Chat 33: Un beso de despedida.

Estoy nervioso. Mucho. Demasiado.

¿Cómo no? Digo, estoy en el mismo coche con Dión, a solas y en silencio. Él y yo apenas tenemos temas de conversación como Lesya y Dión.

Como Moon es más fácil hablarle de tonterías. Como Lesya... es un tanto difícil.

—¿Quién es tu personaje favorito del libro? —Trato de socializar.

Él me mira de reojo y responde:

—Moon.

Mi corazón se detiene ante la probabilidad de que sepa mi identidad.

—Pero no se llama Moon —replico yo.

—¿Y? Dudo que la autora venga y me recrimine por no referirme a Moon como Eridian —sonríe burlonamente.

—Solo digo que tiene nombre para algo —musito.

—Bueno, Eridian entonces. —Rueda los ojos—. ¿Cuál es el tuyo?

—Ajax o Sian, no sé, no me decido, ambos son tan bonitos —mascullo.

—Sun y Shine, claro, era de esperar. —Chasquea la lengua.

—Eh, eh, ¿me estás insultando? —Frunzo el ceño.

—No, solo decía que es muy tu estilo —carcajea.

—¿Pooor?

—Te pareces a Moon —murmura—. Y a Moon le encanta su Sun y Shine.

Me relamo los labios.

No puedo evitar pensar en LoveLink, a pesar de que sé que él no sabe que soy MoonLight, porque no lo sabe, ¿no? Quizá puede sospecharlo, pero no debe saberlo. Tal vez... Agito la cabeza, quitándome esos pensamientos de encima.

—Sí, a Moon. —Me ahogo en nervios—. De todos, a él.

—Oye, Moon es un buen personaje —me reclama.

—¡No he dicho lo contrario! Además, si en estas estamos, tú te pareces a SunShine. A los dos.

—¿Y eso? —Suelta unas risas.

—Porque... porque lo digo yo y te callas —bufo, cruzándome de brazos.

—Qué buen argumento, Alexei. ¿No has pensado nunca en unirte al club de oratoria?

—Deja de meterte conmigo, Dión.

—Uy, perdona, ¿he herido tu sensible corazón? —se mofa.

—Cuando te atropelle un coche, yo no seré quien llame a la ambulancia con mucha prisa.

Él aparca con una sonrisa en el rostro.

—Sí, bueno, esperemos que en este largo recorrido de cinco minutos no nos atropelle nadie, por favor —dice con sarcasmo.

—Si no me hubieras invitado tú, me enfadaría contigo.

—Pues menos mal que sí te he invitado yo. —Ladea la cabeza—. Sígueme, anda. No te me puedes perder, ¿vale?

Me ofrece su mano y me quedo congelado sin saber qué hacer. Mi cuerpo actúa solo y la agarra. Dión no se queja ni me reprocha, de hecho, continúa su camino con total normalidad.

Nos estamos dando la mano.

No puedo evitar mirar fijamente nuestros dedos entrelazados. Sus anillos se sienten fríos contra mi piel. A decir verdad, me sentía bastante humilde a su lado, y eso que me había arreglado más de lo normal, pero él estaba incluso más guapo.

Trago saliva, viendo fijamente su espalda mientras me guía por la calle. Sus pendientes resuenan al chocar entre sí y brillan con intensidad cuando la luz de las farolas se refleja en el metal.

Santo Dios, ¿por qué había accedido a esto? Mi corazoncito de abuela no iba a aguantar.

—Ya hemos llegado —anuncia—, pero no te separes de mí, ¿vale?

—Uhm.

—¿Entendido, Lesya?

—Sí.

—Quiero que lo digas en voz alta.

—Te he entendido, señor —bromeo.

Él entorna los ojos, entretenido. Entonces, se gira y rodeamos a todo el público que está esperando el comienzo de la alfombra roja y la llegada de los actores principales de la película.

En la parte trasera yace una puerta vigilada por dos grandes guardias trajeados y con gafas de sol, como en las películas. Dión se les acerca y les enseña el pase para la premier. Ellos analizan fijamente las dos tarjetitas y nos permiten pasar al backstage.

La presencia de muchas celebridades es abrumadora, pero yo solo me puedo fijar en Dión.

Dios, Lesya, has venido a ver la película, no a Dión. A él lo puedes observar todo lo que quieras en el instituto.

Unos segundos más tarde, un tipo se acerca a nosotros, presentándose como uno de los coordinadores y nos lleva lejos de las cámaras de los paparazzis y periodistas.

—Una vez pase el reparto, podréis entrar vosotros tras ellos enseñando el pase. No os acerquéis demasiado a ellos sin antes pedirles permiso, tanto a ellos como a los guardaespaldas. Podéis tomar lo que queráis de la mesa de aperitivos y si tenéis alguna duda, podéis ir a cualquier persona que tenga el collar lila —recita de memoria.

Antes de que siquiera pudiéramos agradecerle, se va. No lo iba a culpar, porque parecía muy estresado.

—¿Y si vamos a la mesa de aperitivos? —sonrío con inocencia cuando nos quedamos a solas.

—Ni siquiera has dudado —carcajea Dión, pero accede a acompañarme.

Vislumbro toda la comida con admiración. He de admitir que soy un fanático de los dulces. Me encantan y ahora mismo tengo una mesa llena de ellos. Todo se ve muy elegante y caro.

—Dios, esto sabe muy bien —indico tras el primer bocado.

Dión solo me observa, lo que me llega a molestar porque siento que solo yo estoy disfrutando.

Agarro una de esas bolas de masa rellenas de crema de chocolate y se la meto en la boca a Dión. Este se resiste al principio, pero luego simplemente acepta su destino y se la come.

—Está rico —admite.

—Eso te he dicho antes. —Le saco la lengua.

Rueda los ojos y seguimos asaltando juntos la mesa. No me quedo satisfecho hasta probar cada jodido aperitivo.

—Dios, si mi entrenador se enterase de esto, me acabaría matando —suspira Dión.

—El mío también —concuerdo—. Pero solo se vive una vez, Solecito.

Mierda.

Toso muy falsamente, buscando una excusa para poder cambiar de tema, pero no se me ocurre nada.

—¿Y eso?

—¿Qué cosa? —finjo muy falsamente.

—Solecito —pronuncia con lentitud mientras se relame los labios.

—Me estaba metiendo contigo —me excuso.

—¿Llamándome Solecito?

—Sí, porque una vez Dess dijo algo al respecto, no me acuerdo muy bien. —Me rasco la nuca.

Él inspira profundamente y acaba obviando el tema cuando ve llegar las largas limusinas, las cuales van aparcando poco a poco y por turnos delante de la gigantesca alfombra roja.

—Ya llegan, ¿quieres verlos?

—¡Claro que sí! ¿Qué tipo de pregunta es esa, Dioncito?

Tomo su mano y comienzo a arrastrarlo hasta la zona reservada. Hay muchos guardias distribuidos a lo largo del trozo de tela, por no hablar de las barreras para evitar el paso de gente no autorizada.

Hay más personas aparte de nosotros que están emocionados. Comienzan a gritar cuando la primera limusina se abre y salen los tres protagonistas: Ren, Airy y Nick, quienes iban caracterizados como sus personajes: Eridian, Ajax y Sian, respectivamente.

Sí, yo también chillé.

El trío saluda con una sonrisa y hasta dan la mano a las primeras personas que ven. Airy incluso firma los discos que le tienden.

—¡Es mi momento! —exclamo.

Dión levanta una ceja cuando me ve sacar el disco más reciente de Undying Solstice del bolsillo interior de mi chaqueta.

—¿Cómo? —pregunta.

—Hay que estar preparados, Dioncito. Eres muy ingenuo por venir sin nada. —Niego con la cabeza.

—O sea, ¿te has traído su jodido disco con la esperanza de que te haga caso y te lo firme? —cuestiona.

—La esperanza es lo último que se pierde —declaro.

Saco también las dos entradas del concierto de Stellaris para que las firmen. Obviamente, después de este, la guardaría como si fuera mi mayor tesoro, especialmente si conseguía un autógrafo. Me pregunto qué estará pensando Dión de mi lado más fanático.

—¿Tienes entradas para Stellaris? —Abre mucho los ojos al verlas.

Hago una expresión de inocencia.

—Hywel también tiene. Y Jake. Y Silvie.

—¿Cómo habéis conseguido tantas si se agotaron en la primera hora?

—Técnicas secretas —contesto.

—Capaz habéis sido de reunir todos los correos y dispositivos electrónicos que teníais y pasaros tres horas recargando la página —bromea, pero al ver que me callo, dice—: Me estás jodiendo, ¿no?

Carcajea y niega con la cabeza.

—Al menos voy al concierto. —Le saco la lengua.

—¿Auch?

—Si te portas bien, igual te invito con la entrada que me sobra. —Elevo mi mentón con orgullo.

—En realidad, ya me invitaron, pero me encantaría encontrarnos allí —sonríe.

Sí, Lesya, lo invitaste tú, pedazo de imbécil.

—Ah, perfecto. —Me relamo los labios intentando contener mi risa de nerviosismo.

Entonces, el trío de protagonistas avanza por la alfombra roja, apurados por los encargados. Antes de que desaparezcan, intento que me firmen algo, pero estos son casi empujados hacia dentro de la sala.

Miro a Dión con tristeza.

—Lesya...

—Voy a llorar.

—¡No llores! —espeta—. A ver, cálmate, que seguro que después te puedes acercar.

—Ya no quiero. —Sorbo mi nariz y abrazo mi álbum.

—No llores, por favor, Lesya.

—No...

—Perdona —bufa Airy, apareciendo de nuevo y dejándome sin palabras—. Me estaban empujando y no he podido pararme.

Tiene una sonrisa que me deja deslumbrado cubriéndole el rostro. Abro y cierro la boca varias veces.

—¿Qué?

—So —Amo su humor—. Me quieren dentro ya, pero no quería que fueras el único sin firma.

—¿No te meterás en problemas?

—Quizá. —Se encoge de hombros—. Ya me regañarán.

Le entrego el disco y saca su rotulador.

—Gracias por tomarte la molestia. —Agacho la cabeza, avergonzado.

¿Cómo se podía ser tan guapo de cerca?

—No te preocupes, es un placer para mí que vengáis a verme. —Mi corazón, auch—. ¿Cuál es tu nombre?

—Lesya —murmuro bajito.

—Encantado, Lesya, soy Airy —sonríe y entonces firma el disco rápidamente—. Me ofrecería a hacernos una foto y eso, pero no me da tiempo —Hace una mueca de tristeza.

—No hace falta, estoy feliz solo con verte.

—Me alegra.

—Eh, ¿crees que también podrías firmarme las entradas?

—¿Entradas?

Cuando las ve, se sorprende.

—Guau, Stellaris, aún falta. No esperaba que alguien las tuviera ya.

—Soy... precavido. Y bueno, muchísima gente las tiene, se agotaron la primera hora en la que salieron a la venta. —Abulto mi labio inferior.

—Eso escuché. ¿La segunda también te la firmo a tu nombre?

Niego con la cabeza y observo a Dión, quien observa su teléfono, desinteresado.

Le hago un gesto a Airy para que se acerque y le susurro lo que quiero que ponga. Él alza una ceja al escuchar mi pedido, pero acaba sonriendo, divertido por lo que le he pedido.

—¡Airelle Andrew Hilliard! —chilla una voz que reconozco perfectamente, es Mya, también de Undying Solstice.

Me quedo sin habla porque, ¿cómo no? Digo, Undying Solstice, ¿había que decir más? El mencionado lo mira por el rabillo del ojo y finge ignorancia.

—Bueno, como verás, me tengo que ir porque me necesitan por allí —resopla—. Ten una buena noche.

—Igualmente.

—Espero que tengas suerte con tu SunShine —dice en voz baja, contemplando a Dión.

—Gracias —musito, avergonzado.

Se despide de nuevo y acude a su llamado, recibiendo un golpe de su hermano, quien lo regaña por no cumplir órdenes.

Miro a Dión y salto de la emoción agarrando el disco.

—Eres la persona con más suerte del puto mundo —suspira.

—Envidioso. —Le saco la lengua.

—Será eso —carcajea.

Me balanceo de un lado a otro con felicidad durante el resto del evento, hasta que finalmente llega el momento de entrar en la sala de cine. Dión me toma de la muñeca para asegurar que no me pierda y nos dirigimos a nuestra fila y asientos.

En los primeros treinta minutos, el reparto se presenta y responde a algunas preguntas antes de que inicie la película. Los tráileres y las promociones habían elevado mucho mis expectativas, así que esperaba no salir decepcionado. Y, de hecho, no lo hice.

Cada escena estaba perfectamente ejecutada; todo era fiel al primer libro, y los actores eran justo como los había imaginado. Estaba completamente maravillado y extasiado.

Salí del lugar casi saltando de emoción. Durante el resto del evento, las personas con pases especiales tuvieron la oportunidad de hablar con los actores y actrices, y de hacerse fotos con ellos. Conseguí mi tan ansiada foto con Airy y también con Undying Solstice, y el resto de los miembros del grupo firmaron mi álbum.

Bendita premier.

Aunque al principio no parecía muy emocionado, Dión estaba igual de feliz que yo. Terminamos la noche en un restaurante de comida rápida, aún vestidos con nuestra ropa elegante. Me llevó a casa y nos quedamos charlando un buen rato más.

—Ha sido un placer ir contigo a la premier, Lesya. —Las comisuras de sus labios se elevan.

—Lo mismo digo. —Me cruzo de brazos.

—No sé si es sarcástico o genuino —exhala profundamente, soltando una ligera risa.

—¡Obviamente genuino! Qué feo que pienses así de mí, Dioncito.

Entorna los ojos.

—Me encantaría quedarme discutiendo contigo, pero ya casi es la una de la mañana y dudo que tus padres estén muy felices de ver que llegas tan tarde.

—Verdad —mascullo—. Nos vemos el lunes, Dioncito, no me vayas a echar de menos.

—¿Cómo no lo haría? Con lo mucho que te necesito —ironiza.

No sabía si debía despedirme con un beso en la mejilla o qué debía hacer. Nunca había tenido una cita, pero en las pelis lo hacían mucho.

No, Lesya, estás en la vida real, no en un romance ficticio.

—Bueno, nos vemos. —Me sonrojo.

Intento quitarme el cinturón torpemente, pero no lo logro debido a los nervios.

—¿Necesitas ayuda...?

—¡No! ¡Sé quitarme un cinturón solito! Ya soy mayorcito.

Él me observa durante unos segundos antes de inclinarse y ayudarme, acortando la distancia entre nosotros.

Joder.

¿Era este mi momento para fijarme en sus labios y tener ganas de besarlo? Porque ya llevaba toda la noche fantaseando como un imbécil. Menos mal que Jake no estaba para presenciar este ridículo espectáculo y burlarse de mí.

—¿Qué coño le has hecho al cinturón para que sea tan difícil de quitar? —ríe, acercándose aún más.

Me echo hacia atrás, encogiéndome de hombros.

—Es tu coche, que no quiere que me vaya —bromeo.

—En todo caso, yo sería quien no quiere que te vayas, no mi coche. —Lo desabrocha sin problemas.

Hijo de puta, seguro que lo haces a propósito esto de ser un coqueto.

—Sí, sí, que eres muy inteligente. —Trago saliva, saliendo del vehículo, casi tropezando con el bordillo de la acera.

—Di lo que quieras, Lesya, pero eso es envidia. —Hace un falso puchero.

Me despido de nuevo y antes de cerrar la puerta, decido ser valiente y me apoyo en el asiento del copiloto para después dejar un beso en su mejilla.

—Gracias por todo, me lo he pasado genial contigo, Dión.

Y huyo como un cobarde hacia mi casa sin siquiera ver cómo reacciona o qué dice.

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07/08/2024: Cambios mínimos que hacen la diferencia c:. En fin, Lesya y Dión novios y aparece mi nene Airy por primera vez TT.

No diré nada, pero SE HAN AGARRADO DE LAS MANOS Y LESYA LE HA DADO UN BESO EN LA MEJILLA. Dios, este podría ser mi intento más cercano de slow burn, que lo sepáis.

Y ups, Dión es un poquito tonto, no lo juzguéis. Quizá descubra o no que Moon es Lesya si piensa un poco.

En fin, yo he disfrutado mucho escribir este capítulo, porque llevaba un montón si poder escribir y sentirme a gusto con el resultado. He de admitir que tampoco me encanta, pero es mi mejor intento.

Eso sí, el capítulo está lleno de líneas con doble sentido y apariciones de personajes de mis otras novelas JALSDJAL. He intentado evitar el máximo spoiler de AMDV, pero un poco hay.

Yyyyy, me hace gracia la actitud de Airy porque es fingida. Todos sabemos que la única razón por la que se fija en Lesya es porque es el protagonista y me negaba a que lo dejaran sin firma. Y bueno, también se ha revelado el segundo nombre de Airelle IASJDAL.

No sé qué más decir aparte de que espero que os haya gustado el capítulo porque el final se acercaaaaaaaaaaaaaaaaa.

Besitos de media mañana como el que Lesya le ha dado a Dión.

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