Capítulo 21

La razón por la que siempre evito el amor es porque la primera vez que quise relacionarme con él, no solo salí lastimada, si no muerta.

Mientras Freya se va detrás de la fría señora Grove, yo sigo a Norman no sin antes qué Devon me dijera que se iría a su casa a darse una ducha para volver con los demás y en el proceso, deseé que se despidiera como es debido de mi. Pero no lo hizo así que trate de ignorar ese extraño sentimiento. Qué extraño ni extraño, seré honesta, me sentí jodidamente mal por eso.

Pero así es la vida, supongo.

—Explícame toda esta mierda con lujo de detalle—Interrumpe Norman cerrando la puerta de su habitación detrás de él. —Y ni se te ocurra omitir la parte donde me dejaste solo el otro día, todavía no lo olvido ¿tienes idea de lo preocupado que estaba? ¿Eh?

Sonrío.

—Te has vuelto serio ¿no? —Bromeo, para aligerar el ambiente.

—Joder, Phoenix, déjate de idioteces. De verdad me preocupe por ti—Estira la mano para acariciarme la mejilla con la preocupación adornando su rostro. —Te desapareciste sin avisarme y luego paso un día entero sin que me llamarás ¿donde te metiste?

Mi ánimo cae a suelo de solo ver su preocupación, jamás lo había visto así. Norman siempre es bromista, dulce y gracioso. No así.

—Bien, lo siento—Suspiro. —Es que cuando Devon me llamó para pedirme ayuda, no pensé en nada más que ayudarlos. Estaban heridos y no tuve tiempo de llamarte, luego me sacaron de su apartamento como si fuera una mierda y luego pasó...

Se aleja sorprendido.

—Espera... ¿como que estaban heridos? ¿Te sacaron de su apartamento? ¿Por qué?

—Los encontré desangrándose en un muelle, después de que los lleve a su departamento, déjame decirte que cargar con esos tres hombres no fue muy fácil que digamos—Norman aguarda silencio pero no menos sorprendido. —Luego de que los curé y les preparé una "sopita de pollo" y una mierda ¿puedes creerlo? Diamond me dijo "lárgate de mi casa" hizo un show todo estupido.

—Wow, dame un minuto—Intenta asimilarlo. —¿Me estas diciendo que encontraste a Dominik a Diamond y a Devon muriéndose en un muelle? Joder, Phoenix, eso no suena bien.

Asiento.

—No lo fue, a pesar de que también habían cuatro hombres muertos a unos centímetros de ellos, cuando les pedí explicación me dijeron que no era asunto mío—. Me encojo de hombros caminando hacia su cama. —Solo espero que la próxima vez que estén muriéndose llamen a alguien que no les haga preguntas. Porque si vuelven a llamarme a mi los torturare hasta que me cuenten todo, y no, no es broma.

Sonríe. Estampo mi cuerpo con el colchón de y mis músculos se relajan al instante. Necesito dormir ahora.

—¿No tuviste miedo?

—¿Por que habría de tener miedo?

—No lo se, dices que habían unos hombres muertos ¿no tuviste miedo de verlos ensangrentados? ¿O que la persona que los haya matado volviese y te encontrase?

Me encojo de hombros.

—En primer lugar, estudió criminología Norman, obviamente que ver un par de cadaveres no me afecta. Segundo, hay una gran posibilidad de que Diamond, Devon y Dominik sean los culpables de esas muertes.

Arruga el entrecejo.

—¿Tu crees?

—Estoy más o menos segura.

—Bien, por el momento no quiero saber más de eso. Ahora, ¿qué me dices de esa tipa...? ¿Freya? ¿Como encaja ella y su extraño hermano en todo esto?

Suspiro con cansancio.

—Esa historia es tan larga que en este momento no tendría la cordura de contártela, y créeme, de verdad no bromeo.

—Se que no bromeas, ¿pero cómo te sentiste cuando te dijeron que te fueras de su apartamento?

El Norman curioso de ahora no me está gustando para nada ¿cuando se paga este muchacho?

—Me fui y caminé unas horas por la carretera, me puse triste y terminé matando al primer hombre que se atravesó en mi camino—Murmuro sin contenerme, pero tengo tanto sueño que mis párpados no tardan en cerrase.

Al despertarme la oscuridad ya ha inundado la habitación de Norman, me sorprende el calor tan agradable qué hay en la habitación aunque, es de Norman. Ese chico desteta el frío ¿quien en su sano juicio amaría el calor antes que el frío? Es estúpido.

Me levanto de la cama, estirando mi cuerpo enciendo la luz mientras al mismo tiempo Norman y Freya entran al cuarto. Me quedo estática un momento al pensar en todo lo que le había dicho hace unas horas ¿y si arruiné nuestra amistad por estar de perico? Maldición ¡¿por qué hablo tanto?!

—Que bueno que ya estás despierta —Comenta Norman acercándose a mi mientras que yo lo observo confundida. —Freya y yo encontramos un vino así que queríamos compartirlo contigo.

—¿Un vino?

—Así es —De adelanta Freya. —Pero antes tienes que darte una ducha y quitarte ese olor a perra sucia que tienes encima. Aunque, Phoenix, tienes veintidós años con ese olor, dudo que puedas quitarlo.

La fulmino.

—Vete al diablo, Freya.

—Con gusto—Se encoge de hombros.

Bufo. Ella se tira a la cama de Norman mientras llena una de las copas de cristal con el vino.

—Darte una ducha, Phoenix, luego te nos unes —Propone Norman.

Asiento mirándolo con el ceño fruncido.

—¿Conseguiste ropa para mi?

—Por favor —Bufa. —¿Recuerdas que hace poco te llevé de compras? ¿Cuando me dejaste y te desapareciste? Pues toda esa ropa está aquí.

—¿Por que la mandaste aquí? Se supone que es mía ¿no?

Pone los ojos en blanco. Freya se ve notablemente aburrida por nuestra conversación, pero la copa de vino la tiene bien entretenida.

—Bueno, tenía demasiada hambre para pensar en pagarle a dos camiones para que lleven las compras por nosotros. —Opina juntándose con Freya mientras le arrebata la botella, ganándose una mala casa de esta. —Además, ni siquiera pague el camión que trajo las cosas. Tómalo como un regalo de mi parte.

—Ajá, "un regalo" y yo canto con los ojos.

—Maldita esquizofrénica.

—Cállate gey.

—¡Tómalo!

Me adentro al baño de Norman dejando que Freya se carcajee en su cara. No me extraña lo rápido que se empezaron a llevar bien, Freya siempre ha sido jodidamente simpática, a pesar de su original vocabulario. Al crecer juntas siempre me ganaba muchas reprimendas por culpa de las palabrotas que aprendía de ella, era fantástico.

De alguna manera ella era una grandísima mala influencia para nosotros, pero yo fui la culpable de los muchos accidentes que ocurrían, yo era la culpable de que a ella se la llevaran antes de tiempo. No me arrepiento de haberla empujado a que se la llevaran ese día, de hecho, estoy orgullosa de que a ella nunca le llegaron hacer nada de lo que hacían con nosotros. Aunque nunca fui la mejor persona con ella, carajo, fui una perra y probablemente lo seguiré siendo porque a pesar de que intente ocultarlo, a mi me educaron para ser precisamente eso.

Al ducharme ingreso rápidamente al closet. Su ropa de marca generalmente no me sorprende, el buen estilo de Norman no es un secreto para nadie ¡vamos, que tiene más estilo que yo! Rebusco en todas las bolsas de compras encontrando un pantalón de pijama con cuadros negros y naranjas combinado con un top básico naranja otoño.

Al demonio con ocultar mis tatuajes, si, pueden joderme con ellos, pero tampoco es como si fueran a entenderlos inmediatamente ¿o si? No, no, no, por supuesto que no. ¿Pero y si sí? Pero aquí solo estarán las madres de Norman, no debería de estar pensando estas cosas.

Pero si esos tipos que me andan buscando los vieran... no, me tuvieran una vez y no pudieron hacer nada, dudo que ahora lo sepan. Además, todo ese tema está en el pasado, pero esto es muy importante. Más importante que mi vida misma.

Me toma más de cuarenta minutos decidirme en salir del closet, pero es que me estoy volviendo demasiado paranoica, jodidamente paranoica. Los pocos tatuajes que tengo, solo unos pocos están en mis brazos, y son tan insignificantes ¡insignificantes! El más importante está en mi nuca, dudo que con mi cabello largo puedan verlo ¿verdad? Me volveré loca con todo esto.

—No me lo creo, ¡no me lo creo! —Expresa Norman sorprendido al verme. Bufo. —¡¿Y toda esa tinta?!

—No seas exagerado —Debí decirme esto mismo al mirarme al espejo. —Solo son trece tatuajes ¡pequeños!

Freya rueda los ojos al ver a Norman tan sorprendido.

—Es cierto, Ruslan y yo tenemos muchos más.

—Oh, vamos a ti se te ve a leguas que eres una psicópata, asesina, ladrona de bancos y tu hermano ni se diga.

—Cállate estúpido porque ella también lo es ¡y peor!

Norman se carcajea y me sorprendo. ¿No me dirá que soy una criminal y toda esa mierda de humanidad?

—¡Ya lo se, pero ella no se ve como una criminal como ustedes!

Ella se encoge de hombros dando un sorbo de su vino.

—Esa es la idea.

—Toma tu copa y ven a seguir pareciendo criminal con nosotros—Ofrece Norman dándome una copa de vino, una que acepto con gusto.

—¿Y? —Inquiero dándole un sorbo a mi copa. —¿Ahora se hicieron amigos de la noche a la mañana?

—Técnicamente fue de la mañana a la tarde —Freya enciende un cigarrillo e instantáneamente le da una calada para que después Norman se lo arrebate de los dedos.

—¿Norman, desde cuando fumas?

Se encoge de hombros dándole una calada al cigarro.

—Desde mi etapa de rebeldía—Expulsa todo el humo en mi rostro, mientras sonriendo Freya le arrebata el cigarrillo. —¿Tu desde cuando fumas, Frea?

Arrugo el entrecejo por el nombre. Vaya, se llevan más que bien, menos mal. Solo espero que no se lleve igual con Ruslan, o quizás si, en cualquier caso él es demasiado... inquietante.

—Me enseñó Phoenix cuando teníamos...¿cuantos años teníamos cuando me obligaste a fumar?

—Doce.—Contesto, ganándome una mirada de escrutinio de Norman.

—Aah, esa vez casi me ahogo por tu culpa, si no hubiera sido por Teh...

Mierda.

—¿Como está tu hermano? —Interrumpo antes de que se le ocurra decir algo que no debería. Se gana una mirada de advertencia de mi parte y asiente, sabe que le puede ir bastante mal si desentierra lo que yo me esmere en enterrar. —Supongo que debe de estar mejor ¿no?

Norman mira entre nosotras confundido.

—Si, de hecho está despierto.

—Entonces vamos a verlo, necesito hablar con él y contigo ahora. —Sugiero, dejando la copa a un lado para ir hacia la puerta.

—No, Phoenix, espera. Tus amiguitos llegaron hace rato preguntándome por ti, sé que todavía están abajo con mis mamás...

¿De cuales amiguitos está hablando? Oh, mierda, de "esos amiguitos"

—Si, bueno, a la mierda. Ya no quiero nada que ver con esos idiotas.

Le arranco el cigarrillo a Norman de las manos para darle una calada rápidamente. Bajamos los tres a la sala encontrando a Lea y a los chicos reunidos en ella, me sorprendo al ver a Diamond ayudando a Irene pero en cuanto todos posan sus miradas en mi, se hace un silencio. Como siempre.

Aquí vamos de nuevo.

—Querida, ya estás despierta—Habla Irene ofreciéndome una sonrisa cordial. —Te guardamos algo de comer hace rato, pero no quisimos despertarte. Norman dijo que estabas muy agotada por toda esta locura.

Observo a Dominik y sus ojos cafés, como adoro esos estúpidos ojos café. Sus ojos y los de Devon permanecen fijos en mí mientras que Diamond está lo suficientemente concentrado en no dejar caer las tazas que tiene en sus manos temblorosas y al mismo tiempo en no dejar de mirarme. ¡¿Por qué los hombres son tan confusos?! ¡¿Por qué?! En un momento quieren joderte todas las hormonas con una sola mirada y al otro quieren joderte hasta la vida ¡eso no es justo!

Ojalá pudriera decir que los odiaba como ellos parecían odiarme a mi. Qué no pensaba en ellos.

Pero era como si me hubieran hipnotizado, cada día me encontraba pensando más y más en ellos, por mucho que quisiera evitar, el hipnotismo lo tengo enterrado en mi cabeza. Especialmente cundo estaba sola, en mi habitación, donde nadie podía escucharme, bajo mis sabanas...

A veces los observo cuando los veo en los pasillos de la universidad, también cuando van a la casa y me pregunto ¿cómo serían las cosas si ellos no fueran tan confusos? ¿O tan difíciles y extraños? Porque el deseo que siento hacia ellos no es sano, por supuesto que no lo es. Ver a Devon hablar con una chica no debería hacerme hervir la sangre, pero lo hace. Escuchar cómo Dominik coquetea descaradamente con cualquier chica me dan ganas de reventarle la cabeza por cabezón.

Y Diamond, Dios, juro que si nos lleváramos mejor le daría su merecido por estar de Imbécil con cada chica que ve. Si, las cosas serían diferentes si fueran más fáciles de tratar, pero es que no los entiendo una mierda.

Nos llevaríamos bien, creo, de todos modos yo también soy un desastre de persona.

Además mi personalidad es centrada y directa, si hubiera sido otra emoción probablemente ya la hubiera saciado, pero el deseo era algo qué siempre detenía, siempre. Por el bien de todos.

—Hmm... bueno, no se preocupe, yo no tengo hambre. —respondo tras salir de mi ensoñación. —Ahora hablaré con Ruslan, quizás después coma que lo usted preparó.

—Por supuesto, el chico ha estado preguntando por su hermana, supongo que se tranquilizará si la ve a ella también ¿verdad, Frae? —Inquiere mirando a Freya. Así que el apodo es de la familia.

—Claro que si, señora Irene.

Le ofrezco una sonrisa a Irene y me disculpo para ir a la habitación en donde se encuentra Ruslan.

—Phoenix, espera...

—Hablaremos después, Lea, ahora tengo algo muy importante que hacer.

Ingreso a la habitación mientras encuentro a huesos rotos muy sentado en su cama de hospital, relajado y leyendo un libro tranquilamente. Cualquier persona no creería que esté tiene casi todo su cuerpo roto.

—Tenemos una conversación pendiente tú y yo—Le arrebató el libro de las manos, lanzándolo a una esquina de la habitación. —¿Que hacen tu y Freya aquí?

Suspira y contrae la mandíbula. Una persona normal le tendría miedo a Ruslan, maldición, hasta una persona con un gramo de cordura lo haría. Ruslan es un tipo fuerte y extraño, el tipo de hombre misterioso que quieres descubrir en una noche de locura y descontrol, pero del que no quieres enfrentarte al día siguiente. Es sencillamente emocionante y aterrador.

—Cuidándote —Contesta con voz ronca e inquietante, igual que su físico.

—¿Cuidándome? ¿Quieres decir cuidándome estando encerrados en una cárcel para torturarlos y dejarlos vueltos mierda? ¿A eso te refieres? Pues déjame decirte que he visto personas más eficientes que tú.

—¿Que yo? —Gruñe.

Me inclino hacia el.

—Si, que tú porque pusiste en peligro a Freya para nada. Me importa una mierda lo que pasaste tú en ese infierno ¿pero estás consciente de lo que le pasa a chicas como Freya en lugares así? No ¿verdad? —Aprieta la mandíbula mirándome enojado. —Entonces déjame contarte. A chicas como tu hermana las violan para doblegarlas, las golpean hasta el cansancio y siguen aprovechándose de ellas. Apuesto que no sabías eso.

Ruslan me retiene el brazo con fuerza.

—Claro que lo sabía, estúpida. No necesito que vengas a decirme todo lo que sé ¿por qué crees que me rompieron los putos huesos?

—¡Que me da igual! —Me libero de su agarre. —No debiste ponerla en peligro.

—A ver ¿estés retardada o solo estás actuando?, te estor diciendo que no pude hacer nada cuando ella misma se ofreció a venir conmigo a esto. No fue mi culpa, y si la conoces sabes que para ella no hay vuelta atrás para nada.

Me detengo.

—¿Como que se ofreció? Espera... —Caigo en cuenta de algo muy importante. —¿Ustedes por qué vinieron a cuidarme?

—Eso no es asunto tuyo.

—Ey, no, te estás pareciendo a mi y no me esta gustando. Contesta ya, Ruslan, ¿ustedes por qué necesitan cuidarme?

—Cállate, no me jodas con idioteces y búscame a Freya.

Le propino un golpe en la cabeza.

—¡No son idioteces! Y no, no hablaras con ella hasta que me digas por qué demonios necesitan ustedes venir desde el culo del mundo a "cuidarme" —Resoplo. —Hazme el puto favor de dejar decir esa estupidez para que nos vayamos entendiendo, no me trago esa mierda de cuento. Así que dime, Ruslan, ¿Para que carajo vinieron... a lo que sea que vinieron?

Vaya, Ruslan se están conteniendo bastante de no romperme el cuello en este momento ¿que será lo que lo retiene? Esta tan rojo que fácilmente podrían confundirlo con un chile picante. Pero ninguna respuesta de su parte llega.

—¿Sabes? No me importaría romperte los huesos que no salieron ilesos ¿qué opinas? Las respuestas saldrían en automático ¿no?—Cuestiono bajando la voz.

Gruñe, pero hace lo que digo. Grandioso.

—Fueron órdenes —Contesta finalmente con un gruñido.

Me cruzo de brazos dejándome caer en en sillón aun lado de su cama.

—Vamos, haz un poquito más de esfuerzo. No te ves como un tipo que recibe órdenes de nadie. Intentémoslo otra vez.

Maldice por lo bajo. Sonrío.

Bingo.

—Fue un favor para alguien importante, tendría mi recompensa por esto.

—¿Quien?

Arruga el entrecejo quedándose en silencio. Aguardo impaciente ordenando mis pensamientos antes de que se decida a soltar la bomba. Si existe alguien que quisiera cuidarme ¿quien seria? Hay tantas personas que me buscan para joderme que dudo que una de ellas quisiera cuidarme, por favor, me quieren para usar mi estúpido "talento" a su favor. Idiotas. Las únicas personas que podrían cuidarme las enterré para no torturame con los recuerdos, ahí están y se que siempre será así, entonces...

¿Quien tiene como prioridad cuidarme? ¿Por qué?

—Croix, él fue quien me pidió cuidarte.

Ladeo la cabeza.

—¿Y ese quien es es?

Holisss, Sibilinos

Ya sé que, como todos, se están preguntando ¿qué coño esconde Phoenix? Pues *sonríe con maldad* les dire un secreto, aquí no solo Phoenix esconde cosas. Todos, absolutamente todos, tienen varios secretitos por ahí.

Solo digo, estén más atentos a los demás, podrían llevarse un par de sorpresas.

No se olviden de votar y comentar mucho ¿si?

Lxs quiero. Att: Phoenix <3


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