Regaño


-¡¡Luffy, baja ya, Trafalgar está aquí!!- la voz de un chico llamando desde la planta baja se oía a penas en la habitación de Monkey D. Luffy.

El joven moreno, de cabellera negra y alborotada que llevaba una cicatriz bajo su ojo izquierdo y que adornaba -en ese entonces- su durmiente rostro, estaba boca arriba colgando de la cama con medio cuerpo cayendo por el lado opuesto a la pared, con los brazos rosando las sabanas que estaban debajo de su cuerpo también cayendo, y rosando el suelo con la punta de sus dedos.

Las mantas cubrían solo su cadera, dejando expuesto su torso, -en que una cicatriz en forma de "X" desfiguraba gran parte del pecho- y sus delgadas piernas.

La habitación era amplia. Las paredes estaban repletas de poster de un personaje de ficción que le gustaba muchísimo. Los espacios que había entre un poster y otro dejaban a la vista la pintura blanca que ahora se veía sucia y grisácea.

Había una que otra gorra que colgaba de algún gancho que sobresalía del concreto. Pero había un sombrero en particular que parecía tener más cuidado que las demás pertenencias que tenía el joven en su habitación. Era un sombrero de paja con una franja roja en él, había pertenecido a un hombre que lo había criado durante unos años junto a su mujer.

Junto a la puerta de madera de caoba, había un elegante perchero del mismo material, que estaba repleto de ropa tirada de manera desordenada, al igual que la silla que estaba frente al escritorio a los pies de la cama y que miraba hacia la ventana que allí había.

Junto al escritorio había un closet, que tenía una de sus puertas abiertas dejando a la vista el desorden que allí había.

El escritorio, estaba también repleto de algunas envolturas de golosinas, libros de texto, lápices apuntes y hasta una taza de café a medio beber, apenas y se veía el teclado de la computadora que allí había y qué decir del monitor, el borde estaba repleto de recordatorios como "Presentaciones para los días cinco de mayo y 21 de junio" otros decían cosas como, " Ir a la convención de "Coma todo lo que pueda en el restorán el Baratie" y "reunión con el abuelo" entre otras cosas.

Algunas playeras y pantalones estaban esparcidos por el suelo al igual que los calcetines, camisas y demás pertenencias. Los zapatos estaban también por toda la habitación.

Abajo, en la cocina, había tres jóvenes bastante guapos. Uno era alto de cabello negro semi-ondulado, con ojos adormilados, y su moreno rostro estaba adornada con pecas que lo hacía ver muy atractivo, llevaba una camisa negra abierta en el pecho, y un pantalón del mismo color. El otro joven también, tenía el cabello semi-ondulado, pero rubio y su ojo izquierdo era rodeado por una cicatriz que abarcaba gran parte de su rostro, pero eso no lo hacía menos atractivo, al contrario, de igual manera era muy atractivo para las chicas.

Y el último muchacho, era el más alto de los tres, tenía el cabello negro -azulado alborotado, era moreno, llevaba dos aretes plateados por cada una de sus orejas, y sus ojos grises delineaban unas ojeras bastante marcadas, y en sus manos tenia tatuado un símbolo extraño, y en sus dedos, se leía claramente la palabra "Death", junto a él en la mesa,

Había una gorra blanca con motitas negras, y estaba sentado a la isla que había en la cocina, apoyando su resignado rostro -a llegar tarde a clase- en la palma de su mano.

-No crees que te arriesgas a que te castiguen por llegar tarde a tu facultad otra vez?- preguntaba dando un leve bostezo el rubio, mientras le servía un poco de café en una de las tres tazas de vidrio transparente que allí habían aptas para resistir agua a alta temperatura.

-No me importa la verdad... gracias- respondía el joven de los ojos grises poniendo tres gotas de endulzante a su café -Es mi último año así que no me importa si me castigan por llegar tarde, lo que debe importarles es que mis notas no decaigan-

-Es cierto, había olvidado que este año egresas de Medicina...- intervenía el joven pecoso desde el living, que se veía desde la cocina y miraba al ojigris sonriendo - ¿y que harás luego? ¿Aceptaras la propuesta de tu padre y trabajaras con él en su consulta? Le ayudarías bastante...-

-Supongo que sí... después de todo necesito de mi práctica también, así que creo que es un buena idea hasta que pueda dejar la ciudad...-

-¿Te iras? ¿Y a dónde? Digo para que nos invites a visitarte algún día- rió el rubio sentándose a la isla junto al ojigris - Ya está listo el desayuno Ace, ¿puedes ir por Luffy? Seguro aún sigue dormido...-

-No me extrañaría, se la pasa jugando en su computadora hasta altas horas de la noche, y luego no quiere levantarse.

Tomando algo de impulso y subiendo por los escalones de dos en dos, el pecoso llego al cuarto del menor, mientras era observado por los otros dos jóvenes, que se miraron un segundo después de que el muchacho se perdiera de vista y negaron con la cabeza para luego soltar un resoplido.

-Este idiota es un problema...todas las mañanas es igual- soltó el rubio tras beber un poco de su café.

-Es un idiota es cierto, pero es bastante popular entre las chicas de la secundaria...- dijo el moreno levantándose de su silla y yendo hasta la nevera, de donde saco y se sirvió una porción de un pastel que había cocinado el muchacho pecoso el día anterior.

-Sí, he oído rumores... me he enterado de que muchas se le han declaró pero Luffy las rechaza... -

-Si...- carraspeo el moreno, acababa de ahogarse con su café - también he oído rumores.

-¿Estas bien?- pregunto el rubio mirando divertido al de enfrente y evitando reírse, al ver la expresión ridícula que ponía el ojigris.

-Sí, solo que bebí muy rápido mi café...- tosió- ¿puedo preguntarte algo?- continuó cuando ya hubo recuperado la compostura.

-Sí, dime- respondió el rubio.

-¿Qué es lo que le sucede a Mugiwara-ya...? Hace días que lo noto algo deprimido... y parece distante-

-La verdad no estoy seguro...pero hace unos días Ace y yo le oímos contarle a uno de sus amigos, a Zoro, que se sentía extraño cuando tenía a "esa persona" cerca de él, no sé de quién habla pero a mí me da a entender que quizás ya apareció la mujer que le roba el sueño, aunque aquella vez fue la primera vez que oímos la voz de Luffy tan desganada...- el joven se amarro sus cabellos en una cortísima coleta - me preocupa, pero ya es tiempo de que crezca...-

-Oh... así que era eso... quién lo diría...- comentaba el moreno como sin darle importancia y ambos miraron un segundo hacia arriba, el concreto que separaba ambos niveles, y que justo sobre ellos estaba la habitación del más joven de los tres hermanos.

En la habitación de Luffy...

Ace, estaba frente a la puerta de la habitación de su hermano y llamaba casi aporreándola, pues Luffy no abría.

-Caray, ¿como es que puede ser tan irresponsable?- y al seguir sin obtener una respuesta entro.

Al abrir la puerta con lo primero que se encontró, fue con el canasto de basura que estaba escondido entre la montaña de ropa que había sobre éste, haciendo que el pecoso tropezara y cayera de bruces contra el alfombrado suelo, maldiciendo por lo bajo.

-Que desorden...- decía el joven levantándose quitándose la montaña de cosas que habían caído sobre él al tropezar, y sobando el lugar en que se había hecho daño. Y apartando los cachivaches del suelo, se abrió paso hasta llegar a la cama de su hermano.

-Maldición...-

Se inclinó y observo a su hermano dormir, admiró un segundo su tranquilo rostro para luego sonreír de manera perversa y darle un fuerte golpe en la cabeza que, acabo con el muchacho en el suelo y soltando improperios inentendibles.

-¡¿Hasta qué hora piensas dormir?! ¡¡ Trafalgar tiene casi media hora esperándote!! ¡¡¡LEVANTANTE DE UNA BUENA VEZ!!!- decía mirando a su hermano que desde el suelo lo miraba somnoliento.

-Si...si, lo que digas, ya me levanto...

Ace llevo sus manos hasta su cadera y se giró para salir de la habitación, pero cuando se volvió a mirar por segunda vez, Luffy se había metido a la cama otra vez, dormía plácidamente mientras un globito se inflaba y desinflaba en su nariz.

El pecoso giro sobre sus paso para regresar con él y pateo la cama del muchacho, haciendo que el pequeño dormilón chocara literalmente contra la ventana, y se enredara con la cortina antes de caer estrepitosamente al suelo, para finalmente ser despertado del todo por el barral* que cayó sobre su cabeza que sostenía dicha cortina y la cama volvía su lugar tras la patada.

-¡¡YA DESPERTE, YA DESPERTE!!!- aullaba mirando en todas direcciones.

El correteo por la planta baja y el chasquido de pisadas que indicaban que subían por las escaleras no tardaron en oírse en la habitación.

-¡¡Todos los días es lo mismo!!- gruñía Ace con un semblante molesto - ¡Ya no eres un niño, Luffy!-

El joven se levantó y miró a su hermano. Empezó a reír.

-Lo lamento Ace, me quedé jugando en la Lap hasta tarde...- bostezo, para luego dormirse estando de pie.

-¡DESPIERTA MALDICION!- volvió a golpearlo -! LLEGARAS TARDE A CLASES! Y cuando llegues hoy ordenaras tu habitación-

El sonido de la puerta abriéndose, hizo que Ace y el pequeño miraran en dirección a ésta (Ace miraba por sobre su hombro, pues tenía agarrado fuertemente a Luffy por el brazo mientras le daba bofetadas para despertarlo).

-Que dem...- El rubio acababa de abrir la puerta, se espantó al ver semejante desorden y escándalo que montaba el pecoso y el dormilón.

"Es una suerte que Law no haya querido subir" pensó medianamente aliviado el rubio, cubriendo parte de su rostro, pero al oír otra vez gruñir a los hermanos abrió los ojos otra vez y para cuando apartó su mano de su rostro, los vio que ambos estaban envueltos por una nube de polvo, y solo se veían partes de cuerpo de vez en cuando.

-Es suficiente- los detuvo el joven - Ace, baja a desayunar y tú...- dijo sujetando a Luffy también del brazo y arrastrándolo hasta el baño - báñate rápido y baja a desayunar, Trafalgar llegará tarde a su clase por tu culpa otra vez-

Ace abandonó la habitación, y Luffy se soltó del brazo de su hermano mayor para mirarlo serio.

-¿Que hace Torao aquí?-

-¿Tú que crees? Está esperándote para ir a la universidad-

Luffy pareció algo molesto, y el rubio no pareció entender dicha expresión. Lo vio ponerse su bata roja y sus pantuflas con forma de patitas de oso y bajo a la cocina con su hermano detrás de él.

-¿Aún no estás listo?- dijo el ojigris apenas lo vio bajando por las escaleras, y bebiendo aún de su café.

-Llegaras tarde a clase Torao... ¿porque no te adelantas? Te alcanzaré pronto... - dijo sonriéndole ampliamente a su amigo.

-Es miércoles, y Kid suele encontrarse conmigo sólo para fastidiarme- contesto el moreno.

-El profesor de deportes es divertido, no sé porque siempre dices que se la pasa molestándote- empezó a reír.

-Pero si no quieres que vayamos juntos, pues entonces me iré- dijo dándole un último sorbo a su taza.

Los tres muchachos vieron al cuarto levantarse, tomar su abrigo del perchero de entrada y volverse a mirarlos antes de irse.

-Ah... te llevo si quieres Law... después de todo debo pasar por ahí para llegar al trabajo...-

-No te preocupes y gracias- sonrió el joven -Ace Sabo, gracias por el desayuno, que tengan un buen día-

-Torao...- intento detenerlo Luffy y explicarse pero el ojigris desapareció detrás de la puerta tras cerrase sin dar oportunidad al pequeño de decir nada más.

-Eso no fue nada cortés de tu parte Luffy, Trafalgar tenía ya mucho esperándote y tú lo despachas sin miramiento alguno- comento Sabo, el joven rubio. Miró de manera algo reprobatoria a su hermano menor y regreso a la cocina por unas tostadas antes de despedirse de sus hermanos y perderse también tras la puerta de la casa para ir a su trabajo.

-No podré pasar por ti a la escuela esta tarde Luffy... no sé a qué horas llegue, pero espero que tu habitación este reluciente cuando vuelva entendido?- decía el pecoso tomando una tostadas de las que había dejado su hermano y llevando su café en un vaso térmico.

-Suerte en tu trabajo Ace- se despidió el moreno con un gesto de la mano.

-Adiós Luffy, estudia mucho y no te duermas en medio de las clases- dejó la casa.

El silenci0 se apodero de la casa, lo único que se oía era la televisión que estaba encendida en la cocina.

Luffy se metió a la ducha. Un lugar bastante amplio, con una hermosa tina de azulejos negros y blancos al igual que el de la pared. El lavabo negro era adornado con grifos plateados que hacia juego con todo el lugar. Sobre éste, un espejo lo bastante grande como para verse hasta la mitad del cuerpo. El quit de emergencias estaba junto a la puerta, y debajo de éste había un pequeño mueble en que los chicos guardaban todos los implementos de aseo y de uso personal.

Luffy se quitó la bata y lo que le quedaba de ropa y se metió en la tina, que contaba también con una regadera de teléfono.

Giró el grifo y el agua caliente cayó sobre él. Aún tenía veinte minutos para llegar a escuela, pero siempre que estaba sólo, aprovechaba el momento para aclararse. Hacia unos días había intentado hacerle una pregunta un tanto extraña a Trafalgar, sin embargo a último momento había desistido de hacerla. Cerró los ojos mientras apoyaba sus manos en los azulejos sintiendo el agua recorrer cada parte de su cuerpo.

Flash back

"Aquella mañana amaneció nublada y oscura, y pronto empezaría a llover. La mayoría de los estudiantes, estaban en la biblioteca estudiando para sus exámenes, o terminando trabajos pendientes, o simplemente pasaban allí el frío.

En una de las mesas había un grupito en que algunos de sus miembros charlaban animadamente.

Había dos chicas, una morena de ojos azules que habían detrás de unos anteojos para lectura, largo cabello negro y de expresión seria, leía un libro con símbolos extraños, junto a ella había una chica que estaba enfrascada en su calculadora sacando cuentas, su cabello largo anaranjado le cubría parte del rostro, frente a ella había dos chicos realmente apuestos, un chico rubio que dejaba a la vista uno de sus orbes azules, y que miraba nostálgico por la ventana, que le ofrecía un paisaje gris lluvioso y oscuro.

A su lado, un muchacho peliverde, que llevaba en su oreja izquierda tres pendientes, que a pesar de la poca iluminación que ofrecía la estructura de la biblioteca, dejaba escapar uno que otro destello, había apoyado su cabeza sobre una pila de libros, los que empleó como almohadas. En la esquina de la mesa, un chico de larga nariz y de espesa cabellera negra, reía por lo bajo junto a su amigo de juegos, un chico de cabello y ojos castaños, y junto a ellos estaban Trafalgar Law y Monkey D. Luffy.

Hablaban animadamente, dado que ya se venía el cumpleaños del ojigris.

-Y como piensas festejar tu cumpleaños?- le preguntaba Luffy de manera casual y sin dejar de mirar a su amigo que le respondía a pesar de estar leyendo un libro de medicina.

-Tenía pensado pedirle prestado el salón de eventos a Cora-san, es un gran amigo de la familia y mío también. Pero estaba pensado en que sería mejor no celebrar mi cumpleaños y guardar mis ahorros para cuando me gradúe, creo que sería grandioso celebrar con todos ustedes un momento tan importante como ese.- sonrió nostálgico.

-¿Alguna chica de invitada especial? Pregunto Luffy, aunque su voz sonó segura y convincente, en su interior le aterraba la respuesta que le daría su amigo.

-No aún- respondió resueltamente, dando un bostezo.

-Es en serio?- preguntó extrañado - alguna de todas esas chicas que se te han declarado habrá llamado al menos tu atención no?-

-Y qué hay de ti?- Evitó la pregunta el ojeroso dejando su libro de lado un momento para mirar a su amigo que se sonrojaba por la mirada del ojeroso -Que hay de todas esas chicas que te siguen a escondida y que te dejan regalos en tu casillero... seguro más de una te ha expresado sus sentimientos-

El joven pensó que era un buen momento para preguntar algo que le estaba carcomiendo el alma.

-Creo que me pasa igual que a ti... ninguna llama mi atención...pero...- guardo silencio al notar que hablaba de más.

-¿Pero qué?- quiso saber el moreno dejando definitivamente su libro.

-Torao...- dijo y se levantó de su silla mirando a Law con la cara roja y apretando las manos que seguían apoyadas en la mesa - Tú... qué harías si...-

Law miraba a su amigo un tanto confuso y expectante girándose levemente hacia él, dejando su antebrazo en la mesa, mientras el otro lo apoyaba en el borde del respaldo de la silla.

Como el menor no dijo nada más el ojigris lo animó a continuar.

-¿Que ocurre Mugiwara-ya?

"¿Qué harías si te dijera que te amo?" la pregunta se formuló sólo en su mente, porque de sus labios no salió ninguna palabra. Decidió cambiar la pregunta.

-¿Qué harías si te pidiera que ya no me llamaras Mugiwara-ya?- apretó aún más sus puños nervioso.

Los demás no parecían ponerle atención, aunque la chica del cabello largo y negro miraba de reojo a los jóvenes.

-Dios, me asustaste, pensé que ibas a preguntar algo más complejo, estas temblando... - dijo respirando aliviado el joven, había estado tenso, pensando que era lo que quería preguntarle su amigo, dado por la seriedad con que lo había hecho.

-¿Qué harías?- volvió a preguntar para evadir la pregunta que seguía en su mente.

-Pues...bueno si no quieres que te llame así, por mi está bien... ¿quieres comer algo? Pareces como si hubieras visto al demonio- rió Law más relajado.

Luffy soltó una risa nerviosa y miró al ojigris.

-Me gustaría pero debo volver a la escuela a entregar un informe al profesor de historia... ¿te parece si lo dejamos para otro día?-Law sonrió asintiendo mientras veía a Luffy recoger sus cosas de la mesa y salir a toda prisa de la biblioteca.

Una vez que abandonó la biblioteca, se encerró en una de las cabinas del baño, echó el cerrojo, bajo la tapa del inodoro y se sentó allí, llevando sus manos a su cabeza, nervioso, temblando de pies a cabeza y con el corazón golpeando contra su pecho, haciendo que Luffy, desabotonara los primeros botones de su camisa.

-¿En que estaba pensando?- se decía mientras apretaba los ojos, y enredaba su cabello en sus dedos - ¿en qué demonios pensaba?-

Al final, ese día acabo con una fiebre poco común, pues había decidido regresar a casa bajo la intensa lluvia, y aunque había llevado un paraguas, simplemente no lo utilizó..."

Fin del Flas back

Un fuerte ruido proveniente de la calle lo sacó de su transe.

Una vez que se ducho, y hubo desayunado salió de camino a la secundaria. Aunque le había dicho a Trafalgar, que lo alcanzaría pronto, simplemente no fue así. Seguramente el joven ya estaba en sus clases.

Alcanzo a llegar casi a tiempo. Un hombre alto que llevaba unas gafas de montura cuadrada, y que su cabello tenía la perfecta forma de un "3" y que vestía un uniforme blanco con franjas calipso, cerró la puerta una vez que Luffy entro al recinto.

-¿Otra vez te dormiste Luffy?- decía el hombre llevándose las manos a su traje de rayas.

-Ya sabes...- jadeaba el muchacho, inclinándose un poco haciendo soporte con sus rodillas a sus brazos, para recuperar el aliento- a veces un juego se vuelve emocionante- decía cuando se enderezo y llevó su mano hasta su costilla derecha, sentía una fuerte punzada.

-Sera mejor que te apresures, las clases ya han empezado- le decía el hombre haciéndole gestos al muchacho para que se apresurara a ir a su clase.

En la universidad

Cuando llego hasta su aula, miró por la pequeña ventana que tenían las puertas de los salones. Allí estaba el profesor de historia impartiendo su clase.

-Maldición, llegue tarde...- se dijo, y tiró de la manilla de la puerta para entrar. La clase y el profesor lo miraron.

-La clase comenzó hace cinco minutos joven- el profesor ya lo regañaba.

-Lo lamento profesor...- intento disculparse llevando su mano detrás de la nuca y sonriendo mientras acomodaba su mochila en su hombro.

-Lo mismo digo Sr. Monkey, pero como es el tercer atraso a mi clase, tendrá que esperar a que ésta termine. No es justo que sus compañeros se atrasen en la materia por su irresponsabilidad.-

El profesor Clover, un hombre de avanzada edad, era el profesor de historia de la universidad. No era un mal hombre pero la irresponsabilidad era algo que no toleraba en sus alumnos.

Luffy se dio la vuelta y abandono la sala murmurando malhumorado, y se dirigió a la biblioteca, donde esperaría a que la clase acabara.

Saco su móvil y empezó a jugar, estaba aburrido, y aunque no estar en clases era grandioso, también se aburría en la biblioteca sin nada más que hacer que jugar con su móvil y ser regañado por la bibliotecaria.

Así, daba inicio a la jornada de Monkey D. Luffy.

Las horas siguientes de clase no eran mucho mejores, acostumbraba a dormirse en ellas por la misma razón, de lo aburrida que le resultaban, y mientras ignoraba al profesor de turno, un pensamiento se le vino a la mente.

Hacía un tiempo, Shanks, un hombre amigo de la familia de Luffy, le había mencionado en alguna ocasión que si quería salir de la ciudad y relajarse un poco de todo el ajetreo que esta conllevaba, podía ir y visitarlo.

Akagami Shanks, un hombre muy famoso en la sociedad, era el dueño de varias empresas a nivel nacional e internacional. Monkey D. Dragón, padre de Luffy, tenía una fama parecida, y había permitido a su hijo ir a estudiar lejos de su hogar, para que cuando terminara sus estudios, pudiera hacerse cargo del negocio familiar.

Ese hombre había cuidado de él cuando sus padres sufrieron un accidente automovilístico cuando él era apenas un bebe.

El coche en que venían había sido impactado por otro automóvil que había perdido el control en esa resbalosa carretera, dejando graves a Luffy y a su padre, mientras que su madre había muerto al instante.

Entonces Shanks, prometió al padre del joven que cuidaría de su hijo hasta que se recuperara del todo, cosa que tomó unos tres años.

De ahí se debía el respeto y admiración de Luffy por ese hombre llamado Shanks, además que le había dado un sombrero de paja, con el que había hecho la promesa de volver a verse cuando se recuperara.

Y aunque de ese entonces han pasado años, Luffy pensó en que sería buen momento para irse de la ciudad por un tiempo y regresarle el sombrero a su amigo.

El timbre anunciando el fin de la jornada, hizo que Luffy diera una leve sacudida de susto, para luego rec0ger sus cosas y marcharse.

No había visto a Law en todo el día, pensó que tal vez se había molestado con él, y no lo culpaba. Después de todo cada día se arriesgaba a llegar tarde a clases sólo por esperarlo a él.

Sus amigos lo invitaron a tomar un café, el invierno y el frío se hacían notar y el muchacho gustoso acepto la invitación.

-Que tal tus clases Luffy?- le preguntaba su amigo de la nariz larga.

-Que te digo Ussop, de los más aburridas... hoy no tuvimos ninguna clase que coincidiera para estar juntos, seguro hubiese sido más divertido si hubiésemos tenido arte, nos la pasamos bien cuando tenemos las mismas clases- bostezo.

-Tú siempre te aburres- rió el pequeño muchacho de cabello castaño que estaba junto al de larga nariz.

-Como haces para tener buenas calificaciones si te la pasas durmiendo en clases?- preguntaba la peli naranja sin apartar su vista de su montaña de papeles.

-Torao siempre me ayuda con los deberes...- decía el joven inflando sus mofletes.

-Adivinen- dijo Usopp, mirando a sus amigos - Kaya y yo nos iremos a unas termas que reservaron sus padres, los que por trabajo estarán ocupados para las fiestas de navidad que están cerca... y regresaremos dos días antes de iniciar el segundo semestre.

-Grandioso...-

-Qué bien....-

-¡Diviértanse!- le decían sus demás compañeros.

-¿Tú que harás?- le pregunto el joven peliverde a Luffy.

-Estaba pensando en cobrar la palabra de Shanks e irme un tiempo de la ciudad, me mata el estudio me siento cansado... y me queda un año y ustedes terminan sus estudios en un par de meses, y me quedare sólo, será aburrido.- dijo apoyando su barbilla en la mesa, y en la misma posición pregunto - ¿han visto a Torao?

-¿No llegó contigo hoy a la universidad?-

-Pues no...- respondió evitando la mirada de sus amigos que lo observaban atentos - no lo he visto en todo el día, le pedí que se adelantara ya que me iba a tardar en salir de casa, pues paso por mi como cada mañana...-

El pequeño café, era uno de los tantos de los que era dueño el padre adoptivo del chico rubio que estaba allí con ellos, y que estaba sentado junto al peliverde.

-Tengo hambre- gruño Luffy mirando a su amigo - se están tardando con los bocadillos Sanji- se dirigió al chico del cabello dorado.

-Puedes aguantar un poco más ¿no Luffy? Además estarás comiendo gratis, lo mínimo que puedes hacer es ¡esperar!- le decía el joven.

De fondo sonaba una melodía bastante divertida, y todos la conocían, y la tarareaban a su manera.

Luffy miró hacia la vitrina que había unas mesas más allá, donde también estaba la recepción donde la gente pagaba sus pedidos. La vitrina ofrecía un sin fin de dulces y pasteles para acompañar el café o té, que era lo más habitual que pedían los clientes, el local también contaba con bebidas y jugos.

Las mesas y mesitas de madera de forma circular estaban distribuidas por todo el lugar, y eran cubiertas por un mantel escarlata, y uno blanco, habían mesas tanto para grupos numerosos de clientes como lo habían para parejas y también habían mesitas individuales, y en el centro de éstas, tenían unas copas.

Solía estar repleto la mayor parte del tiempo, y ese era uno de esos días en que los clientes buscaban algo con que calentar sus fríos y empapados cuerpos. Luffy siguió mirando el lugar, había una chimenea justo en medio del local, que abrigaba todo el recinto. En las paredes, colgaban hermosos cuadros de artistas reconocidos, y estos eran iluminados por las pequeñas farolas que colgaban de las paredes. La gente iba y venía, la puerta se abría cada cierto tiempo, y cuando alguien entraba, sonaba una campanita y entraba un aire frio, y por suerte para los chicos, ellos estaban alejados de ésta por esa razón.

Tras un buen rato sin hablar, y cuando una hermosa joven les traía en una bandeja de plata, varias tacitas de humeante café y una jarra de leche también humeante, acompañados de una gran variedad de pastelillos, Luffy les anuncio:

-Lo he decidido, me iré de la ciudad un tiempo...-

La muchacha terminó de poner el pedido en la mesa, y tras un amable "Disfruten de sus bocadillos" se alejó dejando a los chicos sólos, mirando todos a Luffy.

-¿Qué dices?- preguntaba el rubio.

-Lo que oíste Sanji, necesito despejar mi mente de algunas cosas y lo mejor es dejando esta ciudad por un tiempo-

-¿Estás jugando verdad?- la peli naranja al fin apartaba la vista de sus apuntes y se apartaba un poco el cabello de su rostro.

-No estoy bromeando Nami, nunca había estado más decidido a algo como ahora-

-¿Y tus hermanos lo saben?- ese era el chico de la nariz larga.

-Se los haré saber esta noche, pero hay algo que quiero averiguar antes de irme... y aunque sospecho la respuesta quiero que esa persona me lo confirme-

Empezó a comer tan tranquilo como si no hubiese pasado nada, ante la mirada de asombro de sus amigos.

Sanji, el chico rubio, sacudía levemente a su compañero para dirigirse miradas cómplices. Parecían entender porque Luffy tomaba tan repentina decisión.

-¿Él lo sabe?- preguntaba el peliverde recargándose en sus codos, con los antebrazos apoyados en la mesa y mirando a su amigo.

-No... No quiero que lo sepa de cualquier modo- terminó cortante el joven.

Ya nadie dijo nada más, y luego cambiaron de tema para charlar de alguna cosa más alegre, porque desde afuera del café, Luffy era observado por alguien.

El desconocido, los miraba a través de la ventana, de manera muy discreta, y parecía molestarse cuando veía al grupo de jóvenes divertirse.

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