30. Conexión
Estaba animado sabiendo que él había dado un gran paso. Todavía me cuesta creer que me propuso quedarme con él. Por más que lo intento, no puedo evitar hacerme expectativas. Aunque estaba consciente de que si no nos hemos besado, ¿cómo íbamos a dar un paso de Titan? Eso sí, considero que lo mejor será dormir en el sofá de la sala. Quedarme en la cama con él sería peligroso… obviamente para él.
Pasé por mi apartamento a recoger algunas cosas, me di un baño para ir esta vez como, según él, le gusto más. Él estaba bien perfumado, volviendo todo más complicado. Vestía unos shorts negros, con una camisa del mismo color. Su cara parece tallada por los mismos ángeles.
Me trajo directamente a su habitación. Es la primera vez que entro aquí. Se nota a simple vista lo organizado y limpio que es. La cama es bastante espaciosa, perfecta para enredarse entre las sábanas con alguien.
—Ponte cómodo.
—¿Todavía estás seguro de esto? Realmente no quiero importunar o incomodarte.
—Me gusta que estés aquí. ¿Tienes hambre?
—Son casi las tres de la mañana.
—Sí, pero has estado trabajando.
—Me siento bien, gracias.
Es incómodo. Ni yo encontraba cómo acostarme y él tampoco.
—Y bien… — dije, sentándome en el borde—. Me gustaría hacerte una pregunta. ¿Cuánto te gusto?
Hice esa pregunta para romper el hielo y la tensión.
—¿Cómo puedo saber cuándo es el momento adecuado? — su pregunta me generó curiosidad.
—¿El momento adecuado para qué?
—Para hacer cosas de pareja, por supuesto.
—Sé más específico.
—Se supone que este tipo de cosas lo hagan las parejas, ¿no? El pasar más tiempo juntos e incluso dormir juntos.
—Sí. ¿Y no es eso lo que estamos a punto de hacer?
—Entonces, ¿qué más hacen las parejas?
—Créeme, no es el momento de hablar sobre ello y menos ahora que estaremos compartiendo la cama.
Tendí mi cuerpo sobre la cama y él se fue al otro extremo para hacer lo mismo. Apagó la lámpara que estaba a su lado, dejando el cuarto casi a oscuras, aunque la luz de la luna asomándose por la ventana iluminó un poco la habitación, lo suficiente para verlo acostado boca arriba.
Nos dimos las buenas noches, pero mi corazón no paraba de martillar aquí en mi pecho. No sé por qué seguía sintiéndome nervioso si, probablemente ya se había dormido. No podía saberlo a ciencia cierta, porque le di la espalda para buscar comodidad y obviamente para hacer de este momento uno menos incómodo para los dos.
Me volteé solo un poco y hubiese preferido no hacerlo, al menos no en ese momento, pues es como si nos hubiéramos puesto de acuerdo en mirarnos al mismo tiempo. No sé qué estaba tratando de hacer, pero sin duda alguna, estaba mucho más cerca que antes.
—Aún estás despierto — si esto continúa así, no llegaré ni a los cuarenta. Él tiene la habilidad de ponerme todo sonso y nervioso.
Jesus bendito, permite que la noche pase rápido, porque esta prueba es demasiado fuerte para mí. He estado a dieta por bastante tiempo y el hambre me está matando.
—Quiero intentar algo.
—Este es el peor momento para experimentos, Tom.
No terminé de decirlo, cuando su mano descansó sobre mi cintura y su cercanía fue más notoria por el roce de su cuerpo en mi espalda. Abrí los ojos como un búho, quedando doblemente tieso. En mi cabeza gritaba: «¡Peligro!».
—Aquella vez en la oficina, estuvimos así de cerca, pero estaba confundido. No sabía qué hacer o cómo reaccionar.
—¿Y ahora lo sabes?
—No, pero quiero sentir esto por más tiempo — dijo en un tono suave, agradable y seductor.
—Tom, esto es difícil.
Me moví solo un poco y pude sentir algo hincarme justo en mi trasero. Sé perfectamente que eso no es un control remoto, aunque con su dureza, podría fácilmente parecerlo.
Debo estar soñando. Esto no puede estar pasando realmente. Él jamás se atrevería a hacer o decir algo así. Mis ganas, ese deseo que le tengo y que he tenido que suprimir es tanto, que todo el tiempo estoy fantaseando con esto.
Su mano se situó más arriba, ascendiendo lentamente hacia mi pecho y tuve que detenerlo. Me giré para enfrentarlo de frente y puse mi mano en su pecho para despegarlo un poco.
—Tom, te juro que me encantaría hacer esto por más tiempo contigo, pero es difícil tener que contenerse después.
—Entonces — puso su mano sobre la mía—, no te contengas.
Debe ser producto de mi mente. Esto no puede ser. Estas no son palabras que él diría, ¿o sí?
Mi cuerpo, mi piel, todo en mí arde.
Me arriesgué. Me tomé el riesgo de ser rechazado, de que las cosas entre los dos pudieran afectarse, al haber realizado una acción que me parecía precipitada, pero que moría intensamente por concretar. Y es que no pude contenerme en besar sus labios. Así fuera una sola vez, aunque fuera condenado a no probarlos nunca más, estaba dispuesto a aceptarlo después, siempre y cuando pudiera sentir ese roce ahora, esa electricidad corriendo por mis venas. No me apartó, simplemente se dejó llevar también.
Fue un beso que fue escalando de maneras irreversibles, dejando un sabor imborrable en mi boca. La intensidad era tanta, que nuestras lenguas entrelazadas danzaron al compás de su mano, al momento de que, aún de lado, subió mi pierna a su cintura. Dejó escapar un suave pero tierno gruñido que a mí me generó una extrema satisfacción. Entendí que actuaba por instinto, por eso solo me dejé llevar y froté mi parte baja con la suya a través de la ropa, ya que lo tenía al alcance en esta postura.
No puedo creerlo. Estoy besándolo, tocando su cuerpo, mientras nuestras pieles están rozando.
Esa mirada hambrienta que me dedicó en ese instante que se separó de mis labios por unos cortos segundos, me dio a entender de que quería algo más que simples besos.
—Tom…
—No digas nada— murmuró sobre mis labios, con su respiración sumamente agitada—. No puedo más— tragó saliva—. Quiero estar contigo. Quiero sentirte por más tiempo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top