Capítulo 19

Mi corazón comenzó a fallar estrellándose contra mi pecho cuando la lucidez me sobrevino de golpe y lo único que supe es que me había despertado en una cama vacía, mi garganta se cerró dolorosamente cuando mi primer instinto fue gritar del horror y mi voz había desaparecido al igual que Hoseok. 

Salí de la cama a tropezones cayendo al suelo, mi vista recorrió la habitación completa notando que todo estaba exactamente como antes de dormirnos... lo único que faltaba era él, la luz era tenue y anaranjada por lo que deduje era el atardecer.

Con el alma destrozada en lugar de buscar alguna explicación coherente por alguna razón camine hacia la terraza, deje que mis pies me guiaran por inercia, atravesé las blancas cortinas que se mecían con el viento y el reflejo del sol ocultándose me cegó momentáneamente.

Y cuando mi vista se aclaro mis piernas temblaron dejándome caer sobre mis rodillas al suelo, mis ojos se empañaron ahora de lágrimas y tuve que cubrirme la boca con ambas manos para sofocar mis amargos sollozos, ¿esto era real o seguía soñando acaso?

No estaba seguro de lo que sucedía, lo único que era seguro para mí en este momento es que no quería irme de esta realidad fuera cual fuera, -es un milagro... - susurre al viento, entonces Hoseok que estaba junto a la barandilla de la terraza viendo el atardecer se giró para mirarme sobre su hombro.

Sus ojos estaban rojos como si hubiera estado llorando por horas pero aún así me brindo la sonrisa más hermosa que jamás le hubiera visto, -hola.- lo escuche decir dubitativamente sin creérmelo y se dio la vuelta lentamente sosteniéndose de la barra.

Sintiendo que mis pies caminaban sobre arena movediza me dirigí hacia él y me detuve a un paso de distancia temiendo que si lo tocaba de pronto desaparecería, -¿estás aquí?- fue lo único que pude decirle.

Hoseok mordió su labio inferior y volviendo a llorar asintió pero esta vez su llanto era de felicidad al igual que el mío, -desperté... dijo dándole a esa simple palabra todo la carga emocional que conllevaba,... desperté.- volvió a decir y fue hasta donde duró mi resistencia.

Corte la distancia entre nosotros envolviendolo en mis brazos y lo abrace protectoramente sosteniendo su frágil cuerpo vencido, nos deslizamos en cámara lenta hasta terminar sentados en el suelo, él en medio de mis piernas, sus manos se aferraban a mi espalda desnuda y sus dedos se clavaban en mi piel.

Sosteniendo en alto su rostro para mirarlo seque sus lagrimas, -buen día mi amor.- Hoseok soltó una risa nerviosa que llegó a sus ojos y respiró entrecortadamente, -Hola, acaricio mi mejilla y luego posó su vista en mis labios mientras los delineaba con la punta de sus dedos,... ¿y ahora qué sucederá?-

Inclinándome hacia abajo lo besé castamente, -ahora te llevaré a la cama para hacerte el amor, luego comeremos algo y pasaremos el resto del día juntos disfrutando de cada minuto hasta que sea la hora de dormir nuevamente... así lo quieres.-

Estirándose apenas juntó nuestros labios en un apasionado beso que nos subió el calor, me levanté con él en mis brazos y camine hacia el interior de la casa, -no hay nada que quiera más... cariño.- sonreí al verlo avergonzado por llamarme así.

Escondió su rostro debajo de mi cuello para que no lo viera sonrojado y reí apegándolo más a mí, estaba seguro que los dos queríamos tener una respuesta concreta a lo que estaba pasando pero decimos que no valía la pena hablar sobre ello y las dudas solo nos llenarían de preocupación.

Preferí no contarle mi sueño a Hoseok, guardarlo para mí me parecía la mejor opción, de todos modos lo fui olvidando a medida que transcurría el día, aprovechamos la noche despejada para pasear por el campo y admirar las estrellas, la fascinación no cabía en su pequeño ser.

Después de un rato volvimos a dentro, estaba preocupado de que no fuera a sentirse como en la casa pero lucía tan tranquilo y relajado como podía estar, enseguida comenzó a ordenar y acomodar a su gusto todo lo que veía a su paso, con algo de timidez al principio pero al ver que lo animaba tomó confianza.

No había nada que me gustara más que le diera su toque personal a nuestro hogar dejando su impronta en cada rincón, por supuesto todavía seguía muy débil para moverse libremente o hacer algún esfuerzo así que prácticamente me tenía siguiendo sus indicaciones haciéndolo todo.

El tiempo se nos pasó divertidos en un abrir y cerrar de ojos pero disfrutamos al máximo cada segundo, cuando Hoseok ya estaba demasiado cansado y necesitaba dormir nos fuimos a acostar, él estaba incluso más nervioso que el día anterior por qué me pidió que hiciéramos la oración.

Me asegure de que supiera que sin importar lo que pasará al día siguiente yo estaría ahí para él amándolo del mismo modo, lo admire mientras dormía tanto como pude hasta que el sueño me venció.

Desperté horas después un tanto desorientado y con temor abrí los ojos, no estaba seguro de cuánto tiempo había transcurrido pero deje que la resignación me invadiera al verlo dormir plácidamente junto a mí y cuando comenzaba a lamentarme en silencio Hoseok despertó con una sonrisa en sus labios.

Sin decir más que un cálido buen día se movió por la cama para recostarse sobre mí pecho y aferrarse a mi torso en un reconfortante abrazo, del mismo modo que lo hizo cada día de esa semana y la siguiente... y la siguiente...

No estábamos seguros de si ya todo había terminado, de si su inexplicable enfermedad finalmente se había ido tal y como había llegado por lo que solo pudimos vivir un día a la vez confiando que el mal que lo agobió por tantos años simplemente hubiera desapareció.

Aun así siempre estaba presente como un fantasma en la oscuridad, un recordatorio latente de que la felicidad era frágil y finita al igual que la vida pero cuando pasaron dos años en completa calma y normalidad pudimos al menos respirar con tranquilidad y esperar lo mejor.

-¿crees que lo entenderán?- Hoseok me estaba viendo escribir en mi teléfono, -no tendremos otra forma de saberlo que averiguandolo, le dije mientras enviaba los mensajes,... creo que cuando se les pase el shock inicial lo único que les importara es que estas aquí... sano y salvo.-

Él asintió suspirando con pesar, hace tiempo que estábamos planeado decírselo a su familia pero no estábamos seguros de cómo lo fueran a tomar, sabíamos que sería un golpe duro para ellos y que particularmente yo les debería muchas explicaciones pero Hoseok necesitaba a su familia.

Necesitaba decirles la verdad y ya no podíamos dejar que siguieran creyendo que él había muerto, -¿y si dicen que no pueden venir?- me preguntó ahora inseguro pero no podía darles ningún indicio antes de tenerlos aquí así que esperaba que unas vacaciones en el campo fueran motivación suficiente.

Además de enviarles por correos los pasajes de avión por supuesto para que no pudieran negarse, de lo contrario no estaba tan seguro de cuantas ganas de verme tuvieran estando tan ligado a la peor época de su hijo y su sufrimiento.

Pero increíblemente y para mi sorpresa Namjoon me respondió casi al instante aceptando nuestra invitación, nos miramos con Hoseok expectante y ansiosos porque ahora venía la segunda fase del plan que era incluso más difícil y peor que esta... develarles la verdad.

*

-ya están aquí.- me dijo Hoseok y salte de la cama para ponerme a su lado junto a la ventana, vimos como un taxi entraba a la propiedad, -tengo que bajar a recibirlos... ¿estás bien?, le pregunte acunando su rostro, su expresión un tanto desorbitada, los nervios nos carcomían a los dos, ya no había vuelta atrás.

...¡Hoseok!- lo llame cuando no respondió, agito su cabeza despejando sus pensamientos y asintió dándose valor y dándomelo a mí, -estoy bien, todo saldrá bien, me besó castamente y me apresuro a bajar,... amor, me frenó antes que dejara nuestro dormitorio y corrió hacia mí para besarme más intensamente.

La bocina del auto resonó en el silencio haciéndonos sobresaltar a los dos y separarnos, riendo Hoseok me empujo fuera por los hombros obligándome a caminar, baje rápidamente las escaleras y me precipite hacia la puerta de entrada.

Cuando abrí todos voltearon a verme, -¡llegaron!, me sentí un idiota al mostrarme tan efusivo pero a nadie pareció extrañarle, de hecho todos estaban alegremente sonriendo,... Jin tanto tiempo, pero mírate tú no envejeces- le di un rápido y fuerte abrazo haciéndolo reír.

Namjoon se metió entre medio de los dos corriendo a Jin y abrazándome dolorosamente, -sin tantos halagos o me pondré celoso.- golpee ligeramente su hombro, -cállate, tú también te vez bien ¿acaso hiciste ejercicios?- por la sonrisa sonsa y tímida que me dio supe que sí.

-si supieras que al principio huía del gimnasio, dijo Jungkook bajando las maletas que estaban en el maletero del auto,... ahora me no deja faltar un solo día.- me estiro la mano pero lo atraje en un abrazo, -vaya tú sí que creciste mocoso, dije palmeando su espalda.

... ¿Qué le dieron de comer a este niño?- agitándose se soltó de mi agarre, -a mí.- dijo seriamente Yoongi todavía dentro del taxi con uno de esos ventiladores a batería, todos nos reímos excepto Jin que rodó los ojos y negó con la cabeza, -Yoongi ven aquí a saludar como corresponde niño.-

Resopló ante el reto pero bajo igualmente para estrecharme la mano, -es bueno volver a verlo doctor Kim.- dijo honestamente, -a veces creo que solo Jin puede controlarlo.-me murmuró Namjoon mientras tomábamos las maletas para entrar a la casa.

-y ayuda a entrar las cosas.- le siguió reprendiendo el mayor haciendo que tuviéramos que ocultar nuestra risa, -ya oí, ya oí.- dijo Yoongi arrastrando lo que parecía ser su propia mochila que Jungkook terminó por tomar junto con otros dos bolsos.

-wow... dijeron todos al mismo tiempo cuando entramos a la sala,... su casa es hermosa doctor Kim.- dijo fascinado Jungkook observando la decoración de Hoseok, -gracias pero por favor ya no me llamen doctor Kim me hacen sentir más viejo de lo que soy...

...pónganse cómodos les traeré algo para tomar.- fui hasta la cocina y tomé de la alacena los vasos necesarios junto a una bandeja, -me obligo a ayudarlo, dijo Yoongi entrando sin ganas,... ¿en que lo ayudó?- -puedes tutearme Yoongi, le dije sonriendo y le señale el refrigerador.

... pasame la jarra de limonada.- trayéndomela comencé a llenar los vasos, -¿sabe hacer limonada?- preguntó sarcástico, -... no.- le respondí carraspeando porque de hecho Hoseok la había preparado, Yoongi me miró curioso pero no dijo nada. 

Incluso cuando su vista cayó en la mesada donde había dejado olvidadas nuestras tazas del desayuno y tuve el fuerte impulso de salir corriendo por suerte permaneció en silencio porque no tendría ninguna buena explicación para darle.

Él solo me dio una mirada cómplice y divertida mientras volvíamos a la sala, suspiré maldiciéndome internamente por no haberme percatado de esos detalles pero para esta altura la esencia de Hoseok estaba impresa en cada rincón de la casa.

Esperaba que no se percataran de nada más pero me encontré sudando frío cuando Jin probó la limonada y su rostro se desfiguró por completo, incluso se quedó aún lado en silencio contemplándolo con tristeza como si hubiera descubierto la verdad solo a través de un viejo recuerdo.

Sentí pena por él pero por el momento solo procure que se instalaran adecuadamente para que descansaran un rato, por suerte había dos habitaciones en la planta baja para que tuvieran su propio espacio.

Después de aproximadamente una hora y sin soportar más la ansiedad los llame con la excusa de comer algo para que se reunieran todos en la sala, -solo compre unos sándwich en la noche pensaré algo mejor.- les dije nerviosamente sin poder disimularlo.

Jungkook y Yoongi ya se encontraban comiendo, -¿tú no comes?- me pregunto Namjoon mordiendo la mitad de uno en un solo mordisco, -ah sí, tengo que buscar algo arriba... enseguida vuelvo.- me fui frotándome la nuca y forzándome a tragar saliva mientras subía las escaleras.

Mis manos temblaban incontrolablemente, mi boca estaba seca y mi estómago se apretaba en un doloroso nudo, soltando el aire contenido entre a nuestro dormitorio, Hoseok que estaba sentado en la cama y en cuando noto el movimiento de la puerta se paro rápidamente y vino hacia mí dejando que lo envolviera en mis brazos.

Lleve mis manos a su trasero y lo apreté contra mi mientras lo besaba desesperadamente, al separarnos sus brillantes ojos verdes me miraban cautelosos, -es hora.- le dije simplemente y él asintió con su rostro palideciendo, sin importar lo que pasara ahora ya no había vuelta atrás.    

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top