t r e c e

Para cuando salgo del baño me dirijo hacia el gimnasio, los estudiantes están bailando por todo el lugar que me cuesta encontrar a Kian, conforme me abro paso entre la multitud hacia nuestra mesa estoy comenzándome a sentir más nerviosa. Estuve alrededor de media hora pensando en el baño si debería ser yo quien le diga a Kian como me siento al respecto con él, pero el miedo al rechazo comienza inundándome haciendo que quiera arrepentirme.

—¡Meghan! —suena una voz chillona a mis espaldas que hace que me detenga.

—Hola Elizabeth —le digo con una sonrisa corta y sin prestarle mucha atención.

Ella lleva puesto un vestido de color rosa, con un escote demasiado ajustado y su cabello rubio lacio suelto.

—¿Tú cita te dejo plantada? —pregunta en un tono burlesco.

—No lo hizo —le digo en un tono sereno. —lo siento, tengo que irme.

Antes de que ella pudiera decir algún otro comentario desaparezco de su vista inmediatamente deseando que no me siga, conociéndola haría cualquier cosa por arruinar mi noche. Después de un par de minutos buscando a Kian lo encuentro sentado en una esquina del gimnasio solo observando a las personas bailar mientras bebe un poco de ponche.

Insegura me acerca a él y tomo asiento en la silla que está a lado de él.

—Hola —le digo tímida y el me da una pequeña sonrisa al verme.

—Pensé que estarías con aquel idiota toda la noche —dice mientras bebe un poco, ruedo los ojos ante su comentario.

—Se llama Azren y no, vine a buscarte.

—Me gusta más el nombre de idiota, siento que queda mejor con sus ojos —me rio ante su comentario y niego divertidamente. —¿Puedo saber por qué has venido a buscarme?

—No lo sé, yo...

—¿Te gusto? —pregunta haciendo que me sonroje inmediatamente.

—¿Es tan obvio? —susurro, pero Kian parece escucharlo y no puedo evitar ponerme nerviosa.

—Quizás —dice también en un susurro. Nos quedamos en silencio por un par de segundos antes de que el vuelva hablar. —a mí también me gustas Meg.

No sé cómo reaccionar ante el comentario de Kian, su respuesta me deja sin palabras.

—Me gustas desde hace tiempo, ¿Recuerdas aquel día en la cafetería en el que Elizabeth derramo su café en ti? —pregunta y yo asiento con la cabeza.

Recuerdo ese día, era mi primer año en la universidad, recién habíamos comenzado las clases y yo no había empezado bien mis días en la universidad, tuve la desgracia de juntarme con Elizabeth durante tres semanas, no sé por qué tuve la idea en que ambas podríamos llegar a ser amigas hasta que me di cuenta que ella era completamente diferente a mí, a ella le gustaba que todos hicieran lo que ella decía y yo no estaba de acuerdo con la mayoría de las cosas que ella hacía, como molestar y humillar a los demás. Un comentario diciéndole lo humillante que era arruino lo que podría ser nuestra amistad, estábamos en la cafetería cuando ella se enojó por mis palabras y me aventó su café en mi cabello haciendo que todos se burlaran de mí, recuerdo que todos se reían mientras me veían salvo una persona, Kian, allí fue la primera vez en que lo vi.

—Bueno, desde ese día no he dejado de mirarte y sé que tengo una pésima reputación con las chicas, pero me gustas desde hace un tiempo y aunque trate de negarlo a mí mismo, hoy me doy cuenta que no es así —deja escapar un bufido —viéndote salir de la mano de Azren hace una hora me ha hecho pensar en lo idiota que he sido por no aceptar mis sentimientos, e inventarme aquel juego sobre quien se enamoraría primero fue completamente ridículo cuando sabía que me gustabas desde un principio.

—Yo no creí que sintieras algo por mí —confieso nerviosa. Mi mirada está en todos lados menos en él.

—Te propongo algo —dice provocando que lo mire —Están pasando canciones muy buenas cosa que no es algo muy común en los bailes escolares así que, ¿Te parece si bailamos y mañana vamos a desayunar para hablar más tranquilos?

Le muestro una de mis mejores sonrisas y asiento con la cabeza, Kian me extiende una de sus manos la cual tomo y ambos nos dirigimos a la pista de baile. Bailamos y reímos toda la noche olvidándonos de nuestros problemas, de vez en cuando Kian cantaba algún pedazo de una canción lenta en mi oído y no podía evitar sonreír cada vez que lo hacía.

Para el momento en que llegamos a nuestra habitación lo primero que hacemos es buscar nuestros pijamas y dormir, ni Kate y yo hicimos algún comentario al respecto sobre el baile, pero a juzgar por la sonrisa que ambas traemos en nuestros rostros, nos habíamos divertido.

No tengo la menor idea de que hora es para cuando despierto, pero los golpes en mi puerta me hacen despertarme.

—Buenos días solecito —dice Kian con una sonrisa juguetona en el momento en el que abro la puerta.

—Por favor, no me digas así —le digo negando divertidamente. —estoy cansada, había olvidado que ibas a venir.

—Habíamos quedado en desayunar —dice entrando a la habitación, le hago una seña indicándole que Kate está dormida para que no haga demasiado ruido, ya que no es una buena persona cuando la despiertas temprano, puede ser tu peor pesadilla.

Kian va a la cocina y espera a que yo salga de bañarme para ir a desayunar, opto por ponerme una blusa manga larga de color rosa junto con un pantalón de mezclilla y unos converse de color blanco, dejo mi cabello rubio suelto.

—¿Lista? —pregunta Kian y asiento con la cabeza.

Ambos salimos al estacionamiento hacia donde estaba su auto negro, no conversamos mucho en el transcurso del camino, nos dirigíamos a la cafetería de Margot y Jeremy.

—¡Meghan! ¡Kian! —gritan con entusiasmo Margot en el instante en que nos ve e ambos cruzar por la puerta de la entrada, se acerca a nosotros y nos da un abrazo y un beso en la mejilla a ambos. —No saben lo contenta que me pone verlos a los dos juntos.

—Hola Margot, nos da mucho gusto verte —habla Kian por ambos, Margot lo ve con ternura y después desaparece de nuestra vista para atender a un par de mesas ocupadas, a diferencia de las otras veces que he venido la cafetería está llena y encontramos una mesa en el centro de todos, lo cual no me hacía sentir muy cómoda que digamos.

—Hola chicos, ¿Qué van a desear para desayunar? —pregunta Margot mientras se acerca a nuestra mesa con su libreta.

—¿Te importa si pido lo mismo para ambos? —pregunta Kian.

—No, adelante.

—Entonces, tráenos un par de tostadas francesas y huevos revueltos con tocino —dice Kian sin leer el menú, pero era obvio que él conocía el menú —y jugo de naranja para ambos.

Margot asiente y después desaparece.

—No quiero sonar como esas chicas que tratan de cuidar mucho su figura, pero yo no creo que vaya a acabarme todo eso —le digo provocándole que suelte una pequeña risa.

—Si te soy muy sincero, no me importa si eres o no eres esa clase de chicas que cuida su figura, me pareces perfecta —me sonrojo ante su comentario y volteo hacia otro lugar para que él no lo note.

—¿Siempre tienes algún comentario que decir no?

—Bien, es mi intento de conquistarte —me guiña el ojo y niego divertidamente.

—Créeme que no está funcionando —le digo y ambos soltamos una pequeña carcajada.

—No funciona porque ya te he conquistado.

—No estés tan seguro de eso.

Para cuando llegan nuestros desayunos, la poca hambre que tenía parece aumentar al ver lo delicioso que se ven los waffles.

—Estoy sorprendido de que te hayas acabado todo el desayuno —dice Kian mientras bebe un poco de su jugo —y tu creías que no te acabarías todo.

—Admito que estaba delicioso, todo en esta cafetería es exquisito. —y era cierto, la comida es deliciosa aquí.

—Espero hayas dejado un espacio para el postre porque estaba pensando en ir por un par de helados.

—¿En invierno? —le pregunto frunciendo un poco el ceño.

—Yo sé que el baile de Halloween hace creer como que ya estamos en noviembre, pero aún faltan un par de semanas para que octubre termine y no hace demasiado frio, así que comeremos helado. —dice con seguridad.

Se levanta de la silla y saca un par de billetes de su cartera y los deja en la mesa, me hace una seña con la cabeza para salir de la cafetería, me levanto de mi lugar y trato de buscar a Margot para despedirme de ella, pero esta no está en ningún lugar, seguro está en la cocina ayudando a Jeremy con la comida.

Vamos a un parque el cual está lleno de personas caminando y niños jugando por doquier, nos dirigimos hacia un pequeño carrito de helados.

—Hola, queremos dos helados por favor –dice Kian amablemente al hombre detrás del carrito, este nos da una sonrisa y toma dos conos.

—¿Qué sabores desean? —pregunta el hombre amablemente.

—Uno de fresa y uno de —Kian me mira para que pida el saber.

—Chocolate —respondo.

El hombre nos entrega nuestros helados, para luego comenzar a caminar alrededor del parque mientras conversamos.

—¿Puedo preguntarte que carrera estudias? —le pregunto Kian mientras como tranquilamente.

—Psicología.

—Wow, no creí que estudiabas esa carrera —le digo sorprendida, por alguna razón lo imaginaba estudiando algo como medicina u otra carrera menos psicología.

—Me gusta escuchar a la gente y poder ayudarlas —confiesa. —Tu estudias diseño de modas, ¿verdad? —pregunta y asiento con la cabeza. —¿Puedo preguntarte tu edad?

—Cumpliré diecinueve en Noviembre —tampoco sabía la edad que él tenía, por alguna razón jamás me había pasado por la cabeza cuál era su edad. —¿Qué hay de ti?

—Veintiuno el primero de diciembre. —detiene su paso y yo también. —tienes un poco de helado en tu mejilla.

—¿Sí? ¿En qué parte? —le pregunto mientras me cubro un poco la cara.

—Aquí —dice y me embarra gran parte de su lado en mi mejilla derecha provocando que suelte un quejido debido a lo helado.

—¡Kian! —me quejo, mientras me limpio la mejilla con la servilleta.

—¡Meghan! —dice en el mismo tono que yo mientras ríe divertidamente.

—No creas que esto se quedara así —la sonrisa que tiene en su rostro se borra.

—¡Oh, no, no! —comienza a negar y segundos después comienza a correr por todo el parque mientras trato de alcanzarlo para embarrarlo de helado.

—¡Deja de correr! —le grito divertidamente, yo nunca fui buena con los deportes y no era la más rápida cuando se trataba de correr, en cambio Kian se notaba que corría ya que este era mucho más veloz que yo. —¡Detente por favor, ya me cansé! —me quejo mientras dejo de caminar, Kian, quien está delante de mí se detiene y comienza a caminar en mi dirección.

Para cuando este llega a mi le embarro todo mi helado en su cara haciendo que retroceda y casi tropiece, suelto una sonora carcajada ante su reacción.

—Eres una tramposa y mentirosa —trata de sonar molesto mientras yo continúo riéndome. —Más vale que corras Meg.

Dice haciendo que detenga mi risa, miro su rostro serio y comienzo a correr y gritar mientras me persigue, pero es mucho más rápido y en menos de cinco segundos me atrapa y envuelve sus manos en mi cintura con gran fuerza mientras yo hago mi intento por zafarme de él.

—Eres tramposa —dice mientras se limpia el helado en mi rostro, provocando que me ría ante.

—¡Detente por favor! —me quejo entre risas —¡Se que me equivoque! ¡Detente!

Suelta mi cintura y me alejo un poco de el para mirarlo de frente.

—No había necesidad de hacer eso.

—Tu fiesta la que me embarro el helado en la cara, hiciste que me entrara un poco en la nariz —señala su rostro y trata de poner una cara molesta que parece más bien una mueca de disgusto.

—¡Tú fuiste quien inicio todo! —me quejo divertidamente.

—Ven, acércate, te ayudare a limpiarte —dice mientras me muestra un par de servilletas que tenía consigo, me acerco a él y comienza a limpiar mi rostro con delicadeza, mientras mira directamente a mis ojos, esta vez no evito el contacto visual, después de que limpia mi cara, le ayudo a quitarse todo el helado también.

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