Incertidumbre



La prensa no tardó en aparecer en las puertas de la Disquera, tras haberse vuelto a fugar información de esta. Las calles estaban cubiertas por los medios de comunicación de la ciudad y todo esperaban poder obtener la primicia para sus medios.

Violet, teniendo ya experiencia en este tipo de cosas, preparó todo para atender a la prensa que tanto ansiaba saber qué era lo que en verdad estaba ocurriendo en su interior.

Llamó a Doflamingo para hacerle saber lo que ella haría mientras él, estaba atendiendo sus asuntos.

-Voy a dirigirme a la prensa en este momento, por ahora lo mejor es darles alguna información con la que puedan conformarse, tenerlos aquí en las puertas de la disquera es bastante problemático, pues la policía no puede trabajar a gusto con ellos aquí.

-Bien, encargarte de ellos, yo tardaré en regresar, ya sabemos quién ha robado aquella información tan valiosa para nosotros, y haré que se pudra en la cárcel, lamentará el haberse metido a robar en mi compañía.

La voz de Doflamingo se oía molesta. Y Violet, bien sabia que eso era peligroso.

-Bien, me haré cargo, adiós- corto.

Luego volvió a levantar la bocina del teléfono y llamó a Rucci, y le pidió que prepararan una sala para recibir a la prensa dentro de unas horas.

La policía afuera intentaba impedir el paso a los periodistas, y a alguno transeúntes que intentaban poder ver al menos a uno de sus artistas que trabajaban para la disquera.

­-¡Por favor! ¡Mantengan distancia, no pueden entrar! -

Los refuerzos policiales, no podrían asistirlos ahora, puesto que estaban atendiendo otros asuntos de mayor urgencia.

Mientras la mayoría de los ojos de la ciudad estaba puesta sobre la Disquera, en un lugar perdido en la nada, había una especie de granero abandonado, dónde una vieja furgoneta, se detenía y bajaban de ella, tres sujetos.

Los extraños llevaban sobre su cabeza unas bolsas de genero negra, y que le habían hecho agujeros para poder ver, en sus manos llevaban armas de fuego, gomo garrotes de fierro, sin embargo, unos lentes oscuros impedían que Luffy pudiera reconocer a alguno de ellos.

Debilitado por la pérdida de sangre, Luffy apenas se podía mover, y uno de los sujetos, subió a la furgoneta, para jalarlo del brazo en que le habían disparado, haciendo que el sangrado que se había detenido por un momento, volviera a brotar de manera intensa.

El joven gritaba del dolor, pues al momento de bajarlo de la furgoneta, lo habían empujado con fuerza, al suelo de tierra irregular en que estaban.

Se arrastró por el suelo intentando huir, pero lo único que consiguió fue herir más su cuerpo. Las piedrecillas del suelo, se colaban por su ropa y están terminaban en la herida de bala del hombro.

Los sujetos lo dejaron que se arrastrara un poco, y luego uno de los dos que estaban esperándolo.

Allí, una vez más lo golpearon y hasta volvieron a dispararle, esta vez en el brazo derecho.

Lo levantaron del suelo para llevarlo al interior del granero. Allí, se encontraron con muchas armas en desuso, y con mucha suciedad y basura, y lo dejaron caer sobre el duro suelo como si fuese un artefacto viejo y descompuesto.

-La persona que nos pagó para traerte aquí, es una persona de la cuál jamás sospecharías. En este momento tal vez ya todo el mundo sabe de tu secreto. Resultaste ser toda una belleza en tu versión femenina...

El llamado al móvil de Bellami interrumpió la historia del otro sujeto.

-Ya se han entrado de lo ocurrido con ese niño, la policía está buscándolos...- decía la voz de una mujer por la alta voz del teléfono celular.

-Nadie sabe de este lugar, no nos encontrarán -

Luffy apenas lograba oír bien, su cuerpo herido y el dolor de su hombro, hacían que no pudiera poner atención en las palabras de sus secuestradores, sin mencionar que ahora su brazo derecho dolía también a horrores.

La primera vez que lo habían secuestrado, había estado a punto de ser violado por Bellami, de no ser por Law que lo salvó justo a tiempo. Pero esta vez estaba sólo y Law no iba a llegar esta vez. Y como si Bellami hubiese leído sus pensamientos le dijo:

-No va a ayudarte esta vez- le dijo Bellami tirando del cabello de Luffy para qué éste lo mirara.

-Torao...- murmuró - Torao - tenía su cabeza apoyada en el suelo y respiraba con dificultad, todo su cuerpo dolía y sentía ganas de vomitar.

-Como tengo ordenes de matarte, no importa si te digo quién me pagó este trabajo-

Miró a los otros dos y les indicó que se fueran, que los dejaran solos.

-Muy bien, ya no habrá interrupciones - dijo mientras la puerta se cerraba detrás de aquellos extraños.

-Quita tu mano de mi- murmuró Luffy y mordió la mano qué intentaba introducirse en su boca.

Otra vez, un fuerte golpe lo callaba.

Sin un cuidado, empezó a quitar la ropa de Luffy, una vez qué lo ató sobre una mesa improvisada, hecha con viejas tablas de madera.

De su bolsillo, sacó un frasquito con un líquido transparente, y lo dio a beber a la fuerza al menor.

De inmediato Luffy supo qué era. Ivancov había logrado de alguna manera, hacer líquido el poder de cambiar el género de la gente, y habían logrado robarlo.

Su cuerpo fue cambiando de el de un chico al de una hermosa joven.

Esta vez Luffy, realmente se asustó. Ese hombre iba a abusar de él y no había forma de evitarlo.

-Vas a pagar por lo de aquella vez-

La golpiza que recibió, por parte de Bellami, casi lo deja inconsciente. Tras acabar de desvestirlo, separó las piernas de Luffy, para acceder a él.

Resistirse era lo único que podía hacer, pero el tratar de defenderse, significaba una golpiza tras otra...

Luffy empezó a llorar y a gritar del dolor. Bellami estaba siendo un animal con él. Apretaba fuertemente el hombro en que estaba la herida de la bala. Y para sumarle a esa agonía, penetró con brusquedad a Luffy.

Los gritos se oían afuera, donde los otros dos sujetos, montaban guardia.

-Imagina que soy ese medicucho de pacotillas que tanto amas, y cuando lo veas, dale las gracias, es por él que tu estas aquí ahora-

A cada palabra que decía, las embestidas se volvían aún más brutales. Luffy no paraba de gritar dolor, y su cuerpo tensándose cada vez más no ayudaba a que el dolor fuese menor.

-Vas a terminar disfrutándolo, ya verás -

-Por favor detente... estás lastimándome... me duele...-

-Pues la paliza de tú amigo no fue una caricia precisamente, así que cierra la boca -

Una bofetada le dio vuelta la cara a Luffy.

Este terminó por rendirse, por más qué peleara, su cuerpo débil y cansado, ya no podía más.

"Torao" llamaba en su mente "Yo amo a Torao"

Las embestidas aumentaron en velocidad, y la voz de Luffy poco a poco fue perdiéndose, pues Bellami, presionaba su garganta, impidiéndole respirar.

Finalmente, Luffy, acabó desmayado debido al dolor, de tanto gritar y por la falta de oxígeno a sus pulmones y cerebro.

Bellami, por su parte, no desaprovechó aquella oportunidad, y luego de haber abusado de él, por casi una hora, en su versión femenina, esperó un rato hasta qué Luffy volviera a la normalidad.

Y siendo Luffy un hombre otra vez, lo puso boca abajo y separó otra vez sus piernas, para penetrarlo otra vez.

Aun estando inconsciente, Bellami parecía estar disfrutando todo aquello, ya que Luffy, inconsciente, era mucho más fácil poder tomar. Pero el sonido de las sirenas, acercándose, lo pusieron en alerta.

Ajustó su pantalón otra vez, y vistió a Luffy, e intentó ocultar lo qué había hecho.

-¿Porqué...? ¿Como pudieron dar con este lugar?

Afuera, los desconocidos, corrían por el descampado terreno, siendo perseguidos por la policía, quienes lograron atraparlos para llevarlos a prisión.

El escenario con el que se encontraron, era espeluznante.

Luffy llevaba su ropa mal puesta, ensangrentada y llena de polvo. Seguía atado de las manos y los pies, y las marcas de las ataduras no tardaron en aparecer en sus miembros.

De su boca, resbalaban sangre y un poco de aquel brebaje de Ivancov.

La camisa estaba abierta y dejaba a la vista las heridas y moretones en la piel del menor. Y el pantalón a medio cerrar, daban a imaginar lo peor.

-Por dios... ¿Cómo pudieron hacer esto? -

-Tenemos a dos de los tres sujetos, Bellami, era un presidiario estuvo condenado por atacar a este mismo muchacho, logro huir -

-¿Qué demonios ocurre hoy? Ha habido una serie de actos delictuales en la ciudad y el personal no alcanza- decía un policía mientras recorría el lugar luego de que Luffy fuese sacado de allí.

-El señor Outlook de empresas Monkey, nos alertó de esto. Dicen que el menor alcanzó a darles un aviso rápido a él y a su hermano, y su prometida, llegó con la evidencia hasta la oficina- decía otro oficial.

-Nos han informado qué otra vez robaron en la disquera Donquixote, y qué nuestros colegas ya están trabajando en ese caso-

Los policías buscaron evidencias para acusar a los criminales, encontrando solo los casquillos de las balas que habían disparado al cuerpo de Luffy, y el frasco en que había estado el brebaje de Ivancov.

Los médicos llegaron hasta el lugar y al igual que la policía, la vista que tenían en frente, era impensable que algo así estuviese frente a sus ojos.

-El muchacho no respira- dijo asustado el oficial que se había acercado hasta el cuerpo de Luffy, y lo examinaba superficialmente mientras llegaba el servicio médico.

-Trafalgar Law...- dijo el otro policía mirando atento a Law.

-Sachi, Penguin, ya saben que hacer- comentó el joven y sus asistentes se movilizaron.

Segundos más tarde, llegaban con lo necesario para atender a Luffy hasta que volviera a estar consiente. Cortó la cuerda que mantenía atado al menor, y lo despojo de su ensangrentada vestimenta.

Rápidamente inició con los primeros auxilios, montando a Luffy, y haciendo presión en el pecho de este, para luego ir a su boca y darle un poco de su propio aire. Lo había hecho en otra ocasión, pero ahora no tenía el tiempo para fantasear con su amigo. Su vida estaba en peligro. Había perdido mucha sangre, y las heridas internas que se habían producido debido a los golpes, eran de cuidado.

Aun intentando reanimarlo, Sachi y Penguin subieron a Luffy a la ambulancia y lo llevaron hasta la clínica de su padre.

Lo derivaron de urgencia a la sala de operaciones, pues sus lesiones eran graves.

La camisa estaba abierta y dejaba a la vista las heridas y moretones en la piel del menor.

-Por dios... ¿Cómo pudieron hacer esto? - decía Law.

***

-Espero que ese joven se recupere...-

-Esta en buenas manos, avisen al señor Outlook, díganle que hemos encontrado a su hermano y que en este momento esta siendo trasladado a la clínica de los Trafalgar- ordeno un oficial.

-¡Si señor! - contesto otro y abandonaba el granero para notificar a Sabo de lo acontecido.

***

En medio del tráfico, Sabo era informado de lo sucedido con Luffy, y cambió su rumbo hasta la clínica, donde la enfermera le notificó que Luffy estaba ahí pero no sabía nada más al respecto, dado que Law, no había querido dar más noticias.

Y mientras esperaba, recibía otra llamada. Otra tan mala como la del secuestro de su hermano.

***

Mientras tanto, en casa de los Trafalgar las cosas estaban algo complicadas. Ace había tenido éxito al derrotar a los delincuentes, pero Marco no.

-Estamos en casa de los Trafalgar, Hemos conseguido reducir a dos de los cuatro ladrones, y Marco aun no sube del sótano, tampoco el señor Trafalgar... Estoy asustado hermano... - decía Ace y sus ojos se anegaron en lágrimas, me llevaré a Lami y a la señora Trafalgar a casa, luego de ir y ver que está ocurriendo allá abajo...-

-Ten cuidado Ace... según lo que ha dicho la policía, todos estos ataques están relacionados de alguna manera, aun no se nada de Luffy, Law no ha querido decir nada, y tu ten cuidado por favor Ace- repitió Sabo.

-Law no contestó cuando lo llamé, ahora se la razón... pero, tiene que saber lo que ha pasado aquí- decía Ace sujetando su móvil con ambas manos.

Hubo un silencio de aproximadamente un minuto.

-Se lo diré apenas salga de la sala de operaciones, llévate a esas mujeres contigo, estaré en tu casa en cuanto pueda- cortó.

Guardó su móvil en el bolsillo de su pantalón, y se puso de pie.

-Es la llave de nuestra casa, Lami ha estado ahí antes sabe donde es, vayan a ahí y no le abran a nadie, Marco y yo llegaremos luego, no regresen aquí hasta que la policía se haya encargado de esto- dijo, y tras asegurarse de que nadie los seguía, llevo a las mujeres hasta la calle, donde pagó un taxi para que las llevara hasta su casa.

Una vez que se fueron, la sirena de la policía se oyó, y estos arremetieron en la casa.

Ace por su parte, había bajado cuidadosamente hasta el sótano, y se encontró con el mismo escenario que Marco, cuando bajó hasta allí, solo que, en esta oportunidad, uno de los dos hombres que estaban allí, llevaba a Marco como escudo humano, pues al igual que Ace, había oído también las sirenas.

-No vengas- decía el hombre -si das un paso más lo mato-

-Marco... - lloró Ace al ver que el hombre estaba herido a la altura de su corazón y sangraba - Marco...-

-Ace...- le sonrió - vete de aquí, estaré bien-

-Suéltalo- grito Ace, y tomó el arma del sujeto que yacía inmóvil en el suelo - suéltalo o seré yo quién te dispare-

-Deberías hacerle caso- mascullo débilmente Marco - su puntería es increíble...-

El filo de una pequeña daga atravesó la piel del rubio en la costilla.

Oportunidad que aprovecho para disparar y darle en la mano en que el sujeto llevaba el arma, haciendo que la soltara, dejando caer a Marco.

La policía entro de sopetón al sótano, y detuvieron a los ladrones. Ace corrió junto a Marco a quién estrechó entre sus brazos, mientras su cuerpo se empapaba de la sangre de su amado, y gritara desesperado por ayuda médica.

Aunque había sido un día espantoso para todos, y las cosas había acabo muy mal, heridos, detenidos, entrevistas en medio de todo lo que estaba ocurriendo, al menos los responsables, o la mayoría de ellos estaban ahora tras las rejas, esperando a ser juzgados. Y, sobre todo con una llamada a la disquera, que pondría fin a todas las desgracias que de alguna manera estaban conectadas entre sí.

-Así que tú eres quién nos ha dado tantos problemas solo por tu enfermizo enamoramiento por Luffy, pues déjame decirte, que te metiste con la empresa equivocada...


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