Capitulo 1(*)


"El alma que puede hablar con los ojos, también puede besar con la mirada"


En estos últimos años de mi vida, todo se ha ido a la mierda: mi estabilidad, mi cordura, mi nueva vida. Absolutamente todo. Justo ahora, pienso descubrir quien soy realmente, pero entre lo negativa que es mi mente, sigo con el pensamiento de que no soy nadie.

Y es bastante curioso, ya que, como toda mi vida me lo han hecho creer, si soy alguien.

El problema es saber qué tipo de alguien soy.

Así que ahora arrastro mis maletas, buscando por toda la multitud de gente que ha estado más de once horas con el culo pegado a un asiento de avión, aunque en mi caso fue uno privado. No todos tuvieron ese privilegio. Mis tacones resuenan mientras avanzo, chocando a imbéciles que al parecer no se dieron cuenta de que están en un aeropuerto, y no en sus casas.

¿Dónde diablos están?

Cambio de dirección, apenas tengo la paciencia suficiente para no dormirme aquí mismo. Dormir en los aviones es lo peor del mundo. Pero me detengo justo en las escaleras eléctricas, se supone que los chicos deberían haberme esperado justo al bajar del avión.

Tuve tantas esperanzas de que lo de inútiles se les quitara.

—¡Phoenix! —Me giro, entrecerrando los ojos hacia lo lejos. —¡Al fin, aquí estás!

Sonrío. Dejo las maletas aún lado para poder sostenerla en el momento que ella se abre paso para abrazarme. Hacía dos años que no la veía, pero es claro que el cambio le sentó bien. Mi sonrisa no se borra pese a la fuerza que ejerce en el abrazo, había olvidado lo fuerte que es a pesar de su tierna apariencia.

—Lea, ya suéltala —gruñe Luke, con los brazos cruzados y el ceño fruncido. —La estás asfixiando.

—Oh —Se aparta de mí y siento que ya puedo respirar. —Lo siento, es que estoy muy emocionada ¿ustedes no?—Dejo de observarla para posar mi atención en ellos.

Avanzo despacio hacia ellos, tomándolos por sorpresa cuando dejo un pequeño beso en la mejilla de cada uno. Suelto una risita con ternura al ver el sonrojo de Luke. Solo hacía falta coger un avión hasta suiza para ver al pelinegro carente de emociones demostrar que si las tiene.

Antes, Luke disfrazaba todas sus emociones para protegerse del daño que le podían hacer estas. Claro, salió más herido por eso, pero igual nunca se aclaró consigo mismo, ni siquiera cuando yo misma le ofrecí ayuda. Decía que al ser menor que él, era estúpido perder el tiempo con mi falta de experiencia.

Pero tal parece que las cosas sí cambiaron, tarde, pero cambiaron.

—¿Esto es un sueño? —inquiere Axel cuando se aparta de mí. —¿Estás dando demostraciones de cariño? ¿Tú?—Se ríe, como si fuera un puto chiste y yo una maldita payasa.

—La verdad es que no —les muestro a cada uno su billetera. La verdad es que estos dos años que he estado en Brasil he aprendido tantas cosas que si tuviera que contarlas no acabaría hoy, ni siquiera en este año. —Para ser honesta, la mía se quedó en mi asiento del taxi de camino al aeropuerto. No me culpen.

—No puedes ir robando cosas que no te pertenecen, Phoenix —Sonríe Logan divertido. —Podrías tener serios problemas por aquí.

Me rio.

—¿Como cuáles? ¿Qué me corten el cabello como Ethan?

Este bufa. Entre coqueto y bastante divertido. Estoy segura de que la razón de su extraño corte de pelo tiene que ver con nuestros traumas. Apostaría lo que sea a qué lo lleva haciendo desde que escapamos, ¿pero qué derecho tengo yo ahora de opinar? Después de lo que hice, ni siquiera merezco que ellos estén aquí.

Felices de verme después de hace tanto.

—¿Y si mejor nos largamos de aquí? —indaga Ethan.

Asiento, dándole la razón a Ethan, pero me excuso para ir al baño. Dejándolos detrás mientras Luke y Axel discuten por querer llevar mis maletas, un poco estúpido ya qué son dos. Aunque no recordaba que ellos fueran tan competitivos, regularmente el que siempre peleaba con nosotros era Ethan.

Pero tal parece que el cambio también se apoderó de él.

Ágilmente me desplazo al baño, deteniendo la puerta cuando una señora la cierra tras ella. Niego. Al entrar, rápidamente obtengo mi teléfono celular. Miles de pensamientos se remolinan en mi cabeza, pero finalmente abro uno de los cubículos y tiro el aparato por el desagüe. Poniéndole fin a todo mi maldito pasado. Mi mirada no se despega de la acción hasta que ya no queda rastro del teléfono.

Bien, la vida no ha sido fácil desde hace dos años, pero he intentado no rendirme y este nuevo comienzo hará que todo eso sea olvidado, o un tercio de ello. Mis cicatrices no se borran ni por el paso del tiempo, pero eso nunca me ha impedido seguir con el propósito de mi futuro.

Detenerlos a todos.

Segura y satisfecha de mi cometido, salgo del baño para volver con los chicos. El montón de personas qué hay en el aeropuerto casi no me deja ver, unos vienen y otros van, pero al querer orientarme mi cuerpo impacta sorpresivamente con un cuerpo duro y musculoso.

—Joder, fíjate por donde vas idiota—gruño, acariciando levemente el lugar al afectado.

El tipo ni siquiera se digna a disculpar, solo oculta su rostro con la gorra gris que lleva puesta. No puedo distinguirlo muy bien, pero su cuerpo tiene una forma malditamente perfecta considerando que es un imbécil. Pasa de mi lado sin prestarme atención, y al voltearme él ya se ha mezclado con el mar de personas. Pero de pronto un escalofrío sube por toda mi espalda, colándose hasta en mis nervios dejándome con una sensación de incomodidad.

Cómo si ese... no, apenas estoy pisando el país. No puedo estar haciéndome la paranoica otra vez.

Continuó mi camino hasta donde había dejado a los chicos, encontrándome a Logan hablando finalizando una conversación con un chico que lleva una gorra verde puesta. ¿Está de moda llevar gorra aquí?

—¿Podemos irnos? —interrumpo, ganándome una sonrisa linda de Lea. —Estoy que mis ojos toman vida propia.

—Si, por supuesto.

Caminamos al estacionamiento mientras Axel decide contarme sobre todas las estupideces que han hecho estos últimos dos años. Es una locura lo libres que son ahora, decidiendo exactamente qué hacer y en qué problemas involucrarse sin la necesidad de ser constantemente controlados. Me hace sentir... llena.

Pero de pronto mi sonrisa se borra, observo por encima de mi hombro. Frunzo el ceño. Siento a alguien observarme ¿pero quién seria?

—¿Qué pasa?

—Siento a alguien observarme, Luke. Es extraño porque yo no conozco a nadie de aquí excepto a ustedes.

—Estás siendo paranoica, Phoenix. —opina Logan.

—Es cierto —concuerda Ethan. —Además ¿quién demonios no te miraría? Pareciera que saliste del jardín de las hadas.

—Si, las hadas del infierno —bromeo. La pequeña risa de Lea se me contagia y termino decidiendo dejar pasar esa sensación.

Pero ahí se queda por ahora.

Minutos después Axel conduce su Mega fabuloso auto deportivo por el cual casi se pelea con un niño que casi le hace una raya al auto. A Ethan casi el cuerpo se le queda sin aire por culpa de tanto que se río.

Por el camino me van contando más de su vida, de la promiscuidad de Luke, con la famosa reputación de corredor de Axel y la profesión superimportante de Logan, el abogado.

Con Ethan, las cosas son más... complicadas.

—Es que —Lea se ríe. —Desde que el profesor entra a la clase Ethan sale automáticamente y lo peor es que es el que tiene la mejor calificación.

Sonrío.

—¿Qué puedo decir? Soy el mejor, y de todos modos tengo mis trucos.

Axel resopla mientras conduce.

—¿Te coges con tus profesores? No me sorprendería que lo hagas, siempre has sido como rarito igualito a Phoenix.

—Conmigo no te metas, Axel, te lo he dicho miles de veces. Vamos, que parece que las lecciones que te he dado no han funcionado.

—Yo solo digo que...

—Cállate —lo interrumpe Luke, mientras Axel le lanza una mirada furtiva. —En otros temas, tu admisión a la universidad ya está aprobada.

Siento dándole a entender.

—Y también editada—agrega Lea.

—¿Como que editada?

—Aquí legalmente eres nuestra hermana, la hermana de los Armani. Somos un poco famosos en la universidad por eso le tienes que decir a cualquier persona que te pregunte acerca de eso que siempre viajas.

—¿Por qué? —cuestionó dudosa.

—Porque nosotros lo decimos—Continúa Ethan. —Además, hicimos todo lo que nos indicaste.

—Por cierto ¿de dónde sacas tantas neuronas para haber estudiado cuatro carreras? O espera... ¿Eres una mitómana? Eso tendría más sentido.

Sonrío falsamente hacia Axel.

—Muy gracioso, pero no tenía idea de qué pondrían todo eso en los registros. Porque a ver, si las estudié—Me acomodo en el asiento de cuero—. Pero que haya estudiado Psiquiatría, ciencias forenses y bioquímica no es razón para pensar que miento.

—Se te olvido informática, hermanita —opina Ethan.

—Es que, Phoenix, eso es remotamente imposible. ¿Estudiar cuatro carreras universitarias con tan solo 23 años? ¿De verdad crees que se creerán eso?

—No lo sé, la culpa la tienen ustedes al poner esa información en los papeles. —replico tras encogerme de hombros.

—Da igual, eso te dará una vibra misteriosa.

—¿Más de lo que ya doy?

Lea se ríe.

—Si, más —Asiente sonriendo.

En silencio Axel conduce el auto por las hermosísimas calles de Suiza. Mi nuevo comienzo y probablemente quizás el último si no hago mis elecciones bien.

Podría morir en manos de personas poderosas sin siquiera darme cuenta.


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