➡️Cap.82🔙

Volado como si mi cuerpo estuviera flotando en la estratósfera, así me percibo en cuanto su tacto hace estragos en todo mi interior y siento que reviento.

La droga narcótica que resulta ser sus besos o su tacto, es muy difícil de resistir como para desistir de besarle los labios a medida que mi cuerpo reacciona calentándose a mil.

Debo controlar... Me propuse controlar mis acciones y aquí me encuentro, a upa de un Jung Kook que no me deja pensar racional a medida que se quiere alejar y no lo dejo.

¡Dios! Su maldita manía de dejar fuera de juego a mi condenada razón. ¿Cómo podré poner freno si lo que quiero es meter mano, poner primera y adentro?

—Bebé, basta... Deberíamos parar y poder estar uno junto al otro pero no adentro del otro ¿Se entiende a dónde quiero llegar?

"A montarte bien duro" grita mi condenada inconsciencia y les juro que babeo. Pero luego, quedarme rojo es poco cuando me siento sofocado y maltratado por las voces de mi cabeza que no paran de dejarme expuesto porque ¡maldita sea! Quiero encuerar su cuerpo y restregarme como gata en celo mientras él se deja y yo, solo hago mi trabajo.

—Tienes razón, lo siento... Esto se me va de las manos.

"Y se me vuela el condenado calzón..." Quiero refutar y decirle que no importa, que lo deje volar, que a huevito aireado es mucho mejor para la posterior refregación.

—Ahora que estamos más calmados —anuncia mi hermoso novio cerrando sus puños en un fuerte apretón a medida que suspira pausado —¿Te sientes mejor? Supuse que no fuiste a la Facultad por sentir malestar.

—Sí, se podría decir eso en realidad —¡Mentira! No querías saltarle a la yugular luego de esconderte como todo un bicho raro —Pero, en realidad, tuve psicoterapia virtual y no lo podía retrasar.

—Mejor así bebé, eso es fundamental para ayudarte a controlar todo lo que te sucede —responde con sumo cariño mientras acaricia suavemente mi espalda.

—Igual, debo buscarme una psicoanalista acá. No es lo mismo a la distancia y lo presencial es sumamente necesario —anuncio mientras jugueteo, cada vez más entusiasmado, con un hilo de su manga.

—Mejor toma asiento —retira despacio mi cuerpo de encima de su cuerpo y les juro que coloco morritos —, te traje los apuntes y las indicaciones de un trabajo práctico para hacer luego —anuncia marcando con sus dedos mis pucheros —. ¡Ah! Y por cierto, te apuntamos junto a Tae... Lo meditamos luego de comentar por lo que estabas atravesando y nos pareció lo correcto.

Silencio, siento que me quedo tieso mientras lo resguardo con mis ojos.
¿¡Pero qué es este condenado sentimiento que me nace queriendo desgarrar la cabeza de Tae por proponer semejante barbarie!? Y les juro que trato de calmarme pero siento que se me mueve la bola del ojo, una para un lado y la otra para el otro.

—¿B-bebé, te e-encuentras b-bien?

¡Diosss! Debo calmarme porque la cara de Jung Kook es de susto mientras siento que me titilan los ojos.

—S-solo... Cómo p-para saber ¿tú, con quién lo haces? —me dice la gringa y le rompo su madre.

—Y... Con tu vecina —anuncia como si nada y con una extraña sonrisa en su cara.

Entonces, lo miro, me mira, lo observo, me observa y les juro que parece que algo va a estallar en cualquier momento hasta que me doy cuenta que son mis condenados celos de la vecina... Vecina que dicho sea de paso, compartimos ganado casi en simultáneo y la conjugación del verbo hacer, pero ella, en pretérito imperfecto y yo en el día a día (o eso es lo que quiero... cierto: quería).

—Decime que es broma... Dale, no seas tarado —tiro la última ficha para darle tiempo al tiempo y así poder creer que mis celos son un simple invento del gobierno y no algo con lo que tendré que lidiar luego.

—Jimin —anuncia todo serio y correcto —fue una decisión acertada y pensada para mejor. ¿No vas a decirme que tienes celos de la gringa? Bebé, tú eres mi amor. Creí que eso, a esta altura, había quedado más que claro.

¡Pero claro! ¿Cómo no va a estar claro? ¡Claros son los celos que me enervan la cabeza y desean esconder a mi adonis de las manos ajenas! Pero como quiero aparentar cierto control que no tengo, le suelto todo correcto: —Jung Kook, tú puedes hacer el trabajo con quién quieras, yo confío en ti.

"¡Pero no en ellas!"

¡Maldición! Adentro y afuera, adentro y afuera, pausado y profundo... ¡Maldito ejercicio de respiración que no me sirve una mierda! Tanto ejercitarlo para perder el control de una.

—Ven aquí mi celosin —apresa mi cintura en cuanto implemento la culebra porque estoy re malo como para besarlo y olvidarme que estoy malo en el instante en que me toquen sus labios.

—No quieras adornar la decisión que ya está tomada, solo resta hacerse cargo —suelto.

Listo, soy todo un adulto hecho y derecho, al cual no lo sobrepasan unos simples y efímeros celos...

—Mírame a mí, estoy tranquilo aunque sé que Tae quiere darte para que archives y guardes.

Diablos, gran verdad tirada sobre la mesa. Y mientras que a Jung Kook no le interesan tal banalidades yo me retuerzo como bicha.

—Tú... Tú porque eres Jung Kook.

"¿Y yo que soy? ¿Una marmota? Pero si será de Dios pedazo de idiota" me anuncio a mí mismo.

Digan que a la absurda situación, se le suman los arrumacos de mi amor que lentamente van cediendo mi cuerpo para un abrazo remolón hasta que escucho: —Bueno, bueno, mucho freneleo ya me tiene a huevo duro. A ver si mueves el culo y me sirves algo de eso que huele bien rico.






























Este Jimin es caso serio, menos control que mis hijos. Y los celos? Te entiendo, es que tremendo Dios griego tu papucho. 🥴🤣

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