosotros ahora, Cipher?¿Seremos amigos?— preguntó sonriendo, no pude evitar reír, abrazando su cintura con fuerza.

—Pues, mi ex cree que tenemos algo, así que cuando él nos vea debemos fingir— me encogí de hombros.

—Por mí está bien— asintió —¿Te llevo a tu casa?—

—Por supuesto— asentí, me subí a su auto, al igual que su séquito, dejamos a todos en sus casas, me dejó a mí para el final, me despedí con una sonrisa y entré a mí casa, había olvidado la última vez que fui tan feliz en mi vida, la última vez que me sentí tan en paz conmigo mismo...

Esa paz duró poco.

—¡Billgard!— habló mi papá, que vino corriendo y me abrazó —¿Cómo estás?¿Dónde estabas?¿Y tu hermano? Lo llamé todo el día y no me responde, le dejé muchos mensajes. Estoy preocupado—

—Tranquilo papá, William debe estar por ahí con Phillip y yo estaba en la escuela, me quedé ayudando a un amigo que luego me trajo a casa— me encogí de hombros —No te preocupes—

—¿Seguro que está bien?— asentí y suspiró aliviado —Ambos están en problemas, yo siempre les dije que pueden hacer lo que quieran siempre y cuando me digan en donde y con quien están—

—¿Cuáles son los castigos?—

—Nada de libros, películas ni videojuegos, dos semanas—

—Entendido papá— asentí abrazándolo, él sonrió y me correspondió, acariciando mi cabello.

—Esto no te salvará del castigo Billgard— besó mi mejilla sonriendo —Vamos a preparar algo de comer—

—¿Podemos pedir pizza papi?—

—No, ya sabes que solo los sábados comemos pizza—

—Papi por favor— me acerqué y le hice ojos de cachorro, él suspiró y asintió.

—Sólo por ésta vez—