s i e t e

Kian desapareció de mi vista después de aquel casi beso, se fue sin decir ninguna otra palabra, me dejo allí parada con una gran incomprensión, no sé cuánto tiempo me quede en aquel lugar parada como una tonta pensando en que fue lo que sucedió, el timbre sonó justo en el momento perfecto haciéndome salir de mi trance para dirigirme a mis clases, la primera hora una que también no podía comprender, calculo.

Las horas pasaron lentas y mi cabeza no podía dejar de pensar en Kian, por suerte tenía mis dos últimas horas libre y nada de tarea. Estaba caminando por los pasillos de la universidad en dirección a los casilleros, mi vista iba fija en el suelo y desearía que hubiera estado fija en el suelo durante todo el camino, la risa de Elizabeth hace que levante mi vista en dirección a ella, su mano esta posada de una manera coqueta en el pecho de un chico quien está de espaldas a mí, sus pestañas se agitan en un intento seductor que más bien me parece un tipo de tic nervioso, una pequeña risa que me es audible sale del chico a mis espaldas haciendo que todo a mi alrededor se paralice, podría reconocer esa risa, Elizabeth mira en mi dirección haciendo que el chico se gire para verme también, la sonrisa de Kian inmediatamente se borra de su rostro, sus ojos hacen contacto con los míos e inmediatamente volteo hacia otro lado incomoda, Elizabeth pone una de sus manos sobre el rostro de Kian y mueve un poco su cabeza para que este la mire directo a los ojos, le susurra algo que me es imposible escuchar y una sonrisa se vuelve a formar en su rostro, me vuelve a dar una rápida mirada para después besarlo.

Kian no parece oponerse ante el beso que le da Elizabeth, estoy segura que parece disfrutarlo por la forma en que posa una de sus manos en las caderas de ella y la atrae hacia él, incomoda ante la situación me voy en dirección contraria a mi casillero, pues la salida está más cerca que mi casillero y estoy segura que puedo llevar mis cuadernos a casa y no olvidarlos al día siguiente. Siento una opresión en mi pecho, un sentimiento que no deseo sentir.

—¡Meghan! —grita un chico a mis espaldas, detengo mi paso y me volteo en dirección a la voz, sé que no es la persona que desearía que saliera. —Hola Meghan ¿Cómo estás? —pregunta Azren con una sonrisa, su voz tiene un tono tierno.

—Bien, estoy bien —trato de que mi voz no se escuche rota.

—¿Estás segura? —pregunta dudoso, abrazo con más fuerzas los cuadernos que tengo en mano y asiento con la cabeza mientras le muestro una sonrisa falsa.

—¿Por qué no debería de estarlo? —esta vez mi voz suena más firme y segura.

—Ehmm... Yo —se lleva una mano a la nuca y deja soltar un pequeño suspiro —la verdad es que estoy muy interesado en salir contigo y bueno ¿Te gustaría salir conmigo uno de estos días? Entiendo si no puedes por el chico de ayer.

—¿Te parece si salimos hoy? —no tengo ganas de salir, pero quizás eso me ayude a olvidar la pequeña opresión en mi pecho —sobre el chico de ayer, solo ignóralo no somos amigos ni nada por el estilo, solo quería fastidiarme.

—Lo veo —dice con un asentimiento de cabeza, le doy una pequeña sonrisa —¿Qué te parece ir a los bolos?

El recuerdo de Kian invitándome a los bolos me viene a la cabeza haciéndome sentir un poco aturdida, aprieto los dientes, hago una mueca y niego con la cabeza.

—La verdad es que no tengo ganas de ir a los bolos —le digo y el asiente —¿Qué te parece otro lugar?

—¿Te parece ir a la feria? —pregunta un poco dudoso.

—¡Sí! ¡Me parece perfecto!

—¿Me das tu teléfono así puedo llamarte?

Ambos intercambiamos números, Azren quedo de pasar por mi alrededor de las cinco, lo cual me da el tiempo perfecto para tumbarme sobre mi cama, no estoy llorando, pero tampoco estoy contenta que digamos, estoy en un estado de emociones que no sabría explicar con exactitud.

No soy la clase de chicas que ama tomar siestas, pero suelo tomarlas cuando creo que es necesario, para cuando Kate llega a nuestra habitación me despierta de la manera menos delicada que le es posible, me pega una nalgada haciéndome levantar de un susto, ella suelta una carcajada al ver mi reacción.

—Te odio —le digo con voz adormilada y ella se ríe con más ganas ante mi respuesta.

—Ay, sabemos que no es cierto —se tumba sobre su cama y me da una sonrisa —¿Estás lista para tu cita con Kian?

Niego con la cabeza recordando a Elizabeth y Kian besándose, agradezco haberme quedado dormida, dormir puede convertirse uno de tus mejores amigos cuando necesitas escapar de la realidad.

—Saldré con Azren hoy —le digo y me da una mirada confusa.

—Pero habías quedado con Kian.

—Pero Azren me invito y la verdad es un chico tierno al cual no me le pude negar —no estaba mintiendo, Azren era un chico tierno y atractivo a simple vista.

—Sabes que por más que yo quiera que salga con Kian no puedo decirte que no salgas con otros chicos, es tu vida y yo tu amiga, cualquier decisión que tomes yo te apoyare —le doy una sonrisa, solo espero que no note que no estoy bien, si hay algo que siempre sabe descifrar es mi comportamiento así que hago mi mayor esfuerzo por disimularlo por el resto de la tarde.

Tomo una ducha por alrededor de media hora que me ayuda a relajarme lo suficiente, me ayuda a aclarar un poco mi mente, llegue a la conclusión de que no debería sentirme mal por un chico como Kian y mucho menos sentir ninguna clase de celos por una chica como Elizabeth, además Kian no se fijaría en alguien como yo.

Opto por ponerme un vestido de color rosa y unos zapatos que hacen juego con el vestido, cepillo mi cabello y lo dejo suelto, para cuando salgo del baño Greg y Kian están sentados en la cocina, puedo escuchar sus voces conversar animadamente con Kate.

—Hola Meg —saluda Greg quien es el primero en verme, Kian está de espaldas a mí y se gira para mirarme, por suerte me las arreglo para no hacer ningún contacto visual con él, sé que me da una mirada de arriba abajo, hago mi mejor intento por no sonrojarme.

—Te vez linda en ese vestido, pero no creo que sea el adecuado para los bolos —dice Kian en mi dirección con una sonrisa, su voz suena como si nada hubiera pasado, como si lo que vi horas atrás en los pasillos nunca sucedió.

—Gracias, pero tengo una cita, olvide decírtelo —le digo en el tono más frio que me es posible, igual estoy segura que no le importa, como no le importo que yo lo viera besarse con Elizabeth.

Se que quizás mi actitud no esté siendo la mejor en estos momentos, y bueno creo que verlo con cualquier chica besarse quizás me hubiera incomodado, pero no tanto como lo fue con Elizabeth, digamos que es la segunda vez que la veo acercase a un chico con el que suelo convivir, es como si solo tratara de buscar a los chicos con los que muestro algún interés para alejarlos de mí. Kian parece extrañado ante mi respuesta, veo como su mandíbula se aprieta un poco, su rostro se vuelve más serio.

—¿Con quién saldrás? —pregunta Greg rompiendo el silencio entre todos.

—No creo que lo conozcas, se llama Azren, recién lo conocí ayer —le digo y el asiente. Mi teléfono empieza a sonar y rápidamente salgo de la cocina en busca de él.

Azren está al otro lado de la línea pidiéndome el número de habitación para que pueda recogerme, para al cabo de unos cinco minutos ya se encuentra en nuestra puerta esperándome.

—Wow, te vez preciosa —me dice en un tono que hace que me sonroje.

—Gracias, tú no te vez nada mal —trae puesta una playera azul que hacen resaltar sus ojos y unos pantalones oscuros. —¿Te parece si nos vamos?

Ni siquiera lo invite a entrar a nuestra habitación, no quería ser grosera, pero en verdad no deseaba que Azren viera que Kian estaba aquí, me hubiera sentido más incómoda de lo que ya me estaba sintiendo. No me despido de ninguno de ellos, simplemente tomo mi bolso y salgo de la habitación acompañada de Azren.

De cierta forma no podía evitar sentirme culpable por a ver dejado a Kian de tal forma, quizás mi actitud no fue la mejor en aquellos momentos, pero estaba molesta y creo que estaba en mi derecho de estarlo, ni siquiera me atreví a contárselo a Kate por más que deseará hacerlo, pero conociendo su actitud quizás le hubiera comentado a Kian.

Durante el transcurso del viaje a la feria me alegro que Azren no haya hecho ningún comentario, simplemente encendió la radio y condujo en silencio, mi cabeza no dejaba de hacerme sentir culpable, pero me las arregle para poder sacar ese pensamiento de mi cabeza, me dije a mi misma una y otra vez que tenía que disfrutar el momento, incluso trate de hacerme sentir mejor diciéndome que Kian solo jugaba con las chicas y era un mujeriego lo cual yo estaba consciente de ello desde un principio.

—¿Estas bien Meghan? Siento que estas preocupada por algo —hablo Azren sacándome de mis pensamientos, estábamos caminando por los alrededores de la feria, Azren me había comprado un algodón de azúcar gigante el cual era mi favorito cuando venía a la feria, pero eso no parecía levantar mi ánimo.

—Estoy bien —dije dándole una pequeña sonrisa.

—Mmm... Quizás no nos conocemos del todo, pero tener dos hermanas mayores me ha hecho aprender que tu comportamiento es por un chico —dijo mientras caminábamos, no pude evitar soltar una pequeña risa amarga, sí que había aprendido.

—La verdad es que no quisiera hablar de eso en estos momentos, me gustaría disfrutar de la feria con tu compañía.

—¿Te parece si nos subimos a la montaña rusa? —rápidamente negué con la cabeza haciendo que Azren soltara una dulce carcajada —¿No me digas que le tienes miedo?

—No diría que es miedo —trato de defenderme.

—¡Vamos! Prometo sostener tu mano durante todo el tiempo que dure la montaña rusa —una sonrisa se forma en mi rostro y asiento con la cabeza, honestamente no es una propuesta para nada mal.

Ambos hacemos fila la cual no está muy larga, en menos de dos minutos ya nos encontramos sentados en uno de los asientos del medio, agradezco que no son los del final. Azren me extiende su mano una vez que nos ajustamos los cinturones, tomo su mano mientras niego con la cabeza divertidamente, me permito gritar junto con todas las personas, incluso cada vez que siento un poco de miedo aprieto con gran fuerza la mano de Azren, a él no parece importarle simplemente sostiene mi mano. Jugamos en las demás atracciones lo cual me distrajo de mis pensamientos, Azren era una buena compañía e hizo lo mejor posible por levantar mi ánimo.

—Gracias por traerme y por invitarme a la feria enserio me divertí —le digo mientras caminamos hacia la puerta de mi habitación.

—No tienes por qué agradecerme, en verdad me la pase muy bien y espero que podamos volver a salir otro día.

—Me parece bien —Azren asiente y se despide de mi con un beso en la mejilla, espero a que desaparezca por los pasillos de los dormitorios para después entrar a mi habitación.

Lo primero que no esperaba encontrarme era a un Kian acostado sobre la cama de mi mejor amiga y nadie más en la habitación, este se sienta sobre la cama al verme, su rostro es serio, pero se las arregla para darme una pequeña sonrisa, mi rostro se vuelve serio ante la sorpresa.

—¿Cómo estuvo tu cita? —pregunto en un tono serio.

—Estuvo bien, ¿Dónde está Kate? —pregunto mientras dejo mi bolso en un pequeño escritorio que tengo cerca de mi cama.

—Salió con Greg, dijo que olvidaste tus llaves y me ofrecí a esperarte —dice y asiento con la cabeza. —¿Podemos hablar?

—¿De qué? —pregunto, aunque estoy segura de que es lo que quiere hablar.

—Lo que paso con Elizabeth...

—Mira lo que haya pasado entre tú y ella no es mi problema, no somos nada, ni siquiera somos amigos —le digo encogiéndome de hombros. Su mandíbula se aprieta y evita mi mirada.

—Vamos Meg, creí que íbamos a ser amigos —dice en un casi susurro, siento un remordimiento en mi pecho ante sus palabras, yo también lo creí.

—Quizás podríamos serlo, pero no puedo considerarte mi amigo de la noche a la mañana —trato de justificarme.

—En verdad no tuve nada que ver con Elizabeth ella... —deja escapar un suspiro.

—Déjalo así Kian, no me molesta que te hayas besado con ella ni nada por el estilo, no tendría por qué estarlo.

—Lo sé, pero —hace una pausa —no lo entenderías, creo que debo de irme —se levanta de la cama y se va sin decirme ninguna otra palabra.

No entiendo a qué se refería con que yo no lo entendería, mis ojos comienzan a arder y las lágrimas amenazan con salir y me maldigo a mí misma por ser tan sensible, nuevamente regresa aquel sentimiento que he tratado de evadir el resto de la tarde, agradezco que no hay nadie en mi habitación para poder tumbarme sobre la cama y llorar hasta quedarme dormida.

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