Capitulo 17

Ser un desastre me hace diferente ¿y qué? No te debe de importar esa mierda, él desastre soy yo, pero ¿qué eres tú? tener maldita  con una vida espantosamente monótona no te hace diferente a mi.  

Qué Devon me llamase escuchándose jadeante y pidiéndome ayuda no debería sorprenderme pero lo hace y más cuando me manda su actual ubicación. En la jodida zona más alejada de la ciudad ¿qué demonios hace Devon ahí? Y peor ¿por qué se escucha como si estuviera herido? Supongo que contestará todas mis preguntas en cuanto llegue a su ubicación.

Suponiendo que llegue viva, porque por la velocidad con la que estoy conduciendo, eso lo veo bastante cuestionable.

Me toma casi una hora encontrar el lugar, pero suelto unas cuantas maldiciones al ver que es un lugar lleno de camiones de mudanza y un muelle ¡un muelle! Aqui siempre hay camiones de todos los tamaños, por todos lados creando un jodido laberinto. Me tomará una eternidad encontrarlo y más si de verdad está herido.

Maldita sea, justamente tenía que ser aquí.

Adentrándome a los camiones gigantescos y cargamentos de cajas y lo que sea que sean la mayoría de las cosas. Caminando sin parar y dando vueltas por todo el lugar sin tener éxito de encontrar a nadie, y menos a Devon pero sigo buscando. Me toma más de media hora encontrar unos cuerpos de cuatro hombres tirados rodeados de sangre fresca, deteniéndome en seco me giro a mi alrededor.

No hay nadie, pero estos hombres están hasta las narices de sangre ¿estarán muertos? ¿Habrán sido asesinados y por eso Devon me atrajo aquí? ¿Me ira a matar? Maldición, ¿es que es obligatorio siempre encontrarme con muertos en el piso? Solo espero que no se vuelva una costumbre.

Pasando por arriba de los hombres muertos, evitando pisar el charco de sangre con mis botas, termino pisando el muslo de uno de los muertos.

—Ups, lo siento, tieso —Me disculpo con el muerto y continuo mi búsqueda llamada: buscando al posible asesino, Devon.

Imbecil, y yo que pensé que era bueno. Le reventaré las bolas románticas esas que tiene, vera que si.

Me detengo abruptamente cuando visualizo tres cuerpos más tirados en el piso ¡¿joder más muertos?! ¡Ni siquiera estamos en octubre! Me acerco al nuevo par de muertos y al dar con un rostro conocido empiezo a correr hacia ellos. Jadeante me arrodillo y descubro quienes son los otros dos.

—Maldición chicos, ¿en qué andan metidos? —Susurro preocupada.

Examino el cuerpo de Diamond para investigar de donde se está desangrando, descubriendo una herida no tan honda en su estómago, pero lo suficientemente honda para tener una hemorragia que lo dejase inconsciente. Con Dominik solo sufrió un golpe a la cabeza suficiente con para dejarlo inconsciente y Devon, joder, este sufrió una contusión aún más jodida que la de Dominik pero este tiene mucha más sangre en la cabeza.

Mierda, mierda, mierda.

Tengo que sacar a este trío de estupidos urgentemente de aquí.

Pensando en cómo sacarlos de aquí porque, son tan estupidos de llamarme a mi que no puedo ni siquiera cargar a Lea y ahora los voy a sacar a ellos, grandioso. Piensa, piensa, piensa ¡maldición! No tengo mucho tiempo antes de que ellos se desangren completamente, sin contar toda la sangre que está saliendo de la herida de Diamond.

Miro a mi alrededor para ver si alguien pudiera ayudarme pero esto está más desolado que el desierto.

¡Se me acaba el tiempo!

Pienso en todos los objetos por los que pase al dar con este camino, un sillón no me serviría de nada ¿qué tal una carretilla de carpintero? No, no, no, tampoco. Algo que pueda ayudarme a cargarlos a los tres ¡vamos! Sé que hay algo que pasé sin importancia...

La camilla de hospitales, joder, eso es perfecto para llevarlos a los tres, estarán amontonados pero sirve.

Volviendo hacia los cuatro hombres muertos, los colocó a un lado del camino para pasar la camilla. Vuelvo hacia Dominik, Diamond y Devon y los subo, con la poca fuerza que tengo, a la camilla.

Bueno, parecen salchichas apretadas pero eso bastará para salvarles la vida. Recorro el mismo camino por donde vine, busco las llaves del auto de Diamond en sus pantalones y metiéndolos con cuidado en los asientos de atrás para largarme lo antes posible del muelle.

Y si para llegar le insistí al taxista conducir rápido, conduciendo yo misma soy un desastre porque si los chicos no llegan vivos por la pérdida de sangre, tampoco lo harán por la velocidad.

Estoy tardando mucho en darles ayuda, estoy siendo una maldita inútil.

Sin haber olvidado la ubicación que accidentalmente Dominik me pasó una vez en la universidad, los llevo a su apartamento ¿pero como demonios los subiré sin que nos vean? Sencillo, ni siquiera hay personas aquí.

Subiendo a tropezones el ascensor presiono el número del quinto piso. Sin importarme una mierda cuantas cosas destruyo en mi camino los llevo a los tres depositándolos en una gigantesca cama mientras los dejo para ir a buscar todas las cosas que puedan servirme para ayudarlos. Alcohol, ganas, pinzas, puntos de sutura, algodón... todo tipo de cosas.

Empiezo limpiando la herida de arma blanca en el abdomen de Diamond, desinfectándola y rápidamente dándole unos pocos puntos para luego envolver la herida limpia y cocida con gasas. Bien, uno fuera, faltan dos.

—Les juro que cuando despierten les sacaré toda la maldita sangre que les falta, bando de estupidos—Murmuré, limpiándome las manos.

Sin detenerme, voy hacia Devon donde su cabeza está un poco hinchada. Limpio todo su rostro envuelto en sangre y luego que todo está limpio, cierro la pequeña herida con unos pocos puntos. Vaya que una cosita puede hacer de todo.

Bueno, a excepción de algunos casos, creo.

La herida de Dominik sufrió no está tan sangrante pero de igual manera la limpio, sin tener que darle ningún punto. Jodida suerte tiene este imbecil, mientras sus hermanos se desangran hasta la inconsciencia, él solo recibió un golpe solo para dormirlo ¿pero por qué? Estupidos, estupidos, eso es lo que son.

Con las preguntas carcomiéndome todavía la cabeza los despojo de la ropa mojada de sangre a excepción, lamentablemente pero por respeto, de su ropa interior. Mordiéndome el labio inferior, con un paño mojado con agua fría, lo dejo en la frente de Diamond igual que en la de Devon. Con Domink solo paso un palo mojado por el dorso de su pecho sudado.

Maldición, ¿por qué se ven tan buenos hasta inconscientes? Eso no es justo.

Salgo del cuarto para mantenerme a raya mientras me debato en qué hacer. Definitivamente no me iré, tampoco llamaré a Lea y a los chicos, por algo Devon me llamó a mi y no a ellos, tampoco quiero ir a la habitación así que mis ojos se posan en la cocina. Ellos tendrán hambre cuando despierten y yo no estoy haciendo nada así que ¿por qué no?

—Vamos entonces.

Sacando todo lo que necesito del refrigerador, preparo todo para hacer una sopa de pollo para Diamond y un té relajante para Dominik y Devon que de seguro que cuando despierten sentirán que la cabeza se les va a estallar, aún peor que una resaca. Definitivamente peor.

Ni siquiera llego a terminar cuando escucho unas voces en la habitación de donde los deje, luego son dos y finalmente tres. Pensando en las opciones que tengo de ir y encararlos o quedarme e irme prefiero la primera y camino hacia la habitación.

—Siento que mi cabeza va a explotar —Lloriquea Devon frotándose justo donde acabo de coserlo hace una hora. —¿Que demonios es esto? ¡¿Diamond me cosiste?! —Pregunta esté molestando a su hermano y ganándose un gruñido de dolor.

—Cálmate idiota que yo también tengo puntos.

Dominik se levanta de la cama cayendo contra el piso y murmurando un "¿qué demonios?" Mientras intenta pararse del piso sin éxito. Me muerdo la lengua para evitar reírme de él.

—Así que lo de estupidos lo llevan en la sangre ¿eh? —digo, llamando la atención de los tres hermanos.

Diamond arruga el entrecejo.

—¿Que mierda haces aquí? —Escupe con odio, ganándose unas miradas fortuitas de Devon y Dominik.

Me encojo de hombros.

—Salvándote la vida ¿tú qué crees?

—¿Tu estabas en el muelle? —Inquiere Devon con desconcierto.

—¿De que hablas? si tú fuiste el que me llamaste pidiéndome ayuda —Tras ver su confusión le pasó mi celular. —Ahí ves la llamada y la hora. Seguro no te acuerdas porque te pegaron tremendo golpe en la cabeza.

—Pero...

—Por cierto —Interrumpo a Domink. —Ustedes son unos completos imbeciles y estupidos ¿como diablos se les ocurre dejar que los hieran así de grave? ¡¿Eh?! Estaban apunto de morirse junto con esos cuatros tipos que estaban a unos cuantos pasos primero que ustedes. Déjenme decirles que la poca sangre que les falta se las sacaré cuando los exprima como jugo ¡¿que maldita sea no piensan?!

Vale, si, les grite, como si fueran tres niños pequeños que hacen travesuras pero es que me jodio cuando los vi tirados casi muertos, me llevo a unos recuerdos que no deseaba desenterrar por nada del mundo.

—No te debemos ninguna maldita explicación de lo que hacemos, si estuvimos apunto de morir debiste largarte sin que te importe una mierda, debes saber que no tienes ninguna jodida responsabilidad con nosotros, no somos unos putos niños de primaria. —Me quedo totalmente plantada en mi sitio por las palabras duras de Diamond. —Quizás Devon te pidió ayuda, pero que lo hayas hecho eso solo es culpa tuya, yo no te pedí ayuda ¿quieres un Gracias por salvarnos la vida? Gracias, pero nuestras jodidas vidas no te importan.

—Bien, supongo que tienes totalmente la razón. —Se sorprende por mi palabras pero luego enmascarar su sorpresa con odio. — Pero ¿sabes que? A diferencia de lo que dices, yo no te hubiera dejado tirado desangrándote en ese muelle pero si me arrepiento de algo, debí coserte los malditos labios tan inútiles que tienes porque para lo único que sabes usarlos es para decir cosas innecesarias que podrán joderte en un futuro...

Con su mandíbula contraída aprieta los puños, está rojo del enojo, pero me importa una mierda.

—Largarte de mi casa.

—Diamond estás siendo un idiota, hermano.

—Lárgate de ahora —Ignora la petición de Dominik. —Quiero que se largue, ¡ahora!

—¡Que te calmes joder! ¡Ella solo quiere ayudarnos! ¡¿que no lo ves?! —Le grita Devon de vuelta aún más enojado que Diamond.

Salgo de la habitación sin siquiera poner atención en sus discusiones y con un nudo gigantesco formado en mi garganta pulso el botón del primer piso con toda la ansiedad del mundo por salir de aquí, alejarme lo más que puedo. Por razones cómo estás suelo ser la hija de puta que siempre Lea Y Axel dicen que soy, por no acabar decepcionándome cuando termino protegiendo a personas por encima de cualquier cosa, soportando lo que sea solo por un misero gracias sincero.

Y una mierda, ya se acabó eso.

Salgo del edificio no sin antes detenerme en la acera de la calle, a la espera de algún taxi. Ninguno llega. Con los brazos decaídos camino unas cuantas cuadras solitarias y a oscuras. Que sea noche no me ayuda en nada, joder, que maldito frío hace y ni siquiera un maldito auto pasa. Con esta suerte como la mía no necesito ninguna enemiga.

Genial, que lloviera era lo que me faltaba, impresionante.

Sin siquiera detenerme por la lluvia sigo caminando abrazándome a mi misma, ademas ¿donde me detendría? Lo único que me rodea son los árboles gigantescos que se mueven al compás del viento furioso de la lluvia y la oscuridad mientras camino por la carretera. Solo me he sentido así de triste tres veces, yo que pensaba que la tercera sería la vencida. Nah, nunca llega esa vencida.

Pero al menos veo lo positivo, si llegase a estar cerca de alguien con cualquier comentario me enojaría, y cuando me enojo nada bueno pasa. Así que si estoy sola nadie puede hacerme enojará y nadie puede salir herido ¿verdad? Definitivamente si.

Las luces de un auto aproximándose capta mi atención, pero luego caigo en cuenta de que no se detendrá por una desconocida en medio de la carretera toda empanada de lluvia, así que no pierdo el tiempo deteniéndolo. Cuando esta por pasar de mi la ventanilla se abre revelando a un hombre con una sonrisa cordial. Esa misma sonrisa esperaba de Dominik cuando despertase.

—¡¿Necesitas un aventon?! —Grita el hombre por encima de él ruido de la lluvia.

Sin dudarlo respondí:

—¡Si!

El hombre asintió y abrió la puerta del copiloto para mi. Disculpándome por mi ropa mojada me abrocho el cinturón de seguridad y espero a que el hombre arranque a conducir el auto, pero el solo se dedica a mirarme de manera extraña.

—¿Que hace una jovencita como tú en medio de la nada? ¿Eh?

—Unos idiotas prefirieron hablarme horrible solo por salvarles literalmente la vida ¿puede creerlo? Les hice hasta una maldita sopa de pollo solo para cuando despertaran se sintieran mejor. —El hombre escucha atentamente mirándome fijamente, todavía sin arrancar el auto pero no me detengo. —Solo me dijeron que tenía que dejarlos morirse, como si yo fuera a hacer eso. Después de que los cure prefirieron mandarme a la mierda.

—Son unos idiotas. —Susurró, relamiéndose los labios.

—Exacto.

—Los chicos jóvenes son así, podría decir que yo nunca fui de esa manera. Nunca podría rechazar a ninguna mujer que me brindase su ayuda y muchos menos viéndose como tú. —Lo miro, ahora si lo miro. El hombre con más canas que cabello y con un bigote grueso adornando su rostro me observa como cualquier hombre mayor que tuviera maldad.

Con intención de tomar algo que no le pertenece.

—¿Como dice? —Inquiero, ladeando la cabeza y viendo cómo sus ojos se posan en mis labios.

Puto asco.

—Que nunca rechazaría a ninguna mujer como tú.

—Que amable, gracias. —Sonreí sin que la sonrisa llegue a los ojos y señalo el camino. —¿Podría arrancar? Tengo prisa.

Él hace caso omiso a mi petición y me sigue mirando con esa mirada extraña. Nada bueno esta tramando este maldito viejo, y nada bueno le pasará si decide hacer algo. Acabo de confesarle el motivo de mi tristeza ¿que no le importa? Por supuesto que no le importa, a nadie le importa una mierda lo bien que los trate, siempre me trataran como una jodida mierda.

Ella siempre decía que debía ser fuerte, fuerte una mierda, siempre fue la primera en pisotearme cada vez que pudo.

Y por eso Ethan siempre me recrimina el no hablar sobre lo que siento ¿como lo haría? Si cada vez que pronuncio algo de mis problemas emocionales se lo meten por el culo. Una ridícula, eso decía el "eres una ridícula, ¿de donde sacas ese disparate?" Hasta que deje de contarle lo que me pasaba, hasta que todo lo que contenía por dentro termino explotándose salpicándole a la única persona que si escuchaba lo poco que le contaba.

Retengo las lágrimas que quieren salir. De solo recordar la promesa que le hice mi corazón se rompe. Confiaba más en mi que en cualquier persona y yo le fallé, igual que lo hago con todos.

Soy una mierda patética.

—Lo siento ¿podría hacerte una propuesta? —Pregunta, ganándose un asentimiento de mi parte. Estoy demasiado decaída como para formular alguna palabra. —¿Que te parece si me abres esas magníficas piernas y a cambio te llevo a cualquier lugar que me indiques? Nos convendría a los dos, linda.

Y explote de la peor manera.

Me abalanzo sobre el hombre golpeándolo con lo primero que agarre de su auto. Forcejea conmigo pero a pesar de su fuerza, la mía se duplica, quizás se triplica. Me golpea no una ni dos, varias veces pero mi cuerpo está tan enojado y triste que cada golpe que recibe su cabeza es aún más brutal. Mi cabeza se nubla y el golpeteo frenesí de mi corazón amenaza con salirse de mi pecho adentrándome a recuerdos que había olvidado, no, los había enterrado.

Golpe tras golpe terminan llenando mi mano de sangre pero al verla me altero aún más y los recuerdos explotan como una bomba. Desde cuando me golpeaban en la jaula, hasta cuando Mustafa me rompía los dedos de las manos solo porque salía de la mansión. Sus golpes, las torturas que nos daba cada vez que hacíamos algo mal o nos quejábamos, las veces que tuve que aguantar a Meryam y a sus recetas peligrosas.

Todo el infierno de que jure nunca recordar pasa delante de mis ojos como si de un video sin botón de parada se tratase. Apuñalo al hombre mientras sus gritos desgarradores amenazan con romper los cristales de su auto. Lo apuñalo más veces que de las que hubiera tenido la cabeza de contar, con el odio y el dolor que sentí en aquella época sigo impactando la figura del divino niño contra su cuerpo, ganándome unas cuantas gotas salpicándome en la cara.

Sus gritos desgarradores pasan a segundo plano donde solo se escuchan los impactos de la figura evangélica golpeando su cuerpo sin vida y fundido en sangre. Los latidos de mi corazón se van calmando y el subidón de adrenalina se va evaporando de igual manera. Haciendo que me detenga abruptamente con el brazo arriba, sosteniendo al divino niño contra mi palma.

Con mi cuerpo hiperventilando del odio puro, veo el desastre que he hecho. El auto que alguna vez fue de cuero blanco, ahora es de un rojo intenso. Trago con dificultad. Se supone que iba a mantener mis emociones a raya, no que se descontrolen como nunca antes.

El hombre que antes me había ofrecido ayuda a cambio de hundirse en mí ahora es irreconocible. Su rostro está completamente desfigurado y ensangrentado, igual que su pecho aunque si escarbará lo suficientemente podría sentir su corazón inservible. Pero no lo hago.

Poniendo la figura religiosa donde estaba, me cambio de asiento con el de el hombre, ensangrentando mi ropa con su sangre, pero igual, ya yo estaba empapada de ella. Enciendo el auto y en ves de seguir el camino de la carretera muy oscura, adentro el auto al bosque a un lado de la carretera. Cuando ya no queda más camino por donde pueda pasar el auto me bajo de él y voy al maletero.

Convenientemente me encuentro con tres galones de combustible y uno totalmente vacío. Lo mejor del día. Desmonto los galones para luego arrastrar al hombre fuera del auto, un poco alejado. Sin meditarlo le hecho un galón entero del combustible a todo el cuerpo luego, con una sonrisa retorcida que hacía mucho que no la usaba, saco el mechero de mis pantalones, ese que usaba algunas veces para quemar mis pies.

Encendiendo una de las hojas que había arrancado del árbol más alejado, la dejo caer en el cuerpo de hombre. Viendo cómo las llamas consumen el cuerpo muerto de él, alejándome de la fogata humana me dejo caer en el suelo, lo suficientemente lejos para que el fuego no me quemase y lo suficientemente cerca como para que el fuego pueda calentarme. Las gotas de lluvia parecen no tener efecto en el fuego que consume al hombre, pero igual, empapa parte de mi cuerpo liberándome un poco de la sangre del hombre.

Mi respiración se va haciendo más y más tranquila. Siempre que el efecto de la adrenalina abandona mi cuerpo lo deja totalmente exhausto pero todavía puedo sentir el ligero cosquilleo de la presión que ejercía al hundir el objeto en su cuerpo.

Hasta dar en los huesos.

Hacia tanto tiempo que no me sentía tan relajada. Tan en paz.

Luego de unos minutos solo queda el olor a carne quemada y un pequeño rastro de carne que de seguro los animales no dejarán pasar.

Me levanto de suelo haciendo el mismo proceso de quemado con el auto, no sin antes deshacerme de mi ropa ensangrentada para reemplazarla por uno de los vestidos rosa chillón on que el viejo tenía en su maletero, seguro de una de sus víctimas de violación. Con la ventaja de la lluvia, parte mi cuerpo queda con poco rastro de sangre.

Prendo el auto en fuego mientras me hecho a correr por el bosque tardándome unos minutos en llegar a la carretera, igual de desolada. Y el estallido de la explosión del auto sacude todo el bosque.

Con una sonrisa y viendo la vida más positiva, dejo el bosque atrás mientras camino por la carretera oscurecida.

Justo cuando estoy por dar con la carretera más transitada, me adentro a unos arbustos y quemo la sudadera junto con los jeans empapados de sangre. Hasta que no veo la ceniza no me muevo de mi lugar. Las botas no están del todo bien, pero si no fueran negras estoy bastante segura que la sangre del hombre se notaría en mis pies.

Dejando todo ese tema atrás paro a uno de los taxis que pasan visualizo al llegar a la carretera transitada.

—¿A donde, señorita? —Con una sonrisa cordial le indico la ubicación.

En menos de cuarenta minutos estoy frente y despidiéndome del amable taxista que me tendió una manta que una de sus nietas había dejado pero tras negarme, me convenció con solo decir "usted la necesita más que mi nieta" sin saber porqué lo dijo aunque, sin querer saberlo, acepé.

Me adentro en la casa con agilidad, pero esta vez no hago ningún ruido al subir a mi habitación así que sin dudarlo, pongo el seguro de la puerta y me dejo caer profundamente en mi grandiosa cama sin saber en qué año volveré a abrir los ojos.

¿Y para qué fingir? Tampoco es que me interese. 

Hola, chico/as, quería comentarles una idea que tengo en mente, y era actualizar cada Domingo o lunes pero ustedes me dejan saber en los comentarios cómo les gustaría.

Chao, feliz noche, tarde o día<3

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top