Renuncia

SI VIS PACEM, PARA BELLUM

Autora: Clumsykitty

Fandom: WickUniverse&Marvel (Crossover)

Pareja: WickStark (John Wick x Tony Stark, pueh)

Derechos: a que me baleen.

Advertencias: Pues es una historia que vino a mi mente luego de que estuve en charlas con mis dos buenas amigas, esta historia va dedicada con mucho cariño para ellas, por nunca dejarme caer y enseñarme lo mucho que valen mis historias. Con especial atención para la cumpleañera (you know who is!!).

NOTA: Se ubica entre Chapter 2 y Parabellum de la saga Wick y Homecoming antes de Infinity War. Locuras, mil, ya saben.

Gracias por leerme.

***



Fly me to the moon
Let me play among the stars
Let me see what spring is like
On a, Jupiter and Mars
In other words, hold my hand
In other words, baby, kiss me

Fill my heart with song
And let me sing for ever more
You are all I long for
All I worship and adore
In other words, please be true
In other words, I love you

Fill my heart with song
Let me sing for ever more
You are all I long for
All I worship and adore
In other words, please be true
In other words, in other words
I love you
.

Fly me to the Moon, Frank Sinatra.



Renuncia.



A quien esperaban ver era a Tony, no a Peter, sin embargo, el adolescente ya estaba demasiado enterado para que el castaño le dijera alguna otra mentira que le hiciera dimitir. Los dos fueron hacia el indigente, que les hizo pasar por aquella puerta de mantenimiento que en realidad era un pasaje metros adentro y profundo en los acueductos desconocidos de Nueva York. Todos estaban ahí, como si de pronto se hubieran congregado en aquellos malolientes tubos gigantes de concreto por alguna razón que a Stark le pareció tenía que ver con lo ocurrido en el Continental. Los llevaron a un rincón donde esperar, sin decirles más que esos gestos en silencio.

—Se lo dije, Señor Stark.

—¿Quieres una medalla o algo?

—¡Yo tenía la razón!

—Bingo.

—Yo creo que también tengo razón en Daredevil.

—No dejes que el ego te domine, niño.

—¿Es consejo por experiencia?

—Muy gracioso, ¿eh?

Peter rió, mirando detrás del millonario con extrañeza. Tony se giró, encontrándose con The Bowery King. Tanto él como el adolescente se pusieron de pie al ver al hombre con unas horribles cicatrices, apoyándose en un bastón. ¿Qué rayos le había sucedido? El hombre pidió un banquillo para sentarse frente a ellos, invitándolos a volver a tomar su lugar sobre esos botes improvisados.

—No creí que estarían vivos —comenzó el Rey, con una voz rasposa por tener una garganta herida.

—Oh... ¿teníamos que morir? —preguntó Peter con duda. Tony rodó sus ojos, haciéndole una seña para que se callara.

—¿Iban a matarnos?

—Iban. Pero no me sorprende. Suficiente han hecho enojar a John para sumarle que le pasara algo a ustedes, o usted, específicamente, Señor Stark.

—¿John... está vivo?

—Claro, está recuperándose. Pero me ha pedido que hable con usted, Señor Stark, para recordarle de su no intervención. Hizo bien en limitar los movimientos de sus amigos en el hotel. Es de suma importancia que se mantengan así.

—¿Qué ha pasado?

The Bowery King sonrió, quejándose un poco. —La Orden Suprema olvidó que aquí viven los mejores hombres que el mundo haya visto. Fueron nuestros ancestros los que viajaron cumpliendo su misión.

—¡Se lo dije, Señor Stark!

—¡Sshhh!

—Ops...

—La Orden Suprema cree que John está muerto o desaparecido, y cree que yo estoy muerto —masculló el hombre— La Ruska Roma quiere venganza igual que Wick. Todos en Nueva York que son hermanos del oficio quieren venganza por la afrenta de la Orden Suprema, habremos de tenerla. Pero primero... los Vengadores deben largarse de esta ciudad. No necesitamos héroes entrometiéndose en lo que haremos, ¿me comprende, Señor Stark?

—¿Yo tampoco puedo estar? —preguntó tímido y angustiado el chico.

Tony le miró apenas, muy serio. —Se irán.

—¿Puede lograrlo?

—Quiero ver a John.

—Me temo que de momento no es posible, no se angustie, Señor Stark. Tiene mi palabra que estará bien, Burton le acompaña. Pero necesito de usted esa cooperación para mantener la no intervención.

—Así será. ¿Cuándo lo podré ver?

—Lo buscará, ya sabe cómo es él.

—Gracias, Su Majestad.

—Han ofendido a un Rey y su ciudad, es tiempo de una lección de humildad. Pueden retirarse.

El castaño tiró del brazo de Peter antes de que dijera o hiciera algo, saliendo de ahí por la misma puerta por donde habían entrado sin intercambiar palabras. Tony se giró hacia el adolescente, mirándole muy serio con un dedo apuntando a su pecho.

—Esto es todo lo que sabrás, no quiero más intromisiones, Parker.

—Puedo ayudarlo.

—No, lo que sigue me corresponde a mí.

—Señor Stark...

—No, Peter, por favor, hazlo por mí, ¿quieres?

—Bueno...

—Eso es, buen chico.

La verdad era que el millonario no deseaba que Peter volviera a ver algo similar a lo que había pasado en Alemania con los Vengadores. Tony apretó sus puños mientras veía al chico perderse entre la gente en el parque, pensando en lo siguiente que necesitaba hacer. Si el gremio de Nueva York necesitaba que los Vengadores no estuvieran ahí, lo haría sin pensarlo por John. Estaba muy consciente de que las cosas pudieron haber termino horrible para todos de no haber detenido a esos tontos. Ahora tenía que ahuyentarlos a como dé lugar y el castaño sabía cómo. Tomando aire para darse valor, llamó a su armadura, preguntándole a Friday por el paradero del Quinjet. Estaban en Nueva Zelanda, haciendo reparaciones a la nave. Sin perder más tiempo, voló hacia ellos, alcanzándolos en una pradera oculta entre sierras montañosas típicas de aquel país. Tony apretó sus labios al aterrizar frente a ellos, Natasha, Steve, Visión, Wanda, Sam. Los miró uno a uno, esos rostros confundidos y airados.

—Sé que no puedo evitar que sigan haciéndose los héroes. Háganlo, pero no en Estados Unidos, y menos en Nueva York.

—Tú... —Wilson siseó, pero Steve le detuvo, con vendajes y un obvio cansancio.

—¿Por qué lo proteges tanto, Tony?

—Cosa que no les interesa —replicó el castaño, sintiendo un nudo en la garganta— Sean lo que quieran ser, pero ya no en Nueva York. Los Vengadores han dejado de existir a partir de este momento.

—¿De qué hablas? —Nat frunció su ceño.

—Renuncio.

Todos se quedaron callados, no comprendiendo muy bien a qué estaba refiriéndose o que pretendía con ello. El capitán dio un par de pasos al frente, apoyándose en Sam al estar malherido todavía.

—Tony...

—Renuncio, no soy más un Vengador. Siendo yo quien dirige la iniciativa, sin mí no puede haber más Vengadores, seguramente los Acuerdos van a desaparecer por ello. Era lo que querían, ¿no?

—Tony...

—Siempre tuvieron razón, yo era el que estaba equivocado, ¿no, Steve? Tú podías huir por todo el mundo para salvar a tu amigo, yo... yo no importaba.

—Espera, Tony, vamos a...

—Solo fui un hombre agobiado porque asesinaron a sus padres y le mintieron sobre ello, así que... ¿Qué más da si renuncio? ¿A quién realmente le interesa? No es que el mundo esté mejor con los Acuerdos. Ustedes harán más beneficio siendo libres, lo dijiste Steve, tus manos son las más seguras. Como las de Bucky, ¿cierto?

Steve se quedó mortalmente serio. Natasha se adelantó, mirándole fijamente.

—Tony, no sé qué cosas te hayan dicho sobre esa Orden Suprema, estás...

—¿A ti qué te importa? ¿Eh? ¿A quién de ustedes realmente le importa lo que me pase o llegue a pasar si me involucro con ellos? Yo creí que eran mi familia, de verdad... —Tony sintió sus ojos humedecerse, callando un par de segundos al sentir que iba a llorar— Creí que yo... pero no. Y la verdad ya me cansé de pretender que soy valioso para alguno de ustedes, así que prefiero estar con alguien que se ha atrevido a poner su mundo de cabeza por mí. Así que renuncio, no más Vengadores, no más Acuerdos. Hagan lo que se les dé la gana. Felicidades, ganaron. ¡Ustedes ganaron! —el castaño encendió sus propulsores para marcharse— Por cierto, si fueran prudentes, no se confiarían tanto de T'Challa.

Ironman se marchó a toda velocidad, con Steve gritándole y dejando atrás a un grupo de lo más estupefacto a sus palabras. Stark llamó al Secretario de Estado para anunciarle su renuncia, a Pepper Potts para comunicarle su decisión, a Rhodey para tenerlo al tanto de lo que sucedería. El General Ross pidió que no usara más sus armaduras, a lo que Tony accedió. Solo viajaría para despedirse de Peter, ya no podría enseñarle más de ser un Vengador, pero confiaba en que sabría ser un gran héroe. Cuando salió de Queens comenzó a llover de nuevo, caminando así por las calles para que nadie notara sus lágrimas. Años creando armas, uniformes, estrategias, cuarteles y naves. Años peleando codo a codo para que al final la verdad se estrellara en su cara. Nunca había sido un héroe, ni tampoco le había importado a ninguno de ellos lo que sintiera o pensara al respecto. Lo veían como todos los demás lo hacían, como un egoísta que lamía las botas del gobierno con tal de mantener su dinero y poder.

Así llegó al Continental, siendo recibido por Charon en persona, quien abrió un paraguas al alcanzarle, ofreciéndole un brazo para subir por los escalones. Winston le obsequió una copa de vino cuando terminó sentado en una de las mesas del lobby que estaba lleno de agujeros, destrozado por partes. Había empleados limpiando por doquier. El mundo seguía luego de la catástrofe. Tony se terminó en silencio su copa que miró largo. No más Ironman ni tampoco iniciativa Vengadores, el sueño se había acabado, era hora de despertar. Winston se quedó sentado frente a él, terminando de arreglar su traje y mirando luego alrededor las labores de restauración.

—Yo le disparé a John.

—¿Qué?

—La Adjudicadora, la mujer con la que hablaste, quería que solucionara la falta de John. Le disparé hasta arrojarlo desde el techo. Si va a matarme con sus cañones, Señor Stark, tiene todo mi permiso.

Tony si lo pensó, afortunadamente su mente lógica no le dejó cometer semejante imprudencia. Si Winston le había disparado, entonces había cumplido su parte, por lo que la Orden Suprema no podía culparlo. Ahora, que realmente lo hubiera matado...

—No eran balas reales.

—Soy un romántico —Winston sonrió, levantando su copa hacia el millonario— Y me gusta ver las parejas felices.

—Gracias.

—John seguro me las cobrará más tarde, precio que acepto pagar. Estaba leyendo en mi celular algo que me inquietó, ¿es cierto que ha renunciado a ser un Vengador... creo que el último que quedaba?

—Sí.

—¿Por John?

—Sí.

Winston silbó, llamando a Charon. —Una cena, tenemos que honrar al Señor Stark.

—A la orden, Señor.

—No es necesario...

—Claro que lo es. Yo no quise renunciar a mi hotel. Usted ha soltado una vida de tantos años con tantas glorias únicamente por ese hombre que le ha robado el corazón. También soy un empresario, Señor Stark, y reconozco una acción noble porque brilla por encima de toda la suciedad en la que nos movemos usualmente, ¿no es así? Lo que realmente vale la pena, el precio por salvar a quienes quizá no son dignos, pero merecen una oportunidad, implica hundirse en el fango para que pasen por sobre nuestras cabezas. Es lo que ha hecho usted, involucrarse con nosotros para salvar lo que queda de su mundo, así podrá seguir tal como lo imaginaba, solo que sin su presencia.

Stark se encogió de hombros. —Gracias por la cena.

—Ah... —Winston arqueó una ceja— No está muy acostumbrado que digamos a estos gestos.

—No mucho.

—Tendrá que hacerlo, John es de consentir.

Charon era un mago, les trajo una deliciosa cena que hubiera sido la envidia del mejor restaurante de la Quinta Avenida. Contrario a lo que pensaba, Tony devoró todo, estaba hambriento, con tantas cosas se le había olvidado comer o descansar. Winston le ofreció una habitación para estar alejado de todo lo que estaba ocurriendo desde que el mundo conociera su renuncia y la disolución de los Vengadores. Su nombre era tendencia mundial no precisamente de la buena manera. Pero todo eso quedó fuera, como todas las cosas que funcionaban alrededor de la Orden Suprema, de sus asesinos y el mundo tan a la vista, pero igualmente oculto. El cansancio físico y mental golpeó la mente del castaño, durmiendo a pierna suelta hasta el día siguiente que Charon fue a despertarle para entregarle un mensaje que había llegado mientras dormía.

La cafetería de la 34.

Ni siquiera necesitaba saber quién lo había enviado, apenas si arreglándose, salió del hotel a toda prisa para ir hacia aquella modesta como algo pobre cafetería de Brooklyn en la que estaba esperándole un John Wick con ojeras, vendajes, moretones y una sonrisa al escuchar la puerta de vidrio sonar con sus campanas oxidadas. Tony corrió a los brazos que le llamaron, aliviado de volverle a tenerle así de cerca, correspondiendo a su gesto con delicadeza al sentir más vendajes bajo su traje. Las manos de John cepillaron sus cabellos, examinando su rostro que levantó hacia él con su pulgar e índice por el mentón.

—Lloraste.

—No importa, estás vivo. Creí que habías muerto.

—Yo también.

—¿Por qué no me dejaste ayudarte con tus heridas?

—Estabas muy ocupado renunciado a tu sueño.

El millonario intentó bajar su mirada, más Wick no se lo permitió, sosteniendo su mentón.

—No tenías que hacerlo.

—Así ya no intervendrán.

—¿Con ese precio?

—No hacía mucha diferencia el tenerlo. Lo viste. Todo vacío...

—¿Qué ocurrirá contigo?

—Seré lo que antes era, solo Tony Stark.

—Dudo mucho que dejes de ser el hombre en su armadura.

—Tal vez... pero será ya cosa muy mía.

—¿Y el mundo?

—Tendrá sus héroes secretos que no se venden al mejor postor ni tampoco están dominados por reglas tontas o por hombres tontos que desean cosas estúpidas porque están heridos.

—No hables así de ti.

—Yo solo quiero estar contigo.

John le sonrió, su mirada suavizándose. —Necesitaremos una casa.

—Hecho.

—Con patio para Burton.

—¿Dónde está?

—Esperando en el auto.

—¿A dónde iremos? —Tony tiró apenas de las solapas del traje del asesino.

—Creo que a ambos nos caerá bien el alejarnos de todos unos días.

Stark sonrió, más animado. Ese dolor por la renuncia fue disipándose conforme se alejaron de Nueva York hacia una pequeña cabaña en Fairburn, Georgia con vista a un lago. Burton estaba feliz de volver a ver a Tony a quien llenó de besos llenos de baba. Era un lugar sencillo, acogedor y, sobre todo, lo suficientemente perdido en el bosque para olvidarse por los siguientes días de todo alrededor. El millonario sonrió cuando un par de brazo le levantaron apenas bajaron del auto, dejando que el perro fuese a correr por los alrededores mientras ellos se deshacían en besos y caricias que fueron subiendo de tono. Rastros de ropa fueron dejados en el suelo de madera hasta alcanzar la recámara. Tony quiso protestar por los vendajes de John, sin embargo, sus réplicas murieron por unos besos fogosos y su mente dejó a un lado las quejas por el fuego que lo invadió.

Tony se quedó observando por la pequeña ventana dividida en cuatro la fina lluvia que caía en el bosque, una chimenea ya encendida calentó la cabaña. El pitbull estaba frente a ella, durmiendo plácidamente luego de correr a gusto, tanto el millonario como John tumbados en un sofá un poco corto para el segundo, ambos cubiertos por una gruesa cobija peluda que impedía que sus cuerpos desnudos se enfriaran. Al lado de su preciado asesino, era muy fácil perderse, olvidarlo todo. Parecía que de cierta manera le hubiera enseñado lo pasajero que era su mundo, si bien no era indispensable eso tampoco significaba que no tuviera importancia. Solo era no aferrarse a cosas que ya no valían la pena, como el seguir siendo un Vengador cuando nadie más lo era ya. Wakanda estaría ahí ayudando al mundo, Steve y sus amigos protegerían a los más necesitados.

Nadie necesitaba a Tony Stark ni a Ironman pretendiendo ser un héroe.

—¿Estás seguro de la decisión que has tomado? —John susurró en sus cabellos.

—No, pero es lo que quiero —el millonario levantó su mirada hacia él, recostado sobre su pecho— Me hace sentir... liviano.

—Renunciar a lo que amas por mí no es de mi agrado.

—Lo dice quien cruzó dos continentes y medio desierto para encontrarme.

—Es diferente.

—Es igual.

—No se puede perder lo que se lleva en el corazón, Tony. Siempre serás un Vengador aunque el título no esté escrito en un papel burocrático. Y si el día de mañana decides regresar, yo te ayudaré.

—A eso le llamo una gran pérdida de tiempo. No lo harás.

Wick negó, sus manos recorriendo su espalda. —Lo haría tantas veces fuese necesario.

—Yo también, es un empate.

—Eres un rebelde nato.

—Oh, mira quien lo dice, ¿seguro que estarás bien luego de haber desobedecido directamente a ese hombre?

—Sabe que, si te daña directa o indirectamente, no habrá lugar en el mundo donde pueda esconderse de mí. Estoy bien.

—Luces tan sexy cuando te pones en plan de loco sobreprotector, ¿sabías? —Tony ronroneó, besando ese pecho e irguiéndose ligeramente para sentarse sobre las caderas del asesino, moviendo apenas las cuyas en un gesto provocativo, riendo al percibir una erección comenzar a endurecer bajo su entrepierna— Oh, pero, ¿qué es lo que tenemos aquí?

—Algo que tú provocaste.

Tony rió, jadeando ligeramente por el fuerte agarre en sus caderas de esas manos que eran tan gentiles con él y posiblemente solo con él. Y Burton. Aún estaba relajado por el sexo que habían tenido no hacía poco rato, antes de que Wick encendiera la chimenea y llamara dentro al perro que no se inmutó a sus nuevas andanzas. Ayudado por las manos de John, el castaño se acomodó hasta que lentamente ese duro miembro viril fue entrando de vuelta a su interior, apretándolo ligeramente para escucharlo gemir ronco. Los ojos bravíos del asesino de nuevo brillaron lujuriosos, llenos de deseo. Tony le lanzó un beso, apoyando sus manos para comenzar a moverse, jadeando un poco con el repiqueteo de los troncos quemándose acompañando esos sonidos obscenos.

—Johnsy...

—Te tengo, cariño.

Una vez que se sincronizaron, el vaivén se hizo más acelerado, las manos de ambos recorriendo por igual el cuerpo que sus ojos podían ver. John lo miró fijamente, tirando de pronto de Stark para sujetarle por su cintura al girarse con él, dejándolo bajo su cuerpo y apoyarse en el sillón para embestidas que no tuvieron piedad, atacando ese punto que dejó sin aliento a Tony. Sus manos se aferraron a la espalda vendada del asesino, igual que sus piernas atraparon las caderas que chocaban con las cuyas con tal fuerza que le pareció que el sofá se movió apenas. Un beso largo, candente, ahogó los gemidos de ambos. La mano de Wick buscó la erección del millonario, invitándole a terminar. No necesitó que le dijera, prácticamente gritando su nombre al arquearse, corriéndose en la aquella mano firme con otra sujetando cariñosamente su espalda. Poco después sintió a John terminar en su interior, mordiendo su cuello donde dejaría otra marca nueva.

—Si vamos... si vamos a pasar todo el tiempo haciéndolo... no salgamos nunca de aquí —jadeó Tony, apenas si pudiendo enfocar su vista.

John rió, besando su hombro antes de levantar su vista y admirarle. —Sería perfecto.

—¿Cómo es que ese perro no se inmuta? —bromeó el castaño, señalando perezosamente al pitbull.

—Sabe cuándo hay peligro y cuando no.

—Qué raro es.

—No más que tú.

—Ja, muy gracioso, Señor Wick.

—Te amo, Tony.

Este se quedó en una pieza, sin dar crédito a lo que escuchaba. Poco a poco, sus ojos fueron llenándose de lágrimas de felicidad, una enorme sonrisa adornando su sonrojado rostro tomando entre sus manos el rostro de aquel hombre tan peligroso y que ya no podía apartar de su vida.

—John... te amo.

Se besaron, quedándose en un abrazo cálido en tanto terminaban de recuperarse para volverlo a hacer. Tal vez no haría sentir orgulloso a nadie, más a Tony eso dejó de importarle envuelto entre los brazos protectores de John Wick. Con que entre ellos se entendieran bien, que fueran importantes el uno para el otro, el resto del mundo estaba importando muy poco... o nada. La perspectiva del futuro, si bien tenía un lado siniestro, lucía mucho más amigable, menos triste o melancólica. Como si los dolores o penas fuesen igualmente extintos por las manos expertas de un hombre que había conocido por casualidad en una esquina de un barrio de Nueva York en una noche de lluvia, acompañado del perro más suertudo que Tony Stark hubiera encontrado en su vida.

Quizá hasta él mismo podría ser parte del gremio. Tenía más en común con ellos que siendo un Vengador.



FIN


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