t r e i n t a y u n o
La ambulancia llega justo después de que los policías salen con Azren esposado, ni sus gritos y sus intentos de lucha evitan que sea arrestado, Kian sigue aún tumbado sobre la cama, puedo ver que le cuesta respirar, no me he movido de mi lugar, estoy tratando de procesar todo lo sucedido en mi mente, es como un sueño o más bien una pesadilla.
Los paramédicos entran con una camilla y se llevan a Kian en ella.
—¿Esta bien señorita? —pregunta un joven paramédico a mi lado, su voz es apenas audible a mis oídos.
—¡Meg! —escucho la voz de Kian haciendo eco en mi cabeza al decir mi nombre, segundos después todo parece volverse oscuro.
***
—¿Cómo sigues Meghan? —pregunta amablemente el doctor frente a mí, tengo que parpadear un par de veces para ajustar mis ojos a la luz que emite el sol desde la ventana a la habitación.
—Bien —respondo aturdida, echo un vistazo a mi alrededor y me toma unos segundos recordar lo sucedido—yo...
—Tranquila —se apresura a responder el medico —, todo esta bien, no presentas heridas graves y tu novio está bien, no perdió mucha sangre como imaginamos, están a salvo.
Una pequeña sonrisa se forma en mi rostro al escuchar que Kian se encuentra estable.
—¿Puedo verlo? —pregunto y el medico asiente.
—Llamare a una enfermera para que te lleve a su habitación, pero antes te daré de alta y me temo que tendrás que dar un par de declaraciones.
Asiento y el medico sale segundos después de la habitación, policías entran en busca de mi testimonio sobre lo sucedido en aquella casa, les cuento todo, desde como conocí a Azren hasta como terminamos en aquella situación.
Al parecer Jeffery Andrews era su nombre verdadero, y según los policías quienes ya habían recibido otras quejas de él acosando a chicas, cambiaba de escuela cada año y con ello su nombre por el mismo motivo, sus trastornos mentales lo llevaban a la obsesión, al parecer sus padres eran dos empresarios ricos que descuidaban a su único hijo y lo dejaban hacer lo que quisiera por tal de dejarlos en paz, Jeffery no tenía dos hermanas, era producto de su imaginación, debido a la falta de cariño por la que sufría, creaba en su memoria a una familia perfecta la cual no tenía.
Resulta que el otoño pasado el chico había acosado a tres jóvenes las cuales, no dudaron en acusarlo a las autoridades, sus padres pagaban las fianzas cuando era arrestado, y estuvo en un internado por tres meses del cual logro salir convenciendo a sus padres de que no volvería a cometer el mismo error.
Por otro lado, Elizabeth, quien lo había estado ayudando todo este tiempo, no era consciente de los trastornos mentales del chico, se mostro frente a nuestro dormitorio una semana después de lo sucedido pidiendo disculpas, las cuales no aceptamos, o al menos Kate no permitió que aceptáramos, el profesor Carson hablo con los demás docentes de la universidad para que nos dieran la semana libre debido a todo el drama vivido, a Elizabeth la expulsaron tres días después de que se presento a nuestro dormitorio, resulta que el hecho de que ella haya cooperado en los planes de Azren no dejaba un buen prestigio a la universidad, según los directivos, manchaba el nombre de la institución tener una alumna como ella dentro.
Kian parecía tomar las cosas tranquilas, incluso hacia bromas junto con Greg sobre lo sucedido en un intento de no tener el mal recuerdo, pero por mi parte no era tan sencillo, mi mente repetía una y otra vez aquel día dejándome insegura por el resto de mis días.
—¿Te sientes bien? —pregunta Kian mientras se sienta sobre mi cama, hace una mueca de dolor y se lleva su mano hacia la herida.
—¿Te duele? —pregunto y se apresura a darme una pequeña sonrisa y negar.
—Solo es una molestia, los vendajes me incomodan —dice restándole importancia.
Kate y Greg han salido en busca de comida y nos han dejado a ambos solos, en cualquier otra ocasión Kian y yo probablemente estuviéramos haciendo algo absurdo como acostumbramos o bromeando entre nosotros, pero las cosas han cambiado, mi animo a desaparecido y aunque el aún conserva el suyo las cosas parecen ir diferentes.
—¿En que piensas? —pregunta llamando mi atención, me he quedado ida en mis pensamientos por unos segundos.
—No lo sé, —confieso —¿Acaso no podríamos tener un día sin drama? —pregunto y Kian me da una sonrisa ladeada que parece más bien una mueca.
—Si no hubiera drama en nuestras vidas, nada tuviera sentido ¿No lo crees? —dice enarcando sus cejas, suelto un bufido pesado y fijo mi vista hacia cualquier lugar de la habitación menos sus ojos.
—No lo sé —respondo vacilante, niego ligeramente y me llevo ambas manos a mi cabello para peinarlo hacia atrás. Vuelvo a negar para después tumbarme boca arriba sobre la cama y soltar otro bufido.
Quiero llorar y gritar, también reír y hablar, pero todo parece quedarse dentro de mi que me cuesta expresarme.
—Meg —susurra mi nombre mientras se acerca a mi y se tumba a mi lado, no dice alguna otra palabra solo se queda a mi lado mirando al techo al igual que yo.
—El drama no esta hecho para mí –digo después de unos minutos, puedo escuchar que suelta un risita pequeña mientras niega divertidamente.
—No está hecho para nadie —agrega, volteo mi rostro hacia un lado para mirarlo, sin duda su perfil es bello, puedo ver un par de lunares en su cuello que le dan un toque atractivo, Kian se voltea para mirarme.
No decimos alguna palabra, simplemente nos quedamos acostados contemplando el uno al otro, no hay algún rastro de incomodidad.
—¿Sabes que quiero hacer? —dice en un tono grave que eriza los bellos de mi piel.
—¿Qué? —pregunto, en un abrir y cerrar los ojos, Kian rompe la distancia entre nosotros y me besa, me besa de una manera tierna pero posesiva al mismo tiempo, por un momento las preocupaciones parecen irse de mi mente junto con todo el drama.
—Besarte —susurra cerca de mis labios una vez que nos separamos, ambos nos sonreímos para después volver a besarnos. —prometo hacer lo posible para que olvides lo sucedido.
—No creo que sea posible —admito. —fue demasiado...
—Extraño —se apresura a responder y yo asiento. —no me gusta verte de esa manera.
—¿De qué manera? —digo frunciendo el ceño.
—Deprimida —dice —, pero tengo la solución para eso.
Kian se levanta de la cama y se coloca encima de mí y me da una sonrisa malévola.
—¡Oh no! ¡Ni se te ocurra! —comienzo a moverme para poder quitarlo de mi pero el chico se apresura en tomar mis manos para segundos después atacarme con cosquillas por todo el cuerpo. —¡Detente! —grito y pataleo, pero Kian parece ignorarme.
—Di que me amas y te dejo en paz —dice entre risas.
—¿Es enserio? —pregunto y el comienza a hacerme cosquillas en mi cuello haciendo que me ría con más ganas. —¡Basta!
—¡Dilo! —dice sin dejar de hacerme cosquillas.
—Te amo —digo, pero eso no hace que se detenga, sigo pataleando en espera a que se caiga o algo por el estilo.
—No escuche bien —dice por encima de mis risas.
—Te amo —digo un poco más alto pero el niega con la cabeza y continua con las cosquillas.
—No escuche nada —comienza a hacer cosquillas en mi estómago.
—¡Te amo! —grito lo más fuerte que me es posible, Kian deja de hacerme cosquillas y se inclina para besarme.
—También te amo —susurra entre el beso.
***
Espero les guste! c: Esta semana es mi semana de finales en la escuela y la siguiente semana es la ultima de clases y mi cumpleaños (pero eso no importa) El punto es que si les parece, yo se que tardo en actualizar mucho y la verdad me molesta tardar pero la escuela no me da tiempo, si les gusta la idea, haré un maratón en cuanto salga de la escuela c;
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