Capítulo 29

"El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños."

 - Eleanor Roosevelt

Cada mañana, desde hace como una semana, tres de nosotros tienen la obligación de estar constantemente rondando por los alrededores de la mansión. Estamos en un punto muy importante en la investigación, encontrando cada vez muchos más motivos para deshacernos de esos malditos psicópatas. Aparte de que secuestran niños inocentes, ellos los venden cuando ya no tienen nada más que joderle.

Si no están en condiciones de venderlos, separan varias partes de sus cuerpecitos para dárselos a los ricos por un precio considerado.

Una maldita atrocidad.

Apenas alguno de nosotros ha dormido, Lea, Norman y Freya se han pasado la semana entera llorando. Sus lágrimas se derraman cada vez que Ruslan y Dominik nos muestran todos los días una víctima.

Un niño inocente que merece una vida en paz.

No lo voy a negar, me gustaría derramar cada noche mis lágrimas por esos niños inocentes. Pero ellos no necesitan lágrimas, necesitan a alguien que los saque de ahí.

Y yo definitivamente lo haré.

—¿Cómo se supone que debería calentar estas cosas? —Norman, me observa señalando las nueces. —Oye, Phoenix, ¿me estás escuchando?, algunas veces pienso que me ignoras.

Resoplo.

—Ni que fueras tan importante.

Sus ojos se abren mientras agarra un puñado de nueces y me los lanza, pero terminan enterrados en el cabello de Lea.

—Ugh, de verdad detesto cocinar con contigo—Le lanza una mirada fulminante a Norman—. Lo odio.

Pongo los ojos en blanco. Mis ojos se dirigen a Freya que está escondida junto al horno con Ethan. Extrañamente, esos dos desde que se conocieron en la casa de las Grove, en ningún momento se han separado. Se llevan bastante bien juntos.

¿Romance? Sigo pensando que sí.

—No comprendo que estarán haciendo ustedes, pero hay dos que están devorando todo el chocolate que tanto nos costó conseguir. —comento. Veo cómo Freya y Ethan abren sus ojos hacia mí. Melissa, Lea, y Norman le lanzan miradas penetrantes.

Sonrío y le guiño un ojo.

—¡No! ¿Saben todo el chocolate que necesitamos? —Melissa le arrebata el recipiente de las chispas de chocolate de las manos de Freya. —No pueden estar comiéndoselo así como así.

Mi sonrisa se ensancha más al ver cómo el rostro de mi querida amiga de la infancia se torna rojo. Cuando Melissa le da la espalda, Freya ya tiene un cuchillo en las manos. Pero Ethan rápidamente se lo arrebata.

Suelto una risa.

—Phoenix—giro la cabeza hacia el umbral de la cocina. —¿Puedo hablar contigo un momento?

Veo cómo Lea se tensa mientras intenta ignorar completamente la presencia de su novio. Con una mirada de reojo hacia Norman, me bajo del taburete y acompaño a Magnus hacia el gigantesco jardín de esta mansión.

Me detengo y lo miro fijamente.

—¿Qué necesitas? —Me cruzo de brazos.

Dudo unos segundo antes de responder. Me debato entre tirarlo a la piscina y ahogarlo o cortarle la polla para dársela a Lea de cumpleaños. Sí, debería hacer lo segundo.

Pero en cuanto las palabras salen de su boca, mi ceño se frunce.

—Creo que me iré. —suelta. Enarco una ceja. —Tengo una gran obligación con el linaje de mi familia. Y no vayas a pensar que todo lo que estás haciendo no es importante, porque lo es y mucho. Pero también está todo lo que puedo hacerles pagar a esos imbéciles ricos.

Asiento.

—Me vale todo lo que me has dicho, Magnus, pero quiero saber algo—Me detengo, ninguna expresión llega a su rostro así que continuo. —¿Le estás siendo infiel a Lea?

Mi pregunta lo deja totalmente descolocado. Entonces si es verdad, ella no estaba exagerando. Pienso, podría envenenarlo con la toxicidad de la ricina o podría colgarlo de cabeza, creo que Diamond podría tener alguna motosierra por ahí. Si, le daría a Lea todos los pedacitos de Magnus para ella sola.

No estará vivo, pero será de ella. No todo se consigue en la vida.

—Es complicado ¿sabes?

Entrecierro los ojos.

—¿Es complicado que? ¿Le llamas a que engañas a mi amiga con otra tipa "complicado"? —resoplo. —¿De verdad?

—No la engaño, nunca lo haría y ella lo sabe. —Aprieta su mandíbula, mientras me fulmina con la mirada. —Vengo de una familia política, todos en ella lo son. Por ende necesitan que su hijo mayor haga una alianza con otra familia de políticos más adinerados, esto sirve para expandir nuestro reconocimiento.

—Su poder—digo.

Asiente duramente.

—Por eso me obligaron a comprometerme. Creerme, hice todo lo que pude para evitarlo, pero fue imposible. Lea todavía no sabe esto, solo cree que le estoy siendo infiel, aunque está definitivamente segura de que no es así.

—¿Por qué le haces creer esto? ¿No crees que es estúpido?

Sonríe melancólico.

—Estúpido sería decirle que por nacer en la familia equivocada tendré que dejar de casarme con la mujer que amo para hacerlo con una que ni conozco.

—Bien, esto le romperá el corazón, pero digamos que evitará que haga una locura cómo humillar a tu familia públicamente.

Su comisura se eleva al imaginarla.

—Sería un desastre si hiciera eso.

Nos quedamos unos segundos en silencio, contemplando el verde de los arbustos, el resplandor del sol a esta hora de la tarde. Cómo el viento hace que mi cabello se eleve con las constantes brisas frescas.

—¿Cuándo te vas?

—Justo ahora. —contesta sin mirarme a la cara.

—¿No te vas a despedir de ella?

—No tengo el valor.

Asiento despacio.

—¿Puedes hacer algo por mí antes de irte?

—Mientras este en mis manos, lo que sea.

Lo miro a los ojos.

—Técnicamente no es para mí, pero será igual de bueno. —De todos modos asiente. —Necesito que busques a la familia de Lea, no tengo idea de quiénes son o de donde son, pero quiero que los busques.

—¿Tiene familia? —murmura para sí mismo.

—Si, o al menos eso creo. Ella no suele hablar de ellos, pero si logras buscarlos estaría muy bien para ella. —Suspiro. —Como sabrás el tiempo para mí es muy limitado ¿creas que puedas hacerlo?

Asiente.

—Por supuesto.

Bien. Sin esperar nada más, entra a la mansión de seguro a buscar sus pocas pertenencias. No me entrometo, podría contarle todo esto a Lea para que no se destruya con lo que está por pasar, pero eso sería injusto. Magnus quizás no sea mi persona favorita, pero quiere lo mejor para ella.

Y si se marcha sin decirle nada mientras ella tiene el pensamiento de que él le es infiel, pues que así sea. Malo sería que haga un desastre para intentar sacar a Magnus de su obligación en una familia de políticos.

Y yo sé más que nadie lo jodido que es nacer en una familia así.

Con una última mirada a las nubes, vuelvo a entrar a la cocina de la mansión. Mi ceja se enarca cuando me encuentro justamente a Melissa con un brazo alrededor del cuello de Devon mientras habla coquetamente con Dominik. Este le lanza bromas coquetas, y Devon solo se mantiene ahí, existiendo.

Si Lea no me hubiese dicho que Melissa estaba enamorada de Dominik nunca lo hubiera pensado, aunque las constantes miradas que le lanza a sus labios son tan duraderos que de todos modos lo habría sospechado.

—Recuerdan cuando viajamos hacia el pueblo este ¿cómo se llamaba?

—Gandria. —contesta Devon.

—¿Hablas del pueblo al que fuimos a ver el lindo lago, pero la verdad es que solo querías estar alejada de tu novia para estar conmigo? No es que sea muy genial, pero ya lo sabíamos.

Mi ceja se arquea.

Melissa resopla una carcajada, pero igual se pone un poco nerviosa.

—¿De qué hablas, Dominik? Solo hice el viaje con el fin de descansar de la universidad, además ¿para qué querría yo estar contigo cuando tengo novia? ¡Novia! ¿Escuchaste?

Dominik le sonríe y mi vista se pone completamente roja. Esas malditas sonrisas son mías, solo a mí me puede sonreír así ¿cómo se atreve? ¿Cómo se atreven a permitir que ella los toque? ¿Por qué? Jesús, si no se apartan de ella ahora mismo tendré que reventarle la cabeza a los dos.

Si, también a ella. Por supuesto que lo haré.

—Ay, por favor, Melissa —interrumpe Lea. —Todos sabemos tus intenciones, la única que no se da cuenta es Deliah.

Norman niega.

—No se da cuenta o solo se hace de la vista gorda. Todos en la universidad saben que te gustan los hombres, Melissa. No te hagas la tonta por dios.

Su conversación sigue, mientras ellos ni siquiera se percatan de que estoy en el mismo espacio que ellos ¿cómo no pueden verme? Estoy en el puto umbral de la cocina ¿de pronto soy invisible?

Bien por mí, al menos puedo saber qué opinan de mí cuando exactamente mi nombre entra en la boca de Norman y presiento que con malas intenciones.

—¿Y qué opinas de Phoenix? Si tanto defiendes tu lesbianismo ¿cómo te atrae ella? —Se exactamente con qué intención suelta eso, y su sonrisa malévola me lo demuestra.

Dios, que imbécil.

Justo ahora, su nerviosismo es más que evidente. Sonrío, no creo que le cueste mucho decir algo fuera de lugar respecto a mí, de todo modos si lo hiciera estará cavando su propia tumba.

—Bueno, me atrae igual que como le atrae a todos. Eso de que es misteriosa y extraña hace que, no sé, sea magnética. —Se encoge de hombros tras soltar una risa nerviosa. —Pero algunas veces esa fachada de misterio se ve un poco aburrida ¿no creen? Yo lo veo así.

Todos guardan silencio, como si Melissa hubiera soltado una bomba en medio de un campo de batalla y todos los militares estén esperando la explosión. El desastre.

¿Escuche bien? ¿Ella acaba de decirme aburrida? ¿A mí?

—¿Un consejo? —opina Norman. —Que Phoenix no se entere de que acabas de decir eso.

Melissa se remueve incómoda envuelta en el brazo tatuado de Dominik.

—¿Por qué lo dices?

Norman sonríe.

—Oh, por nada, solo es un consejo.

Melissa asiente un poco nerviosa, se aparta medio centímetro de Dominik y le susurra algo al oído para que no Lea, ni Norman puedan escuchar lo que les dijo. Enarco una ceja. Se alejan mientras dirigen sus pasos hacia la segunda puerta de la cocina que da al interior de la mansión.

Pero no logran dar tres pasos antes de que los detenga y les diga:

—Si se atreven a dar un mínimo paso más de ahí, les aseguro que nunca en su vida sabrán qué significa el sentimiento de la paternidad. —digo. Lo suficientemente calmada como para no arrancarles la polla justa ahora.

Tampoco sería una mala la idea.

Mientras Melissa me devuelve una mirada de sorpresa u nerviosismo, Lea, Norman y Freya no paran de reírse cómicamente de las caras de pálidas de Dominik y Devon. Entrecierro los ojos. Saben perfectamente que podría cumplir mi promesa, por supuesto que lo saben.

—Chicos —llama Logan entrando alarmante en la cocina. —¿Han visto a Phoenix?

Llamo su atención.

—¿Qué pasó?

—Tienen que ver esto, ahora.

Rápidamente todos subimos hacia la última planta, donde se encuentra la cabina. Al estar dentro mi mirada se centra en las pantallas que están frente al escritorio de Ruslan, las cámaras muestran claramente a Mazhar. Está igual de viejo como la última vez que lo vi, cabello canoso, barba y ojos azules. Un puto hombre con físico literalmente normal, pero con una mentalidad tan cuestionable.

Parece que tiene algo entre manos, se dirige metódicamente hacia el único cuarto al que Ruslan no ha podido hacker. Algo importante tiene ese lugar, lo sé completamente, si no ¿por qué estaría tan resguardado?

—Ruslan no seas tan inservible e intenta hacker con más precisión ese cuarto. —escupo mirándolo.

Me devuelve una mirada fulminante antes de contestar.

—¿Por qué no lo haces tú?

—¿Sabes que? Mejor cállate.

Cuando vuelvo la vista hacia la pantalla la luz se apaga. Observando con extrañeza a los chicos, los cuales miran con temor como cada una de las pantallas en la cabina se vuelve negra una por una. Absolutamente todas.

—¿Qué diablos, Phoenix? ¿Qué hiciste?

Diamond le lanza una mirada de muerte a Axel.

—No, Deliah no hagas eso —Le digo al ver que estaba por tocar el teclado. Algo muy raro está pasando y no me gusta para nada.

De pronto todos los teclados empiezan a humear. En menos de dos minutos todos vemos incómodos la cabina llena de humo con olor a quemado. Mierda, mierda. Esto no está bien. Corro hacia la pantalla más grande e intento encenderla, pero al instante la imagen que nunca sé ira de mi mente aparece en la pantalla.

Mazhar con las chicas que he estado alejando de él, las unas mujeres que conocen toda mi verdad, pero que nunca se han dignado a juzgarme. Por las únicas que he vuelto a revivir este infierno y él las tiene.

A las cuatro, totalmente indefensas y les va a hacer daño.

—Por fin apareces, mole. —exclama mazhar mirándome de la misma forma retorcida de siempre. —Aunque la última vez que nos vimos casi me matas ¿no? ¿Te acuerdas de eso molécula?

Mis ojos empiezan a picar del enojo.

—Tus malditos juegos, Mazhar, déjalos a fuera. ¿Quieres que vuelva? Déjalas ir.

Niega con una sonrisa cruel.

—Las cosas no son como tú quieres, Phoenix.

Mi cuerpo comienza a temblar del miedo al ver cómo Malsa empieza a despertar. Esto no estará bien, no. Tengo que hacer algo ¡lo que sea!

—¿Qué necesitas? —inquiero. Logan me llama, pero no le presto atención. —Mazhar, dime qué es lo que necesitas y lo tendrás. ¿Me quieres a mí?, bien, iré. Todo lo que quieras.

—Phoenix no hagas esto. —replica Lea.

Pero no puedo darle importancia, no, necesito convencerlo de no hacerle nada a mis hermanas.

—¿Lo que sea? —Ladea la cabeza.

Asiento.

—Lo que quieras, solo déjalas ir.

—¿Qué crees que estás haciendo Phoenix?—gruñe Dominik.

—Bien. —Se aleja de la pantalla mientras sostiene una de las vacunas que tiene en el cuarto. —Solo quiero dos cosas. A ti y a él.

No. Absolutamente.

—Puedo ir yo, pero te dije que te olvidaras de él. Mazhar, nunca lo volverás a ver.

Su mandíbula se tensa mientras que la jeringa en su mano derecha es sostenida con fuerza.

—Entonces no me queda más de otra más que hacerlo a mi manera.

Mi desesperación me zumba por los oídos. Mientras le grito con todas mis fuerzas a Mazhar que pare, clava la jeringa en el cuello de Saorsie despertándola con un grito sordo de dolor.

—¡No, basta! —grito, mientras las lágrimas recorren mis mejillas. —¡Mazhar déjala, por favor! ¡Por favor!

La cámara se apaga mientras el recuerdo de ver cómo Saorsie se atragantaba por culpa del aire que era infectado por Mazhar. Niego. Esto no puede estar pasando, no a ellas. Por eso me fui, para que no les hagan daño a ellas ¿cómo pude ser tan estúpida? Cualquiera podía sacarlas del bar.

Las lágrimas no cesan. Mi mente comienza a estar en automático, ni siquiera sé cómo se debería respirar tampoco lo hago.

Solo sé que soy arrastrada hacia el exterior de la mansión que empieza a arder en llamas. Podría ir a qué el fuego me consuma, no me dolerá de todos modos.

Podría acabar con todo esto justo ahora.

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No se olviden de votar y comentar mis amigues ;)

Estoy pensando en hacer doble actualización en este mes de diciembre, ya saben, por año nuevo y eso. Pero todavía no estoy segura, díganme en los comentarios que piensan;)

Eso es todo, lxs leo. Att: Phoenix <3

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