CoCo
La región de Kalos, próxima a la celebración de grandes batallas en la Liga Pokémon. Yace para estos momentos en preparativos y festividades. Mientras los entrenadores cuya meta es llegar a convertirse en ganadores de Liga, tramarse contra la élite y batirse en batalla contra la actual Campeona Diantha, luchan por obtener las ocho medallas que los certifiquen como acreedores al paso por la misma.
Situación en la que se encuentra nuestro entrenador estrella, en espera de ganar su última batalla de Gimnasio en Ciudad Snowbelle. A la que están ya muy cerca.
Sin embargo, un imprevisto a sucedido y una batalla que no será librada por los Pokémon, se ejecutará en pocas horas.
POKÉMON X Y & Z
Sick Again...
"CoCo"
—¡Ahora Greninja! ¡Kagebunshin! —la voz imperativa la entusiasmaba. Al verlo entrenar con sus Pokémon, sentía la posibilidad de hacer todo lo que se propusiera, cual la vida por la que le estaba acompañando se llenara paso a paso de sus experiencias y su voluntad. Ash era en verdad... un ejemplo a seguir, la persona con la que siempre desearía estar para no desperdiciar nada de lo que pudiera darle.
Se encontraba sentada a las orillas del pasto, donde Greninja y Pikachu, se esquivaban y atacaban uno al otro.
—Creo que esto es todo, amigos... —se limpió el sudor de la frente con el dorso de la mano y sonriente caminó a paso rápido hasta ella, entonces sentándose a su lado, se dejó caer, para terminar de descansar en el suelo. La transformación de Ash Greninja desapareció, dejándolo exhausto. —Creo que nos excedimos... —sonrió mientras sostenía a su fiel amarillo en manos, elevándolo sobre su rostro.
—Piiii —respondió con la misma expresión.
—Me pareció que fue una muy buena práctica... —dirigió la mirada azulina hacia él. —Perdona por haberte hecho continuar tan tarde... pero en serio que valió mucho la pena verlos.
—No tienes que disculparte por nada... ¡Nosotros siempre queremos entrenar! —se sentó de un impulso, colocando a su amigo sobre su regazo. —¿Tú, como te encuentras?... ¿Ya estás mejor? —la mirada ambarina se posó sobre su rostro, sonrojándola. Siempre que se ponía así de serio, la hacía sentir muy importante.
—Sí... creo que solo necesitaba un poco de aire fresco, aunque ahora ya empieza a helar... —miró sus pies, adornados por aquellas sandalias y movió suavemente los dedos. En verdad era un momento increíble por el que pasaban, de esos que se dan en noches después de días ocupados y estresantes, de esos donde solo hablando se sentía relajar... de esos donde al estar con él, podía sentir que todos sus sentidos y su mente trabajaban bien... porque su presencia a pesar de ponerla nerviosa, la tranquilizaba, dos sensaciones distintas que calentaban su corazón.
No había pasado mucho tiempo, calculaba que a lo sumo una hora desde que despertó cargada en sus brazos, lo que aún hacia cabalgar a prisa su corazón. ¿En qué momento había sucedido?...
El movimiento de ser llevada sobre los brazos de alguien que caminaba a paso lento, la despertó, se sentía ligeramente sofocada y la piel que impactaba contra su mejilla no ayudaba, necesitaba despejarse. ¿Dónde estaba?... ¿La estaban cargando?... Se movió incómoda entre los brazos del entrenador, que, al notarlo, se detuvo.
—Despertaste...
—¿Eh?... —al verlos, sintió su cuerpo tensarse y relajarse casi al instante... —¿Ash?...
—Estaba preocupado, cuando estábamos en las termas te desmayaste... —la ayudó a ponerse en pie, al verla reaccionar. —íbamos rumbo a la habitación, creo que Clemont y Bonnie siguen ahí.
—Oh... —el apoyo que le brindaba al mantenerse sostenida de su brazo, se afianzó, al sujetarlo más fuerte, sin notarlo. Había algo en esa noche... que no quería dejar pasar. La luz de la luna que daba a sus apariencias una tonalidad pálida y abrillantada, se lo decía, no quería dejarlo ir... no después de lo que había hecho por ella.
—¿Sucede algo?...
—Es solo... —bajó la mirada sintiéndose apenada consigo misma, ya lo había pensado y decidido ¿Entonces por qué le costaba tanto expresarse?...
—¿Quieres seguir explorando el lugar? Yo también lo había pensado. —le sonrió, sorprendiéndola, a veces decía las cosas que ella misma no se atrevía, cual leyera su mente.
—Sí... ¡Sí, me gustaría! —trató de regresar a su habitual entusiasmo.
—Como ahora tenemos pase V.I.P supongo que podemos hacer uso de todas las instalaciones, podríamos primero... mm... —se cruzó de brazos para llevarse el dedo índice al mentón.
—¿Te parecería beber un jugo? —lo miró entusiasmada.
—¡Eso suena genial! Solo que... —se miró a si mismo. —Creo que debemos cambiarnos para entrar en el restaurante. —le sonrió. Sonrojándola y elevándole algunos cabellos con la sorpresa. Era verdad... no podía andar en traje de baño todo el tiempo.
—Creo que con la Yukata es más que suficiente.
—Cierto, vamos por ellas. —ambos asintieron y regresaron a la zona de los baños termales, donde las habían dejado. —Al caminar a las orillas de las pozas, se sentía llamada a tocar de nuevo aquella agua, que lucía calma y tranquila, pero se contuvo, las aguas ya le habían hecho el regalo de la noche.
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Y aquel jugo había terminado en una batalla de entrenamiento, observándolo dirigir a sus Pokémon vestido de aquella manera tan fresca.
—¿Quieres que regresemos ya?... —Un suspiro se escapó de entre sus labios tras el hinchar de su pecho, cual buscara las palabras que en verdad deseaba decir. Miró hacia el cielo y con él su mejor amigo eléctrico.
—Creo que...
—Todo estará bien... —finalmente buscó la mirada de mar que poseía su compañera.
—¿Eh?...
—¿Estás nerviosa por la pelea con esa señorita CoCo, no...?
—¡La verdad es que lo había olvidado por completo! ¡Por estar paseando contigo! —grito hacia sus adentros, coloreándose de blanco. —Sí... sí, es verdad... —ahora fue ella quien suspiró. —Creo que podré aguantar un par de golpes... —sus hombros decayeron de solo pensarlo.
Al escuchar sus palabras, las cejas del entrenador temblaron y apretó el puño de la mano derecha dos veces. Aunque ella lo había mencionado con anterioridad... No iba a decirle no a un reto y él había jurado apoyarla en lo que fuera... No sería cortes de su parte, mencionar lo muy nervioso que todo aquello lo tenía. Por lo que se limitó a sonreír.
—Creo... que siempre se puede aprender algo de un nuevo reto... imagínate esto... Podrías crear alguna rutina basada en esos movimientos. —Se puso en pie y cerró los puños, dando saltitos, cual jugador de boxeo.
—¿Ash, qué haces?
—¡Intenta golpearme! —la animó sin dejar aquellos movimientos.
—No... no voy a pegarte... —lo miró apenada, de pensar que por ayudarla, podría llegar a tocarlo de manera violenta.
—¡Pika! ¡Pika Pi! —La alentó Pikachu, a seguir la petición de su entrenador.
—¿Tú también, Pikachu?...
—Jaja, gracias amigo. —Le sonrió a su eléctrico. —¡Vamos Serena!
—A ver... si no te atreves a golpear no podrás enfrentarte a esa chica mañana... así que aquí —se señaló el pecho y tomó aire, preparándose.
—No lo haré...
—Pégame, vamos —sonrió animoso y seguro.
—¡No!
—¡Serena!
—¡No!
—¡Vamos!
—¡AHHHH! —desesperada se armó de valor y le pegó lo más fuerte que pudo para demostrarle que no tenía que preocuparse... porque a su manera de ver las cosas esa era la razón principal de su petición, lo que olvidó es que no se trataba de un saco de boxeo... sino el propio Ash, que se coloreó de azul al quedarse sin aire tras el impacto. —¿Ash?... —el horror se resumió en su rostro. — ¡Ash! ¡Por favor resiste!
—Qu...e... Que...buen golpe —sonrió animoso, tratando de disimular el dolor.
—Vamos, debes sentarse un momento. —Lo acompañó a sentarse en la saliente de una maceta cercana.
—Con esa fuerza, dudo que tengas problemas mañana. —Ja...ja... —se rio en pausas, sosteniéndose el lugar del golpe con la mano.
—Por favor perdóname... pero estabas tan decidido a que lo hiciera y yo...
—Sabes que yo siempre estaré dispuesto a ayudarte y esta vez... me llevé una grata sorpresa. —Le sonrió ampliamente. El malestar ya le estaba pasando, por lo que volvía a su habitual entusiasmo, sonrojándola.
Sus miradas se repartieron entre ambos con delicadeza, cual ninguno de los dos, deseara que aquel momento se rompiera.
La alegría y la paz que Serena le transmitía era incomparable con nada que hubiera sentido jamás... y si lo único que podía hacer era apoyarla... lo haría con todo su corazón.
—¡Ashhhh! ¡Serenaaa!
El sonido de los gritos de aquella pequeña voz que tan bien conocían los sacó de aquel momento.
—¡Bonnie! ¡Clemont! —levantó el brazo para saludarlos, la pequeña corría tranquila en su dirección, mientras el rubio parecía cansado.
—¡Bonnie te dije que esperaras! —gritó el científico, que finalmente llegó y cansado se sentó en el piso.
—¿Nos estuvieron buscando mucho rato?... Perdonen... —lo miró culpable, la artista.
—Pues un poco... cuando desperté noté que no estaban... y me dio un poco de miedo de pensar que se insolaran en las aguas... —se compuso los lentes al explicar.
—Mi hermano es un exagerado, fuimos a las termas y al no encontrarlos yo le dije que quizás fueron por un jugo...
—¡Denené! —apoyó el ratón en su cabeza.
—Exactamente eso hicimos —contestó sorprendido el entrenador de Kanto.
—Jaja... si... —sonrió con brillo en los dientes la menor de los rubios.
—¿Quieren que regresemos? Es tarde y mañana debemos seguir con la ruta hacia ciudad Snowbelle... —Propuso Clemont.
—Pues... creo que sí, aunque será por la tarde, porque en la mañana, Serena tiene una batalla —sonrió el futuro campeón.
—¿Eh?... —voltearon hacia ella los hermanos.
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Como era de esperarse, al ser un centro de descanso y atracciones, la pelea iba a ser lanzada por lo alto como uno de los llamativos eventos. Era extraño... Siempre que estaba por presentarse para hacer su performance en la Clase Maestra, estaba consciente que sucediera lo que fuera, ella daría todo de sí y la apoyaría con todo su corazón, le enviaría todos los puntos que aquellas barras luminosas pudieran... Y nunca se sintió decepcionado... aún cuando perdiera contra Aria en aquella maravillosa final.
La elegancia y gracia de cada uno de sus movimientos era atrayente y la combinación perfecta con los poderes de sus Pokémon sin duda hacían de ella un espectáculo de reina. Pero esa vez... el corazón le palpitaba rápido, no de emoción.
La preocupación en sus orbes avellanas, se hacía notar con cada giró que su amiga daba sobre aquella lona. Cual bailara... su agilidad era sin duda uno de sus fuertes, pero no hacía más que evitar... evitar... y evitar ser lastimada.
—¡Vamos Serena! —escuchó entonces la voz de Bonnie, era verdad, no la estaba animando... ¿Qué estaba haciendo entonces?... ¿Qué era esa sensación en su pecho que no lo dejaba respirar?...
Lo entendió al verla arrinconada contra las sogas, aunque le hubiera dicho que confiaba en ella... aunque realmente pensaba que todo estaría bien... No quería eso... Sus manos se fueron empuñando casi sin notarlo, y su mirada escondiéndose bajo la sombra de su gorra...
—¿Ash?... —lo siguió con la mirada el rubio, al verlo empezar a moverse entre la gente, hacia adelante.
Sucedió de manera rápida, sin pensarlo... Había subido sin ser notado por las chicas que ahí se enfrentaban, una con sus ojos fuertemente cerrados esperando un golpe que nunca llegó... Mientras la orgullosa boxeadora miraba incrédula la velocidad con la que el chico se había atravesado, recibiendo de lleno el ego traducido en un fuerte puño que ahora lo tenía sentado contra la lona del ring, el silencio sepulcral hizo eco mudo en todos los presentes, obligando a abrir los ojos a la joven de cabello de miel, quien dirigió su mirada en dirección de su oponente que miraba aún asombrada el suelo, inclinando su cara sólo para encontrarse con el entrenador pelinegro con una de sus mejillas enrojecidas y con un pequeño corte que le cruzaba el pómulo, entendiendo rápidamente la situación... Llevó ambas manos a su boca reprimiendo el grito, cayendo de rodillas a su lado.
—Ash... Ash... ¿Estas bien?... —las lágrimas corrían a raudales de sus ojos al mismo tiempo que el público rugía en ovaciones ante el gesto que habían presenciado...
—Ts... asumo que gané... —la boxeadora se autoproclamó vencedora del duelo bajando del cuadrilátero, siendo ignorada por la chica que no hacía más que llorar...
—¿Por qué lo hiciste?... no tenías que subir y recibir esto...
—Sí, tenía que... no puedo permitir que algo te duela, no sí puedo evitarlo... —sus palabras hicieron temblar sus manos sobre él... era cierto, siempre estaba preocupado por ella, mas él ignoraba que tal vez el golpe de aquella CoCo hubiese dolido menos que verlo así... y por ella...
Aquel gesto había calado a lo más profundo de su corazón... el temor, el agradecimiento, la nostalgia, y el amor se unieron en una sola sensación, que le impedía despegar su mirada del rostro de su amado. ¿Cómo hacerle saber todo eso que despertaba en ella?... ¿Podría hacerlo?... Tal vez... ¿Robándole un beso?...
—¿Puedes levantarte?... —le tendió la mano, su entrenador favorito, con la caballerosidad acostumbrada, por lo que suspiró, su momento había pasado.
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El trayecto hasta la habitación fue en silencio, los ojos azules de la artista no hacían más que mirar sus zapatos, levantando por momentos la vista para mirar de reojo al entrenador que llevaba en su rostro el motivo de su malestar; y cada vez que él la miraba dedicándole una media sonrisa conciliadora, la culpa no hacía más que crecer y obligarla a seguir el movimiento de sus zapatos contra el suelo, llegando al punto de sujetar su listón entre los dedos.
Sus acompañantes iban en silencio, tal vez comprendiendo el sentimiento con el que la joven se recriminaba visiblemente en la expresión compungida en su rostro, ¿qué más podían hacer?; al ingresar a la habitación, se fue directo a un pequeño botiquín de primeros auxilios, corriendo hasta el otro lado donde se encontraba un pequeño frigobar del cual extrajo hielos, poniendo todo dentro de una bolsa.
Las miradas de todos la siguieron en sus acciones, mas, cuando giró para dar inicio a las curaciones de la mejilla del pelinegro, su rostro se tornó en varios tonos rubíes al notar que en aquella estancia estaban solo ellos dos... Había estado tan ensimismada en la labor de encontrar lo necesario, que no fue consiente cuando la pequeña Bonnie tomaba del brazo a su hermano y lo arrastraba hacía afuera, tomando en el instante sobre su brazo restante al pequeño amarillo, que cual si fuese su cómplice, no emitió ningún ruido...
—A... Ash... necesito curarte eso... no quiero que se te infecte... —los nervios al hablarle a su entrenador amado, hacían un lío su garganta al sentarse a su lado para comenzar con su labor.
—De verdad no es nada... pero gracias... —el primer gesto fue de dolor al sentir la mota mojada con alcohol tocar su mejilla.
—Lo siento...
—Es sólo ardor inicial – sonrió forzadamente por el ardor que continuaba latente
—No... es mi culpa... —el entrenador tomó su mano para que ella detuviera su acción, y al cruzar sus miradas, la sonrisa que se dibujó en el joven de ojos ambarinos, fue tan genuina que sintió estremecer cada parte en su mundo...
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Los preparativos para retomar la ruta estaban casi terminados. Clemont, Ash y Pikachu, esperaban en la recepción del resort, mientras Serena y Bonnie terminaban de arreglarse.
—La verdad... aunque podría decir que me sorprendió lo de hoy... más bien creo que es algo que esperaba... —rompió el silencio el rubio.
—¿Mm?... —obtuvo la atención del entrenador de Kanto, quien yacía con una curita pegada en su mejilla derecha. —¿A qué te refieres?
—Pues no es secreto lo temerario que eres, cuando algo te importa. —Pronuncio suave, para entonces mirar de nuevo hacia el frente, al acomodarse los lentes. —Si no entrabas tú, estaba seguro de usar mi brazo de Aipom para sacarla de ahí...
—Te lo agradezco... —ambos asintieron.
—Creo que prefiero ver el moretón en tu cara... jajaja... —bromeó el científico.
—Claro, aunque hayan terminado los concursos... que una chica se lastime me parece horrible... —respondió con certeza.
—¡Ahí vienen! —acomodó los tirantes de su mochila, es su espalda el líder de gimnasio.
Serena, Bonnie, Dedenne, Blandito y Braixen, miraron fijamente el rostro del entrenador del héroe legendario ninja.
—¿Qué?... ¿Qué pasa?... —sonrió nervioso.
—Parece aún bastante morado... —lo miró preocupada la pelimiel.
—¿Oh?... ¿esto? No es nada. Con la bolsita de hielo que me pusiste esta mañana, se me quitó prácticamente todo el dolor. —Sonrió, pero al hacerlo, la mueca de dolor regresó.
—Lo lamento mucho...
—Ya te dije que no es nada...
Cual de la atmósfera hubiera desaparecido todo ser viviente, el círculo de agradecimiento y liberación de culpa continuó.
—¿Deberíamos interrumpir?... —preguntó Bonnie a su hermano.
—¿Eh?... ¿Qué cosa?... —la miró sin comprender.
—Aaay...
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Y con el camino hacia Ciudad Snowbelle frente a sus ojos... el sendero hasta la Liga Pokémon se hace cada vez más corto...
Esta historia continuará...
Bueno, después de muchos meses, la conti de este fic. Con atención especial a mi amigo @TonoCygnus por su Muy feliz cumpleaños!!!
Perdóname que no salió esto a tiempo, pero como que estoy un poco oxidada que me ha costado jaja, aún así todo mi empeño para ti!!!
Espero la hayas pasado super genial!!!! Y pues ya sabes ya sea en este fandom o en el otro, siempre seguiremos en contacto!!!
Quiero dar un agradecimiento especial a mi hermanita @Yosii_90 quien me ha ayudado de gran manera con algunas partes de la historia y servido de beta.
Eres lo máximo hermanita, como te dije, me hiciste florecer unicornios con las escenas que agregaste!!!
Gracias por leer!!!
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