Capitulo 15
Yo no quiero salvarte, quiero destruirte. Mi verdadero deseo no es liberarte, es llevarte a la perdición conmigo.
Me levanto temprano y organizo un poco mi habitación. Me aseguro de desempacar todas las cajas que estén a la vista, incluyendo las del garaje. Al menos siento menos carga al momento de limpiar y ordenar todo mi cuarto, es lindo sentir un poco de paz cuando termino.
No tenía idea de lo bien que se siente poner todo en orden, ojalá pudiera poner mi vida en orden así de fácil.
Mis estanterías de libros están perfectamente organizadas. Libros por cada color o preferencia, aunque a todos los amo por igual. Quisiera leer tres o cuatro libros al día cómo hacía antes, es tan estresante no poder pasar de la primera página cuando agarras unos libros con una trama extraordinariamente interesante o una sipnosis que promete mucho.
Puto bloqueo lector, te odio.
Orgullosamente termino de inspeccionar mi habitación ordenada. Como hoy es un día de aclarar las cosas, me preparo mentalmente antes de salir y bajar hasta la cocina en donde, como siempre, se encuentran los chicos.
Mientras más me voy acercando hasta la cocina, más voy escucho las voces de ellos. Me van a escuchar en este mismo instante, ya estoy cansada de fingir y hacer como que no sé nada sobre sus reuniones secretas en el jardín. Una maldita mierda considerando todas las estupideces que han pasado por mi cabeza.
Por ejemplo, que ellos podrían querer hacerme daño.
Aunque pensar que ellos querrían hacerme algún tipo de daño para mí es imposible, pero mírame aquí con estos pensamientos conflictivos.
Es que es malditamente ridículo.
Paso a través del umbral de la cocina y sintiendo la mirada de todos en mí, me pongo a preparar mi té favorito de hojas de menta y miel. Lo mejor para las mañanas lluviosas, y si, amo las mañanas lluviosas acompañadas de una grandiosa taza de té.
El silencio a mis espaldas se hace más tenso a medida que pasan los minutos. Es tan tenso que siento que mis extremidades se quieren paralizar y ni hacer ningún movimiento mientras Lea, Ethan, Luke, Axel y Logan guardan un silencio interminable lo cual es jodidamente raro considerando que ellos nunca hacen silencio y menos cuando estoy yo.
¿Será que pueden leer mis pensamientos?, es probable.
Pero estoy harta de hacer como que no me hiere que me guarden secretos, es horrible porque yo también guardo secretos ¿y qué? Es por su propio bien y por el bien de personas inocentes ¿pero ellos porque me esconden sus cosas? ¿No se supone que somos amigos? ¿O ese cuento de hermanos?
—¿Cómo amaneciste hoy, Phoenix? —Inquiere Lea rompiendo el silencio tenso que se había formado entre nosotros.
—Bien, supongo. —Suspiro.
¿Qué demonios haré para que me cuenten todo?
—¿Estás bien?
Me volteo para mirar a Logan y regalarle una de mis mejores sonrisas fingidas, cuando naciste en un lugar que tenías que fingir hasta que te gustaba algo el resto de tu vida finges como si fuera el aire colándose en tus pulmones. Natural.
—Si —Respondo. Claramente ninguno de ellos no lucen ni media pulgada convencida pero mencionan nada.
Luke levanta la vista entonces, estrechándola entre Logan, Lea y yo. Lo he notado un poco tenso durante toda la semana, pero no he querido preguntar por qué de todos modos ¿me lo diría? Creo que no.
—Axel, Ethan vámonos antes de que no encontremos lugar —Anuncia Luke parándose de su lugar para luego poner sus ojos cálidos en mí. —Cuídate.
¿Qué me cuidé?
—Trata de mejorar ese humor que tienes, fuego —Pongo los ojos en blanco ante Axel para luego verlo irse junto que Ethan y Luke, dejándonos a Lea y a Logan solos.
—Muy bien, yo tengo que hacer algo para Magnus, Phoenix hablaremos luego de lo que te pasa ¿si? —Me lanza un beso para luego salir por donde salieron Ethan, Axel y Luke.
—No me pasa nada —gruño y me doy la vuelta para servir mi té humeante en la taza.
Endulzo el té y luego me encamino a mi cuarto, pero la voz de Logan me detiene abruptamente.
—Sé que nos viste.
—¿Qué? —Le doy la cara, totalmente confundida.
—Ven a sentarte —Extrañada y confundida hago lo que me dice. Me desplazo despacio hasta estar sentada a su lado en el sillón pequeño de la cocina. —Ahora, sé que nos viste la otra noche cuando estábamos afuera, no trates de negarlo.
Todo mi cuerpo se tensa y conteniéndome para no hacer temblar mis manos pongo con cuidado la taza en la mesita que tenemos en frente. ¿Cómo lo supo? ¿Cómo?
—No lo negaré, ¿pero entonces cuáles son sus planes conmigo? Sé que estaban hablando de mí y no sé, ¿están pensando en hacerme algo? —Le doy un sorbo al té para esconder mi ansiedad —Solo es una pequeña duda.
Logan sonríe suavemente.
—Lo que nosotros hablamos esa madrugada no tiene nada que ver contigo, además no vamos a hablar de ti con desconocidos, aunque ya no son tan desconocidos para ti.
—¿Qué quieres decir? —Busco su mirada con urgencia. ¿Qué está tratando de decirme?
Se encoge de hombros.
—Que probablemente te estés haciendo muchas teorías raras sobre lo que podríamos estar pensando hacerte, te conozco perfectamente por eso te digo que no hablábamos de ti.
Entrecierro los ojos hacia él.
—¿Entonces de quien?
—Te lo diré, pero no en este momento—Me mira con completa sinceridad marcada en sus rasgos. Logan puede ser lo que sea, pero un mentiroso jamás.
Y solo por eso le creo, pero eso de esperar a que me lo diga no es lo mío así que tendré que buscar mis propias respuestas a mi propio ritmo. Luego de esa pequeña confesión vuelvo a encerrarme en mi habitación realizando alguno que otro trabajo de la universidad y luego pasar toda la tarde durmiendo porque no tengo nada que hacer.
Norman había salido con alguien, ni siquiera me quiere decir el muy imbécil. Luego los chicos salieron a hacer no sé qué, Lea está con su novio y aquí estoy yo, sola en mi habitación en una noche húmeda y hermosa, pero sola.
Pero lo mejor de todo es la mejor noche para cometer estupideces, definitivamente voy a cometer una estupidez esta noche y no tengo a nadie alrededor para detenerme. Salgo de la cama y busco unos jeans rasgados, una sudadera con capucha, mis botas y mi mochila para poder meter mi portátil.
Busco las llaves de uno de mis autos y me sumerjo en las calles húmedas y oscuras de Suiza. Hago algunas paradas entrando en panaderías que me llaman la atención, luego en algunos supermercados, pero justo es en este momento donde me maldigo por no traer una mochila más grande, pero al menos vine en el auto. Sabía que hacer tantas paradas donde venden comida mmmm o era la mejor idea.
Sigo conduciendo mientras me adentro a una zona poco conocida, pero qué es justamente mi destino. Había escuchado a Axel hablar de este lugar la otra vez que estaba sumergida en una tarta que le había robado, en ese momento no le presté la menor atención, pero qué bueno que tengo una gran memoria ¿no? Para mi desgracia no, pero dejemos esos problemas para el futuro.
Estaciono el auto a un lado del bar con cuidado. Salgo del auto y mi vista se entrecierra al ver el lugar. Es lindo, como si fuera un bar urbano o de ese tipo. A considerar por la zona, creo que no es de lo más seguro este lugar. Camino a la entrada del bar y sin ver ninguna seguridad a la vista me confirma que esto no es para nada seguro.
¿Pero quién dijo miedo?
Al estar dentro el humo de cigarrillos me atraviesa de golpe en la nariz causándome hacer una mueca por el olor tan fuerte. Si duró más de dos minutos aquí mis pulmones estarán totalmente jodidos. Las personas desplazándose por todo el bar entre risas y gritos me hace pensar mejor la idea de estar aquí mientras que la música fuerte hace que quiera proteger mis tímpanos con un tampón ¿esa es una pareja follando a plena vista? Qué mierda, no me sorprende que Axel visitara un lugar como este.
—¡Chad! ¡Mira la hermosura que tengo aquí! —Un tipo gigantesco me pasa su brazo por los hombros atrayéndome a su pecho enviándome arcadas por aspirar su jodido olor ¿qué no se bañan aquí o solo desconocen la palabra higiene? —¿Te has perdido, pequeña?
¿Qué pasaría si por sorpresas de la vida se muere?
—Pequeña tienes la jodida polla así que si no me sueltas no la podrás ni ver —Grito enojada.
—¡Richi, tráela!
—Oh, no, a mí me sueltas hijo de perra —Intento liberarme, pero lo único que hace es atraerme más a su pecho sudado y mal oliente mientras soy arrastrada por este tipo grande y fuerte.
Dejo de forcejear y pienso en mis opciones de deshacerse de este imbécil, pero mientras me encamina por el bar, donde todas las personas nos ignoran este se detiene justo en frente de una mesa de billar donde se encuentran otros tipos tan estúpidos con el que me tiene cautiva.
Jodidos enfermos.
—Maldición, Rich ¿quién es esa? —Maldice un tipo igual que este pero menos corpulento, contando una faja de billetes.
—No lo sé, la encontré en la entrada.
—Suéltame maldito imbécil, no ves que hueles asqueroso quítame tus malditas manos de encima. —Gruño. Levantando mi bota y dejándola caer en su pie, haciendo que él afloje su brazo en mis hombros dándome la oportunidad de alejarme de él.
—¡Maldita zorra!
—Déjala, Rich —Le dice el tipo, creo que es Chad.
—Me pisoteó el maldito pie —hace muecas de dolor mientras intenta tocarse en el herido.
Ruego los ojos. Qué maldito dramático solo lo hice de urgencia, ni que lo hubiera hecho con todas mis fuerzas.
—¿Qué buscas aquí y que necesitas, preciosa? Una chica como tú lo único que buscaría aquí es... déjame ver ¿trabajo? —Centro mi vista en Chad el cual me observa intrigado para que conteste su pregunta.
—¿Trabajo? —Bufo. —Ni de cerca.
Entrecierra los ojos y los dos hombres que estaban jugando billar dejan de hacerlo y se mantienen en silencio.
—¿Entonces que? —Inquiere Chad.
—Diversión —Su sonrisa se estrecha en una maliciosa haciendo que ponga los ojos en blanco. —No habló de follar, idiota.
Comparte una mirada extraña con los dos tipos y luego con Rich.
—¿Entonces?
—¿Puedo jugar? —Pregunto señalando la mesa de billar.
—Estamos apostando, y lo mejor sería que no jugaras para que no pierdas tu lindo dinerito, niña. —Contesta uno de los tipos.
Entrecierro los ojos hacia él. Aquí vamos con los que me subestiman.
—Apuesto entonces, quiero ver qué tan lindos se ponen al ver que una "niña" como yo les haga perder todo su dinero.
Rich y Chad intercambian una mirada para luego entregarme un taco de billar y ponerme en frente a mi primera víctima.
El juego comienza y el tipo me dejo jugar primero según él porque las damas primero, imbécil, por eso no deje que metiera ni una bola. Luego de que le gane las personas se volvieron alrededor de nosotros y Chad me buscaba más estúpidos a los cuales despojar de su dinero. Rich solo me busco un misógino que se creía muy inteligente insultándome por eso deje que al principio pensara que iba a ganarme.
Ame ver cómo decayó la ilusión en su mirada cuando me vio ganarle sin siquiera enloquecer del enojo por todos sus insultos.
Siempre que podía me la pasaba jugando billar con algunos conocidos cuando vivía en Brasil, pero tengo que admitir que relacionarme con personas con más temperamento que yo puedo hacer que controle más mis arrebatos de enojo.
Luego de un par de chicos más Rich se da por vencido y le susurra algo a Chad para luego de unos pocos minutos llegue una chica bastante, cuestionable.
Arqueo una ceja al verla mirarme de arriba abajo, considerando que solo está vestida con un puto biquini en un maldito bar nocturno y por la forma en que se besa a Chad solo hace que no me haga muchas imaginaciones.
—¿De verdad está le gano a todos?
—Si, Claudid. Gánale una partida para que no pueda llevarse nuestro dinero o nos meteremos en un gran problema si los jefes vienen y no encuentran las ganancias —Le dice lo suficientemente fuerte como para que todos lo que están cerca pueden escuchar.
Sonrío y le guiño a la rubia de Claudid.
—Bien, pero quiero el noble por cada servicio.
—Podrías montar una iglesia con toda esa fe, Claudid.
—Lo haré cuando te gane. —Sonrío más y ella coge el taco con agilidad y comenzamos el juego.
Definitivamente ella podría ser la mejor en el billar, solo que obviamente yo estoy por encima porque después de tres partidas ella casi, casi me gana una, pero ¿yo de verdad dejaría que ella me ganara? Nunca. Por eso yo soy la que se llevará un gran puñado de billetes conmigo.
Pero en cuanto escucho que llegaron unos tales jefes me pongo en alerta y trato con todas mis fuerzas pasar de todos estos cuerpos sudados.
—Oye, chica —Escucho el llamado de Chad, me detengo y lo observo expectante. —¿Cuál es tu nombre? —Le muestro la sonrisa más malvada que he mostrado.
—Puedes llamarme Fogata —Le guiño un ojo para luego escabullirme entre todas las personas del bar.
Me detengo abruptamente cuando visualizo una cámara de seguridad que está en una esquina, puede que este lugar tenga personas cuestionables, pero el local está en perfectas condiciones y estoy lo bastante segura de que esta cámara no es de adorno.
Le sonrío directamente a la cámara enseñándole el dedo medio mientras pienso en todas las veces que Diamond, Devon y Dominik van a maldecir cuando vea que estuve en su bar.
Riendo salgo del bar. Con un montón de dinero en mi mochila, una satisfacción inimaginable y la adrenalina corriendo por mis venas.
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