Chat 18: Algo va a ocurrir.

—Últimamente, me sigues mucho, ¿no, Dión? —pregunto con una sonrisa.

—Se te está subiendo mucho eso de ser titular del equipo.

—No sé si será eso, porque llevo toda la vida siéndolo, aparte de capitán, digo. —Me encojo de hombros.

Lo veo suspirar.

—No te puedo no seguir si siempre nos dirigimos al mismo lado, Lesya —pronuncia mi nombre con asco.

Me hace gracia e incluso pienso que es adorable, aunque jamás lo diría en voz alta.

—Pero tengo entendido que las prácticas de natación han sido canceladas hasta que comiencen las interescolares de vóley.

Suelta una risa.

—Ya desearía no meterme en la piscina por un par de días, pero, pequeño Lesya, lo que se ha cancelado son las inscripciones. Deberías informarte mejor. —Agiliza sus pasos.

—Ya lo sabía. —Desvío la mirada, avergonzado.

Me observa unos segundos en silencio para empezar a reírse unos segundos después.

—Seguro que ya lo sabías. —Rueda los ojos con diversión.

—Que sí, ¿tú no tenías que ir a practicar lo que sea que tengas de natación? —Trato de empujarlo, sonrojado.

En mi defensa, no sé leer rápido y yo solo eché un vistazo al cartel de aviso, sin fijarme bien.

—¿El pequeño Lesya se ha equivocado y ahora le da vergüenza? —se burla.

—¿Pequeño? Pequeña la tendrás tú —bufo.

—Quizá, ¿quieres averiguarlo? —Juega con el elástico de su bañador.

Abro la boca, sorprendido.

—Tienes las hormonas revolucionadas, ¿o soy yo?

Él estalla en carcajadas y niega con la cabeza.

—Afortunadamente para ti, estoy bastante estable. Pero me voy yendo, por si acaso, no vaya a ser que te pegue estas hormonas —Sigue mofándose de mí.

—Que te den.

—Por favor.

No me deja responderle porque se aleja en dirección a la piscina. Suspiro, aún rojo por la vergüenza y sigo viéndolo. Antes de que atraviese la puerta, le grito:

—¡Y soy más alto que tú, gnomo de jardín!

Una risa sonora es lo último que escucho de él antes de que desaparezca.

Continúo maldiciéndolo incluso en el momento que llegan el resto de mis compañeros, durante y después del entrenamiento y hasta al llegar a mi casa. Últimamente, resultaba más difícil provocarlo y no me hacía gracia, porque el que saltaba acababa siendo yo y el juego era al revés.

Al día siguiente, no me lo pude encontrar por los pasillos, solo al llegar el almuerzo, en donde nos espera junto a Dess en la mesa.

Me siento delante de ellos, sin saber qué decir.

—¿Qué tal el día, rascacielos? —sonríe él con inocencia.

—¿Rascacielos? ¿Acaso te dolió lo de ayer, rascasuelos?

—Guau, qué original estás últimamente. —Hace un puchero—. ¿Eso es lo mejor que se te ocurre, titán?

—No comiences, podador de hierba.

Se le escapa una risa.

—¿Yo, rama de árbol?

Frunzo el ceño.

—¿Rama de árbol?

—Sí. —Se encoge de hombros—. Suelen estar altos.

Abro la boca, ofendido.

—A ti lo que te duele es que sea más alto que tú.

—Oh, vaya, cuánto me duele que midas unos centímetros más que yo —sonríe, satisfecho.

—En realidad, son más de diez —murmura Dess a su lado.

—Cállate —le ordena su mejor amigo.

—De hecho, son diez justos —indica Hywel, sentándose conmigo en la mesa.

—Ah, ¿sí?

—Lesya mide uno noventa.

—Hijo de puta, ¿has vuelto a crecer? —Jake me mira, perplejo.

—Hace tiempo, ¿ahora te enteras? —río.

—Pero qué, ¿cómo mides tanto? ¿De qué te alimentas? —cuestiona Dess.

—Leche y galletas —suelto con sarcasmo.

—Eso me ha dolido en mis humildes uno setenta y nueve —lloriquea este.

—Ya crecerás —le sonrío.

—¡Y tú también! Así pierde la gracia.

—Lo dudo, creo que he llegado a mi máximo —suspiro.

—Pues menos mal, porque si sigues creciendo, ya no podrás pasar por las puertas —señala Dión.

—A ti no te hablo. —Inflo las mejillas como un niño pequeño.

—¿Y eso? —pregunta.

—La gente que no se deja provocar no me gusta.

—¿Provocar? —Alza una ceja burlonamente.

—Que te den.

—Sabes que puedo elaborar muchas respuestas para eso, ¿verdad...?

Entrecierro los ojos, pero él vuelve a reír y sigue comiendo.

—Qué bonito es ver que le dan una cucharada de su propia medicina a Lesya. —Jake eleva las comisuras de sus labios en cámara lenta.

—Ah, pero cuando te lo hacen a ti, te pones a llorar —mascullo.

—Anda, no discutáis más, ¿queréis? —interrumpe Hywel—. Deberíamos tranquilizarnos por el bien del aguante de esta reciente amistad.

Entonces, Silvie aparece sonriendo y agitando unas entradas.

—Oíd, de casualidad, ¿no os apetecerá ir al parque de atracciones? —pregunta con una sonrisa de oreja a oreja.

—Tenemos las interescolares a la vuelta de la esquina, Silvie, ¿de verdad crees que queremos? —Jake se cruza de brazos, pero le arrebata las entradas de la mano—. ¡Pues claro que sí! Qué pregunta más estúpida has hecho, pequeñaja.

—¿Y eso? —cuestiono yo con recelo.

—¿Qué? Yo solo quiero invitaros. —Finge inocencia.

—Ya, ese truco me lo conozco yo, algo quieres conseguir de nosotros.

Resopla.

—Vale, me habéis pillado —admite—. El chico que me gusta solo vendrá si os venís vosotros.

Hace un puchero, por lo que desvío la mirada para que no afecte mi juicio.

—¿El chico que te gusta? —Alzo una ceja.

—Sí... Anda, Lesya, porfa, te tienes que venir —suplica.

—¿Por qué lo haría?

—¿Porque eres mi hermano y me amas? —contesta dudosa.

—No gano nada yendo.

—Oh, vamos, ¿qué quieres?

—Que no vuelvas a pedirme nada por dos meses. —Ladeo la cabeza.

—¿¡Dos meses!? —tose—. Digo, fácil.

—Y que me des todo lo que se supone que me has prometido por todos los favores que te he hecho.

—¿No me estás pidiendo demasiado? —Arruga la nariz.

—Habló.

Suspira.

—Vale, vale, lo haré, pero te tienes que venir, ¿sí?

—Sí, pero primero me tienes que dar todo. Si no hay paga, no hay servicio. —Me encojo de hombros.

Acepta y mira a Dión.

—¿Y tú?

—Oh, no, no. Él definitivamente se viene, gracias por invitarlo. —Dess interrumpe a Dión antes de que siquiera pueda ser partícipe de la conversación.

Entonces, Silvie salta de la emoción.

—¿Ves? Él sí que es bueno.

Comienzo a reír y ella se va después de darme un abrazo.

—Pero yo no he dicho nada —se quejó el pelinegro.

—Tú vas porque vas —decretó Dess.

Lo vi hacer una mueca de asco, pero no dijo nada más.

Dess, Hywel y Jake intercambiaron una mirada sospechosa antes de seguir comiendo como si nada. No sabía por qué era, pero un escalofrío recorrió mi espalda. Algo iba a ocurrir.

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05/08/2024: Una cosa que aprendes corrigiendo tus propias novelas es qué cosa repites mucho. Os juro que sé escribir aunque no lo demuestre tanto JAJAJ. Besitos. 4/?

AMO el próximo cap, ahí lo dejo. Este solo es la prórroga antes de lo que pasa muajaja. Lesya tiene buenas corazonadas.

Y ahora cambiaron los papeles, Dión provoca a Lesya... Mhhhh

En fin, ¿qué creéis que pasará? Ahr, y para quien lea ACDI, me bloqueé con el final, por eso no actualizo y compenso con otras historias JAJSAJ.

Si veo que sigue sin fluir, sale maratón de STDQN porque sí me inspiré a escribir 😔😔.

Y eso, besitos de media mañana <333.

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