10. X Apodo

Daniel abrió los ojos con lentitud, despertando de lo más sereno. Se estiró en la cama y bostezo.

—Has despertado —habló Jihyo. Daniel sobresaltó al escuchar su voz, golpeándose de nuevo en la cabecera. Había olvidado que Jihyo y él habían dormido en la misma habitación.

—Auch —Daniel se tocó la cabeza con ambas manos—, olvide que estabas aquí.

—Estoy levantando las mantas. Tu mamá abrió la puerta hace un momento y nos pidió bajar a desayunar.

—Entiendo... será mejor que me levante.

Después de terminar de levantar las mantas, Jihyo espero a que Daniel fuera a cambiarse de ropa.

—¿No vas a tomar una ducha? —preguntó curiosa cuando él regresó a la habitación ya cambiado—. Hoy es mi día de descanso, prefiero primero ir acompañarte a casa. Al regresar la tomaré.

—Suena bien, en ese caso, bajemos a desayunar.

—Voy después de ti.

Salieron de la habitación hacia las escaleras.
Antes de que Jihyo comenzara a bajar, se detuvo en seco y volvió hacía Daniel, de repente con una mano estirada.

—Creo que deberíamos tomarnos de la mano —dijo.

—¿Qué? —pronunció Daniel con sorpresa, haciendo un gran esfuerzo por no mostrarse nervioso y balbucear.

—Ayer actuamos con notable indiferencia. Creo que si vamos a fingir ser novios, debemos hacer este tipo de cosas para que nos crean.

“No, Daniel, dile que no tiene que forzarse a hacer ese tipo de cosas, dile que no” pensó Daniel con un corazón palpitante.

—Esta bien —salió de su boca, tomando la mano de Jihyo. La sensación suave de su agarre hizo que su corazón diera un palpitar más fuerte. Deseaba que su mano no comenzara a sudar por los nervios. 

Bajaron las escaleras, precavidos a la presencia de “Madre X”. Llegaron a la cocina, en donde el desayuno ya estaba esperando por ellos. 

—El desayuno esta listo —anunció “Madre X” con una gran y extraña alegría. 

Desayunaron en silencio. “Madre X” había salido de casa y ambos se habían quedado solos a la mesa. Al parecer ya no tenían tema de conversación, Daniel elevó la vista con disimulo, preguntándose y tratando de recordar cuando había sido la última vez que comieron juntos.

Daniel llevaba su bandeja, se encontraba en la cafetería y buscaba con la mirada a Jihyo. Algunos alumnos pasaban a su lado mientras él les cedía el paso para que no le fueran a tirar la comida. 

Por fin, la vio sentada en una de las mesas del fondo que quedaban cerca de la ventana. Sonrió y fue hasta donde ella se encontraba. Dejó caer su mochila en una de las sillas y procedió a tomar el asiento que quedaba frente a ella. 

—Hola, Thomas. 

—Hola, lindo melocotón —se saludaron con su singular cariño. 

—Acabo de obtener una calificación baja en mi proyecto, no sé que voy a hacer —se lamentó Daniel, empezando a comer en cuanto se sentó. 

—Te dije que no debimos ir a ese Karaoke con Jeongyeon. Ella  olvido un trabajo para hoy. 

—Es hora de comenzar mi plan para conquistar el mundo y así evitar otra calificación baja —bromeo Daniel en un gesto gracioso de un villano malvado.   

—Apruebo ese plan, espero que me nombres tu secuaz. 

—Da lo por hecho.

Ambos se echaron a reír,  mostrándose muy alegres el uno con el otro. Daniel ya llevaba algo de tiempo enamorado de Jihyo y ese día pensaba decirle que correspondería a sus sentimientos. No se sentía nervioso en absoluto, puesto que ellos mantenían una amistad cercana y muy agradable. Durante un tiempo Jihyo había dejado de preguntarle si quería ser su novio, pero él suponía que había dejado de insistir porque no quería incomodar demasiado. Pero ahora estaba feliz, porque finalmente podrían darse una oportunidad. 

—Oye, Jihyo —comenzó Daniel. Ella levantó la vista con sorpresa al ver que le hablaba por su nombre. Sabía que solo en situaciones serias se dejaban de apodos inocentes y se llamaban por su nombre real. 

—¿Qué sucede?, ¿en verdad estas preocupado por ese proyecto?

—No —negó, colocando ambos codos con comodidad sobre la mesa e inclinando un poco su cuerpo hacía enfrente, en gesto de estar pensando con una sonrisa de oreja a oreja, miró con gracia hacía otro lado—. Me preguntaba por qué desde hace unos meses ya no me pides que sea tu novio —dejó salir las palabras con confianza. 

Jihyo, sostuvo su taza de té y antes de sorber el contenido dijo: 

—Porque ya no me gustas. 

Algo se quebró.

La sonrisa de Daniel se desvaneció poco a poco, sus hombros se encogieron y también de a poco dejo de inclinarse, dejo de tener confianza, así, tan de pronto. La forma tan indiferente en que lo había dicho, había destrozado por primera vez una parte de su interior que él no conocía. El dolor que habían causado esas palabras lo conmociono muy en el fondo, era una sensación nueva para él, una sensación extraña que no esperaba. Ella ni siquiera lo había mirado. 

—Ya veo —dijo, controlando su tono de voz para que no se escuchara entrecortado, forzando una sonrisa mientras buscaba torpemente otro tema de conversación. 

—Lo siento, tengo que irme, ya casi comienza la clase —dijo Jihyo con rapidez, recogiendo las  cosas que había puesto sobre la mesa. Sin haber prestado ni un poco de atención a la atmósfera que solo se había vuelto pesada para Daniel. 

—Eh...bue...sí, nos vemos, en-la, más tarde —balbuceo Daniel, sin poder formular bien las palabras en su mente. 

—Nos vemos —se despidió Jihyo con la misma alegría y animo que cuando Daniel apareció, luego se alejó de la mesa. 

Él se quedo ahí sentado, sintiéndose como un completo tonto. Dándose cuenta por vez primera, que no solo estaba hablando con su amiga, sino, también con su crush, a quien ingenuamente la había visto como su futura novia.  

—Tu mamá, cocina delicioso —halago Jihyo, sacando a Daniel del recuerdo—. De verdad estoy agradecida de que me invitaran a desayunar. Daniel soltó una pequeña sonrisa—. ¿Qué te pasa?, ¿por qué esa sonrisa?, ¿tengo algo en la cara? —preguntó Jihyo con un poco de vergüenza, posando con ligereza la mano sobre su boca. 

—No, nada de eso, solo estaba recordando. 

—¿Qué cosa?

—Tu antiguo apodo, aún te pareces a Thomas el tren —esta vez se rió más fuerte. 

—¡Oye! —Jihyo se inclinó hacia enfrente para lanzar un manotazo a su hombro de forma juguetona—, entonces tú eres un malvado melocotón. 

Error, Jihyo, soy un lindo melocotón ¿podrías recordarlo así?

🍑🍰❤️

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