Chat 20: Tengo una lagartija de peluche.
—Solo queríamos juntaros —farfulla Hywel, agachando la cabeza.
—Os habréis divertido. —Me crujo los dedos.
—Bastante, como vosotros. —Dess aparta la mirada con una sonrisa maliciosa.
—Sois unos cabrones —bufa Dión—. Solo nos hemos montado en dos atracciones.
—La tercera será Lesya —tose Dess.
Alzo ambas cejas y miro a los dos amigos con los ojos muy abiertos. Dión se sonroja por completo y Dess solo carcajea, sujetándose el vientre.
—Curioso —digo, alejándome del grupo sin saber cómo reaccionar.
Puedo escuchar cómo esto incrementa las risas de Dess y que Hywel se une a él. Dión me retiene agarrándome por la muñeca. Me giro para confrontarlo, con las mejillas ardiendo también.
—Ignora a Dess, le fallan las neuronas de tantas toxinas que se mete en el cuerpo —resopla.
Asiento lentamente.
—Curioso —repito.
—Por Dios, Lesya, solo olvídalo, ¿vale? No queríamos incomodarte —aclara el pelinegro.
—No lo hacéis —sonrío—. Solo que no sé cómo reaccionar.
—Puedes besarlo para solucionar las diferencias —sugiere mi mejor amigo.
—Oye, lo vuestro ya es enfermo —indico—. Si tan necesitados estáis de amor, besaos entre vosotros.
Hywel y Dess se miran y durante unos segundos, hacen el amago de besarse, pero antes de que sus labios se toquen, se separan entre risas, al mismo tiempo.
—Me voy un segundo a comprar agua y ya estáis con vuestras homosexualidades. —Silvie me entrega una de las dos botellas mientras los observa con confusión.
—Estaban aprovechando que os habíais ido —murmura Dión.
—¡No es verdad! —refuta Dess.
—Aún les da vergüencita admitirlo delante de mucha gente —se burla su mejor amigo.
—Serás cabrón —sisea el otro—. ¿Cómo ha cambiado la situación?
—No lo sé, pero que sepáis que apoyamos vuestro amor al cien por ciento. —Hago un puchero de broma.
—¡Que te den, Lesya! —espeta Hywel.
—¡A que jode! —exclamo, sintiéndome mejor al vengarme.
—Eso no me va a detener. —Se cruza de brazos.
—Deja de llorar, Lesya, ¿quieres? —interviene Dess—. No puedes comparar a Dión y tú con Hywel y yo.
—Dión, ayúdame, esto es un dos contra uno muy injusto —le suplico.
El susodicho suspira.
—Cuando acabes en la cama de Hywel o él en la tuya, ya hablaremos, Dessie.
—¡Oye! Se supone que eso es lo que tiene que pasar con Lesya y tú —le reprocha su mejor amigo.
—Veremos quién cae primero —dice burlonamente el pelinegro—. Es una apuesta.
—Que así sea —declara el otro.
—Si habéis terminado, ¿podemos ir a los puestos de dardos? —pregunta Silvie, exasperada.
—Yendo. —Comienzo a andar hasta el primero que encuentro, analizando los premios.
—Yo quiero uno de los osos, Lesya, porfa, porfa, porfa. —Me toma del brazo y empieza a agitarlo.
—¿Y a mí qué? —cuestiono.
—Que tú eres bueno lanzando dardos. —Infla su mejilla derecha.
—Tú lo has dicho; yo lanzo, tú pagas.
—Entonces, ¿eso es un sí?
Me encojo de hombros. Ella salta de alegría y entrega el dinero que corresponde a una partida. El vendedor me pasa una cestita con tres dardos. Se supone que tengo que acertarlos todos para ganar un premio, el que quiera.
Lanzo el primero y lo logro de milagro, pues roza el globo. El segundo lo tiro con más seguridad y el tercero lo fallo.
—Ups —digo.
—¡Lesya! —me reclama Silvie.
—Lo siento, ¿vale? No siempre se puede acertar —bufo.
—¡Inténtalo de nuevo! Pero esta vez pagas tú como recompensa.
Hago lo que dice de mala gana y vuelvo a fallar en el tercero.
—¿Esto es una puta broma? —me quejo.
—Ohh, el capitán solo es bueno con las pelotas —bromea Hywel.
—Voy a fingir que no he entendido el doble sentido de eso.
Él carcajea.
—Pídele ayuda a Dión, ya le ha ganado un premio a Dess.
Miro en su dirección y es verdad. Dess está saltando de alegría con un peluche en brazos.
Abulto mi labio inferior. Se supone que soy bueno en estos juegos, ¿por qué de repente fallo tan tontamente?
—Dión, ayúdame a conseguir un premio, porfiii —le suplica mi hermana—. Lesya no lo consigue.
—Vaya, al capitán no se le da bien lanzar —se burla este.
Le dedico una mala mirada en respuesta, pero al final, lo logra y le regala el dichoso oso de peluche a mi hermana.
—Esto es una broma de mal gusto —mascullo para mí mismo.
—¿Por? ¿Tú también quieres uno? ¿Te lo consigo? —bromea Dión.
—Que te den.
Él ríe y vuelve a jugar. Yo me cruzo de brazos y me voy a una esquina, esperando a que el resto termine. Silvie se me acerca abrazando a su oso.
—No te desanimes, Lesya, la próxima será.
—No estoy desanimado —miento.
—¿Enfadado?
—Tampoco.
—¿Y por qué la mala cara?
—Porque sí.
—Amargado —musita y se apoya a mi lado—. Dión es guapo.
—¿Y eso?
—Que pegáis.
—Ni que fuéramos pegamento.
—Sabes que no me refiero a eso. —Frunce el ceño.
—No me digas que intentas hacer de Celestina junto a Hywel y Dess.
—No, pero quería que supieras que os apoyo —sonríe de oreja a oreja.
—No me gusta Dión —dejo en claro.
—Yo nunca dije que te tenga que gustar ahora —silba.
—No comiences tú también.
—Oh, vamos, Lesya. Los sentimientos se forman con el pasar del tiempo. No vas a enamorarte de un día a otro.
Ruedo los ojos y me alejo de ella, juntándome al resto.
—¿Ya se te ha pasado el berrinche? —Dión también tenía un peluche que había ganado en el puesto.
—¿Un lagarto? Se parece a ti —Arrugo la nariz.
—Gracias —sonríe.
Al ver que no podía provocarle, simplemente me callo, esperando a que nos fuéramos. Cuando estamos todos en la entrada, me quedo al lado de Silvie, de brazos cruzados aún.
Ella se despide de su grupo de amigos y se acerca demasiado a un chico que no conozco. Alzo una ceja cuando me mira y da dos pasos hacia atrás, no sin antes darle un beso en la mejilla a este.
—Deberíamos hacernos una foto para recordar lo de hoy —propone mi hermana, a lo que todos están de acuerdo.
Soy empujado por el resto para formar parte de esta y me quedo en la última fila, junto a los más altos. Dión está a mi lado y no puedo evitar observarlo de reojo.
Posamos y el flash de la cámara nos deja ciegos, pero reímos y finalmente, Silvie sigue despidiéndose con emoción de los últimos de sus amigos que siguen aquí.
—Qué amargado te ves —suspira Dión entre risas.
—Y tú demasiado animado, ¿no?
—Bueno, me lo he pasado bien, aunque sea contigo. —Se encoge de hombros.
—¿Cómo que "aunque sea contigo"? —cuestiono, ofendido—. Que sepas que yo no comparto mi tiempo con donnadies.
Él sonríe.
—¿Eso quiere decir que te importo lo suficiente para que utilices tu valioso tiempo en un ser tan despreciable como yo?
Me relamo los labios al ver que sigue con una sonrisa socarrona.
—Sí.
—Qué adorable eres a veces. —Me da un suave codazo—. Mira, extiende la mano.
—¿Por qué haría eso? —Frunzo el ceño.
—Solo hazme caso.
Obedezco y me da el peluche de lagartija.
—¿Ahora te tengo que sujetar el juguete? —Arrugo la nariz.
Él niega con la cabeza.
—Es un regalo para ti. Me ha dado pena verte sin ningún premio. —Entrelaza sus dedos detrás de su espalda—. Y tómalo como un símbolo para conmemorar nuestra reciente amistad.
—Guau, ¿desde cuándo eres tan agradable?
—Que yo sepa, tú eras el desagradable —ríe.
Suspiro y miro a la lagartija de ojos saltones.
—Es tan feo.
—Ah, muchas gracias. ¿No decías que se parecía a mí?
Me sonrojo al instante.
—¡No! No quería decir eso, solo ehm, mejor me callo. —Me golpeo la frente con la palma de mi mano, avergonzado.
—Bueno, te he entendido —carcajea—. Tómalo, para que me recuerdes cada vez que lo veas en tu cama o donde sea que lo guardes.
—Si ese es el propósito, no lo quiero, para ti —resoplo.
—Oh, vamos. —Agarra el peluche y me lo acerca a la cara—. ¿Cómo no te va a gustar una lagartija rechoncha de ojos saltones? Si es una monada. Se parece a mí.
Posa junto al peluche.
—Igual de feos —miento, desviando la mirada.
Él ríe con más fuerza.
—Me lo he pasado bien, Lesy, la próxima vez podría ser planeado quedarnos solos. —Se encoge de hombros—. Me voy yendo con Dessie.
—¿Lesy? —cuestiono, abrazando al peluche cuando me lo devuelve—. Por cierto, lo voy a tirar.
—Apodo cariñoso —explica—. Y haz lo que quieras con él.
—Ah.
Él sonríe ladinamente y se despide con la mano, alejándose con Dess.
Trago saliva y vuelvo a mirar a la lagartija, no puedo evitar sonrojarme al ver que es muy adorable.
Te odio, Dión. Definitivamente.
Entonces, vuelvo a casa con Silvie y Hywel, quien no para de pincharme, pero yo tengo la mente más ocupada pensando en que Dión llevaba unos pendientes muy bonitos esta tarde.
También echaba de menos a Solecito.
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05/08/2024: Me titila el ojo de todo lo que he corregido, aiura. 6/?
LESY. DIÓN LO LLAMA LESY (apodo puesto por una lectora, pero que no encuentro el comentario, lloro).
LASHDALS Y bueno, Lesya cada vez mÁS ENAMORADO. Amo mucho. Todos sabemos que comenzará a dormir abrazado de ese peluche, ¿verdad?
En fin, besitos de medianoche porque, sorprendentemente, actualizo temprano :D.
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