c i n c o

No puedo dormir, estoy sobre mi cama dando vueltas de un lado a otro, desearía poder ser como mi mejor amiga, ella no parece tener complicaciones al momento de dormir como yo, mi cabeza no deja de rondar en una persona, Kian. ¿A quién se le ocurre hacer un juego como ese? Bueno, seguro que solo a alguien como él, tengo miles de preguntas que no obtienen respuesta, una de ellas "dejemos eso como una incógnita".

Por más que me haya negado a jugar su juego me entra la curiosidad de que hubiera pasado si yo aceptará, pero es demasiado tarde me he negado y siento que he hecho lo correcto, quizás cualquier chica hubiera aceptado el trato o más bien no lo necesitaría, la mayoría de las chicas que conozco parecen enamorarse de él fácilmente, admito que cuando recién lo conocí no podía dejar de pensar en lo guapo que era, pero el encanto desapareció en parte cuando comencé a tratarlo un poco más.

No sé cuánto tiempo transcurre para cuando logro poder quedarme dormida, pero sé que es lo suficientemente tarde para presentarme a las dos primeras horas de clases para cuando despierto, después de ducharme y tomar mi desayuno tranquilamente me dirijo hacia el campus decidida a no permanecer más tiempo en el dormitorio ya que podría considerar no ir a ninguna clase estando allí, tomo mi sudadera negra antes de irme.

Hoy el día parece estar nublado lo cual me agrada, siempre me ha encantado la lluvia y los días nublados, quizás para muchos son deprimentes, pero para mí no lo son.

Estoy en los jardines de la universidad y me dirijo hacia un árbol que está alejado de todos, nadie está sentado debajo de él así que me apresuro a llegar antes de que alguien reclame el lugar como suyo, saco mi teléfono y tomo una foto de la vista del campus desde donde estoy en Snapchat y le pongo el filtro que da la hora, después apago el teléfono y lo dejo a un lado contemplando el día, tengo alrededor de una hora y media para entrar a clases.

—¿Contemplando la vista? —dice una voz detrás de mí que hace sobresaltarme un poco, me giro para mirar a la persona, un chico alto de cabello castaño y ojos color miel me mira con una sonrisa amistosa.

—Sí —respondo en un tono que es apenas audible para él, su sonrisa se amplía.

—¿Puedo? —dice señalando el suelo a un lado de mí, asiento con la cabeza mientras me muevo un poco para que él pueda tomar mejor asiento, hago mi mejor esfuerzo por no sonrojarme, pero siento que es demasiado tarde, estoy nerviosa.

Doy un par de respiraciones discretas que me ayudan a tranquilizar un poco mis nervios, pongo mi vista hacia otro lado donde no esté el chico ya que mirarlo me pondría más nerviosa. No sé si debería ser yo la que debería de entablar una conversación primero o él, me permito jugar con mis manos incómodamente cuando el chico a un lado comienza a mirarme haciéndome sentir más nerviosa, sí hay algo para lo que no soy buena es el contacto visual.

—¿Cómo te llamas? —se atrevió a preguntar el chico a mi lado.

—Meghan —le dije dándole una sonrisa tímida —¿y tú?

—Azren —enarque una ceja en su dirección y el soltó una pequeña risa —lo sé, no es un nombre muy común.

—No, jamás lo había escuchado —le dije negando con una sonrisa.

—Tienes un lindo nombre Meghan —me dijo provocando que me sonroje.

—Gracias —le dijo bajando la mirada hacia mis manos.

—¿Qué estudias? —pregunto.

—Diseñador de modas, ¿Qué hay de ti? —Azren saca un par de gomas de mascar de su mochila y me ofrece una, niego con la cabeza, no soy muy afecta a las gomas de mascar.

—Psicología —dice mientras se lleva un poco de goma de mascar a la boca, lo observo por unos segundos, parece un chico tranquilo que justamente encaja en el perfil de un psicólogo.

—Es una buena carrera —le digo y el asiente.

—Sí, me agrada la idea de poder escuchar y ayudar a los demás.

Nos quedamos callados por unos minutos sin saber mucho que decir.

—Creo que tengo que irme, mi clase está casi hasta el último edificio de esta escuela y es enorme, si quiero llegar a tiempo tengo que irme ya —dice Azren mientras se levanta —fue un gusto conocerte Meghan, espero verte por aquí pronto.

—Igualmente —le digo con una sonrisa amistosa.

Me paso el resto de la hora sentada en silencio contemplando el paisaje, en otra ocasión estaría escuchando música, pero he olvidado los audífonos en mi habitación. Para cuando llego al aula donde es mi clase la mayoría de los alumnos están en el salón ocupando todos los asientos de la parte trasera, no muy conforme tomo asiento en los escritorios que están en primera fila.

Por suerte las clases pasan luego, estoy en mi casillero guardando un par de libros de física he historia para ir a mi dormitorio y comer algo ya que tengo demasiada hambre.

—¡Hey! —dice una voz familiar, termino de meter mis libros en el casillero y cierro la puerta para encontrarme con un Kian sonriente a mi lado.

—Hola —me limito a decir.

—¿Qué tal tu día hoy?

—Bien, ¿Por qué la pregunta?

Le digo mientras comienzo a caminar en dirección a los dormitorios.

—Curiosidad —dice mientras camina a mi lado —¿Estás molesta?

—¿Por qué debería de estarlo? —sigo caminando y me abrazo a mí misma al darme cuenta que estoy ganándome un par de miradas por ir caminando a su lado.

Doy vuelta a mi derecha en uno de los pasillos y retrocedo antes de chocar con una persona.

—¡Meghan! —dice Azren, una sonrisa se forma en mi rostro al darme cuenta que se trata de él.

—¡Azren! —le digo contenta. —Pensé que no volvería a verte por el resto del día.

El me da una sonrisa que me permite ver sus dientes blancos, podría decir que es casi perfecta como la de Kian.

—Lo mismo pensé yo, pero que coincidencia —suelta una risa nerviosa, alguien a mi lado se aclara la garganta llamando la atención de ambos.

—Meg, creo que debemos de irnos —dice Kian en un tono serio, le doy una mirada confundida.

—Está bien —digo no muy convencida, Azren aun esta frente a nosotros. —Espero verte pronto Azren.

Le doy una sonrisa, estoy segura que pude sentir a Kian rodar sus ojos en dirección a nosotros, pero decido ignorarlo por no estar muy segura.

—¡Seguro! —Azren se lleva una mano a la nuca un poco nervioso —Uhm... ¿Te parece tomar un café conmigo alguno de estos días?

—Ella no tiene tiempo para eso amigo —responde Kian en un tono frio, le doy una mirada seria y él se encoje de hombros ignorándome.

—Claro que tengo tiempo —le digo a Azren ignorando a Kian —¿Qué te parece el viernes?

Antes de que Azren pueda responder Kian vuelve a meterse en nuestra platica.

—No puedes, es el cumpleaños de Greg —le vuelvo a dar otra mirada, sé que está mintiendo, el cumpleaños de Greg fue hace dos meses atrás.

—¿Mañana? —pregunta Azren nervioso.

—Uh, uh, Meg y yo iremos a los bolos —dice Kian cruzándose de brazos.

—Pero podemos ir en la mañana —agrego con una sonrisa en dirección a Azren —tengo la mañana libre, ¿Qué te parece si desayunamos juntos?

—Tampoco puedes, ya habíamos quedado ambos —dice Kian señalándonos a él y a mí, dejo escapar un bufido.

—Uhm... Yo creo que será mejor que dejemos las cosas así —dice Azren dándome una pequeña sonrisa —fue un gusto verte Meg, pero tengo que irme.

Asiento con la cabeza y Azren pasa por un lado de Kian quien choca su hombro contra él bruscamente, espero a que Azren esté fuera de nuestra vista para darle un golpe en el brazo a Kian.

—¡Auch! —se queja llevándose una mano al brazo en el que le pegue.

—¿Me puedes decir que es lo que hacías? —me cruzo de brazos frente a él.

—Evitaba que salieras con... —parece pensarse el nombre unos segundos —ese tipo.

—Se llama Azren y es mi amigo —sé que apenas lo conocí hoy pero no iba a decírselo —además, yo puedo salir el día que yo quiera con él, tu y yo ni siquiera tenemos planes para salir.

—Tengamos un plan entonces.

Dejo escapar un bufido molesta y comienzo a caminar nuevamente hacia mi dormitorio, no entiendo por qué se empeñó en arruinar mi salida con alguien como Azren, para ser honesta es un chico atractivo, y tiene este aspecto de chico bueno que lo hace ver tierno, y los chicos no se me acercan muy a menudo, con trabajo logro hacer amigos y él los espanta.

—¿Estas molesta? —dice cuando llegamos justo a la puerta de mi habitación, saco la llave de mi bolsillo y comienzo a abrir la puerta sin responder a su pregunta. —Meg háblame.

De todas las cosas que tengo pensado hacer por el resto del día la primera en mi lista es ignorarlo y no hablarle, entro a mi habitación y lo primero que hago es tirarme sobre mi cama boca abajo, entierro mi cabeza en la almohada y suelto un grito agudo, estoy molesta por el hecho que haya arruinado mi oportunidad de salir con Azren.

—¿Meghan? —Kian se sienta en la cama de ha lado esperando a que responda, pero no lo hago —Vamos Meghan háblame.

Vuelve a insistir, me volteo de forma que estoy mirando al techo, junto mis manos sobre mi abdomen, cierro mis ojos y muevo mi cabeza a un lado para mirarlo.

—Perdón —dice en un tono serio.

—Se que no lo sientes.

—Es verdad, pero hablo enserio cuando digo que hagamos planes, ¿no te gustaría salir conmigo? —dice moviendo sus cejas de arriba abajo juguetonamente, logra sacarme una pequeña sonrisa que trato de reprimirla inmediatamente.

—No.

—¿Estas segura de eso?

—Sí.

Se levanta de la cama y se acerca a la mía, pone cada brazo a un lado de mi rostro de forma que me tiene acorralada, me pongo nerviosa debido a la cercanía.

—¿Qué tan segura?

Se acerca un poquito más.

—M-Muy segura —tartamudeo, cierro mis ojos con fuerza y aunque no lo pueda ver estoy segura que tiene una sonrisa burlona en su rostro.

—No lo creo —abro mis ojos y los suyos están mirándome fijamente.

—Pues créelo —me las arreglo para que mi voz suene firme.

—¿Vamos a los bolos mañana?

—No.

—Sabes que no aceptare un no como respuesta.

Se acerca un poco más que esta vez puedo sentir su respiración golpear con la mía.

—Ya dije que no.

Digo firme. Una sonrisa juguetona se forma en su rostro que me hace sentir más nerviosa, de pronto sus manos están haciéndome cosquillas por todo mi cuello y estómago.

—¡Basta! ¡Basta! —me quejo entre risas, trato de zafarme de él, pero es imposible, es más fuerte que yo y me tiene acorralada.

—No hasta que aceptes —dice por encima de mi risa, me retuerzo bajo el y estoy segura que lo escuche reír junto conmigo.

—¡No! —solté entre risas —¡Basta!

—Ya sabes que es lo que me hará parar —dice en un tono divertido.

Después de un par de segundos más me doy por vencida sé que poner resistencia no lo hará parar, y conociéndolo no aceptará un no por respuesta.

—Está bien, acepto —grito e inmediatamente deja de hacerme cosquillas.

—¿Lo ves? No te costaba nada decir que sí —dice con una sonrisa en su rostro mientras se aleja de mí, me siento sobre la cama y comienzo a cepillar mi cabello con mis manos ya que esta todo despeinado.

Kian me observa y me atrevo a mirarlo a los ojos, sus ojos son de un color gris, sus enormes y largas pestañas los hacen resaltar más y ni hablar de su piel que parece ser más perfecta que la mía, algunos lunares aparecen por diferentes partes de su cara y su cuello, el chico enarca una ceja en mi dirección juguetonamente.

—¿Te gusta lo que ves? —niego divertidamente, esta vez permito que vea mi sonrisa.

—Por supuesto que no —le digo —eres horrible.

—Auch, eso dolió —dice llevándose una mano al corazón e inclinándose hacia atrás como si estuviera a punto de caerse, estiro uno de mis pies y lo empujo haciendo que caiga, suelto una carcajada al ver su reacción, Kian se reincorpora nuevamente y me mira directo a los ojos —me gusta verte sonreír, tienes una hermosa sonrisa.

No puedo evitar sonrojarme y agachar mi cabeza, no soy muy buena reaccionando a los cumplidos, él estira una mano hacia mi barbilla y levanta mi cabeza para mirarlo.

—Meg —sus hermosos ojos miran directo a los míos, no me había dado cuenta que Kian se había acercado más a mí, desde este punto podía ver sus ojos un poco más oscuros, pero aun así eran bellos. Me quedo sin palabras y el también parece estar en la misma situación, en otra situación lo hubiera alejado de mí, pero creo estar completamente perdida en sus ojos que parecen hipnotizantes, siento su respiración chocar con la mía, estamos demasiado cerca que cualquier movimiento podría acortar la poca distancia entre nosotros y probar nuestros labios.

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