Chat 5: No quería malgastar mi preciado sábado.

@MoonLight se ha conectado.

MoonLight: Holaaa.

@SunShine se ha conectado.

SunShine: Hola.

SunShine: Increíble, por fin saludas.

MoonLight: Sí, alguien me enseñó por ahí que si no saludo, no me habla.

SunShine: Me pregunto quién habrá sido esa persona tan inteligente.

SunShine: Ah sí, esa persona tan inteligente era yo.

MoonLight: Hoy pareces más feliz de lo normal, Solecito.

SunShine: Quizá lo estoy.

SunShine: Quién sabe.

MoonLight: Solecito Ö.

MoonLight: Asombroso, hoy no estás tan amargado.

MoonLight: Ahora solo falta que algún día me hables tú primero.

SunShine: ¿Qué drogas te has metido para alucinar tan fuerte?

SunShine: Pregunto.

MoonLight: Solecito, sh, mantengo la esperanza.

SunShine: Pues mantenla.

MoonLight: Me pones tan triste ahora mismo, Solecito.

SunShine: Pues alégrate un poco porque hoy no tengo tiempo para consolarte.

MoonLight: Eso significa que si tuvieras tiempo, ¿me consolarías?

SunShine: Quizá, pero hoy no.

MoonLight: ¿Y en qué estás ocupado, Solecito?

SunShine: Entrenamiento y competición.

MoonLight: ¿Practicas algún deporte? Oh, por Dios, yo también.

SunShine: Bien por ti, realmente llego tarde, hablamos luego.

MoonLight: Adiós, Solecito, suerte y gana por mí.

SunShine: Gracias y no.

MoonLight: Tan malo...

MoonLight: Algún día te convenceré.

@SunShine se ha desconectado.

@MoonLight se ha desconectado.

Suspiro, aburrido. Se suponía que iba a hablar con Solecito todo el día porque estaba libre, pero él tenía una competición. Me causaba curiosidad saber qué deporte practicaba, así que más tarde le preguntaría.

—¡Lesya! —exclama mi hermana abriendo la puerta de mi habitación repentinamente y asustándome.

—¡Joder, Silvie!

—Lo siento, lo siento —se disculpa y la cierra tras entrar—. Interrumpía tu valioso descanso para pedirte un favorcito.

Frunzo el ceño y me niego antes de que siquiera diga su propuesta. Sabía que cuando me hablaba de esta manera era para pedirme algo que no quería hacer.

—No.

—Lesya, porfiiii. —Hace un puchero, sabiendo que soy débil ante esto.

—¿Qué quieres?

—Acompáñame a ver la competición regional de natación, porfa.

—¿Por qué iría a ver eso contigo? —cuestiono.

—Porque mamá no me deja ir sola y quiero verlo.

—Mamá te está ahorrando un trauma permanente.

—Lesyaaa, porfa. —Bate sus pestañas mientras sorbe su nariz.

La miro asqueado.

—Va a ir Dión, lo sabes, ¿no? —Ella asiente—. Y sabes que no lo soporto; pues lo menos que quiero es malgastar mi preciado sábado para verle la cara.

—¡Oh, vamos! Quitando el hecho de que no os lleváis bien, él es muy guapo.

—¡Silvie! Para tener quince años, estás demasiado hormonada —bufo—. Y ni te atrevas a decir que mi enemigo es guapo.

—Pero lo es —masculla.

La observo con cara de incredulidad.

—Como te atrevas a estar de su lado en la semana cultural, me enfadaré —amenazo—. Voy contigo para asegurarme de que no te pase nada.

Me levanto de mi silla y solo me tengo que poner una sudadera azul que combine con mis pantalones de chándal gris.

—Claro que apoyaré a mi hermano favorito —sonríe con inocencia.

—Soy tu único hermano.

—Detalles. —Hace un ademán con la mano para restarle importancia—. Pero, ¡gracias, gracias!

Sale corriendo a su habitación y yo bajo hasta el salón, pero antes, le grito:

—¡Vayámonos antes de que me arrepienta!

Me encuentro con mi madre, quien está viendo la televisión con mi padre.

—Tened cuidado y vigila a tu hermana, asegúrate de que no le pase nada —me dice.

—Sí, mamá —replico—. Pero ya podríais haber ido vosotros con ella.

—Estamos ocupados —contesta mi padre.

—Sí, ocupados... —Me acerco a la televisión para observar el nombre de la serie que están viendo—... mirando Doctor House.

—Esto es importante, hijo mío —responde.

Ruedo los ojos y me pongo unas deportivas blancas.

—Por cierto, mañana tienes cita con la peluquera —me recuerda mi madre.

—Sí, no voy a olvidarme, mamá.

—Conociéndote, quién sabe.

—Cuando se trata de mi pelo, no. Sobre todo cuando tengo que retocarme las raíces.

—Ya me jodería tener el pelo azul —interrumpe Silvie.

Le dirijo una mirada de escepticismo.

—A que no voy contigo —amenazo.

—¡No he dicho nada! Bueno, ¿nos vamos? —ríe con nerviosismo.

—Tened cuidado —repiten mis padres.

—Adiós —nos despedimos al unísono mi hermana y yo.

Ella lleva un bonito vestido floral de tirantes y el pelo recogido en una media coleta, con algunos mechones sueltos que le caen agraciadamente sobre la cara. El bonito collar dorado que le regalé en su cumpleaños anterior decora su cuello.

—Tienes mucha suerte de haber heredado mi genética —bromeo.

—Idiota –ríe ella.

Nos encaminamos hacia el lugar y el viaje resulta rápido. Solo tuvimos que montarnos en un autobús.

El olor a piscina llena mi nariz nada más entrar al polideportivo. El edificio está bastante lleno para solo ser una competencia regional de estudiantes.

Y entonces, tengo la mala suerte de encontrarme a la única persona que no quería ver.

—No sabía que te interesaba tanto como para venir a verme competir, Lesya —se burla.

—Estás loco si crees que malgastaría un preciado sábado para verte la cara, Dión.

Sí lo estaba haciendo.

En mi defensa, mi hermana me había obligado.

—Dices eso, pero aquí estás —sonríe con malicia.

—Sé que te encanta cuando te doy atención, pero no vengo a verte a ti precisamente —replico devolviéndole la misma sonrisa—. ¿Ves al nadador del carril siete? Vengo a apoyarlo a él.

Mentira, ni siquiera sabía quién era.

—¿A Addams? —Alza una ceja—. No sabía que os conocíais.

—Hay muchas cosas que no sabes de mí, Ainsworth.

—Lo que tú digas, Sinclair. —Rueda los ojos.

Y antes de irme, no puedo evitar fijarme en los dos piercings que tiene en su labio inferior, ni en los pendientes que tiene en ambas orejas. Entonces mi boca se mueve sola, sin que pueda impedirlo.

—No sabía que podías nadar con piercings.

—Poder se puede, pero es incómodo. —Se encoge de hombros.

—¿Y por qué los llevas? —pregunto con curiosidad genuina.

Esta podría ser perfectamente la interacción más pacífica que hemos tenido hasta ahora.

—¿Porque aún no voy a nadar?

—Pero llevas el bañador —señalo.

—Joder, no sabía que nada más ponerme el bañador tenía que nadar —replica sarcásticamente.

—Solo era una pregunta, Ainsworth, te pones demasiado agresivo.

—Tú me pones agresivo —gruñe.

—Oh, ¿te pongo? —me burlo.

—A este paso, te voy a tirar a la piscina —sisea.

Río y cuando mi hermana tira de la manga de mi sudadera, es mi señal para irme.

—Inténtalo otra vez, Dión, si es que puedes —lo reto. Antes de seguir a mi hermana, le pellizco la nariz—. Te quedaría bien un piercing en la nariz, pero no te hagas el septum porque me burlaré cada vez que pueda, Dión.

No puede responderme porque su entrenador lo llama, pero me echa una mirada de sorpresa, sin entender lo que ha pasado.

Y la verdad es que yo tampoco entiendo por qué he hecho eso.

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03/07/2024: Buenas, buenas. En este capítulo tampoco he editado mucho, solo he quitado una escena y he corregido la ortografía y gramática de algunas de las oraciones. Disfrutad este capítulo. Besitos <33

SE HAN TOCADO, repito, SE HAN TOCADO.

KWJDKS me encantan esto, perdón. Buenas noches skdjs.

En fin, besitos de media mañana.

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