u n o

Estoy sentada sobre mi cama escribiendo en mi laptop, tengo la mirada fija en la pantalla para no hacer contacto visual con el chico que tengo a un lado, sé que me está mirando fijamente pues está sentado justo en la esquina de la cama de a lado, ni siquiera es discreto en eso, si cree que voy a entablar una conversación con él está completamente equivocado.

—Entonces, ¿sigues escribiendo de mí? —habla el chico rompiendo el silencio entre ambos, no pude evitar sonrojarme y molestarme, era obvio que no estaba escribiendo de él, no todo gira a su alrededor como él cree, en vez de responderle decido ignorarlo y continuar escribiendo.

Podía sentir que disfrutaba de cierta forma verme molesta, Kian y yo no somos lo que se podría decir amigos, somos conocidos, pero no muy buenos conocidos, él es el mejor amigo de Greg, el novio de Kate mi mejor amiga y compañera de habitación. No entiendo por qué siempre que Greg viene a visitarla tiene que venir su amigo junto con él, ¿Qué no tiene otra cosa que hacer? Siempre es la misma, busca una forma de mirarme para hacerme sentir incomoda. No dice ni una palabra solo me mira, y cada vez que volteo en su dirección me da una de sus perfectas sonrisas, el chico es atractivo, no voy a negarlo pero es un completo idiota que solo le gusta jugar con las mujeres, pues da la casualidad que siempre que lo veo fuera de estas paredes esta con una chica diferente y bueno, los rumores son rumores y todo el instituto conoce al famoso Kian Gallagher, el chico más irresistible del instituto, el chico con el que todas desean estar porque es la clase de hombre perfecto por el cual cualquier chica se enamoraría.

—¿No piensas responderme? —dice después de varios segundos, sé que está enarcando una ceja en mi dirección, siempre hace eso, y tiene esa sonrisa burlesca en su rostro al saber que no estoy conforme con el hecho de que este cerca de mí, sigo ignorándolo no dispuesta a hablar con él.

Agradezco a Dios que Kate ha entrado por la puerta junto con Greg detrás de ella, a juzgar por el paso acelerado con el que entra, me da la impresión de que está molesta y la expresión seria en su rostro me lo confirma todo. Kian ya no está observándome debido a que su amigo ha entrado, se pone a conversar con él mientras Kate está rebuscando algo sobre los cajones como loca.

—Meghan, ¿No has visto mi brazalete? —pregunta mientras está sacando un par de collares desesperadamente.

—¿El que tiene el dije de flor? —pregunto aun escribiendo en la computadora, ni por nada del mundo iba a despegar mi vista de la computadora hasta que Kian se vaya de este lugar.

—Sí ese —hubo una pausa y segundos después se escuchó como azoto la puerta del cajón —¡Lo encontré! Meg, hoy saldremos, vendrás con nosotros —dice mi amiga entusiasmada. Aquí vamos de nuevo, estoy segura que este es uno de sus tantos intentos de hacerme salir con Kian, por más que a mí me desagrade el chico, mi amiga está completamente loca en que él y yo salgamos.

No sé qué es lo que ella ve en Kian que yo no puedo ver, simplemente no congeniamos ninguno de los dos, somos como perros y gatos, nos pones juntos y danos menos de un minuto para que iniciemos la tercera guerra mundial entre ambos.

—Estoy bien Kate, creo que me quedaré aquí —le doy una mirada rápida y trato de sonar muy amable con la esperanza de que esta no insista, pero su mirada de desaprobación me dice que no aceptara un no por respuesta.

—Alístate, tenemos tiempo suficiente para esperarte —se sienta en la esquina de mi cama y se cruza de brazos mirándome fijamente a los ojos, me da una rápida sonrisa que demuestra que se ha salido con la suya.

Dejo caer un suspiro pesado y cierro mi laptop para después levantarme de la cama para ir a buscar algo que ponerme, hace un poco de frío, me dejo el pantalón de mezclilla que llevo puesto y opto por ponerme una blusa negra, manga larga sin hombros y unas botas cortas color negro, si había algo que me gustaba era vestirme bien, no me considero una chica linda ni nada por el estilo, aunque como toda chica no niego que a veces tengo esos momentos en los que me siento como una princesa y el resto de los demás días mi autoestima puede estar por los suelos, por suerte había hecho mi maquillaje temprano así que solamente me puse un poco de labial, para ser honesta me encantaba ver tutoriales de maquillaje, claro que yo no era como esas makeup gurús y aunque no me vía como una muñeca me gustaba el resultado final del maquillaje, me hacía sentir un poquito segura de mí misma. Para cuando salí del baño, Kian estaba solo en la habitación esperándome.

—Kate y Greg están afuera esperándonos —asiento con la cabeza y tomo mi bolso para después salir junto con Kian, sé que no me servirá de nada mostrarme molesta por el resto de la tarde o amargarme internamente, por lo menos intentare de llevar una buena convivencia con la esperanza de que cierta persona no lo arruine.

Llegamos al estacionamiento del campus, Kian viene detrás de mi pues yo voy con paso apresurado, mi amiga no es muy paciente que digamos, me subo a la parte trasera del auto junto con él y sin decir alguna palabra, Greg quien es él que está en el asiento del conductor, nos lleva a la pequeña pizzería que está a tres cuadras de la universidad, lo interesante de vivir en los departamentos de la universidad es que tienes la mayoría de las tiendas y restaurantes cerca de ti.

Buscamos una mesa y por suerte hay una desocupada que está pegada al lado de la ventana, Kian se sienta a un lado de mí, no sé si debería de confiarme al estar a su lado, pues parece estar muy serio cosa que no es nada común, siempre está conversando o buscando una forma de hacerme sentir avergonzada. Un mesero llega a la mesa y comienza a tomar nuestra orden.

—Queremos una pizza hawaiana —dijo Kate mientras leía el menú, miro en mi dirección, sabía que a mí no me gustaba la pizza hawaiana.

—¿Puedes traer una pizza de pepperoni con champiñones? —agregue y el mesero asintió.

—Que la de pepperoni sea con extra queso por favor —agrego Kian y esta vez no iba a discutirlo, me gustaba el queso, el mesero desapareció y segundos después volvió para traernos una Coca-Cola a cada quien.

—Lo siento amigo, se me olvidaba que no te gusta la pizza hawaiana —le dijo Greg a Kian.

—Lo bueno es que pueden compartir la pizza, Meghan no se la acaba sola —agrego Kate mientras entrelazaba sus brazos a uno de los brazos de su novio.

Kian y Greg estaban hablando sobre uno de los chicos de la univerdidad, Liam O'Donell. Él era el capitán del equipo de futbol y según lo que he escuchado él y Kian han tenido un par de diferencias, si no conociera a Liam diría que ambos chicos están levantándole falsos al decir que es un completo mujeriego, si había alguien que conocía sus defectos esa era yo, salí por dos años con el chico hasta que este me engaño, o más bien me enteré que llevaba alrededor de cinco meses saliendo a mis espaldas con Elizabeth, mejor conocida como Betty pechos grandes, sé que es ridículo y gracioso pero esa chica sí que tenía un busto gigante.

—Oh, eso es algo de esperarse de Liam, el anda en cada fiesta acostándose con cualquier chica que le sonría —agrego Kate metiéndose a la conversación de los chicos, al parecer Liam había salido con la hermana menor de Malcolm McNeer, y a este no le pareció para nada la idea, por suerte no llegaron a mucho, ella se dio cuenta de la clase de chico que era y lo dejo en menos de una semana, ojalá yo pudiera decir lo mismo, no que cometí el error de creer en él.

—Es un idiota, no sé cómo podías salir con él —se quejó Greg en mi dirección, él era el novio de mi mejor amiga, pero era como un hermano mayor para mí, yo los había presentado a ambos, Greg siempre estaba para mí en los momentos difíciles, me apoyaba sin importar cual, era esa clase de amigos que ves más como familia, al igual que Kate, ella y yo éramos como hermanas.

—¿Saliste con Liam O'Donnell? —dijo Kian en mi dirección, su mirada mostraba asombro, yo solo baje mi rostro, no quería hablar de eso, odiaba hablar de mi romance con Liam, no negare que los primeros meses fueron lindos, pero digamos que él y yo no estamos en buenos términos.

—Lo hizo —respondió Kate por mi antes de tomar un trago de su soda —por dos años.

Vaya que es una buena amiga, le cuenta a un chico desconocido mi vida amorosa y desastrosa, le doy una mirada indicándole que ya no hable más, pero a esta no parece importarle.

—No entiendo como saliste con él —volvió a hablar Kian sin despegar su mirada de mí.

—Nadie lo entiende —agrego Greg, por suerte el mesero llego con nuestras pizzas, y rápidamente tome un plato y me serví dos pedazos, si mantenía mi boca llena no tendría que hablar, Kian aún me miraba como si estuviera analizándome, lo cual me ponía incómoda, sí había algo que no me gustaba era ser observada, y menos por un chico.

Después de varios segundos que me parecieron eternos, despego su mirada de mí y comenzó a comer, todos estábamos concentrados en la comida, no había mucha conversación, nos abrazaba un silencio que no era incomodo, por eso me gustaba estar con ellos, me hacían sentir en confianza y eran la clase de amigos con los cuales no necesitas tener una conversación todo el tiempo para saber que te entienden, claro a excepción del chico a mi lado.

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