Capitulo 8(*)

"Cuando algo nos duele, tendemos a actuar de la manera más fría y dura posible para que nadie lo noté"

Al llegar a la casa lo primero que hice fue hackear las cámaras de seguridad del estacionamiento de la universidad. No me tomo más de cinco minutos hacerlo, pero al ligarlo no logré conseguir ningún indicio de lo sucedido. Es como si hubiesen borrado esos minutos. Junto con el pánico y la ansiedad del momento decido tomar una ducha para calmar mis articulaciones al menos lo suficientemente como para descansar un rato.

El agua fría calma todo mi cuerpo, aunque es un poco complicado mantenerme debajo del agua en la bañera no me resisto. Después de todos los malos recuerdos que me trae el agua caliente, amo la fría. Es como un amor odio, en ocasiones la detesto, pero en otras es como un consuelo para mi alma.

Los minutos transcurren lentamente y cuando veo la hora de salir, lo hago lentamente. Preparo mi piel con cremas aromáticas con olor a coco y a canela. Justo así, me visto con calma con mi pijama corto.

Mi cabello húmedo por el baño lo termino de esa manera. Mientras bajo las escaleras hacia la sala que, anteriormente había visto a los chicos, la opción de contarles lo que me pasó hace unos minutos me atraviesa. Sacudo la cabeza. No creo que sea relevante como para contarles ese pequeño problema.

Encantándolos con toda la sala a oscuras, mientras la pantalla gigantesca que tienen en frente proyecta un video de dos autos en una pista compitiendo por ser el ganador de la copa mundial. Tomando asiento al lado de Luke, dejo descansar mi cabeza en su hombro, escuchando cómo inhala profundamente mi aroma.

—Hueles a paraíso, Phoenix.

Sonrío.

—Gracias, Luke, me lo han dicho últimamente. —Subo mis piernas al sillón hasta que estás tocan mi pecho. —¿Ya cenaron?

—Hace unos minutos. —contesta. —¿Por qué tardaste tanto en llegar?

—Me fui de compras con un amigo que conocí ayer, la pase muy bien.

Asiente en silencio. Axel y Ethan se percatan de mi presencia mientras no paran de hacerme preguntas sobre donde estaba, con quien o por qué no les había avisado que llegaría más tarde de lo habitual. Lea logro intervenir entre los dos, cosa que agradecí. Estoy tan cansada y agitada que siento como mis ojos se cierran unas cuantas veces.

—Ethan ve a traer la cena de Phoenix —Lea le indica. —Veremos una película para que ella no se duerma tan rápido. Ve.

Ethan sale en busca de mi cena mientras que Logan busca la película que veremos. Estoy a punto de decirle que apague la maldita televisión y que nos pongamos a dormir, pero una nueva llamada ilumina el celular de Lea.

Con una sonrisa en su rostro la contesta para luego de medio minuto pasarme su teléfono a mí.

—Es para ti.

Extrañada, pongo el teléfono en mi oído mientras una respiración profunda del otro lado de la línea hace que mi piel se erice.

—¿Por qué no tienes celular? —La voz de Devon hace que suelte un suspiro de alivio.

—Quizás porque lo perdí. —miento.

—¿Necesitas que te lleve uno mañana? Podría ir y visitarte. —ofrece amablemente.

Es tan lindo y dulce que la mayoría de las veces la imagen de él con un cuchillo en las manos se me hace remotamente imposible. ¿Cómo alguien tan pacífico puede tener esos descontroles de ira? Me pregunto qué habrá vivido Devon para tener esos cambios, cuanto habrá sufrido.

Decidí ignorar su ofrecimiento.

—¿Para qué me necesitabas?

Parece darse cuenta de mi cambio, pero si le molestó lo oculta a la perfección.

—Solo quería escuchar tu voz, de todos modos Diamond me necesita. —Hace una pausa. —Nos vemos pronto, Phoenix, que duermas bien.

Ni siquiera espera mi respuesta antes de colgar la llamada. Extrañada y confundida le devuelvo el teléfono a Lea que está muy entusiasmada con lo de la película.

Ethan vuelve después de unos minutos. Mientras termino la cena que hoy fue preparada por Logan, la película empieza, pero apenas pasan diez minutos cuando ya se vuelve demasiado difícil mantener mis ojos abiertos. Acomodándome en el regazo de Luke y con una manta, mi sueño llega rápidamente.

Despierto desorientada con mucho calor e intento abrir los ojos, pero siento tanto dolor en ellos que es casi imposible abrirlos. La cabeza me empieza a palpitar de dolor, como puedo coloco ambas manos en mi cabello y masajeo toda la zona de mi cabeza para que el dolor disminuya un poco, pero este solo intensifica aún más. Intento sentarme, pero descubro que también tengo todo el cuerpo adolorido.

¿Qué es esto?

Cuando por fin logro abrir los ojos, con mucha dificultad, observo a mi alrededor y descubro que estoy en una especie de habitación un poco pequeña, pero casi no puedo distinguir todo lo que esta ocupa. Con mis ojos al estar tan débiles no logro ver con claridad todo mi alrededor. Como puedo quedo sentada en un piso sucio con bastante polvo, pero en el proceso mis huesos empiezan a crujir y mi piel empieza a dolerme tanto que tengo que apretar mis dientes para no hacer ningún ruido, no sé donde estoy y tampoco sé que pueda pasarme si hago ruido.

Así que solo aguanto todo el dolor.

Continuo inspeccionando la habitación para encontrar la puerta e irme de aquí, pero me llevo la sorpresa de que no hay absolutamente nada, ninguna puerta o ventana que me haga salir de este lugar, cosa que hace que empiece a desesperarme.

Con la ayuda de la pared empiezo a levantarme sin importarme los crujidos dolorosos de mis huesos. Estoy tan débil que mis piernas empiezan a temblar haciendo que empiece a caminar de manera lenta y pausada. Al palmar la pared gruesa y muy brusca, veo mis manos tan maltratadas que apenas las reconozco. Mis dedos están tan delgados que cualquier persona que los viera los confundiría con huesos secos. Sigo buscando una salida, pero aquí solo hay una bombilla, que ilumina toda la habitación tanto que hace que mis ojos empiecen a arder.

Dejo de sostenerme de la pared para ir al centro de la habitación donde más de cerca puedo ver una mesa no muy grande pero totalmente vacía. Yo que pensé que encontraría algo que me pueda ayudar a salir de aquí.

El miedo empieza hacerse presente junto con un dolor horrible en mis sienes tan fuerte que con mis brazos temblando, coloco mis palmas en la cabeza con la idea de que el dolor de esta se pueda calmar.

Un escalofrío me recorre todo el cuerpo y todos mis sentidos se ponen alerta.

¿Qué me está pasando?

¿Dónde estoy?

Intento mirar hacia el techo de la habitación, pero el dolor se vuelve mucho más doloroso. Mis piernas empiezan a temblar más, tanto que hasta siento que voy a caer de lleno contra el piso. Mi vista se nubla mientras sé que no voy a poder seguir sosteniéndome por mucho tiempo, pienso en caminar un poco más para llegar hasta la mesa y apoyarme de ella, pero mis piernas fallan.

Termino cayendo contra el piso, mi caída hace un ruido superfuerte que hace eco en toda la habitación. Termino dándome un fuerte golpe en la cabeza, el cual hace que mi cuerpo se estremeciera e intensifique el dolor de todo mi cuerpo. Intento moverme, pero mis articulaciones están entumecidas, además de que ya no aguanto el dolor de cabeza.

No pienso hacer un solo ruido por este dolor, tengo que aguantar.

Pero no sé donde diablos estoy.

Maldita sea.

Al despertar en medio de la noche descubro que todavía sigo en el sillón. Las pesadillas tienden a interrumpir mi sueño profundo. Antes, cuando no estaba tan jodida de la cabeza, tardaba tanto en de despertarme que Lea y Logan tenían que monitorearme varias veces para asegurarse de que aún respiraba.

Claro, eso era antes de toda esta mierda.

Mis sentidos se ponen alerta cuando unos extraños susurros resuenan en el patio delantero de la casa. A causa de que extrañamente una de las ventanas está abiertas las voces bajas se escuchan con un poco de claridad. Busco a los chicos por la sala, pero descubro que ninguno de ellos está aquí. No hay nadie, solo yo.

Bien, probablemente debieron haber escuchado los susurros también.

Con agilidad, me desplazo por la habitación para acercarme hacia la ventana. No tan cerca como para entrar en sus radares, pero lo suficientemente lejos como para escuchar de lo que sea que estén hablando.

—Desde ahora ustedes deciden qué haremos, tenemos que ser rápidos con todo esto —comenta un chico, no demasiado mayor, pero si lo suficientemente para parecer mayor.

Desde aquí, la luz no es suficiente como para darme los rostros de los involucrados. Pero algo si es seguro, Lea y los chicos están aquí.

—Solo sé que tendremos que ser cuidadosos con esto —dice Logan. —Podrían descubrirnos.

—Si, bueno. A la mierda con eso ¿qué haremos con ella? —Inquiere Axel más fuerte que los demás.

—Maldito idiota, ¿qué parte de "seamos discretos no entiendes? —Lo reprende Luke, mientras la risa de alguien retumba por el jardín.

¿Qué demonios es esto? ¿Una reunión presidencial?

—Sofiane, cállate. —gruñe una voz un poco conocida, ¿Magnus quizás? —La dejaremos justamente cómo está.

—¿Pero y si es mejor deshacernos de ella? —Inquiere Lea. —Podría meternos en problemas si lo dejamos así ¿verdad?

Uno de ellos niega, pero está tan oscuro que es demasiado difícil distinguir la persona.

—Yo creo que Magnus tiene razón —replica Ethan. —Si lo dejamos así ellos se encargarán. Nada puede meternos en problemas porque nada de eso tiene que ver con nosotros.

—Entonces, si nada de esto tiene que ver con nosotros ¿qué diablos estamos haciendo aquí?

—Para decirles que la vigilen más de cerca, para eso, Luke. —La voz de Magnus vuelve a resonar. —Podría estar en peligro justo ahora mientras ustedes están aquí. Cuídenla y no hagan movimientos en falso.

Se quedan en silencio unos minutos, y por una ráfaga de segundo pienso que acaban de descubrirme. Rápidamente vuelvo a mi lugar en el sillón mientras los siguientes minutos pasan, los pasos de ellos resuenan por toda la casa hasta que se detienen en la sala.

—Logan, sube a Phoenix a su cuarto. —exclama Lea. —Yo y Axel esperaremos a Luke.

Siento unos pasos acercarse mientras reanudo mi respiración a una lenta y pausada. Podría enfrentarlos ahora mismo, exigirles contarme todo lo que acaba de pasar, pero por el momento prefiero mantenerlo en secreto.

Logan me carga con facilidad mientras contengo mi respiración. En sus brazos mi cuerpo se siente tan liviano y suave, que sus brazos gigantes me sostienen con agilidad. Me deposita en el colchón de mi cama con tanta suavidad que apenas lo asimilo. Joder, Logan, ni que fuera un puto cristal.

—Estás muy extrañas, ¿que demonios esta pasando contigo? —suspira con pesar. Jamás había escuchado a Logan maldecir.

Pero bueno, siempre hay una primera vez ¿no?

Apenas escucho la puerta cerrase cuando me encierro en el baño de mi habitación mientras presiono el botón de llamar a Norman. Imbécil o no, todas las llamadas que me ha hecho incomodan ¿es que no duerme?, son las putas cuatro de la mañana.

Contesta al tercer tono.

—¡¿Por qué no contestabas mis llamadas, estúpida?! —grita. —Estoy apuntó de entrar en pánico.

Pongo los ojos en blanco. Ni siquiera hace tres días que lo conozco, pero la forma en la que se expresa hacia mí me recuerda un poco a Axel. Pero es distinto, mi querido nuevo amigo no lo hace por molestar sino porque es de esa manera.

—No sé si te percataste, pero son las malditas cuatro de la mañana, ¿crees que soy una humana que no duerme?

Escucho su suspiro del otro lado de la línea telefónica.

—Lo sé, perdón. Es que me ha pasado algo jodidamente horrible. Pensé que moriría.

Sonrío.

—A mí también me pasó una cagada.

—¿Empiezas tú o yo? —ofrece.

Me apoyo del lavamanos.

—Dale, Norman, te escucho.

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